Con grandes resultados y profundos lazos entre los directivos de entidades universitarias de formación en gestión cultural de ambos países, culminó el Encuentro del 24 de septiembre en Villa Ocampo, un entorno privilegiado y acogedor brindado por este inmueble administrado por UNESCO. La delegación chilena, integrada por los docentes Francisco Torres del Magíster y Diploma virtual de la U de Chile, Ernesto Gómez de la U. de Valparaíso y Arturo Navarro, presentó un completo panorama y perspectivas de la formación universitaria en nuetro país junto con los alcances del desarroollo de la profesión de gestor cultural en Chile.
Se publicarán próximamente las conclusiones que está redactando el profesor Jorge Cremonte.
El texto de la ponencia de Arturo Navarro es el siguiente:
EL ESTADO DE LA PROFESIÓN DEL GESTOR CULTURAL EN CHILE “Hacer y pensar: he ahí dos verbos que acabo de emplear. Si, hacer y pensar, porque es algo falaz, o cuando menos relativa, esa distinción entre hombres de pensamiento y hombres de acción.
El filósofo Jorge Millas tenía razón cuando afirmaba que los hombres de pensamiento deben pensar como hombres de acción y que los hombres de acción deben comportarse como hombres de pensamiento.
Quizás si los administradores culturales constituyan uno de los mejores ejemplos de que esa síntesis propuesta por Millas entre pensamiento y acción es realmente posible”. Agustín Squella.
Algunos hitos históricos en el desarrollo de la gestión cultural en Chile.En 1991 se crea la CORPORACIÓN CULTURAL DE LA ESTACIÓN MAPOCHO, primera entidad privada sin fines de lucro, con la misión de administrar y conservar un espacio patrimonial de propiedad pública, difundir la cultura y autofinanciarse.
En 1995, se crea el primer POST TÍTULO EN GESTIÓN CULTURAL en la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
El de 5 abril de 2000, a un mes de iniciar su mandato, el Presidente Ricardo Lagos crea una COMISIÓN PRESIDENCIAL DE INFRAESTRUCTURA CULTURAL con presencia de cinco ministerios y una Secretaría ejecutiva integrada por 6 profesionales de la gestión cultural, con la instrucción de incorporar Planes de Gestión como condición previa a la asignación de fondos públicos: "No pondremos un peso allí donde no exista un plan de gestión", fue el marco explícito que delimitó el Presidente, generando de inmediato una línea de trabajo inédita en el aparato público: la creación de planes de asesoría en gestión cultural al servicio de los proyectos de infraestructura. Con esto se fomentaría la creación de otras corporaciones que gestionarán nuevos espacios culturales y proyectos como el centro cultural Matucana 100; la aldea intercultural Trawü Peyum; el centro cultural Balmaceda 1215; y el programa de orquestas infantiles y juveniles.
En 2001, se funda la primera asociación gremial de administradores y gestores culturales de alcance nacional, AD CULTURA.
En 2002 se crea la carrera de pre grado Gestión Turística y Cultural en la Universidad de Valparaíso.
En julio 2003, el Parlamento aprueba la ley que crea el CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES. La legislación señala que “La Dirección Superior del Consejo corresponderá a un Directorio integrado por: El Presidente del Consejo, quién tendrá el rango de Ministro de Estado y será el jefe superior del servicio; El Ministro de Educación; El Ministro de Relaciones Exteriores; Tres personalidades de la cultura que tengan una reconocida vinculación y una destacada trayectoria en distintas actividades, tales como creación artística, patrimonio, industrias culturales y gestión cultural. Estas personalidades deberán ser representativas de tales actividades, aunque no tendrán el carácter de representantes de las mismas. Serán designadas por el Presidente de la República a propuesta de las organizaciones culturales del país, que posean personalidad jurídica vigente de conformidad a la ley; Dos personalidades de la cultura que reúnan las mismas condiciones, las que serán designadas a través de similar procedimiento y con acuerdo del Senado; Dos académicos del área de la creación artística, del patrimonio o de la gestión cultural, designados uno por el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas y otro por los Rectores de las universidades privadas autónomas”
Los recursos públicos destinados a apoyar la gestión cultural son variados. Se ha creado en FONDART la Línea de becas y pasantías, que considera explícitamente proyectos de formación para gestores culturales tanto en Chile como en el extranjero. En su inicio, entre 2004 y 2005 se asignaron 18 becas de estudio, la mayoría en Chile y 9 pasantías, seis de ellas en el extranjero, y tres en el país.
