26 septiembre 2012

EL PRIVILEGIO DE TRABAJAR CON RENATO ANDRADE, NATO



“Cachupín”, por Nato y “Desde la Marquesina”, por Jumar eran mis favoritos en la revista Estadio, que coleccionaba rigurosamente pues sus portadas, con rostros de jugadores, me servían para configurar –en la alfombra familiar- dos elencos de once retratos cada uno que se enfrentaban afanosamente lanzándose una pelota de papel arrugado hasta convertir celebrados goles a las carátulas de Misael Escuti o el Sapo Livingstone. Cuando fruto del ajetreo deportivo las carátulas se desprendían del cuerpo de la revista, quedaban a la intemperie los habituales de la última página: Cachupín y Julio Martínez.


Cómo no iba a ser emocionante cuando, trabajando en Quimantú, me encomiendan crear una colección de libros para niños y me señalan a un peliblanco y tímido diagramador que “me podía ayudar”: Renato Andrade.

Así conocí a Nato y sin demostrar mi infantil admiración nos pusimos a trabajar. Me recomendó el formato: un 16 apaisado, “así no se pierde papel” es como “una revista de patos (Disneylandia) pero acostada”, me explicaba; la letra, una 18 redonda en negrita, “así es más fácil para los niños”, el papel “uno blanco que tenga cuerpo para no tener que usar uno diferente para la portada”, y los colores planos “aplicados, cuatro por el tiro y dos por el retiro en prensas planas, que tienen menos trabajo que las rotativas”, para ahorrar tinta y separaciones de colores.

Una cátedra en pocos minutos, que seguí con boquiabierto silencio. En efecto, Nato había trabajado muchos años como ilustrador en Zig Zag pero ahora, que su partido de tanto tiempo había llegado al poder, era reconocido como un diseñador de experiencia y disponía de una mesa de dibujo y un contrato estable. Lo mismo que hizo con Cuncuna en términos de maqueta permanente, lo forjó después con la Colección Mini libros, que articulaban una portada con un fondo plano, una ilustración redonda y un título colorido. Muchas veces esa ilustración era creada por el propio Nato, siguiendo sabias descripciones de Alfonso Calderón.

Pero el mayor aporte –ya colectivo, fruto de la confianza que generaba trabajar con Nato- fue el nombre y el logo de la Colección. Les había encomendado a él y María Angélica Pizarro, su colega diseñadora, que me sugirieran propuestas de logo. Angélica, delante de mí, tomó una plantilla de Letraset y comenzó a desplegar letras “o” minúsculas, una junto a la otra. Luego de siete u ocho. Las o dieron un pequeño giro hacia arriba, como si levantaran una imaginaria cabeza. Sobre ella, cayeron dos trozos de una delgada película negra, como antenitas. Una o pequeñita ¿el signo ° (grados)? En el extremo superior derecho de la supuesta cabeza fue el toque decisivo aunque no final: luego vendrían las patitas. Pero la imagen ya se explicaba sola: gusano, larva, lombriz… cuncuna. Claro, sería la Colección Cuncuna.

Fue un parto a tres bandas con resultado positivo, que terminaría de consagrarse a manos -o lápiz- del poeta Manuel Silva: “Carita de pena no queda ninguna, lágrimas en risa convierte Cuncuna”.



Después vendría el carboncillo de Nato para inmortalizar el cuento anónimo El negrito zambo, número uno de Cuncuna. Más tarde otros títulos, como El tigre, el brahman y el chacal y algunos extras:
-         Nato, le dije un día muy agitado desde la puerta de su oficina, me acaba de llamar el compañero de las prensas que tiene un espacio en un pliego de las portadas de Nosotros los chilenos y que podríamos destinarlo a algún impreso para promover Cuncuna… Tenemos media hora.

Renato tomó una de sus ilustraciones, la del negrito reclinado contra una palmera, satisfecho después de haberse devorado cientos de panqueques hechos con la grasa de los derretidos tigres que lo acechaban y me dijo:  ponle un texto.

Recordé una frase del Presidente Allende: “En mi gobierno los únicos privilegiados serán los niños” y discurrí:
-         Perdón, pero somos privilegiados. 

En menos de media hora, las prensas planas expelían miles de negritos jactanciosos. A dos colores y sin gastar un peso.

Historias de los tiempos de NATO.

05 septiembre 2012

EL GAM DEBE SER PARA JOHN MALKOVICH

Si los ejecutivos del GAM hubiesen pensado cuál sería el mejor regalo para celebrar sus primeros dos intensos años, seguro no se les habría ocurrido algo mejor: traer a John Malkovich a la Arena de Santiago y demostrar así que hace mucha falta una sala acondicionada para dos mil personas que reciba con dignidad música, canto, teatro y otras presentaciones. Así fue y ocurrió el mismo día del festejo: el tan esperanzador 4 de septiembre chileno.


