De manera inédita en nuestro país, los fondos culturales 2017 del CNCA, invirtieron casi 300 millones de pesos en la celebración de los cien años del natalicio de Violeta Parra. Fueron $195.323.365 en 15 proyectos del Fondart y $ 98.910.966 en 13 proyectos del Fondo de la Música. Un total de $294.234.331 millones. Una bicoca, si pensamos en los casi 22 mil millones de pesos que las Estadísticas Culturales 2016 reconocen haberse destinado a la los Fondos Concursables de ese año. Los resultados están a la vista y, para muchos, Violeta será el símbolo del año cultural que termina.
Hubo tambien una gran tristeza: el 11 de marzo, en París, murió su hijo Ángel. Nacido en 1943, en Valparaíso, otro autodidacta del clan Parra, conocedor del guitarrón chileno desde los 10 años.
El impacto de Violeta entre los jóvenes, se vió reflejado en uno de los tres premios en categoría posgrado del Concurso Haz tu tesis en cultura, otorgado con puntaje máximo al ensayo Violeta Parra en el flujo del compostaje cultural de Andrea Casals Hill, que sitúa la vigencia de la folklorista en el terreno del reciclaje y la ecología. Distinción otorgada, casualmente, en el propio Museo Violeta Parra.
Quedará para la historia la completa biografía Después de vivir un siglo, del periodista Víctor Herrero, tambien autor de Agustín Edwards Eastman: Una biografía desclasificada.
"El libro desmitifica esa figura de ella como alguien outsider, incomprendida, -dice el autor- surge una Violeta Parra que tenía lo que hoy llamamos un sentido de marketing muy agudo. Estando en Europa, mandaba cartas a la revista Ercilla, Ecran, al diario El Siglo diciendo 'oye, he hecho esto, esto y esto otro en Europa, por qué no me escriben un artículo'. Eso se contradice con esa imagen de Violeta como esta outsider que nadie pescaba".
De hecho, relata Herrero, se codeaba con el círculo más poderoso de intelectuales y artistas, con Pablo Neruda, Enrique Lihn, Jorge Tellier, con un joven Víctor Jara, Margot Loyola y Gonzalo Rojas. "Ella es parte de ese establishment, lo que pasa es que es una figura atípica dentro de él por la forma en que se vestía, por su carácter fuerte. No era como la típica artista o intelectual de esa época".
Basado en investigaciones y conservadores de bienes raíces, confirmó que "ni la familia paterna ni materna de Violeta Parra eran realmente pobres. Y tampoco eran campesinos".
Pero no solo de Violeta se construye el relato del 2017. Nicanor hizo su parte, recuperando -con ayuda legal, de la PUC y de la prensa- parte de sus escritos que habían sido supuestamente vendidos por algunos de sus descendientes en busca de beneficios económicos no otorgados por el autor.
Más allá, 2017 fue el año del transcurso paralelo de dos trascendentes procesos condenados a fundirse.
La construcción de esta hoja de ruta fue el objetivo central de la Convención Nacional de Cultura 2017, instancia que reúne a los consejeros y miembros del Directorio Nacional del CNCA, además de representantes de los comités asesores, directores de fundaciones y corporaciones, agentes relevantes de las culturas y las artes. En esa ocasión además se revisaron otras instancias organizadas por el CNCA como la consulta Tu Voz Crea Cultura en torno al proyecto de ley para la creación del nuevo ministerio (2014), la Consulta Previa a los Pueblos Originarios (2014 y 2015), los Coloquios de Patrimonio (2016) y plenario (2017) y los Encuentros de Espacios Culturales 2016 y 2017.
"El libro desmitifica esa figura de ella como alguien outsider, incomprendida, -dice el autor- surge una Violeta Parra que tenía lo que hoy llamamos un sentido de marketing muy agudo. Estando en Europa, mandaba cartas a la revista Ercilla, Ecran, al diario El Siglo diciendo 'oye, he hecho esto, esto y esto otro en Europa, por qué no me escriben un artículo'. Eso se contradice con esa imagen de Violeta como esta outsider que nadie pescaba".
