09 julio 2024

QUIMANTÚ Y LA REVISTA QUE NUNCA EXISTIÓ





Despertó tanta curiosidad que terminó exhibida en la muestra "Cómo diseñar una revolución, la vía chilena al diseño", atracción final del gran muro que mostraba la totalidad de las portadas de libros y revistas que Quimantú editó entre 1971 y 1973. Es la maqueta de la "Revista de los jóvenes trabajadores" cuya única diferencia con otros números cero es que fue impresa, en algunas pocas decenas de ejemplares. Que se perdió en el tiempo, dado que la revista nunca llegó a publicar su número uno.


Es que al ser sometida a los Comités de producción de la empresa, despertó dudas, tanto por el alto costo que implicaban las cuatro tapas a todo color, como por la extraña definición de que debía tener algunos artículos escritos a mano pues la letra de imprenta era vista, por algunos, como ajena a los jóvenes trabajadores.

Se quería una publicación juvenil diferente a la "burguesa" revista RITMO, de Lord Cochrane -editorial de Roberto, el hermano de Agustín Edwards, propietario de El Mercurio- y distinta de ONDA, la respuesta de Quimantú dirigida al mismo público, con algunas temáticas similares pero sin perder Ritmo en portada, con una comprometida historieta cuyo guión fue encargado al escritor mapucista Carlos Olivárez y el diseño de portada al artista Carlos Rojas. Su lema: "Hoy es el primer día del resto de tu vida". 

Para graficar el proyecto del área de publicaciones infantiles y educativas se resolvió imprimirlo. En total había máquinas en cantidades y qué mejor que mostrar el producto final. En esas discusiones estábamos los trabajadores de Quimantú, cuando bajo nuestras narices, es decir en nuestras impresoras comenzó a aparecer RAMONA, revista juvenil del Comité Central de las Juventudes Comunistas. Que reunía varias de las premisas que se esperaban de la Juvenil Obrera. Como tantos sueños editoriales, el proyecto no avanzó ni se supo más de él, 

Hasta que el diligente arquitecto Hugo Palmarola, una de las cabezas creativas de "Cómo diseñar una revolución..." se empezó a obtener un ejemplar para su exposición, que permaneció varios meses en el Centro Cultural de La Moneda durante 2023, convirtiéndose en una de las muestras más relevantes de la conmemoración de los 50 años del golpe militar.

Se enteró, Hugo, que entre mis archivos reposaba un ejemplar. Ni corto ni perezoso llegó hasta mi casa y respetuosamente lo solicitaré ofreciendo el contrato y seguro correspondientes, como en las exposiciones internacionales; muy bien ejecutados por los eficientes equipos del CCLM.

Visité varias veces la muestra completa, siempre finalizando en el último de los impresos de la gran sala poniente, que ocupaba un lugar de honor. En uno de esos recorridos, me asaltó la pregunta: ¿Y después de esto? ¿Qué? 

Difícil imaginar un destino para una revista "estrella" tan poco conocida como reveladora.

Recordé que, en 2022, había donado parte importante de los documentos de mi trabajo como gestor cultural y elaborador de políticas culturales, al Archivo Nacional, los que fueron recibidos con entusiasmo pues, para mi sorpresa, no existía en el allí una sección de Cultura, debido a la ausencia de un órgano de la administración dedicado a ello, o sea, un ministerio (  https://arturo-navarro.blogspot.com/2022/06/el-dulce-encanto-de-donar.html  ).

Esperaba entonces que, a fines del verano recién pasado, me llegaría, cuidadosamente forrada en papel seda, el ejemplar famoso y lo ofreció a las gentiles profesionales del Archivo Nacional.

Por cierto, había que programar una cita formal, para hacer entrega, firmar el Acta de Recepción y relatar la trayectoria de éste sin documento.

Lo que ocurrió al mediodía de un frío martes 9 de julio de 2024, cuando me dirigí -Metro mediante- a Miraflores 50 a depositar la revista, en el mismo inviolado envase en que me la entregará el CCLM.

La recibió la archivera Geraldine Aracena, no sin antes enfundar sus manos en teniendo guantes celestes.

Los mismos que no le impidieron redactar, con respeto y devoción, el solemne acto que dejaría para siempre la revista que nunca existió en poder del Archivo Nacional de Chile, "institución pública del Estado, creada en 1927 con el fin de reunir y conservar los archivos de los Departamentos de Estado y todos los documentos y manuscritos relativos a la historia nacional, y atender a su ordenación y aprovechamiento".

Otro vestigio de la historia de una empresa de propiedad de sus trabajadores que aportó a nuestra cultura más de una década de millones de ejemplares de libros y revistas, en solo tres años de vida.


 

24 junio 2024

GESTION CULTURAL ABRE CAMINOS EN LA ACADEMIA


Tendrían que pasar casi tres décadas para que, con no poca satisfacción, quienes buscan investigar en gestión cultural a nivel universitario en Chile pudieran ver resultados de sus empeños, bellamente impresos en papel. No podía ser menos que ello aconteciera en la sede central de la Universidad de Chile, casa de estudios que -como en otras disciplinas-, ha encabezado la profesionalización de variados oficios.