Más que mil argumentos, portada de Artes y Letras y otros desvaríos con que se ha intentado reponer la "detenida y en reevaluación" obra de la segunda etapa del GAM -un teatro para dos mil personas, aforo exacto que tuvo la Arena para La Comedia Infernal- la presentación de ese actor de culto en una infraestructura que mereció sus propias críticas desde el escenario, es una vergüenza para Santiago y para un público que está capacitado para apreciar y pagar lo que un espectáculo como éste vale. Entre otras cosas por el esfuerzo que el GAM y otros centros culturales hacen por formar audiencias, las que no pueden convertirse en público "sin casa".

Las cifras de público del GAM, que crecen en número, y lo más importante, derraman hacia nuevos grupos sociales de menores recursos, demuestran que las cosas se hicieron bien en términos de evaluar -estudio de audiencias mediante- las potencialidades del centro cultural que imaginó Salvador Allende; construyó Michelle Bachelet; inauguró Sebastián Piñera, y debiera finalizar un (a) próximo (a) presidente (a).

Las curvas de crecimiento de asistencia de grupos de menores recursos son muy similares a las de los inicios del Centro Cultural Estación Mapocho, con la expectativa que estas últimas se han consolidado y mantenido en el tiempo, sin que la aparición de otras salas las hayan afectado. Es decir, se están creando audiencias específicas de cada espacio, de la mano de una suerte de especialización que deriva grandes conciertos a la Arena, prolongadas exposiciones de artes visuales al Centro Cultural Palacio de La Moneda y ferias culturales de gran público al Centro Cultural Estación Mapocho. En este escenario -literalmente- es del todo injusto que los públicos que debiera atender un centro nacional de artes escénicas y musicales como es el GAM, queden estrechados en dos salas de 300 butacas cada una.

Presentaciones recientes, como la Gala del Ballet de Santiago, que desarrollo con maestría piezas clásicas y contemporáneas, lamentablemente ante un público menor y menos satisfecho que el de la ópera y los conciertos del Teatro Municipal, revelan que la formación de audiencias amplias para la danza es urgente y no se puede seguir atribuyéndola sólo al BANCH y los dirigidos de Marcia Haydée. La misión del GAM en ese terreno es ineludible.

Cuándo sólo con dos años de vida se está entre los imprescindibles, es señal de buenos resultados. Feliz aniversario al GAM y buenos deseos que "más temprano que tarde" pueda recibir en su nueva sala a los John Malkovich que chilenas y chilenos merecemos.

03 septiembre 2012

CONVENCIÓN DE LA CULTURA: ASIMETRÍA EN VALDIVIA


Luego de ocho Convenciones Nacionales, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes parece haber encontrado el tono para estas reuniones anuales a las que obliga la Ley y que debieran ser lugar de elaboración, creación y evaluación de políticas culturales: una organización transparente, un entorno más que adecuado -la fluvial Valdivia- y una cuota mayor que la habitual de visibilidad de los órganos de participación, en especial el Directorio Nacional. Sin embargo, no por mucho planificar, amanece más temprano, aunque coincida con un cambio de hora. La sorpresa surgió desde la platea, en boca de Pablo Chiuminatto, sin que los organizadores pudiesen evitarlo: "Cuando hay autoridades, no hay diálogo y cuando hay diálogo, no hay autoridades".


La frase, que reveló la asimetría advertida, hizo desaparecer la sonrisa de la cara del Ministro Cruz Coke, que imaginaba, por fin, una convención sin una tragedia, como la de Juan Fernández que coincidió con la asamblea anterior en Arica, ni interpelaciones públicas de la asociación de funcionarios como en aquella y en la anterior de Puerto Varas, fue pronunciada fuera de programa, después del minuto 90, por Chiuminatto, artista visual y Doctor en Filosofía, integrante el Consejo regional Metropolitano.Como las buenas frases, muy pensadas y dicha en el momento adecuado, viajó con los delegados en su retorno a casa.


Quizás, en el texto, hay una falta de advertencia sobre quienes son las autoridades del CNCA. Si se trata de aquellas unipersonales, la afirmación calza. El Ministro sólo estuvo en oportunidades en las que la participación no era posible: su propia cuenta, la foto oficial, algunos almuerzos o cenas, sus palabras de cierre. Incluso, sus colaboradores tuvieron buen cuidado de mejorar el trato con los funcionarios para evitar participaciones no programadas o protestas.


Ahora, si miramos como autoridades a los Directores Nacionales y regionales, que lo son, sí se desplegaron con una fuerza superior a otras convenciones: algunos directores nacionales hicieron aportes en las conferencias -con preguntas de la asamblea- de sus áreas, como Pablo Dittborn en la lectura, presentando el top ten de la reunión: la charla de Marco Antonio De la Parra sobre hábitos de lectura; Pablo Allard, en el tema de industrias creativas, quizás demasiado básico para la audiencia, y Lautaro Núñez sobre Patrimonio Cultural Integrado presentando a Daniela Marsal, única mujer entre todos los expositores de las Convención. También Magdalena Krebs, fuera de programa, hizo una completa disertación sobre el pensamiento de la DIBAM ante el Proyecto de creación de un ministerio de Cultura, al ser interpelada desde la audiencia. En la misma sesión, Lautaro Núñez golpeó fuerte interrogando al expositor sobre la fecha en que el Directorio Nacional conocería el proyecto

