19 diciembre 2013

LA VERÓNICA DEL MINISTRO ROBERTO AMPUERO



Con una inesperada verónica, como aquellas de los buenos toreros, el Ministro Roberto Ampuero sorteó, el 17 de diciembre 2013, la compleja misión de dar cuenta de cuatro años de trabajo del CNCA, obligado por el fin del gobierno que le permitió sólo nueve meses de gestión. La tarea era titánica, pero sobretodo con poco que mostrar, menos si se comparaba con el programa ofrecido desde aquellas días de los grupos programáticos Tantauco.

La obra realizada tiene dos orígenes: la inercia de los dos gobiernos anteriores que habían cumplido con instalar y hacer funcionar la nueva institucionalidad iniciada el 2003 y la sorpresa del terremoto del 27F que obligó a destinar recursos a la reconstrucción patrimonial. En atención a lo reducido del legado, Ampuero amplificó el periodo a reseñar y optó por resumir los diez años de existencia del Consejo de la Cultura y las Artes.

No sólo eso, también recogió aquello que, según lo anunciado por el programa de la recién electa Presidenta Bachelet, será el sello de su gestión en cultura: multiculturalismo y descentralización.

Saludó en lenguas de nuestros pueblos indígenas y esbozó logros región por región, escudriñando en cada una de ellas los avances recientes así como sugiriendo rasgos que las caracterizan permanentemente, así por ejemplo, escuchamos en más de una ocasión que el sello de Arica Parinacota es la cultura afro descendiente y el de Magallanes, su proximidad con la Antártica.

El resto de lo descentralizador lo puso con su ejemplo: ejercer desde Valparaíso -un sueño de Agustín Squella, mentor de la institucionalidad vigente- que los ministros anteriores lo vivieron como pesadilla. El hecho lo reconocieron las autoridades locales y nacionales residentes en la zona, que acompañaron a Ampuero en número y solemnidad, destacándose el hecho de que la cuenta se entregaba en un emblemático edificio patrimonial que había sido rescatado desde el abandono y el oprobioso apelativo de "ratonera" por una iniciativa privada y educacional (¿otro símbolo?).

Luego de recorrer aspectos pertinentes de la historia de Valparaíso como los aportes filantrópicos de antiguos habitantes (Federico Santa María, Pascual Baburizza, Juana Ross de Edwards), diversidad religiosa ("el primer cementerio de disidentes") y valentía (el bombardeo de la escuadra española a una indefensa ciudad puerto el 31 de marzo de1866), Ampuero se refirió a las figuras que habían encabezado la construcción de la institucionalidad cultural chilena que cumple diez años: Manuel Antonio Garretón, Milán Ivelic, Agustín Squella, Raúl Allard, ente otros, junto con reconocer el aporte de los tres Ministros que lo antecedieron.

En el escenario de una década era posible encajar la principal obra, de lejos, de ésta y las anteriores administraciones: la infraestructura cultural. Desde la propia sede del CNCA, ex correo de Valparaíso y su cercana ex Cárcel, hasta los teatros regionales de zonas extremas como Punta Arenas ("con fondos municipales y regionales") e Iquique, sin dejar de mencionar al GAM, eludiendo con otra verónica - menos vistosa- la impresentable decisión del gobierno que representa, de postergar sus segunda y tercera etapas. En concreto, se multiplicó para 2014, cuatro veces el presupuesto 2013 para Teatros Regionales.

Dada la infraestructura existente, es natural destacar los esfuerzos por ocuparla a través de programas de formación de redes y ampliación de fondos concursables para estimular a creadores y gestores a darles vida. El presupuesto 2014 considera una nueva glosa, de más de 4 mil millones de pesos, para la llamada Red Cultura. Con cargo al este ítem "se podrán financiar iniciativas de intercambio entre programadores y oferentes de programación, actividades de fomento a la programación de contenidos artístico culturales de calidad, iniciativas de apoyo al desarrollo cultural local en comunas con altos índices de población vulnerable, iniciativas de apoyo a la gestión de infraestructura cultural municipal y regional, asesorías para el desarrollo cultural municipal y formación para los actores culturales".

Ambos programas incrementados tienen su germen en la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural creada el 2000 y sus tres seminarios de la "Red Nacional de Espacios Culturales" para responsables de dichos espacios, iniciados en el Museo Lord Cochrane de Valparaíso, en junio de 2001, dos años antes de la creación del CNCA.

