27 noviembre 2013

MINISTERIO DE CULTURA: ¿TRIUNFO DE LA U. DE CHILE?

Foto-de-alejandrastgo-bajo-licencia-Creative-Commons 

Desde la independencia, la historia de nuestro desarrollo cultural, tiene dos grandes protagonistas -la Universidad de Chile y la DIBAM- que se han mantenido en el tiempo dándose la mano, o las espaldas, como ocurre con el MAC y el Museo de Bellas Artes. La una, el territorio de la diversidad y el pensamiento; la otra, el espacio de la verticalidad y la conservación. Las más de las veces competían mientras una se encargaba de la formación de los creadores y la difusión de las artes, la otra, mantenía museos y bibliotecas. Como veremos, la abrumadora mayoría de las instituciones culturales chilenas relevantes está relacionada con alguna de estas dos cumbres de la cultura nacional, a partir de 1929, cuando un Decreto con Fuerza de Ley del General Ibáñez creó la DIBAM.

En 1947 se produce el nacimiento de la Editorial Jurídica, que tiene entre sus dos fundadores, a la Escuela de Derecho de la U. de Chile, co-responsable de la publicación de los Códigos de la República; corporación de derecho público que acaba de tener un triste final derivado de las modificaciones en su financiamiento que introdujo la dictadura y una deficitaria administración en democracia. Sus fondos editoriales quedaron en manos de la Facultad de Derecho, a la espera de un deseable feliz matrimonio con la alicaída Editorial Universitaria.

El mismo año 47, la U. crea el Museo de Arte Contemporáneo, entonces en la Quinta Normal. Otro hito cultural, la aparición en Chile de la TV, a inicios de los sesentas, tiene entre sus canales originales al Canal 11 de la U. de Chile. No se registran editoriales ni canales de TV vinculados a la DIBAM, que sustenta una dependencia jerárquica del gobierno central, a través del Ministerio de Educación.

Con la dictadura, que fragmentó a la universidad en un conjunto de universidades regionales, se esperaba que su impacto cultural decreciera. Y así fue en un comienzo. Lentamente recobró influencia, reforzando sus elencos estables dependientes del CEAC -creado en 1987- que reciben un aporte del gobierno central equivalente al del Teatro Municipal o al Museo Interactivo Mirador (según Presupuesto Nacional 2012).

A partir de 1990, expandió su alcance con diversas iniciativas en regiones -Los Lagos, por ejemplo- incorporándose como socia fundadora de la Corporación Cultural de la Estación Mapocho y, más recientemente, de la corporación que gestiona el GAM, donde mantiene una sala de exhibiciones del Museo de Arte Popular Americano de la Facultad de Artes y perdió "por poco" la posibilidad de que su sala principal albergara a la Orquesta Sinfónica como elenco residente. Las nuevas autoridades del 2010 optaron por suspender su construcción, en un gesto incomprensible que sólo el reciente incendio del Teatro Municipal ha puesto en evidencia en su real magnitud. Sin embargo, es esperable que el retorno de la Presidenta Bachelet al gobierno reponga el proyecto en sus términos originales, con una presencia más cómoda de la U.

El reflejo institucional de la situación a que había reducido la dictadura a la Universidad de Chile aconteció en 2003, durante el gobierno de quién fuera su Secretario General, el Presidente Lagos, con la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. El Consejo asumió la misión de desarrollar las artes, manteniendo en las aulas la formación de creadores y artistas, a la que la U. agregó, la de gestores culturales, hoy a nivel de magíster. Académicos de excelencia de la U. y otras universidades han formado parte del Directorio Nacional del CNCA,

Pareció entonces que, con dos servicios públicos relacionados con el Presidente de la República a través de un mismo órgano: el Ministerio de Educación, las duplicidades y rivalidades entre la U y la DIBAM cesarían. Sin embargo, no fue así y sucesivas autoridades de la DIBAM se resistieron a ser coordinadas con el CNCA. Hasta que la cuestión dijo basta y el gobierno del Presidente Piñera que buscaba caracterizarse por la calidad de su gestión, resolvió, sin alerta previa en su Programa, asumir la tarea de crear un Ministerio de Cultura.

Los primeros escarceos fueron fatales. La autoridad pensó que aplicando argumentos como "duplicidad, des-coordinación y eficacia", el mundo de la cultura respaldaría su iniciativa. No sólo no fue así sino que surgieron amargos requiebros de que no habían sido consultados. El fracaso inicial llevó a que el entonces Ministro Presidente del CNCA se fuera sin nada que mostrar en este terreno.