La tarde del 19 de junio de 2024 no fue cualquier tarde. Se respiraba tensión. El ingreso a la casa central, estaba dividido en dos caminos, a la izquierda, una mesa ocupada por estudiantes que desconocían antecedentes de la presentación en la sala Enrique Sazíé y pretendían registrar a quienes se dirigían al patio ocupado Ignacio Domeyko. A la derecha del invitado, el registro habitual de ingreso a la universidad, con el grabado electrónico del carnet de identidad, que recibía amablemente a las decenas de gestores culturales que deseábamos ansiosos tener en nuestras manos la anunciada revista.

En la sala Sazié, un nervioso director de la revista y director de Extensión de la Universidad, Fabián Retamal, recibía con amabilidad a los que seríamos público y a las presentadoras: Regina Rodríguez y Nivia Palma. Dos gestoras con vasta experiencia, que calibrarían, desde ella, los contenidos de la publicación.

Bien escogidas, Regina hablaría desde sus experiencias como gestora tanto en España como en Chile, en la actualidad dirigiendo con acierto uno de los más potentes centros culturales del país: el del Palacio de La Moneda. Nivia, desde su doble condición de elaboradora de políticas culturales y gestora cultural pública tanto en Fondart como en la DIBAM.

Una mesa con una treintena de ejemplares de la revista guiñaba el ojo a los asistentes que seguíamos con atención a las presentadoras. Hasta que, en el patio vecino, estalló una ceremonia mapuche que contaminó acústicamente las intervenciones y -curiosamente- trajo a la memoria de los mayores, algunos episodios similares de los cabildos culturales que convocaba Claudio Di Girolamo desde su entonces posición como Jefe de la División de Cultura del Ministerio de Educación, antecedente del Consejo Nacional de la Cuiltura y las Artes.

Nivia tuvo la delicadeza de mencionar a cada uno de los redactores de los doce artículos de la flamante revista comentando lo, que a su juicio, era lo más relevante. De pronto, deslizó una pregunta que impactó: ¿Cuántos de los estudiantes que se han formado en el Magister en Gestión Cultural que celebramos, tienen trabajos en lo que fueron formados? 

La respuesta de los asistentes no fue positiva pero constituyó a la vez un desafío para la siguiente década. Ojalá coronada por publicaciones impresas tan cuidadas como la que se presentaba.

Sin embargo, motivó también una necesaria distinción entre las tres corrientes que han caracterizado el desarrollo de la gestión cultural chilena, desde su aparición en los años 90.

La primera es que, en estas más de tres décadas, son muchos los que han trabajado en gestión de la cultura -en espacios y organismos tanto públicos como privados-, haciendo de la experiencia en ello, un relevante aporte. La que hace falta también darse a conocer, sin desmerecer que el factor experiencial puede contribuir a la segunda corriente, la académica; que es la que mayoritariamente nutre la publicación presentada.

Y la tercera corriente, quizás la más importante y necesaria, es la de los elaboradores de la política a seguir en cultura, los policy makers, en su versión en inglés.

Destaco su necesidad pues nos enfrentamos a una inédita coyuntura en la que se abre una perspectiva de ampliación sustantiva del financiamiento público a la cultura, sin que exista claridad sobre el destino de tales recursos, con el severo riesgo de seguir la inercia de "más de lo mismo".

Cabe entonces convocar a una gran discusión en la que tanto los académicos como los gestores experienciales y los interesado en formular políticas, resuelvan el futuro.

No es difícil encontrar en la historia reciente, ejemplos al respecto. El primero, cronológicamente, fue el caso de la profesión de Periodista, cuyo camino se inició desde la práctica, pasó a agrupaciones gremiales, luego a escuelas de formación universitaria y, finalmente, a facultades más complejas, de Comunicaciones.

En nuestra propia área, el caso del Encuentro de Políticas Públicas, Legislación y Propuestas Culturales en el Congreso Nacional, a fines de los 90, fue una práctica en que parlamentarios y varias centenas de creadores, gestores y patrimonialistas forjaron las bases del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, política pública que también requiere una académica evaluación.

En síntesis, una revista que llena un vacío y abre perspectivas y proyecciones, como lo señala su  atractiva portada.


01 junio 2024

CUENTA DE BORIC EN CULTURA: 1% = 100%



Un fantasma recorre el mundo de la cultura, desde hace años, sin respuesta. Fue reiterada por el Mensaje Presidencial del 1º (otro uno) de junio de 2042, fijada a las 11 horas (dos unos más). Se trata de insistir en que la solución a todos los problemas de la cultura se resolverían con una glosa presupuestaria equivalente a una centésima parte de lo que gasta anualmente el gobierno de Chile.

Hace algunos años, hacia fines de la dictadura se instaló en este mismo mundo otra cifra: la del IVA. Que si se eliminara el impuesto al libro se resolverían los problemas del sector editorial y Chile volvería a ser el país lector de los buenos tiempos de Quimantú.

Las autoridades de la época resolvieron de raíz la campaña que ya se hacía molesta: No se suprime el IVA al libro porque ello traería complicaciones al sistema impositivo imperante, dijo el Ministro de Hacienda, Alejandro Foxley. De acuerdo, dado que el IVA al libro no constituye una cantidad significativa de los impuestos, ¿lo devolverías para crear un Fondo de fomento a la lectura?, dijo el Ministro de Educación, Ricardo Lagos.