En ese debate se manifestó la mas notoria ausencia de las autoridades unipersonales, que pretendieron dar un carácter técnico a un tema probablemente el más político de la Convención. Que lo era, lo probó la intervención de la presidenta de Anfucultura que dejó muy claro que en este proyecto están involucrados mas de dos mil trabajadores, que no seguirán pasivamente el desarrollo de una eventual modificación legal que aún desconocen. En ese contexto, habló la Directora de DIBAM aprovechando una tribuna inmejorable para dar a conocer la opinión institucional al respecto, misma oportunidad que desperdiciaron las autoridades del Consejo. En definitiva, se agregaron mas dudas, como qué acontecerá con los elencos estables o los alcances de la Ley 20.500 de participación ciudadana, a un tema que a pesar de ello quedó con fecha de vencimiento: su despacho al parlamento no puede pasar del 21 de mayo de 2013, última cuenta del gobierno actual y con un itinerario ineludible: ser antes aprobado por el Directorio Nacional y debatido con los trabajadores

Los ejes de la discusión que viene amenazan ser la participación y la financiación de un nuevo organismo que parte con desventajas en los dos ítems: se desperdicio la ultima convención -órgano máximo de participación del CNCA - antes del plazo fatal de mayo 2013 y quedó instalado el razonable temor funcionario de que la fusión que vendría debiera afectar necesariamente a los órganos supuestamente duplicados.


Lo demás funcionó según lo planeado, una Memoria del Ministro Luciano Cruz Coke, precedida por un breve discurso del Intendente anfitrión, Juan Andrés Varas, que hizo una llamado a que todos los órganos púbicos privilegiaran la descentralización y deseó que la práctica de dar su cuenta anual en ciudades como Valdivia "permée a los demás ministerios", junto con dar la bienvenida a a la "Capital Cultural del Sur" de Chile. 

El Ministro cumplió con los protocolos, agradeciendo la labor del Directorio Nacional reemplazando su presencia en el estrado con sendas fotos en el vídeo que dio cuenta gráfica de la labor realizada; homenajeando sobriamente a las dos funcionaria fallecidas en el accidente de Juan Fernández y resaltando la actividad cultural y artística de la ciudad sede. Luego, pasó a dar cuenta. Primer lugar ocupan, como es habitual, los programas de infraestructura que -sin dudas- serán parte principal del legado -con135 millones de dólares de inversión en el país- que Cruz Coke comienza a preparar. Luego se refirió a las medidas de fortalecimiento de la gestión cultural en el territorio y las ferias de programación. Reiteró las gestiones por incorporar al CNCA en las decisiones que tome el Consejo Nacional de TV y destacó los buenos resultados del GAM, el Parque Cultural de Valparaíso y la próxima exposición Guggenheim en el Centro Cultural de La Moneda. La omisión, en este item, de Balmaceda Arte Joven, que cumple 20 años de gestión, encendió los twitter, demostrando que la participación ya no se da sólo cuando se ofrece.

Fue cauteloso con los fondos concursables, destacando la nueva línea a instituciones a tres años plazo y el fomento a la traducción incorporado al Fondo del Libro y la Lectura.

En legislación, reseñó el cambio de la Ley de Alcoholes para permitir a los locales acoger espectáculos musicales en vivo; anunció una actualización de la Ley del Libro; la eliminación del impuesto adicional del 15% al software y reiteró argumentos para no introducirse en la modificación del IVA al libro. Destacó los avances transversales en la Ley de Donaciones, sin distinguir que en el Senado han crecido las dudas sobre la introducción de pequeñas y medianas empresas con fines de lucro entre los beneficiarios, como quedó en evidencia en el Taller sobre el tema, en la misma Convención.

En Patrimonio, resaltó el programa de apoyo a la reconstrucción patrimonial -MAC, Sala Arrau, Biblioteca Severín, Colegio San Ignacio, entre otros- hasta completar el 2013 unos 34 millones de dólares de inversión. Recordó el programa Tesoros Humanos Vivos, rescatando por primera vez en su cuenta -a una hora de transcurrida- el necesario concepto de lo multicultural. Anunció la creación de un Inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial y la posible inclusión de los Bailes Chinos nortinos en la lista respectiva de UNESCO.

Reconoció a la administración que encabeza el mérito de haber reducido los plazos de pago de 70 a 20 días, la creación de un servicio de bienestar, el traspaso de 101 funcionario de honorarios a planta, la digitalización de los servicios de recursos humanos, el mejoramiento de sedes y saludó especialmente a Marianela Riquelme, la presidenta de Anfucultura.

En tal ambiente se inició una Convención ordenada, ajustada a sus lineamientos legales, con instancias de participación en talleres y trabajos de comisiones tan pautados como eficaces. Un paseo en catamarán por el río Calle-Calle, con luna llena, auguraba que la navegación sería plácida hasta el final. 

Sólo que un Consejero hizo patente la asimetría existente.Y movió las aguas.