Quiso la fortuna que el nuevo Ministro entendiera que si bien la figura ministerial era necesaria, nada podría lograrse sin convencer a los actores artísticos, culturales, políticos y parlamentarios. De esta forma, llegó al meollo del asunto: solucionar por fin la dualidad histórica entre las artes y el ahora llamado patrimonio (palabra que no existe en el decreto con fuerza de ley que creó la DIBAM), cuestión imposible sin que uno de los dos modelos de gestión asumiera una preeminencia legal.

Roberto Ampuero optó por aplicar la estructura participativa y concejil del CNCA al nuevo ministerio, con lo que ganó la simpatía de quienes defendían el concepto de un Consejo que asigna los dineros públicos en cultura y determina las políticas culturales. Éste, según el estado actual del proyecto, sería vinculante con ambos organismos, creándose además un Fondo de Patrimonio igualmente gobernado por un ente colegiado, participativo y plural.

Despejado el temor de que el nuevo ministerio pretendiera destruir la institucionalidad heredada del gobierno de Lagos, el proyecto enderezó rumbo y asumió el tiempo necesario para escuchar todas las opiniones. Será entonces el próximo gobierno quién promulgue un Ministerio, cuya iniciativa nació en el mandato que termina, que tuvo el acierto de poner al timón, en el minuto final, a un capitán que sabe escuchar y sacar cuentas, políticas y culturales.

De este modo, los vientos de la investigación, la docencia y el pensamiento, que provienen de la academia podrán llegar, vía órganos colegiados, a museos, archivos y bibliotecas acostumbrados a la obediencia vertical a las politicas del gobernante de turno. Tal vez no serán de la magnitud de los vientos porteños que agradan al Ministro Ampuero, pero sí las brisas persistentes y selectas que muestra la Universidad de Chile en los ámbitos que le restan en la institucionalidad previa al CNCA, como el Jurado de los Premios Nacionales.

Una vez más, la U. de Chile -establecida por Andrés Bello, catorce años antes que se construyera el primer Teatro Municipal y 86 antes que se creara la DIBAM- muestra que más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Veremos si gracias a esta madrugada histórica, le amanece más temprano.

19 noviembre 2013

NOS HABIAMOS QUEMADO TANTO...



El incendio de dependencias del Teatro Municipal de Santiago ha puesto de relevancia tanto la fragilidad de nuestros edificios patrimoniales como la inusitada frecuencia con que catástrofes asolan los espacios culturales que, con tanta dificultad, animan la vida artística nacional. Nos recuerda que el GAM surgió de cenizas y que el Valparaíso patrimonial lleva una dolorosa delantera en cuanto a palacios, iglesias y bibliotecas quemados.

Paralelamente, el reciente Informe Anual 2012 de Cultura y Tiempo Libre editado por el INE y el CNCA revela que un 48% de los 452 mil millones de pesos, que equivale al 1,5% del presupuesto nacional, que el gobierno central destina a Cultura van al ítem Patrimonio y Espacio Público. El resto va a Iniciativas Regionales (22%), Educación y Cultura (11,7%) y sólo un 18% a desarrollo de las artes. Es decir, aún destinando casi la mitad del presupuesto central de cultura a patrimonio, estamos muy lejos de impedir que las llamas asalten lugares como antes lo hicieron con la Biblioteca Severín, el Palacio Subercaseaux, la antigua "ratonera", el ex Edificio Diego Portales o el palacio Iñiguez. Conste además, que los aportes a instituciones que se llevan las mayores cifras, superiores a mil quinientos millones anuales (Fundación Tiempos Nuevos, CEAC de la Universidad de Chile, Teatro Municipal, GAM, Orquestas Juveniles y elencos estables del CNCA) no forman parte de dicho 48%, sino de los aporte al desarrollo de las artes y a educación y cultura.



En consecuencia, la vieja distinción de la institucionalidad central de la cultura chilena, entre aquella que fomenta las artes (la Universidad de Chile, desde su establecimiento en 1843 y el CNCA desde 2003) y aquella otra que se ocupa del patrimonio, la DIBAM desde 1929, continúa favoreciendo presupuestariamente a la segunda (48% versus 30%) mientras las iniciativas regionales y locales invierten el 22% restante.



A pesar de ello, el desarrollo de las artes enfrenta muchísimos menos problemas que la gestión del patrimonio, de la cual los incendios son sólo la punta del iceberg (valga el contraste).