La labor de la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural fue asumida por la Línea de infraestructura de FONDART y posteriormente, en 2006, por el Programa de Centros Culturales en ciudades de más 50 mil habitantes del CNCA, conservándose sus mismos criterios de exigencia de Planes de gestión en la asignación de recursos. Adicionalmente, a cada proyecto aprobado se le asigna una pareja de profesionales, un arquitecto y un gestor cultural, para desarrollar el respectivo Plan de Gestión.
En 2007 se anunció, como culminación y cabeza de la red completada con dicho programa, la construcción del Centro Cultural Gabriela Mistral, un proyecto que se construye sobre TRES GRANDES PILARES, considerablemente asentados: la Política Cultural; un Proyecto de Arquitectura, ganador de un exigente Concurso y –por primera vez- un Estudio de las audiencias potenciales del futuro espacio cultural, realizado por un completo equipo profesional. El resultado de todo ello serán Salas especialmente dotadas para la Danza; la Música de Cámara y el Teatro; salas de Ensayo y grabación para esas mismas disciplinas y algunas otras; un centro de archivo y documentación de las artes escénicas y un Gran Teatro de capacidad cercana a las 2 mil personas, con estándares internacionales como no existe en el país.
Respecto de su futura gestión, se anuncia que será: “sin fines de lucro, que implica una corporación de tales características que tenga un Directorio y una administración que se esmere en obtener un importante porcentaje de sustentabilidad. Reconociendo que se ubica en un sector de la ciudad en el que coexisten los principales edificios culturales del país, no debiera ser su misión competir con ellos sino complementarse y colaborar, a través de un trabajo rico en redes y alianzas”.
Se considera, además, que un 2% de los recursos del Fondo de Desarrollo Regional (FNDR) debieran asignarse, a contar de 2006, a proyectos culturales.
Se han creado fondos públicos de apoyo al emprendimiento en industrias culturales como el cine y en restauración patrimonial como por ejemplo para el área de Valparaíso declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO.
El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes tiene un Programa de asesoría a gestión cultural municipal, que considera un Manual de mejores prácticas; Diagnósticos y estudios, y una Red de información para encargados de cultura locales. Además, publicó una Guía de financiamiento cultural y un Manual de gestión de proyectos culturales.
Se han incrementado los montos de los fondos concursables: Fondart, Fondo del Libro y la Lectura, de la Música y del Audiovisual, llegando a duplicarse en el período 2000-2006.
Los recursos privados generalmente son allegados por la vía Ley de Donaciones Culturales, que considera como donantes a empresas y personas naturales y como principales donatarios a corporaciones y fundaciones culturales de derecho privado sin fines de lucro. Considera un 50% de exención tributaria para los donantes y se asume la condición de las corporaciones como administradoras de los proyectos, a cambio de un overhead que ayuda a su financiamiento.
Gestores en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.La designación de alrededor de 200 personas que integran los diferentes estamentos participativos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes fue hecha inicialmente en 2003/2004 en base a las propuestas de 517 organizaciones culturales catastradas a nivel nacional. Dos gestores culturales formaron parte del primer Directorio Nacional de once miembros , designados por el Presidente de la República, por cuatro años, reelegibles, a propuesta de organizaciones culturales nacionales. Ocho de los 13 primeros Directores regionales de cultura fueron gestores culturales. El Comité Consultivo nacional tiene, por Ley, un representante de las corporaciones y fundaciones culturales. Normalmente, hay presencia de gestores culturales en los 13 consejos regionales, sean directivos o consultivos.
El Documento “Chile quiere más cultura” Definiciones de Política Cultural 2005-2010 fue elaborado en dos convenciones nacionales del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en agosto 2004 y agosto 2005, con participación de los consejos directivos, consultivos y sectoriales.
La principal fortaleza que ha desarrollado la gestión cultural en Chile en los años recientes, es su profesionalización. Se ha posicionado el tema de la gestión cultural en todos los niveles del país con la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la instalación de su sede en Valparaíso y la formación de Consejos Regionales a nivel de todo el país.
Se ha fortalecido la gestión cultural pública en el área del patrimonio, especialmente el Proyecto Biblioredes apoyado por la Fundación Bill&Melinda Gates. Actualmente se discute en el Poder Legislativo la creación de un Instituto del Patrimonio.
La Red de Centros Culturales de América y Europa, creada en 1992 en Madrid, ha permitido la realización en Chile de instancias de intercambio y cooperación como el 4° Encuentro de la Red; el Encuentro de Gestores bolivianos y chilenos; el Encuentro de Directores Culturales de Bancos Centrales de América Latina y el Encuentro de Gestores peruanos y chilenos.
Un importante retroceso en el financiamiento del sector privado Se produjo debido a la modificación de la Ley de Donaciones Culturales, en 2003, que dañó la confianza de las empresas.