Santo remedio. El equivalente a la recaudación fiscal por IVA al libro se traspasó a un flamante Consejo Nacional del Libro, de composición transversal y representativa del sector que adjudicaría los recursos a quienes, mediante proyectos concursables, lo solicitaran.

Así, escritores, libreros, editores, profesores, bibliotecarios, distribuidores, importadores y un (otra vez el 1) representante del Presidente de la República reunidos en Consejo Nacional asignarían fondos a sus pares, girando contra un Fondo Nacional del Libro y la Lectura, creado por Ley. 

Del llanto de eliminar el IVA, nunca más se supo y el sector se llenó de iniciativas de fomento lector; concursos de escritura; creación de bibliotecas; ferias de libros, y cuánta idea naciera del creativo mundo editorial.

Hasta que una honrosa invitación a la principal feria mundial, la de Frankfurt, cayó en manos de una autoridad y no del Consejo del Libro. Y el propio Presidente de la República debió salir a reparar el pecado de ignorancia de su secretaria de Estado.

Para evitar un bochorno similar, aún es tiempo de determinar, participativa y transversalmente, a qué se destinaría la eventual triplicación -en menos de dos años- del presupuesto cultural de Chile.

El Presidente lanzó dos ideas:

"Entregar financiamiento directo a ferias, festivales y agrupaciones de trayectoria probada, como la Orquesta de Niños del Altiplano en Antofagasta, el festival de Jazz en Valparaíso, la Bibliolancha en Chiloé, la Furia del Libro en Santiago, Cielos del Infinito en Magallanes, Teatro Puerto en Coquimbo, o el Festival Internacional de Cine de Valdivia". Responde a la demanda por aportes directos a iniciativas de más de diez años de existencia.

"Un pase cultural ... al cumplir 18 años y personas mayores que tienen la PGU al cumplir 65 años, de 50 mil pesos para utilizarlos en salas de cine, teatro o librerías". Un aporte que puede ser significativo para las industrias culturales.

Sin embargo, el uso del 1% requiere de más análisis y la participación de los incumbentes que definió el propio Boric: 
"las y los artistas, cultores y gestores culturales que trabajan por mantener viva nuestra cultura, en conjunto con el apoyo del Estado y la sociedad civil en todas sus formas".

No pongamos la carreta delante de los bueyes, o, como dijo Bárbara Negrón, el 2 de junio, en El Mercurio: "se requiere terminar de implementar la institucionalidad para poder recibir estos recursos y rindan lo que tienen que rendir. Si no, el ingreso de recursos puede mas bien desestabilizar".

Además del 1%, el Presidente anunció la recuperación de dos medidas nacidas en administraciones anteriores:

Completar el Centro Cultural Gabriela Mistral "como fue ideado e iniciado durante los gobiernos de la Presidenta Bachelet... un gran centro nacional de excelencia para las artes escénicas y musicales... tal como fue concebido durante el gobierno del Presidente Allende en 1971". Reconocimiento a quienes lo antecedieron con un plan que, como muchos países avanzados, destinan edificaciones inicialmente para relevantes eventos mundiales, que luego van a fortalecen la infraestructura cultural. Proyecto retomado en 2006 por la Presidenta Bachelet que implica instalar el Centro Nacional de Artes Escénicas y Musicales aprobado por la Convención Nacional de Cultura, cuando ésta tomaba decisiones vinculantes.

Y agregó una iniciativa que, desde los noventa, apoyó una veintena de producciones cinematográficas nacionales:"El Fondo de Banco Estado para el Fomento del Cine Chileno que se extenderá por primera vez al teatro". 

Anunció el envío de dos proyectos de ley: un necesario aporte a TVN, a través de un "Fondo de reserva para la modernización del canal estatal, fortalecer sus centros regionales, su canal cultural e infantil y su señal internacional, junto a la creación de una radio pública y desarrollo de su formato multi plataforma". Y una nueva legislación de beneficios tributarios, "a empresas extranjeras para posicionar a Chile como un lugar atractivo para las producciones y coproducciones audiovisuales".

Una Cuenta al país que deja tareas y esperanzas al mundo de la cultura, con una clave: el 100% de las preocupaciones seguirá siendo ese 1%.

Hasta que deje de ser un fantasma y se convierta en una feliz realidad.

13 mayo 2024

AHORA EN eBOOK E IMPRESION BAJO DEMANDA


 

El modelo chileno de desarrollo cultural. Un texto único en su género, que explica cómo Chile es pionero en América de una institucionalidad que se basa en los consejos de las artes del mundo sajón, sin descartar lo interesante del modelo francés y buscando aplicar  aspectos relevantes del sistema existente en los Estados Unidos.

13 enero 2024

"YO FUI UN INSTRUMENTO DE LOS CONSEJOS DE TODOS LOS COMPAÑEROS DE QUIMANTÚ"




 

PERIFÉRICA internacional, revista de la Universidad de Cadiz, publicó, en su edición número 24, del 10 de enero de 2024, una extensa entrevista, realizada en 2023, por la profesora chilena Ignacia Saona, coordinadora de proyecto “Red en Artes y Humanidades” de la Universidad de La Frontera, que me dio la oportunidad de compartir mis casi 50 años de experiencias en gestión cultural con sus lectores.