Mientras el fomento de las artes tiene una política quinquenal formulada participativamente por el CNCA y controlada por un Directorio plural y diverso, sus fondos concursables que constituyen su parte medular, funcionan tanto en el propio Consejo de la Cultura y las Artes, como en DIRAC, CORFO, PROCHILE y CNTV con resultados positivos que exhibe parcialmente el Informe Anual mencionado, en el sector patrimonial sólo es posible verificar buenas cifras en el número de páginas digitalizadas y publicadas en www.memoriachilena.cl . En términos de asistencia a museos, número de museos, número de exposiciones o número de piezas restauradas, hay muy poco avance que mostrar.



La explicación parece estar precisamente en el carácter de la concursabilidad y por tanto de la participación de varias miradas sobre los proyectos que postulan, lo mismo que acontece en los centros culturales que han seguido el modelo de ser administrados por corporaciones o fundaciones sin fines de lucro que, por definición, también tienen directorios plurales y pueden y deben aspirar a levantar fondos más allá del aporte fiscal.



El caso del reciente siniestro del Teatro Municipal es revelador. Desde el primer momento, no fue extraño ver en los medios de comunicación, además de sus ejecutivos, a diferentes miembros del Directorio de su corporación, Alcaldesa de Santiago incluida, solidarizando con los empleados afectados, explicando la situación a la ciudadanía y solicitando los aportes necesarios. Adicionalmente, la figura de la corporación permite imaginar aportes privados, mediante la ley de donaciones culturales, para enfrentar la emergencia. Lo que no ocurre con siniestros en edificios gestionados exclusivamente por servicios públicos.



A propósito de ello, no está de más recordar, ante los anuncios de que la torre que forma parte del proyecto del GAM será ocupada, a inicios de 2015, por el propio CNCA y otros servicios públicos, que ella está severamente cuestionada en materia de seguridad anti incendios. Es una verdadera chimenea, sin escaleras presurizadas. Adecuarla para recibir oficinas implica una gran inversión, que, en este escenario, debe asumir el fisco. Un gasto que se pensaba, al menos compartir, cuando el proyecto original contemplaba que dicha torre contribuyera, a través del arriendo a empresas privadas, a reducir la fuerte suma que el presupuesto nacional hoy debe destinar a la operación del GAM. Un doble gasto, que bien podría destinarse a otros fines, por ejemplo, a proteger el patrimonio de catástrofes como la que lamentamos.

05 noviembre 2013

LA PRENSA CHILENA EN TIEMPOS DE CÓLERA

           

En nuestra prensa, de inicios del siglo XXI, predomina el eje de la competencia: El Mercurio versus La Tercera, La Cuarta versus Las Últimas Noticias, El Ya versus Mujer, Caras versus Cosas, Qué Pasa versus Sábado, y una larga lista de etcéteras. Sin embargo, no siempre fue así. Hubo otros momentos, previos al actual y que quizás lo explican, es el eje en que se movía la prensa a contar del 11 de septiembre de 1973, que no era el A versus B, sino que era una opción sin salida, similar al “¿Volante o maleta?”: “Clausura o censura” fue el eje que se instauró el año ’73. El 13 de septiembre el diario La Estrella de Valparaíso publica un listado de revistas suspendidas para circular en el país por considerarlas ‘de tipo marxistas, extremistas y otras de carácter político’, según un comunicado oficial de la Comandancia en Jefe de la Zona Naval. Esta suspensión también afectó publicaciones de un marcado color derechista como: PEC, SEPA, Patria y Libertad. Con ese gesto violento, se puso fin al sistema de prensa que predominó hasta entonces, caracterizado no por los ejes actuales ni el de la dictadura, sino que por el eje de la lucha ideológica.


En la década de los sesenta, los medios de comunicación estaban al servicio de la disputa ideológica que embebía a toda la sociedad, lo que era explicito y aceptado por los involucrados: “Existía libertad para emitir, sin censura previa, opiniones y noticias de cualquier medio de comunicación. No era delito sustentar cualquier idea política. Eso era la característica de los años sesenta, graficada en diarios muy distintos de un mismo día, el 5 de septiembre del año ’70. Uno, identificado con un personaje muy controvertido que supuestamente cometió un crimen en las calles Paris o Londres, que después se convirtió en un símbolo del diario Puro Chile. El “enano maldito” que tenía una caricatura todos los días, y el 5 de septiembre de ’70, el día después del triunfo de Allende, profería a toda portada: “Les volamos la ra…ja ja ja ja ja je je je ji ji ji…”.