Una debilidad en el desarrollo de la gestión cultural en Chile es la falta de un mayor (re)conocimiento en los medios de comunicación y, por tanto, en la opinión pública. No tenemos “capacidad de escándalo” como los representantes de la farándula. Otra, es la falta de un mayor desarrollo y protagonismo de la gestión cultural de y en las regiones.
Faltan también mayores avances a nivel local o municipal. Existe descoordinación en la formación universitaria de gestores culturales. Es necesaria una mayor intervención de la sociedad civil en el desarrollo cultural, especialmente para dar contenido a las instancias de participación creadas por la Ley del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Desde esta perspectiva, está pendiente introducir el factor audiencias culturales – y por tanto, la gestión- en la evaluación de los proyectos artísticos presentados a los fondos concursables. Tarea que ha asumido la Ministra Paulina Urrutia desde su nombramiento, en marzo 2006.
La Presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en su primera entrevista, se refirió al desarrollo de audiencias: “hemos apoyado la producción de obra, pero ahora tenemos que hacer la conexión con las audiencias. Lo que significa fidelización de audiencias de espacios específicos, pero también programas de formación de juicio crítico de los espectadores. Dentro de los desafíos que tenemos claros, están la formación de audiencias y el desarrollo de una crítica especializada que nos permita dar códigos de lectura a la gente… hasta hoy, la única manera en que se ha pensado la integridad en el desarrollo cultural se traduce en que el artista que quiere hacer algo, lo haga. Pero es necesario invertir en que la gente pueda leer y comprender lo que hacemos. Hasta aquí no tenemos asignación de fondos en programas de ese tipo y tenerlo significa confianza e inversión en un plan de desarrollo que recaiga en la ciudadanía y que convierta lo que se ha generado artísticamente en vida cultural. Eso requiere un camino político que hace falta recorrer”.
Principales ámbitos de desarrollo de la gestión cultural en Chile y de trabajo para los gestoresSegún un estudio de Girarte, publicado en noviembre de 2007,”Solo 44% de los gestores culturales tiene formación profesional. El 27% de esos profesionales se han formado en instituciones nacionales. Es la primera vez que esta diferencia se refleja en una investigación de la profesionalización de la gestión cultural. Si bien se considera una profesión elitista los ingresos no indican esa categoría. Autodidactas, cursos, talleres y la experiencia laboral hace que esta profesión sea aún en gran parte, considerada un sector informal. En este panorama generalizado, se muestra esta profesión, que nació en los años 80´ como especialidad”.
La encuesta arrojó además que el 41% proviene de profesiones como la docencia, periodismo, licenciaturas en arte, historia o estética, actor/actriz, diseñadores, artistas visuales, sociólogos y administradores de empresas. Siendo las leyes y la ingeniería comercial las profesiones base con menor alcance. Sin embargo, estas dos últimas son profesiones a los que si compete la gestión cultural, considerando que se manejan altos presupuestos, se debe conocer el manejo del mercado así como los modelos jurídicos y marco legal en que se sitúa la profesión.
En relación al ámbito de trabajo, la encuesta arrojó que el 27% de los gestores culturales se desempeña como productor cultural, 17% como administrador cultural, 15% es docente en materia cultural y 14% en cargos ejecutivos en distintos organismos. En relación a las áreas culturales, la encuesta arrojó que el 23% trabaja en el ámbito de las artes visuales, otro 23% en el las artes interpretativas o escénicas y un 16% en el ámbito patrimonial. Dentro de la gestión cultural el área audiovisual, literario y turismo cultural tienen la minoría, sumando en conjunto el 29%, cuyas áreas en esta profesión son aún incipientes.
El 37% trabaja en instituciones u organismos de carácter privado, público o asociativo, el 25% trabaja bajo su propia empresa o consultoría y solo el 26% se considera free lancer.
Frente a la pregunta ¿en qué cree usted que está el problema o tope en el desarrollo de un proyecto cultural? Se menciona la poca capacidad de gestión, de negociación y de articulación público-privada, así como la falta de conciencia en el país sobre la importancia de la creación y producción cultural para el desarrollo social y económico (Capital humano). Sin embargo, el financiamiento es el factor de mayor tensión o tope (42%). En relación a la modalidad de financiamiento de proyectos culturales, el 35% menciona el auspicio como herramienta, el 27% dice ser autofinanciados, el 16% menciona el Fondart como herramienta de financiamiento. Por último solo el 7% menciona la opción de financiamiento internacional.
Bajo este mismo tema, la situación operacional es un factor determinante, donde el 55% reconoce que nunca ha usado la Ley de Donaciones Culturales y el 35% dice haberla utilizado alguna vez. Los encuestados mencionan la necesidad de “mejorar esta legislación de manera que para las empresas resulte realmente atractivo auspiciar proyectos culturales. En la relación -Empresa -Auspicio y Gestión Cultural- proponen crear un marco legal y un modus operandi que permita una llegada mas fácil y productiva para la gestión cultural”.