Particularmente aquellas en la Editora Nacional Quimantú; en el Centro Cultural Estación Mapocho; en la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, junto con analizar la situación y las complejas perspectivas actuales del Ministerio de las Culturas.

 
Pueden acceder a su versión completa en el siguiente vínculo:





Que la disfruten.

13 noviembre 2023

QUEMA DE 15 MIL LIBROS DE GGM, EN LA TV EUROPEA




El canal europeo ARTE emitió recientemente -en francés y alemán- un reportaje, sobre el luctuoso episodio de la quema, en noviembre de 1986, de 15 mil ejemplares del libro "Miguel Littin clandestino en Chile" de Gabriel García Márquez editado por Oveja Negra y enviado entonces por mar a su representante en Chile.

En medio de hermosas imágenes de Valparaíso, la periodista Laure Philipon reconstruye, en siete minutos, lo entonces acontecido:  https://www.youtube.com/watch?v=athgL6l9uBw

El reportaje fue grabado el 20 de febrero de 2023 por un equipo de http://arte.tv/ enviado especialmente a Chile, en el muelle Prat, la Plaza Sotomayor, y el Café La Rotonda.


08 noviembre 2023

CENECA O CÓMO INVESTIGAR LA PRENSA EN DICTADURA

 

Foto UNAB



Quiso INCOM Chile, la AG de los investigadores en comunicaciones, conocer, en la inauguración de su noveno Congreso, la experiencia chilena de investigación en el rubro entre 1973/1984. Para ello quiso centrarse en la experiencia del CENECA. A continuación, el texto completo de la charla inaugural del 8 de noviembre de 2023.


En primer lugar, agradezco esta honrosa invitación de los investigadores en comunicaciones y manifiesto mi alegría de volver a la UNAB, donde hice clases, de “libro periodístico” cuando esta escuela recién nacía, a inicios de los noventa. Me veo en la obligación panamericana de señalar que ese particular ramo se basó principalmente en un libro que acababa de editar, en Editorial Planeta: “El caso Rojas” de dos jóvenes periodistas deportivos que comenzaban su carrera: Marco Antonio Cumsille y Harold Mayne-Nichols. .


Esta charla está basada en la experiencia personal entre los años 1973 y 1984, que implicó investigar, obviamente sin una posición académica ni rentada, compartiendo tiempo  con mis trabajos en el Comité Pro Paz, la Vicaría de la Solidaridad, APSI, radio Cooperativa, editoriales. Andina y Oveja Negra.

Por ejemplo, una hepatitis rigurosa que me obligó a guardar casi un mes de cama, me permitió escuchar, identificar en el dial y sus horarios, a todos los informativos radiales.

Un trabajo de control de circulación en editorial Andina, permitió acceder a cifras relevantes de venta de revistas.

El rol de delegado de APSI en la Asociación Nacional de la Prensa permitió conocer a los representantes y características de la propiedad de la prensa regional.

La experiencia previa en Quimantú me facilitó reproducir el cuadro de diarios y revistas que - en su totalidad- participaban de la llamada lucha ideológica de la época de la UP, situación más que obvia debido a la reforma constitucional de multas de 1970 que aseguro que los Los partidos políticos eran propietarios de medios escritos de comunicación.

Por ello, me parece indispensable comenzar por hacerles una breve síntesis de cómo funcionó el sistema de prensa hasta el 11 de septiembre de 1973.

En primer lugar, existía libertad para emitir, sin censura previa, opiniones y noticias a través de cualquier medio de comunicación social. No era delito sustentar ninguna idea política.

En segundo lugar, los partidos políticos y las universidades tenían preferencia para poseer medios de comunicación, sin perjuicio de que se garantizara por igual ese derecho a cualquier persona natural o jurídica. El estado y las universidades eran los únicos titulares del derecho a manejar estaciones de TV.

Esto generó una proliferación inédita de revistas y diarios que colmaban los kioscos y, a la vez, permitían, de una ojeada no solo informarse sino conocer la postura de todos los actores políticos respecto de un tema determinado.

Para no entrar en detalles les recomiendo un cuadro que elaboré en 2000 para una mesa redonda en la UAH, que copio de un artículo de este mismo blog titulado: "La prensa chilena en tiempos de cólera".




En medio de esta multitud de portadas, las tiradas de los impresos partidarios del gobierno superaban levemente a aquellos de oposición. Por ello no es casualidad que uno de los primeros objetivos de la dictadura, al asumir, fue clausurar toda la prensa vinculada a partidos y quemar (si, quemar) libros de Quimantú (uno de cada dos libros vendidos en Chile llevaba ese sello). 

Además de intervenir militarmente las universidades, lo que le permitió controlar todos los canales de TV pues TVN era por definición, gubernamental.

Así, a fines de 1974, el sistema de prensa se simplificó quedando solo medios del gobierno (La Nación, Gabriela Mistral, Ed Jurídica); de empresarios privados afines al gobierno (El Mercurio, Copesa, Ercilla, Lord Cochrane y Qué Pasa), y prensa de iglesia (Mensaje).