Entre aquellos que estaba en la otra barricada, El Mercurio señalaba cautamente “Allende: mayoría relativa”, publicando una foto más grande del candidato que salió segundo.

Ese mismo día, apareció un titular secundario de La Tercera: “Llegaron tanques a La Moneda”. Lo cual se inserta en la campaña del terror que se había hecho antes de la elección de Salvador Allende, cuando se publicaban avisos a toda página anunciando que, con la UP, iban a llegar los tanques rusos. Evidentemente lo que debe haber pasado como había elecciones, como había cómputos, debe haber llegado un par de tanquetas de Carabineros, pasearon por ahí, debe haber habido alguna actividad relativamente habitual en un día de elección pero se destaca en la portada. La asociación es obvia, llega este caballero que besa a su mujer –en foto de portada-, que gana apenas, pero ya empezó el despelote, “ya llegaron los tanques”.

¿Cómo se dio esta lucha ideológica? ¿Con qué instrumentos en el terreno de los medios de comunicación? A continuación un listado, de elaboración propia,de medios escritos,



Prensa en Chile y lucha ideológica a comienzos de los setenta
La prensa de oposición a la UP
La prensa de gobierno
1. El Mercurio (n1900)
2. TRIBUNA
3. La Segunda
4. La Tercera (n1950)
5. El Sur de Concepción
6. PEC, SEPA, PORTADA, QUÉ PASA
7. Ercilla
8. Ritmo
9. Vea
10. Paula
11. Historietas Disney
12. Sucesos
13. Desfile
Visión
La Prensa
Las Últimas Noticias
1. El Siglo (n1940)
2. Puro Chile (n1970)
3. Última Hora
4. Clarín
5. Diario Color de Concepción
6. Punto Final, Causa ML, PLAN
7. Ahora
8. Onda, RAMONA
9. Mayoría
10. Paloma
11. Historietas Q
12. Hechos Mundiales
13. Chile Hoy
Cabrochico
La Chiva - La Firme
La Quinta Rueda

Están en paralelo los dos grandes bloques de prensa que existían en ese momento desde el punto de vista de la lucha ideológica. Las claves del cuadro: los medios numerados con similar cifra, son los medios que uno podría decir son empatados (Ercilla y Ahora, es el caso más evidente, dos revistas que siguen el mismo tipo de periodismo, pero con ideologías diferentes), los medios que no están numerados son otros medios que no significa empatarse con el del frente, los que están en cursiva son medios que en los años setenta incluso antes, en el caso de los que existían desde antes, se imprimían en las prensas de Zig-Zag/Quimantú. Y los medios en negrita eran editados por Quimantú que es un protagonista muy relevante en esta lucha ideológica, porque se constituye en el principal antagonista, podríamos llamarlo así en el sentido de opuesto, a la prensa de oposición al gobierno de Allende.

Entre los cabeza de serie tenemos por un lado a El Mercurio, creado en Valparaíso en 1812 pero que se instaló en Santiago en 1900 y su gran contrapeso como “prensa seria” era El Siglo, creado el año 1940. Y era muy normal, junto con leer Punto Final, leer El Mercurio y El Siglo y con todo eso se tenía, más o menos, una visión equilibrada de lo que ocurría en el país. Después había lo que se llama los diarios de combate, de titulares. Tribuna, que era del Partido Nacional, con titulares en la línea de lo que se ocupaba en esa época, y el Puro Chile, creado para la campaña de Allende en 1970. Normalmente, en las elecciones presidenciales, se fundaban diarios como los yogures, con fecha de vencimiento,  eran instrumentos de campaña. Ese era el caso de Puro Chile, creado el año ’70 y culminó su labor con éxito, como se veía con esta portada del 5 de septiembre de ese año. Lo mismo podría decirse de Tribuna, con similar objetivo exitoso de la campaña contra Allende, sólo que sin mediar proceso electoral alguno.