Si bien se la considera una profesión elitista los ingresos no indican esa categoría: el 24% entre declara recibir honorarios entre 400 y 800 dólares, solo el 11% recibe entre 2 y 3 mil dólares y sólo el 3% supera los tres mil dólares en honorarios. En este tema se abstuvo un 32%. Bajo este panorama en relación a la remuneración como Gestor Cultural se observa que muchos de estos profesionales comparten la profesión con otra actividad (el 29%) apareciendo las siguientes áreas como las más mencionadas: la docencia, desarrollo de una actividad artística, entre otros y solo el 48% de los encuestados la gestión cultural es su principal fuente de ingreso. Estos antecedentes indican una gran necesidad que existe de regular el valor de mercado de un gestor.
En relación a la territorialidad, los profesionales de regiones, muestran una menor satisfacción de la profesión y proponen una mirada respecto al aislamiento en regiones, así mismo indican la existencia de un gran centralismo en todo orden de cosas en el campo cultural. De los que participaron de la encuesta, solo 25% era de regiones (en su mayoría las regiones de centro sur: Valparaíso a Bío Bío).
Más allá de este revelador Estudio de Girarte, las principales fuentes de ocupación de los gestores están en:
• Corporaciones y fundaciones sin fines de lucro
• Gobierno a niveles central y regional
• Municipios y sus corporaciones
• Industrias culturales
• Asesorías en planes de gestión de espacios culturales
• Creación, formación y desarrollo de audiencias
• Investigación y estudios de consumo e intereses culturales
• Asesoría en formulación de políticas culturales
• Empresas y fundaciones privadas
• Formación universitaria y no reglada (pasantías)
• Recaudación de fondos (fund raising)
• Turismo cultural y patrimonial
• Elaboración y desarrollo de proyectos
• Galerías de arte
• Producción cultural
Formación no reglada en gestión culturalLa capacitación de gestores culturales a nivel presencial y a distancia se ha multiplicado con iniciativas como la asesoría en planes de gestión, los seminarios realizados por la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural y el CNCA, las pasantías de gestores culturales, especialmente de regiones, en centros culturales de alcance nacional.
Algunos desafíos pendientes son la inserción de la gestión cultural en la educación, como parte de los planes de estudio a nivel escolar; el perfeccionamiento de la formación universitaria de calidad a niveles de Magíster; la formación internacional a distancia; la creación de redes de cooperación e intercambio a niveles nacional e internacional; la formación de observatorios del público; la creación de observatorios de políticas culturales; la generación de una bibliografía de estudios históricos y prospectivos sobre la cultura en Chile y desarrollar una normativa de acreditación de la formación en gestión cultural.
Hacia una política de formación de gestores.Parto del supuesto que gestión aplicada y formación en gestión son parte de un mismo proceso. La gestión requiere de formación, la formación surge de la práctica en gestión y la práctica en gestión está orientada por las políticas culturales. De la calidad de la formación dependerán la calidad de la gestión y viceversa. De ambas dependerá la aplicación y renovación de las políticas culturales.
La formación debe aspirar a satisfacer los diferentes tipos de necesidades de la gestión cultural, por tanto, deben existir diversos tipos de entes formadores. Los específicos como las universidades públicas y privadas, y las universidades regionales, nacionales y extranjeras, todas con el apoyo de la línea de becas de FONDART y otras.
Debe existir también formación permanente en los centros culturales nacionales y extranjeros, a través de las redes nacionales y extranjeras y sus seminarios, encuentros y proyectos cooperativos.
Sugiero entonces propender a una formación con posibilidades de intercambio y cooperación internacional permanentes. Tal trabajo formativo debe considerar las experiencias internacionales, especialmente la de los países vecinos; la menor unidad territorial nacional que son los municipios, y la máxima diversidad étnica -debe ser multicultural- etárea y social.
En síntesis, el desarrollo de la gestión cultural en Chile, que tiene sustantivos antecedentes en la década de los 90, ha alcanzado inéditos avances durante sus primeros años de profesionalización, especialmente en la institucionalidad del estado y ha tenido avances en la sociedad civil.
Para continuar desarrollándose, requiere de una mayor relación con los gobiernos locales; una política de formación de audiencias; una mejor formación profesional de sus agentes, y la constitución de redes nacionales e internacionales de intercambio y cooperación.
En particular, para un adecuado desarrollo del sector es indispensable considerar a la gestión cultural aplicada y la formación en gestión como partes de un mismo proceso.