De hecho, relata Herrero, se codeaba con el círculo más poderoso de intelectuales y artistas, con Pablo Neruda, Enrique Lihn, Jorge Tellier, con un joven Víctor Jara, Margot Loyola y Gonzalo Rojas. "Ella es parte de ese establishment, lo que pasa es que es una figura atípica dentro de él por la forma en que se vestía, por su carácter fuerte. No era como la típica artista o intelectual de esa época".
Basado en investigaciones y conservadores de bienes raíces, confirmó que "ni la familia paterna ni materna de Violeta Parra eran realmente pobres. Y tampoco eran campesinos".
Pero no solo de Violeta se construye el relato del 2017. Nicanor hizo su parte, recuperando -con ayuda legal, de la PUC y de la prensa- parte de sus escritos que habían sido supuestamente vendidos por algunos de sus descendientes en busca de beneficios económicos no otorgados por el autor.
Más allá, 2017 fue el año del transcurso paralelo de dos trascendentes procesos condenados a fundirse.
La elaboración participativa de las políticas culturales que regirán hasta el 2022, aprobadas por unanimidad por los miembros del Directorio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes bajo el título Cultura y desarrollo humano:derechos y territorio, http://bit.ly/2ldUx9x resultado de un extenso y amplio proceso que comenzó en 2014 y contempló instancias participativas, que solo en 2017 incluyeron a más de 6.300 personas.
Trabajo que se desarrolló en paralelo a la transformación de la institucionalidad pública en cultura, y la creación, por primera vez en Chile, de un Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Que culminó el 13 de octubre con la promulgación, en La Moneda, de la ley.
Del diálogo, integración y aplicación de ambos procesos, ya terminados, surgirá en forma y fondo el trabajo de las políticas culturales en el cuatrienio que comienza.
Por otra parte, en mayo se inició el primer curso en Chile y segundo en AL, de Alta Gestión Pública en Cultura, organizado por el Centro Cultural Estación Mapocho, Goberna, la Universidad de Valparaíso y el apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que benefició presencial y virtualmente a 26 profesionales directivos en gestión cultural de todo el territorio. Ese mismo centro, en sus diversas actividades, volvió a cruzar la barrera del millón de visitantes el 2017, alcanzando en 22 años un total superior a los 19 millones (19.103.261), si se considera su público desde 1995.
Cifras positivas, como las de niveles de lectura, asistencia al cine y las artes escénicas, infraestructura y otras de 2016, dadas a conocer públicamente el 26 de diciembre por la Directora del INE y el Ministro de Cultura. En la presentación del volumen que las reúne http://bit.ly/2C90Oh8 , sin embargo, fueron ambos pesimistas respecto a que en el futuro informe 2017 vayan a crecer las audiencia del cine chileno que, cosecha y cosecha triunfos en el exterior, pero no logra vencer la desidia del público nacional, que mayoritariamente favorece el cine originado en los Estados Unidos, a pesar de la enorme figura mundial en que se ha convertido, este año, Daniela Vega.
Después de las elecciones de diciembre, se comienzan a vislumbrar posibles primeros problemas para las nuevas autoridades de la cultura, como el riesgo de quiebra que esbozó en la prensa Frédèric Chambert, Director del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile. Si ocurriran o no los implícitos, no es posible adelantarlo, pero llama la atención que no hay mejor momento que cuando se acerca el inicio de un nuevo gobierno, para plantear las urgentes necesidades de un espacio que requiere del mayor apoyo público posible.
Cierra el año con las primera especulaciones respecto de quienes serían las autoridades a contar del 11 de marzo de 2018. El actual Ministro sólo se atrevió, en la prensa, a sugerir como perfil, el tener una gran experiencia en el sector público. Entre las variadas figuras apuntadas aparece la actual Directora del Museo Violeta Parra.
¿Otra diablura de los Parra?