En la tarde, la lucha ideológica era entre La Segunda y La Última Hora. La Segunda era un diario de la cadena de El Mercurio, La Última Hora era un diario de un grupo de intelectuales de izquierda, la mayoría de ellos vinculados al Partido Socialista, como Clodomiro Almeyda o José Tohá. Después teníamos el diario La Tercera que había sido creada el año ’50, y en el lado de la prensa que en el ’70 estaba con el gobierno estaba Clarín, el diario más popular, el de mayor venta en Chile, conocido por su lema “Firme junto al Pueblo”,  que usa actualmente The Clinic.  Esta lucha también se daba en algunas provincias. En Concepción existía el diario El Sur que pertenecía a una familia tradicional de la zona –la familia Lamas-  y el Diario Color que pertenecía al Partido Socialista. Después había una pléyade de revistas ideológicas, en términos de la prensa de oposición,  la revista PEC que significaba Política, Economía y Cultura, dirigida por Marcos Chamudes, la revista SEPA, la revista Portada que era de grupos integristas católicos, uno de los cuales dio origen a la revista Qué Pasa, que hoy es una cosa muy distinta, en esos días era un revista de sectores vinculados a Jaime Guzmán y al Movimiento Gremial de la Universidad Católica.

Entre las revistas del sector de gobierno, algunas no  necesariamente compartían completamente su política, estaba Punto Final, que tenía una importante presencia en lectores jóvenes, Causa ML (marxista-leninista) que era partidaria del maoísmo, la revista Plan, vinculada al Partido Comunista. Y luego viene la irrupción de la revistas de Quimantú que actuó en gran parte, en el tema revistas, como un espejo respecto a la realidad para dar la lucha ideológica en cada uno de los terrenos hacia donde se dirigían las otras revistas. Existía Ercilla, en formato Time, con el viejo estilo del “periodismo interpretativo” (ni informativo ni de opinión) que  popularizó Abraham Santibáñez, y que en medio de la lucha ideológica, se divide: los periodistas de izquierda de Ercilla se retiran, se van a trabajar a Quimantú comandados por Fernando Barraza y fundan la revista Ahora, una Ercilla de izquierda, de corta vida probablemente debido a la contradicción que encerraba su propio origen. Existía Ritmo, la revista juvenil, de portadas que solía presentar a hermosas misses Ritmo. Quimantú, crea, para competirle, la revista Onda, dirigida por Wilson Tapia. El Partido Comunista no se sentía representado por la revista Onda, hallaba que era "pequeño burguesa", entonces decidió crear una revista para los jóvenes de sectores populares: Ramona. Que era una revista orientada por el Comité Central de las JJ.CC. y que buscaba ampliarse hacia sectores más allá de ese partido.

En lo que serían las revistas de policía, existía VEA que hoy día es completamente diferente, en ese entonces seguía casos famosos como “el crimen de Dardignac 81”. Quimantú crea Mayoría, que era una revista con formato tabloide, igual que VEA. Existía la revista Paula. En esa época, las chicas de Paula firmaban con el apellido del marido, Delia Vergara de Huneeus, era su directora, una revista más bien rupturista pero dentro de ciertos márgenes. Quimantú le crea para competir la revista Paloma, que dirigió Cecilia Allendes que nace con una venta espectacular porque era un revista muy práctica y que llegaba a los sectores femeninos populares y medios. Existían las Historietas Disney que se imprimían en Quimantú y se siguieron imprimiendo religiosamente hasta el 11 de septiembre del ’73 sin ningún inconveniente, y se le crearon las Historietas Q, que eran El Manque, El Intocable, y una serie de personajes que pretendían participar en esta lucha ideológica. El Manque era un agitador campesino, El Intocable lo mismo, pero comenzó como un Tarzán. Los obreros de Quimantú, con mucha gracia, le decían a los sociólogos que hicieron esto: “éstos son los que vistieron al Intocable”, porque le pusieron ropa a un tipo que era como Tarzán, que vivía en los árboles y lo convirtieron en un agitador que recorría los campos difundiendo la revolución. Después Zig-Zag tenía una revista que se llamaba Sucesos, monográfica. Quimantú, le cambió de nombre y le puso Hechos Mundiales que dirigió en un primer momento Edwin Harrigton y luego un periodista comunista, detenido desaparecido, Guillermo Gálvez.

