26 enero 2010

ESCUDO AZUL PARA PROTEGER EL ARTE DE HAITÍ




La subdirectora general de Cultura de la UNESCO, Françoise Riviere, ha hecho un llamamiento internacional para proteger del "pillaje" el patrimonio cultural de Haití tras el terremoto que ha asolado el país y ha propuesto un embargo que impida temporalmente la compraventa de sus obras de arte.

Riviere ha lanzado esta iniciativa en el homenaje rendido en Madrid al Comité Internacional para el Salvamento de los Tesoros de Arte Españoles, organismo en el que se unieron 1939 los principales museos europeos y el Metropolitan Museum de Nueva York para salvar de los bombardeos de la Guerra Civil centenares de obras, que viajaron al extranjero.

Inspirándose en esa idea, Riviere ha instado a los principales museos del mundo a salvaguardar el patrimonio haitiano, preservar sus obras de arte.

Así como la bandera azul de Naciones Unidas abrigó el cuerpo de la abogada chilena Andrea Loi, luego de fallecer en el reciente terremoto mientras cumplía su deber de ciudadana del mundo, la Red Iberoamericana de Gestores Culturales Ñandutí, ha realizado un llamado a desplegar el "Escudo Azul" de Naciones Unidas sobre el arte haitiano.

La Red Ñandutí, compuesta por gestores de diversos países iberoamericanos, hace un llamado al Comité Internacional encargado de actuar en estas circunstancias catastróficas, para que se movilice ante la destrucción de gran parte de las edificaciones y lugares que conservan el patrimonio cultural haitiano; así mismo debido a los ocasionales saqueos que se experimentan en la ciudad de Puerto Príncipe, es importante instrumentar medidas preventivas de carácter urgente necesaria en estos momentos.

En tal sentido, los miembros de la Red Iberoamericana de Gestores solicitan al Comité Internacional del Escudo Azul, a acelerar las labores de rescate y conservación patrimonial haitiano. Insta además a la UNESCO a canalizar efectivamente las labores que emprenda el referido Comité y facilite los recursos necesarios para garantizar el salvamento y protección de dicho patrimonio artístico y cultural.

La Red “Ñandutí”, saluda el Mensaje del Presidente del Consejo Internacional de Monumentos (ICOMOS), Sr. Stanislas Tarnowski a raíz del terremoto en Haití, en el que indica que una vez que la asistencia humanitaria haya concluido, lanzará un llamado a todos los miembros del ICOMOS que se unan en solidaridad para ayudar en la manera posible con la recuperación y rescate del patrimonio, y solicitará a los miembros y grupos de miembros del ICOMOS a integrarse y formar parte en los equipos de voluntarios que trabajarán en Haití; igualmente el pronunciamiento que en el mismo tenor hizo el Sr. Gustavo Araoz, Presidente del ICOMOS.

La Red Ñandutí, solicita a la comunidad internacional desplegada en esa nación caribeña, a que de acoger las acciones del Escudo Azul, tomen en cuenta al patrimonio inmaterial, tal como lo establece la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobado en el año y que ha entrado vigor en 2006; ya que la misma “…entiende por “salvaguardia” las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, promoción, valorización, transmisión –básicamente a través de la enseñanza formal y no formal- y revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos”.

Por su parte, el Consejo internacional de Archivos, con sede en París, emitió el 15 de enero una Declaración sobre el terremoto de Haití. Su texto señala:

El Consejo Internacional de Archivos se ha enterado con gran emoción del terremoto que golpeó Haití el pasado 12 de enero. A través del Consejo, el conjunto de la comunidad archivística mundial expresa su más sentido pésame a las víctimas de este desastre y a sus familiares.

Seguimos muy de cerca el curso de los acontecimientos y con nuestros colegas de la red internacional del Escudo Azul, recogemos toda la información útil que nos permitirá prestar una ayuda eficaz y tan rápida como posible. Nos estamos organizando para hacer frente a esto en su debido momento. Las prioridades inmediatas son de una naturaleza totalmente diferentes y de una escala completamente distinta: encontrar a los desaparecidos y rescatar a los heridos y personas sin hogar.