No obstante, esta “pacificación” de los medios, sólo duró hasta 1976 cuando aparecen -a pesar de las dificultades que la autoridad imponía para su creación- medios no oficialistas como el Diario de Cooperativa; APSI; Solidaridad y HOY.


Muy pronto, se crea también el primer centro de estudios de la cultura y las comunicaciones:
 “El Centro de Indagación y Expresión Cultural y Artística (CENECA) que fue una institución de investigación sin fines de lucro cuyo propósito fundamental fue reunir a una serie de profesionales —sociólogos, comunicadores, antropólogos, historiadores, animadores socioculturales y literatos— para reflexionar e investigar los procesos culturales y de la comunicación que estaban surgiendo durante los años posteriores al golpe de Estado de Septiembre de 1973”. (ver www.Archivoceneca.cl )

Fue conocido como la “EAC en el exilio”, expresión que merece una explicación.

La reforma de la Universidad Católica iniciada el 11 de agosto de 1967 había permitido la creación de nuevas unidades académicas y centros de estudios en diversas áreas (CEREN, ciencias sociales; CIDU, urbanismo; Escuela de Artes de la Comunicación.


Obviamente, el rector delegado por la dictadura revirtió estas iniciativas del rector elegido, Fernando Castillo Velasco y los académicos desvinculados se fueron agrupando en ONG fuera de la universidad.


CENECA, que se inició bajo la protección del Cardenal y su Academia de Humanismo Cristiano, convocó a profesionales y académicos que aportaron sus proyectos y apoyaron la obtención de recursos básicamente en el exterior.


Ello implicaba que muchas de las fuentes de financiamiento, vinculadas a partidos políticos en su mayoría europea, requerían el respaldo de partidos políticos locales.

Así, se fue posicionando como “el” centro donde la oposición a la dictadura -más cercana al MAPU y la IC- iba a desarrollar las políticas comunicacionales y culturales que algún día, cuando la dictadura terminara, podrían ser aplicadas. Compartía esa condición con centros como ILET vinculado al PS y CED, cercano a la DC.


CENECA tuvo muy tempranamente una impronta institucional como entidad abierta y auto exigente.

Entonces comenzó una serie de seminarios de democratización de la cultura, con los socios mencionados, bajo la premisa de recorrer tres etapas: investigar, discutir y formular políticas.

Dado que tenía un sustrato político muy fuerte, por ejemplo, en una entrevista con Tomás Peters que se puede encontrar en la página del Centro para las Humanidades de la UDP, la socióloga María de la Luz Hurtado confiesa que el mismo día en que se le ofreció la secretaría ejecutiva de CENECA, se la invitó a militar en el MAPU.

En esa misma entrevista, Hurtado reconoce que el trabajo en CENECA debía ser a la vez “creativo e integrador”.

Yo agregaría, productivo, ya que llegó a tener 120 publicaciones en su modesta presentación a mimeógrafo y portadas similares, muchas veces corcheteadas por los propios investigadores. 

Todo, incorporado al mundo virtual gracias al trabajo del sociólogo Tomás Peters, en Berlín. 


Debo reconocer que el primer texto para mi investigación en CENECA, nació a altas horas de fin de festival de la canción de Viña, en una madrugada de verano de 1974 cuando en humorista Bigote Arrocet, arrodillado en el escenario, cantó Libre...

Me pareció tan grotesco el gesto que comenzó a escribir sin destino imaginado, la suerte que habían corrido los medios de prensa luego del golpe militar, lo que se convirtió más tarde en el capítulo “El desmantelamiento de la prensa política” al que siguió “La necesidad de una prensa no oficialista” y luego, ya refiriéndome a 1976, los primeros medios no oficialistas.

De este modo, revistas como APSI, HOY o Solidaridad, nacen un año antes que CENECA pero cubriendo un ámbito ideológico muy similar: el espíritu de la reforma universitaria de 1967, su inspirador en Cardenal Raúl y su rector, Fernando Castillo Velasco, junto a una pléyade de arquitectos que lo secundaban (Ricardo Jordán, Eduardo Cuevas, Eduardo San Martín, Víctor Gubbins y otros) y un sociólogo y dramaturgo, David Benavente.

Es decir, como respuesta a dos clausuras tanto en la universidad católica -EAC, Ceren, CIDU- como en el sistema de prensa.

En ese contexto, y compartido con la experiencia de trabajo periodístico en APSI y Solidaridad, fue posible continuar la inspiración/indignación que debo a Arrocet, que finalmente se convirtió en investigación, debate y propuesta de políticas de comunicaciones para el retorno a la Democracia.


Una gentil invitación de la dictadura a dejar la dirección de APSI, bajo amenaza de ser expulsado del país, en agosto de 1981, me llevó a ser acogido por un buen amigo, en Editorial Andina, líder en revistas femeninas (editaba cinco) y venta de publicidad para ellas; de modo que pode conocer por dentro el sistema de distribución de publicaciones tanto a nivel nacional como internacional.

Incluido el entonces misterioso sistema de venta de libros en kioscos, sea de manera autónoma o complementando revistas, como ocurrió con una fina colección de libros de alto valor literario que regalamos con revista Vanidades, gracias a un proyecto de Jorge Barros, editor de Pehuén.