Existe también en esa época la revista Desfile, que dirigió Raquel Correa algún tiempo, también formato tabloide, más seria que el VEA. Y desde el lado del gobierno de la UP, después de un tiempo, aparece la revista Chile Hoy, creada por Marta Harnecker y un grupo más bien vinculado al Partido Socialista, también una revista tabloide que se imprimía en los talleres de Quimantú. También, desde su comienzo, el gobierno ingresó en sectores donde la prensa del otro sector no había ingresado, el sector infantil. La revista Cabrochico, fue la revista donde La Caperucita Roja cantaba el “Venceremos” y el Gato con Botas denunciaba al Marqués de Carabás como un explotador; La Firme, continuidad de una revista de los hermanos Vivanco que se llamaba La Chiva. En La Chiva ellos denunciaban –antes del ’70-  que  lo que ocurría era pura chiva, luego, cuando sale Allende se cambia a La Firme. Otro gran esfuerzo fue una revista muy seria en término de cultura y políticas culturales, La Quinta Rueda, que era un área en el cual el sector opositor tampoco incursionaba. Pero sí existía otra prensa, la revista Visión también impresa en Quimantú, era una revista norteamericana, en castellano. Y el diario La Prensa, de la Democracia Cristiana continuador del viejo Diario Ilustrado del Partido Conservador y Las Últimas Noticias que era también un diario de la cadena de El Mercurio.

 La prensa ideológicamente  “inofensiva”
Revistas femeninas
Revistas masculinas
Revistas para la familia
Rosita
Saber comer y vivir mejor ( -1972)
Confidencias (-1971)
Cine amor
Eva
Vanidades
Pingüino
Viejo Verde
Estadio ( -1973)

Condorito (desde 1949)
Mampato
Selecciones del Readers Digest
Telecran (-1971)
Saber para todos

Existían otras revistas aparentemente “inofensivas”. Las que aparecen en negrita en el cuadro superior, son aquellas que se imprimían y editaba Quimantú porque pertenecieron originalmente a Zig-Zag y formaron parte del paquete que compró el gobierno de Allende a su propietario, Sergio Mujica. El año entre paréntesis  significa su fecha de cierre. Como ustedes pueden ver, Quimantú no tenía mucho interés por conservarlas y duraron muy poco luego que las asumió: Saber comer y vivir mejor que se explica por sí sola y se editaba propiamente en una cocina ubicada junto a los talleres gráficos de Quimantú, y Confidencias, una revista de historias de amor con final feliz que eran textualmente copiadas de publicaciones extranjeras. En el sector de revistas femeninas existían también Rosita, Cine Amor, Eva, Vanidades, las primeras editadas por Zig Zag y la última por editorial Lord Cochrane, la misma de Mampato y Paula, de propiedad de la familia Edwards asociada con el grupo venezolano De Armas. Entre las revistas netamente masculinas Pingüino, Viejo verde y Estadio que también pasó a Quimantú y falleció en 1973. Y algunas revistas de consumo familiar: Condorito creada en 1949 vigente a la fecha; Mampato, creada por Eduardo Armstrong que era supuestamente para público infantil pero que tenía además sus mayores ventas en sectores populares porque era -según se comentaba en las encuestas- muy ilustrativa, muy educativa; las Selecciones del Reader´s Digest que tenía un perfil parecido; Tele Ecran que era la fusión de la vieja Ecran, la revista de cine creada por María Romero, que se convirtió a la televisión y pasó a Quimantú. Una de las últimas revistas que fundó Quimantú, era una gran enciclopedia popular, llamada Saber para todos que dirigió el ex periodista de la Revista del Domingo de El Mercurio, Julio Lanzarotti y alcanzó a publicar sólo un puñado de ediciones.

Cuando hablo de “aparentemente inofensivas”, estoy consciente sobre el papel “alienador” de las Selecciones del Reader´s Digest, por ejemplo. Diferente a Mensaje, de difícil clasificación pués con lo que pasa es que en ese momento histórico no había mucho espacio para no estar en uno de los dos bandos. Pero, sin duda la posición de Mensaje era muy diversa a la de SEPA o PEC.

Lucha ideológica al interior de la izquierda
Los medios de partidos de la UP
Los medios de la izquierda extra UP
EL SIGLO (PC)
Ultima hora (PS)
CLARÍN
PLAN (PC)
Principios (PC)
Arauco (PS)
Chile hoy (PS)
RAMONA (JJCC)
De frente (MAPU)
PUNTO FINAL (MIR)
El rebelde (MIR)
Causa ML (PCR)


También hubo luchas dentro de los distintos segmentos, los de gobierno y los de oposición. La lucha ideológica se desarrollaba al interior de cada uno de los bloques que correspondían exactamente a los parámetros de la Guerra Fría. Por tanto, había una idea para enfrentar al adversario pero también había un espacio para dirimir las disputas políticas dentro de cada bloque. Eso es lo que llamaban "unidad y lucha fraternal". Un pequeño ejemplo, al interior de la Unidad Popular y más específicamente del Partido Comunista, había intentos de establecer una coordinación de sus medios: Ramona, revista de las Juventudes Comunistas impresa en Quimantú, promovía en su portada al “enano maldito”, el personaje de Puro Chile, que se imprimía en Horizonte, la imprenta del diario El Siglo. Una coherencia que habría sido perfecta si los resultados no hubiesen sido lo que fueron.