19 enero 2010

ZUBIN, EL MENSAJERO

En una de sus primeras visitas a Chile, luego del concierto que había dirigido en Valparaíso, el maestro Zubin Mehta se llevó dos impresiones fuertes en un restaurante ubicado en los cerros del puerto. La primera, fue descubrir la hermosa visión de la bahía, enteramente iluminada, en una fría noche de agosto. Sacó su teléfono móvil y llamó de inmediato a su casa, en Bombay, para compartir con sus seres queridos que estaba frente a una de las radas más hermosas del mundo.

La segunda, fue encontrar a una joven pareja porteña que celebraba, en una mesa cercana, una romántica cena y que no podía creer que de pronto estaban frente al propio Zubin Mehta. El galán, sin hablar idioma alguno que fuera comprensible para el maestro, se agitó de tal manera que logró, mediante señas y gestos, hacerle ver que era pianista. Una fotografía con Mehta coronó de manera sublime el encuentro amoroso. Luego de ello, el maestro pudo plácidamente orquestar los sabores marinos locales con el fortísimo ají que habitualmente lo acompaña en un hermoso pastelero.
Sólo con gestos, el diálogo entre el Director de la Orquesta de Israel y el pianista de Valparaíso nos había dejado un mensaje de entendimiento.

Tal como lo hace Zubin, siempre en agosto, cada cuatro años, cuando llega con su magnifico conjunto, demostrando que la formación de audiencias culturales requieren de regularidad tanto de tiempo como de públicos. Especialmente de jóvenes.

La primera vez fue en 1997, en el Centro Cultural Estación Mapocho -ocasión a la que pertenece la foto inicial- cuando de la mano de Mozart, Richard Strauss y Brahms, Mehta se maravilló ante un público de más de cuatro mil cuatrocientas personas compuesto por miembros de las orquestas juveniles, estudiantes de música, profesores del ramo de todo el país y público habitual del centro cultural y la temporada de la Fundación Beethoven. Un público musical. Era 5 de agosto y hacía un frío penetrante. En el escenario, calefaccionado por un ingenioso sistema de aire caliente que emergía por los pies de los músicos, lo que más se advertía era tibieza.


Las veces siguientes -2001 y 2005- hubo funciones en el Aula Magna de la UTFSM de Valparaíso y el Teatro Municipal de Viña del Mar. Se conservó siempre una segunda función, en el Teatro Municipal de Santiago.

Demostrando el desarrollo alcanzado por las artes en el país –ya registrado en cifras recientes de una encuesta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes- la visita más reciente, el 29 de agosto 2009, reunió a más del doble de la primera: diez mil personas en la Movistar Arena que disfrutaron de Beethoven, Strauss, Haydn y Violeta Parra. Sin embargo, el perfil del público fue muy parecido a aquel de la Estación Mapocho: cinco mil músicos de las orquestas juveniles de todo el país eran el fuerte, les acompañaron centenares de miembros de la sociedad coral de profesores, la federación de coros de Chile, miembros de los coros evangélicos, mormones y del crecer cantando, los integrantes de los elencos estables de la USACh y la U. de Chile. Un público musical.

Sólo que esta vez, en la platea, un señor mayor, de bigotes y anteojos gruesos, agregaba a la satisfacción de las veces anteriores en que, como ésta, había gestionado la visita de la Filarmónica de Israel, un reconocimiento no menor: ostentaba la medalla Pablo Neruda, máxima condecoración al mérito cultural que entrega la Presidenta de la República por disposición del Directorio Nacional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Isaac Frenkel, que así se llama el responsable de haber recibido a éstos 120 visitantes, se parece mucho a la definición que la Presidenta Bachelet hizo de él en la ceremonia, en el Palacio de La Moneda: “un benefactor de la música en Chile, que ha traído tanto bien al país”.