En el crecimiento presupuestario, las noticias fueron que para 2014 se asignaron al CNCA $ 52 mil 579.772 millones versus $ 46 mil 831.705 millones de 2013, con un crecimiento del 12%, y la ampliación de recursos para fondos concursables que también superó el porcentaje de crecimiento del presupuesto nacional -$ 27 mil 399.453 millones, versus $ 24 mil 909.702 millones de 2013, con un 9% de crecimiento.

El Ministro calificó como un gesto republicano a quienes lo sucedan este crecimiento presupuestario. No fue el único gesto de ese carácter en los meses en que Ampuero ocupó el sitial de Plaza Sotomayor. Otro fue su presencia en un amplio debate en el Parlamento dispuesto a escuchar, por primera vez, al mundo de la cultura en su conjunto, respecto del proyecto de ley de ministerio, que continúa su camino en la Cámara de Diputados recibiendo recientemente a representantes de pueblos indígenas y de Libertad y Desarrollo. Por ahora, parece haberse convertido en un cascaron vacío, a punto de ser llenado por el gobierno recién electo, de contenidos muy diferentes a aquellos de su primera versión, enviada por el gobierno saliente.

Otro aspecto legislativo, que quiso ser la fortaleza de su antecesor, terminó con un pobre balance de una ley de donaciones culturales aprobada precisamente sin el aspecto que éste más quería: las pymes culturales. Lo demás fue un anuncio conocido, como la modificación de la ley de premios nacionales que data desde el primer Directorio Nacional del CNCA (2004/2008).

Original fue el anuncio de la incorporación del factor estético en las licitaciones públicas más allá del meramente presupuestario, un verdadero desafío a contralorías, haciendas y otras burocracias poco entrenadas en este arte.

Hay otros gestos en el ámbito de la descentralización como son la entrega de galardones en capitales regionales y, a la inversa, la entrega en La Moneda de premios internacionales, que contaron con la presencia del Presidente de la República, como los que recuerdan a Pablo Neruda y Manuel Rojas.

Un gesto no menor si se considera que la administración que termina no dejara una huella favorable en la cultura. Más bien al contrario: deplorables comportamientos de funcionarios de confianza tanto en el mal trato de personas vía medios electrónicos como en la solidaridad de un ex Director regional con procesados por atentados a los derechos humanos, se unen a reducciones presupuestarias a Balmaceda Arte Joven, Matucana Cien y la mencionada sala del GAM.

Para Ampuero, uno de los grandes hitos en materia internacional de esta administración -junto a la presencia en la FIL de Guadalajara y la Bienal de Venecia- será la realización de la Sexta Cumbre Mundial de las Artes, organizada por el CNCA en conjunto con la Federación Internacional de Consejos de Artes y Agencias Culturales (IFACCA). Éste es el principal encuentro de reflexión cultural a nivel internacional, que reunirá en enero de 2014 en el Centro Cultural Estación Mapocho a cerca de 500 expertos en políticas culturales, representantes de ministerios, agencias culturales y académicas de todo el mundo para debatir sobre Tiempos creativos y nuevos modelos para el desarrollo cultural. “Desde luego, son múltiples los desafíos que tiene aún el devenir cultural en Chile y no podemos avanzar en este mundo global sin tener espacios de diálogo”, concluyó.

Diálogo que, al menos en cultura, nunca debe interrumpirse. Como lo prueba el que no es posible aislar su desarrollo por períodos presidenciales sino por ciclos más amplios, conforme a su especial dinámica.

18 diciembre 2013

CONSUMIDORES OMNÍVOROS Y CENTROS CULTURALES



Parece existir una correlación entre el consumidor omnívoro de cultura -recientemente detectado por encuestas- y la emergencia en el país de centros culturales multi propósito, a contar de los 90, cuando se inauguró el Centro Cultural Estación Mapocho. Su característica es ofrecer programaciones diversas de manera simultánea (libros, música, artes visuales, teatro), recibir grandes cantidades de público (este año el CCEM superó el millón de visitas con un promedio histórico de 800 mil) y realiza esfuerzos por fidelizar audiencias a través de los Observatorios de Público y otras argucias…

Como decanos de los centros culturales en Chile, en el Centro Cultural Estación Mapocho se sienten co responsables de este personaje recientemente descubierto y que probablemente forma parte de ese 83,6% de público fidelizado por el espacio, según las cifras de su balance 2013.

Desde su Directorio, que se ha esmerado en orientar a compartir espacios, lo que se hace uniformando los horarios de las actividades de modo tal que los visitantes de una feria o un festival puedan disfrutar gratuitamente de las salas de artes y viceversa, hasta los programadores de las tres salas de artes visuales (Lily Garafulic, Salón Bicentenario y Sala de fotografía Joaquín Edwards Bello) y las salas artes escénicas: Ana González, Tennyson Ferrada, Isidora Aguirre y Raúl Ruiz, todos empujan hacia una meta común: "que quién ingresa al Centro Cultural salga un poco más culto que cuando entró".