¿Cuál era la lucha ideológica al interior de la izquierda? Había medios que estaban identificados con los partidos de la Unidad Popular: El Siglo, La Última Hora ya lo veíamos, Clarín, la revista Plan, la revista Principios, la revista Arauco, la revista Chile Hoy, La Aurora de Chile que pertenecía al regional Santiago-centro del Partido Socialista, pero que no vacilaba en titular “las mañanas son muy frías en el aeropuerto, Presidente”, aludiendo a una eventual capitulación de Allende ante las fuerzas armadas, semejante a la del dictador uruguayo Juan Maria Bordaberry. La revista Ramona, la revista De Frente del MAPU. Y fuera de la UP, los debates eran de repente más cruzados, estaba Punto Final que obedecía a la línea política del MIR, El Rebelde que era un diario oficial del MIR y la ya mencionada Causa ML (marxista-leninista) del Partido Comunista Revolucionario, pro chino.

Pero el problema más de fondo, tiene que ver con que la Unidad Popular no tenía resuelto el tema ideológico. Así, Quimantú tampoco era una taza de leche. Hubo una reyerta por la edición del libro Historia de la Revolución Rusa de León Trotsky, una lucha sin violencia pero de Comité de Producción a Comité de Producción. O sea, comunistas pararon la producción en cada una de las etapas de la impresión: que los correctores de prueba no podían trabajar ese día, entonces se paraba la obra, que después las prensas planas no fueron a trabajar. O sea, hubo una lucha entre quienes en ese momento estaban por publicarla, socialistas y MAPU, y quienes, como el PC, se oponían. Finalmente, el libro se publicó, sin la aparición en los créditos del Jefe de la División Editorial, el editor comunista Joaquín Gutiérrez.

Hubo en este terreno ideológico, una diferencia respecto a lo que fue la izquierda pre ‘70s. Entre las campañas de la izquierda de los años ’64 y ’70. El año ’64 existía el FRAP, que eran sólo partidos marxistas-leninistas y el año ’70 se crea la Unidad Popular que contenía a parte del radicalismo, a independientes del API y, como decía Allende, a “los compañeros cristianos” lo que para él era muy importante pues el Movimiento Católico Allendista del ’58 y el ’64 fue poco verosímil. Pero es diferente cuando llega una fracción de dirigentes de la formación ideológica y del peso y el tonelaje político de Jacques Chonchol, de Rodrigo Ambrosio, provenientes del ala rebelde de la DC. No es que haya sido una gran cantidad de votos, pero era como ponerle a la Unidad Popular un componente, de origen cristiano, de origen profesional, que no tenía la Unidad Popular y que sin duda complejizó el debate ideológico junto con la vertiente castrista que se manifestaba principalmente en el MIR y crecientemente en algunos cuadros del Partido Socialista. En el debate ideológico de los ’70 estas tendencias pro cubanas eran arropados por figuras intelectuales como Armand Mattelart o Marta Harnecker, ambos vinculados a medios de comunicación de la época. El sociólogo belga al Departamento de Evaluación de Publicaciones Infantiles de Quimantú y la socióloga chilena a los Cuadernos de Educación Popular y Chile Hoy.

Lucha ideológica al interior de la oposición al gobierno de la UP
La derecha
El centro
El Mercurio
La Segunda
Tribuna (PN)
Qué Pasa (Gremialismo)
PEC
SEPA
IMPACTO
Portada
La Prensa (-1974)
Desfile (-1973)
Política y espíritu (DC)
Mensaje (SJ)
Mundo’72 (-1973)
Debate Universitario (-1973)


Lucha ideológica al interior de la oposición también existía. Había un sector vinculado a los sectores más de derecha, obviamente toda la cadena de El Mercurio con La Segunda, Tribuna, la revista Qué Pasa vinculada el gremialismo, los semanarios PEC, SEPA, Impacto que fueron derivando cada vez más hacia el golpismo. Por otra parte, estaban más hacia el centro el diario La Prensa de la Democracia Cristiana que fue cerrado el año ’74, las revistas Desfile, Política y Espíritu, Mundo, vinculada a la Iglesia post conciliar, que iba cambiando nombre año a año: Mundo ’70, Mundo ’71, Mundo ’72 y la última fue obviamente Mundo ’73, la revista Debate Universitario en la cual trabajaban muchos periodistas de la Universidad Católica, y la revista Mensaje, que nació el año 1951. Todo esto generaba también una suerte de debate respecto, en este caso, a cómo enfrentarse a este gobierno que comenzaba el año ’70.