Cuando recibió la medalla, en el Salón Montt-Varas estaba su amigo, Zubin Mehta, que ocupaba sus eminentes manos para aplaudir al galardonado, cediendo temporalmente el protagonismo a quién hace posible que los diestros de la Filarmónica de Israel hayan dado 12 clases magistrales a 600 jóvenes músicos chilenos, contemplen a nuestro país en sus giras mundiales como un destino habitual y nos brinden cada 1460 días una noche invernal en que nadie se acuerda de la baja temperatura y todos recordamos a ese asombroso director de orquesta que extrae de un centenar de músicos que vienen del medio oriente el lenguaje de la música, que se parece mucho al lenguaje de la paz universal, y que explica que esa noche de agosto haya sido, una vez más, una de las mejores del año 2009.

04 enero 2010

A FALTA DE PAN... BUENAS SON LAS TORTAS


Un viejo refrán campesino que alude a las dificultades para hornear el pan nuestro de cada día, señala que éste puede, en ocasiones y sólo en ocasiones, ser reemplazado por tortas. Es decir, por trozos de harina de mal aspecto, sin levadura y de digestión más ardua que una buena marraqueta o un mejor pan amasado, recién cocido.

Es lo que le ocurre a la candidatura de Sebastián Piñera respecto de la cultura. Cuando no se tiene pan del fresco y bueno, éste no se puede improvisar. En este ejemplo, una buena hogaza son los miles de creadores que apoyaron a las otras tres candidaturas y que tienden más bien a reunirse en torno a la que pasó a segunda vuelta. Otra barra apetitosa es la amplia experiencia que tienen los gestores culturales que durante los gobiernos concertacionistas han elaborado, desarrollado, aplicado y evaluado políticas culturales, incluyendo la formación de público o audiencias. Rutina de la que carecen los seguidores de la candidatura de derecha. A excepción de aquellos –no pocos pero opacos en la campaña- que se han sumado con entusiasmo a aplicar las políticas culturales que nos legaran los mandatos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, que tienen una vocación original de ser políticas de Estado.

Por consiguiente, ¿qué nos dicen los mosqueteros de la derecha cuando señalan que “ha llegado el cambio a la cultura”? Simplemente palabras vacías, sin contenido, lo que en política pura y dura se llamaría demagogia y cuya sinonímica es “engaño”.

Tenemos entonces que lo adecuado sería no hablar de cambio, dado que lo que se plantea en el programa derechista es continuidad, “construir sin destruir”, ampliar los recursos de los fondos concursables y otras medidas, dado el escenario que tenemos, tan realistas como poco imaginativas.

Por consiguiente, la consigna general del cambio, en este caso, no armoniza. Debemos entonces –deben haberse planteado los estrategas- hacer algo que haga consistente el discurso corriente del candidato con el sector cultural. Como no tenemos política original, tengamos rostros diferentes y convirtamos el debate cultural en la cooptación de grandes nombres que insinúen al menos la hojarasca de un cambio.

Efectivamente, hay cambios, pero de bloque y de personas. Un par de conocidos escritores dan un salto y aparecen al lado opuesto de su trayectoria acostumbrada. ¿Podemos ahora hablar de cambio? Tan cambio como si el “Chupete” Suazo se fuera a jugar a un equipo europeo dejando su Monterrey mexicano. O que un empresario históricamente de la UC se comprara acciones del Colo-Colo (¿suena conocido?). Pero el fútbol sigue siendo el fútbol y sus reglas no varían.

Pero CAMBIO de políticas o de fondo, nada.

Así, el que se arregle un debate sobre la libertad de la cultura no dejará de ser una demostración más de la sabiduría campesina: a falta de pan (espesor cultural) buenas son las tortas (el cambio individual de algunas personas).

Afortunadamente, marraquetas, panes batidos, pan francés, hallullas, colizas, baguettes, amasados, dobladitas, panes integrales y hasta lo que queda de panes de pascua, siguen engalanando la mesa chilena dónde sus usuarios, al menos en cultura, no se compran la consigna del cambio de lado en reemplazo de un cambio profundo que hasta ahora la derecha ni siquiera es capaz de sospechar.

Sólo consiguen contentarse con unas modestas tortas, aunque las condimenten con chicharrón peruano.