Antes, había aprendido una lección de un ex "quimantusino" que ahora trabajaba como gerente en distribuidora Continente, a quién recurrí cuando comenzábamos a publicar, en APSI, temas nacionales y la crisis económica nos llevó a pensar en la distribución a kioscos de la revista para complementar las suscripciones y reemplazar los casi inexistentes avisos, cuestión, muy compleja por la alta tirada -y el correspondiente alto costo que implicaba- que el colega solucionó con una frase: ¿dónde saca más votos el partido socialista? – Iquique, Antofagasta, Punta Arenas... comencé a recordar

-Entonces haremos un tiraje corto, para esas localidades.

Simple, con una tirada no superior a los tres mil ejemplares, cubrimos los kioscos de esos reductos.


A poco andar, Continente -vinculada a Zigzag- se asoció con los otros grandes editores de revistas: Lord Cochrane y Andina y crearon Alfa, que se convirtió casi en monopólica.

Allí partía semanalmente, a verificar las ventas de Vanidades, Buenhogar, Ideas, Tú, The Ring, Harper ́s Bazar y algunas más. Por cierto, aprovechaba de tener largas conversas con el gerente de Alfa, Arnoldo Croxato, y de participar de sendas reuniones habituales con kiosqueros para tomar el pulso a la exhibición, ventas y sobrantes...

Gran negocio, los sobrantes. Lo que no se vendía en Chile, partía a Uruguay, Paraguay y Bolivia. Al final, de las revistas de Andina no quedaba nada.

Como tampoco quedó nada de revista TÚ (dedicada a las lolas) cuando fui enviado a Punta Arenas a hacer un plan piloto de promoción con el regalo de un sobre de Sarah Key, que muy económicamente nos vendía un declinante (entonces) Panini.

¿Porqué Punta Arenas? Por dos razones, era exactamente el 10% del mercado nacional de venta de revistas (no de la población, que es bastante menos, sino por tener menos horas de luz solar, se lee más que en localidades más asoleadas) y había un solo gran distribuidor para toda la provincia: el refugiado republicano español Florentino Fernandez, dueño además del cine y padre del ministro del interior, Sergio Fernández.

Lo de Sarah fue un éxito y desde esa prueba, TÚ comenzó a circular con sendos sobres adheridos a la portada. 

Nada ha cambiado mucho ¿conocen el álbum del mundial de futbol, no? También de Panini.

De Punta Arenas salté a Uruguay, Paraguay y Bolivia, lugares de reciclaje de revistas de devolución. La misión era que no quedase ejemplar alguno.


Los buenos resultados, llevaron a que desde otra empresa en la que participaba Andina, me contrataron para circular en Chile “La máquina del cuerpo”, libro del famoso doctor sudafricano, Cristian Barnard, el de los transplantes de corazón. Tampoco quedó ni la muestra: primero circulamos por kioscos del 1 al 16; luego, con los sobrantes, circulamos del 16 al 1.


El prestigio y conocimiento del sistema de prensa llevó a que apareciera por Andina, el dueño de la famosa editorial Oveja Negra de Colombia, Vicente Katarain, precedido de la fama que era la editorial que publicaba a García Márquez, el que se rumoreaba habría sido uno de sus fundadores.


El proyecto era mayor: distribuir libros y solo libros en kioscos, en colecciones de cien títulos.

Así fue como me encargué, primero de promocionar -con un suplemento exclusivo en El Mercurio- los cien Best sellers ("Tiburón", por ejemplo) y luego las cien Grandes aventuras.


La aventura terminó con otra: “La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile” y 15 mil ejemplares quemados en Valparaíso, en noviembre de 1986. 

Pasó que Katarain me ofreció quedarme como representante de la Oveja en Chile e instalé tienda propia, abandonando Andina en la que aprendí mucho y me dio, además, tiempo para escribir el estudio para CENECA que nos ocupa.


Lo que no pensó mi nuevo jefe fue que al dictador no le haría gracia que enviaran desde Colombia, a mi dirección, comercial y particular a la vez, miles de ejemplares de ese libro que Littin narró al Gabo y que éste no vaciló en convertirlo en novela, como tampoco Katarain lo pensó dos veces y me endilgó, por barco, los 15 mil ejemplares.

Por cierto, no consideró que estábamos en Estado de sitio y que la autoridad militar de Valparaíso -el almirante Hernán Rivera Calderón- ordenara incautar la correspondencia dirigida a este servidor y luego, quemarla.


Me extendí en los años solicitados y llegué hasta 1986... cuando comenzaba a florecer el proyecto de diario La Época, que llegó a los kioscos en marzo de 1987, junto con Juan Pablo II, el Papa.


Allí seguí aprendiendo, llegando a ser editor de la revista semanal, gerente comercial y editor del suplemento Literatura&libros.


En este apasionante mundo del sistema de comunicaciones, nunca se termina de aprender. Lo bueno, que agradezco, es que ahora puedo compartir la experiencia con estudiosos como ustedes.


Quedo a vuestra disposición por si algo de ella les parece de interés.


19 octubre 2023

APSI Y LOS FUTUROS PERIODISTAS

 


Foto Jean Laude

Foto Jean Laude
        

Habitualmente y desde hace siete años, las universidades de Valparaíso que tienen escuelas de periodismo -Playa Ancha, PUCV, Viña del Mar y Adolfo Ibañez- organizan una jornada que reune, alrededor de un tema a los estudiantes de los cuatro planteles. Este año, los organizadores quisieron recordar la experiencia de revista APSI, creada en 1976, que fuera la primera publicación autorizada bajo dictadura... con condiciones.