Más allá de Mensaje y de Punto Final, que subsisten hasta hoy, hay otra revista que ha conservado su espíritu, se ha mantenido inalterable en el mercado, se adelantó los años setenta a la internacionalización, es la única revista chilena  transnacional y que hoy se ha expandido su circulación en Chile, incluso hasta en las bencineras: Condorito.
- ¡PLOP!, como diría el “pajarraco” creado por René Ríos, Pepo.

Frente a esta situación de los medios, comparándola con la de hoy, 40 años después, surge la pregunta: ¿Qué hacer para poder diversificar la prensa escrita en el futuro? En general soy optimista, pero no en este caso. Con medios insertos en el eje de la competencia, como veíamos al inicio, la única manera de acceder a los grandes periódicos sería que viniera un golpe de suerte y la izquierda o algún grupo afin se pudiera comprar alguno de los conglomerados multimedia que encabezan La Tercera o El Mercurio; aún así el sistema le impediría desarrollar un medio ideológico. Porque para poder venderse, si el medio de la competencia publica -como decían los españoles post Franco- “tetas”, el de acá va a tener que publicar “tetas” porque si no, no hay ventas, no hay publicidad. Entonces estamos en un callejón muy complicado respecto al posible ingreso de nuevos sectores al mundo de la comunicación impresa, si no se rompe el esquema de la compatencia.
Ahora, sin pensamos en los medios audiovisuales o electrónicos como internet y la redes sociales, eso, es otra cosa. Afortunadamente.

UNA AUTORIDAD PATRIMONIAL PARA VALPARAÍSO

CARTA DE UN PORTEÑO A LA COMISIÓN DE UNESCO, enviada a sugerencia del suplemento Artes y Letras, que la resumió en su edición del domingo 20 de octubre de 2013, en las vísperas de la postergada visita de la Comisión de UNESCO a Valparaíso.


Nací en Valparaíso, en el Hospital Alemán, mientras mis padres residían en el Paseo Yugoeslavo y me inscribieron en El Puerto, bajo el registro 161 de 1951, crecí en diversos cerros chuteando dificultosamente el balón en canchas con notorio declive. Acompañé a mis abuelos y otros familiares hasta su última y actual morada en el Cerro Panteón. Mi actual oficina luce orgullosa el diploma por el que el Alcalde de la ciudad me designó Embajador de Valparaíso en Chile. Participé activamente en el esfuerzo conjunto, no casual, de que Valparaiso fuera sede del CNCA y ciudad patrimonio. Por ello me permito escribirles.

Lo primero es que Valparaiso es único y honra el listado de lugares patrimoniales así como la designación honra al puerto. Esa mancomunación no debiera estar en riesgo pues ambos perderían.

Lo segunda es que desde que UNESCO tomó la determinación, en la ciudad han ocurrido situaciones relevantes. Han llegado muchos inmigrantes - como siempre en la historia porteña - solo que esta vez no son navegantes sino noveles emprendedores que han iluminado algunos cerros con restaurantes de comidas universales, tiendas de creatividad indudable, centros culturales alucinantes, que conviven con aquellos extranjeros que acreditan decenas de generaciones alojadas en los mausoleos de innumerables colonias.

Nuestros servidores públicos han hecho lo suyo y se han instalado sedes de entidades como Balmaceda arte joven, emblema del programa cultural de la más probable vencedora de la próxima elección presidencial y la oficina principal del CNCA que alberga a un Ministro que hace punto principal de su gestión el gobernar desde Valparaíso como nunca antes un dignatario de ese rango. Se han remodelado museos como el de Historia Natural y el Naval. Ha florecido el arte en la antigua cárcel, transitamos airosamente a ser un Puerto de ideas...

Me remito sólo a los que consideró los principales aspectos que debieran interesar a una entidad universal ocupada de la cultura.

Es verdad que falta mucho por hacer, entre otras cosas una autoridad que se haga cargo de la tarea de incrementar y mantener esta maravilla que tenemos para lo cuál lo que UNESCO aconseje debe ser escuchado y puesto en práctica, debidamente financiado por presupuestos públicos estables y proporcionales a la calidad de la misión.

Bienvenidos a Valparaíso.