La cita, bajo el título "Hacer periodismo en tiempos históricos" fue el viernes 6 de octubre en una desbordante cineteca de la Universidad Católica de Valparaíso, ubicada junto a su casa central de avenida Brasil. 

Para participar se requería inscripción previa, la que daba opción de formular preguntas al hacerlo. 

Como toda actividad que lleva años, tanto la inscripción como la asistencia y la organización fueron ejemplares. Y el interés de los futuros periodistas, que llenaron la sala en sus dos niveles, fue digno de la profesión escogida.

Comencé la exposición proyectando la credencial de Director de APSI, que cumplía dos objetivos: relevar la importancia que tenía, en dictadura, exhibir documentos que acreditaban la misión profesional y -gracias a la fotografía- indicar que cuando emprendí la tarea que nos ocupaba tenía más o menos la misma edad de los asistentes.

Luego, desarrollé las farragosas diferentes etapas para la creación, en 1976, de una revista: solicitud de permiso a DINACOS -Dirección de Comunicación Social- que debía considerar un director responsable, chileno y periodista; esperar la respuesta de la autoridad (restringirse solo temas internacionales); luego la autorización de impresión; una vez chequeado que los originales eran idénticos a lo impreso, autorización de circulación. 

Este proceso, de censura previa, duró varios meses y se cambió luego a la auto censura, que implicaba una sistemática reunión del director responsable con el censor de DINACOS en la que éste detallaba los aspectos del número anterior -convenientemente subrayado con destacador amarillo- que no eran aceptables.

Este "diálogo" duró hasta el 7 de agosto de 1981 en que la revista fue directamente impedida de circular. Su última publicación fue la edición 105 fechada el 11 de agosto de ese año. 

Curiosamente, el académico Daniel Avendaño, que conducía la actividad, poseía un ejemplar de esta edición y me solicitó firmarlo. Fue como signar un epitafio, pero pude enseñar a los estudiantes tanto en número 1 -vía proyección- como el 105, "en vivo y directo".

La conferencia continuó explicando que la revista reapareció seis meses después con otra dirección. 

Sin embargo, lo más notable estuvo en las preguntas, algunas que habían sido planteadas al inscribirse y otras que siguieron después de finalizada la charla, durante el café.  

Las primeras demostraban interés en el porqué la motivación de hacer un medio en tan difíciles circunstancias y si en ello había sentido miedo.

Las segundas -en su mayoría bajo el formato de despacho radial, que algún profesor había encargado como trabajo académico- mostraban una preparación minuciosa del reportero, llegando incluso uno a conocer el seudónimo con que escribía en APSI, Ricardo Lagos y que yo apenas recordaba.

En definitiva, volví a enfrentar el aire marino de ese sector porteño que une las avenidas Brasil y Argentina, con la enorme satisfacción de comprobar que las nuevas generaciones de periodistas están enterados de la historia y de los esfuerzos que generaciones anteriores hicieron bajo dictadura, convenientemente estimulados por sus inquietos profesores.

Bien por todos ellos.


26 septiembre 2023

SANTA MÓNICA 2338

Foto Vicaría de la Solidaridad. Archivo y Centro de Documentación

A pocos días del inicio de la dictadura, sin haber pasado un mes desde el fatídico 11 de septiembre de 1973, a contar del del 4 de octubre, una dirección circulaba en voz baja entre los familiares de quienes habían sido detenidos desde el golpe. En medio de datos de improbables lugares que entregarían información de los detenidos, comisarías, regimientos, estadios, una casa era "dateada" con esperanza: vayan a Santa Mónica 2338, allí les escucharán.

¿Qué ocurría en esa casa de piedra en el sector poniente de Santiago?


Lo primero que se encontraba en el patio eran muchas personas que hablaban en voz baja y compartían detalles sobre lo acaecido a su familiar, luego eran recibidos por amables asistentes sociales que solicitaban un relato detallado de cada caso, que iba a ocupar una carpeta con el nombre de la víctima de la represión. 

Esa carpeta pasaba luego, internamente, a una sala donde un puñado de abogados tecleaban sin parar los recursos de amparo que debían presentarse a la Justicia cuanto antes. No había tiempo que perder.

A poco andar, las autoridades de "el Comité" -como comenzó a conocerse públicamente- encabezadas por el joven sacerdote jesuita Fernando Salas, que había sido reclutado por "el Cardenal" -como se conocía a don Raúl Silva Henríquez- desde la parroquia de la población Los Nogales, comenzaron a notar dos cosas: la gran magnitud de las detenciones y la regularidad de las características de muchas de ellas. 

Las asistentes sociales y abogados no sólo requerían mayor número de colegas para acoger esta avalancha represiva, sino también de apoyo de otros profesionales. Se encomendó esa tarea al abogado José (Pepe) Zalaquett, conocido por su capacidad organizativa.

Fue en esa etapa que -mientras esperaba en una clínica el nacimiento de mi primera hija y era tentado para hacer mi práctica de periodista en un noticiero de TV- que recibí un escueto telegrama: debía presentarme al día siguiente en Santa Mónica 2338.

Ante semejante "marraqueta", recibí a mi hija como correspondía, descarté la opción televisiva y partí a la invitación. Pepe requería encomendar a un equipo de cinco o seis personas, sistematizar la relevante información que contenían las mencionadas carpetas. Para ello contábamos con las "comodidades" del garage de la casa, muchas fichas, varias tijeras y algunos palillos (si, palillos de tejer).

Se trataba de (estábamos en la era pre computación) intervenir las primorosas tarjetas perforadas en sus bordes, con datos de las carpetas. Por ejemplo, detención en horas de la noche, por civiles no identificados, que viajaban en camionetas sin patente. En las innumerables tarjetas se introducía el palillo en determinado descriptor: las que salían adheridas al instrumento eran descartadas y las que quedaban en su lugar eran los casos que presentaban esa características.

Así se construían estadísticas que se analizaban y presentaban a las cabezas de "el Comité". Conocí a varias de ellas, como el obispo luterano Helmut Frenz. 

Helmut era hostigado por algunos de sus fieles y resolvió dar la cara en una conferencia de prensa en su propia iglesia. Antes, preparamos ese interrogatorio, en el Comité, bombardeando al pastor con preguntas como: -Señor Frenz, se dice que usted tiene dos caras... Sonriendo y acariciando su pipa respondía: -En efecto, tengo dos caras, una con pipa y otra sin pipa...

El encuentro real con la prensa fue mucho menos confrontacional que las intensas preparaciones en el Comité. Solo llamó la atención un par de "periodistas" que se identificaron como del Diario Ilustrado. Dos amables parroquianos que recibían a la prensa se extrañaron y -en mi condición de periodista- me consultaron por estos "colegas". El Diario Ilustrado dejó de existir hace muchos años, les informé... Abochornados, los presuntos periodistas se dieron media vuelta y partieron raudos dejando ver que ambos usaban sendos calcetines verdes.

Conocí también al rabino Ángel Kreiman, uno de los co fundadores del Comité, que también sufría críticas de miembros de la colectividad israelita, pero que mantuvo su respaldo solidario al Cardenal.

Conocí al locuaz obispo católico Carlos Camus, amenazado entonces por el gobierno debido a declaraciones suyas a la prensa. Mientras analizábamos cómo reaccionar ante los públicos ataques, reparó en mi nombre y me consultó si era pariente del ingeniero Arturo Navarro de Valparaíso. Es mi abuelo, respondí. Perdóneme, -acotó Camus-  fue mi profesor de cálculo en la Universidad Santa María, cuando estudiaba ingeniería química, es uno de los hombres más inteligentes que conozco pero también el profesor más aburrido.

Finalmente, la presión de la dictadura fue insostenible: fueron detenidos varios de los abogados del Comité y los funcionarios vivíamos bastante preocupados. Tal que cada día al llegar nos contábamos -como los presos en una cárcel- para saber si estábamos todos. Un día, el encargado de personal olvidó advertir que iba a pasar al banco a hacer un depósito y no se presentó a la hora de ingreso al trabajo. Por cierto, al llegar lo abrazamos mientras algún abogado rompía discretamente el recurso de amparo que ya se había preparado.

En diciembre de 1975, el Cardenal respondió al dictador que cerraría el Comité. No pasó un mes y ya había creado, en el palacio arzobispal, en plena Plaza de Armas de Santiago, la Vicaría de la Solidaridad. La misión no estaba cumplida y ahora se haría desde un órgano oficial del arzobispado de la capital de Chile.

El amplio reconocimiento que recibió y recibe el Comité, cuando se aproximan 50 años desde su creación, solo se ha visto empañado por el sorprendente cambio de nombre de la calle Santa Mónica, por el Concejo municipal de Santiago. 

El hecho ha motivado que los antiguos funcionarios se movilicen para intentar revertir tal acuerdo. Una cincuentena de ellos ha presentado, con fecha 25 de septiembre de 2023, una solicitud de reconsideración al mencionado Concejo.

Por otra parte, la concejala Rosario Carvajal ha planteado la idea de "declarar como Sitio de Memoria la casa ubicada en calle Santa Mónica 2338, por ser el lugar en el que se creó el primer organismo de derechos humanos de los familiares de las y los detenidos desaparecidos de la dictadura". 

Una vez hecha la solicitud, es el Consejo de Monumentos Nacionales —dependiente del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio— el encargado de tal declaración que, sin duda, sería muy bien acogida por el mundo vinculado a los Derechos Humanos.

La ministra de Culturas, tiene la palabra.



01 agosto 2023

RASTROS LECTORES EN CUNCUNA


Ilustración de Guillermo Tejeda en El gigante egoísta




Niños y niñas suelen considerarse destructores de libros infantiles. Este trabajo de Soledad Veliz, Ignacia Saona y Janos Kovacs, demuestra que, en el caso de la colección Cuncuna y su serie Pintamonos, editados en inicios de los años setenta por Quimantú, esta condición se revierte para convertir a los lectores en creadores de nuevas imágenes a través de sus marcas de uso y rastros lectores. Que lo disfruten.
¡Ojalá a pantalla completa!