No es extraño entonces encontrarse con Dinosaurios Animatronics  –que ayudan a la entretención familiar y al permanente autofinanciamiento del espacio- que conviven plácidamente con exposiciones de fotografía y de artistas plásticos emergentes, mientras en otras salas residen compañías de teatro o danza.

En un entorno arquitectónico y patrimonial que no parece ser hostil al “omnivorismo”, sino por el contrario, estimulante a conocer las ofertas de creadores jovenes que se presentan en un monumento nacional, receintemente engalanado con una nueva señalización y sendos ascensores para acceder a su cuatro niveles.

Es lo que Chile y la cultura iberoamericana toda ofrecerán a la Cumbre de la Cultura y las Artes, que por primera vez se hará en un país cuyo idioma es el castellano. No sólo un entorno patrimonial, sino un espacio lleno de audiencias que -en sus salas permanentes de teatro y artes visuales- convivirán esta vez con los casi quinientos delegados de todo el mundo.

Una experiencia para no perdersela.

05 diciembre 2013

¿CRISIS DE SALAS? OPORTUNIDAD DE ALIANZAS

¿Se puede hablar de una crisis de los teatros para las artes de la representación? Hubiera bastado con que se completara la segunda etapa del GAM para que no estemos siquiera preguntándonos sobre aquello. Sólo podemos hablar de un lamentable accidente que afectó al Teatro Municipal y a aquellas producciones que planeaban ocuparlo en el corto y mediano plazo. De hecho, en esta semana se han programado conciertos sinfónicos en el Teatro Caupolicán –Paolo Bortolameolli dirigiendo la Consagración de la Primavera, con excelente resultado- y la Orquesta Sinfónica en el Municipal de Las Condes, en el marco de una asociación con una nueva sala que anuncia Corpartes para 2014. Es decir, más bien se abren oportunidades para mejorar la ocupación de los espacios existentes.


La ciudad de Santiago y el país cuentan, desde 2000, con planes y proyectos para dotarnos de una infraestructura suficiente para acoger la diversidad de manifestaciones artísticas –escénicas y no escénicas- que Chile requiere. Tanto que los programas de gobiernos sucesivos, junto con culminar tales planes, enfatizan más el cómo llenar de contenidos espacios edificados desde entonces que la necesidad de construirlos. De aquella época datan los teatros de Rengo, Matucana Cien, Renaico, Angol, Nancagua y el Club de Jazz de Coquimbo.

Cabe recordar que el número ocho de las Definiciones de Política Cultural 2005-2010, formuladas por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, tituladas “Chile quiere más cultura”, de mayo 2005, señala: “Creación de un Centro Nacional que contenga, de acuerdo a los estándares internacionales, espacios para la representación de las artes escénicas y de la música. Ello debe asegurar óptimas condiciones para la interpretación escénica y la ejecución de todo tipo de música”.

Tal mandato, recibido por el gobierno de Michelle Bachelet implicó que, producido el desafortunado incendio del entonces Edifico Diego Portales, la Presidenta constituyera una Comisión Interministerial que se abocara a definir el destino del edificio siniestrado, con la concurrencia de la Ministra de Cultura, Paulina Urrutia y los titulares de Defensa (ocupante de la Torre del complejo); Vivienda y Urbanismo, y Bienes Nacionales.

La Comisión recomendó instalar en el lugar el Centro Nacional de Artes Escénicas y Musicales que recomendaba la Política Cultural de Chile, cuya obra comenzó de inmediato, con el respectivo Concurso de Arquitectura, Estudio de Audiencias y una Consultoría sobre Unidades de Negocios que contribuirían al financiamiento del flamante Centro Nacional.

Su primera etapa fue inaugurada al comenzar el mandato del Presidente Piñera, en septiembre de 2010. Inexplicablemente, las etapas dos (Sala para alrededor de dos mil personas) y tres (Torre para unidad de negocios) fueron postergadas hasta el final del mandato, sin que tengan una fecha de término.

Es lamentable que, a pesar de diversas manifestaciones de interés por completar este necesario proyecto –incluida una memorable portada de Artes y Letras- sólo el incendio del Teatro Municipal haya dejado de manifiesto la necesidad de terminarlo.

Después de la presentación de “Chile quiere más cultura”, se han inaugurado en el país, entre otros, el Teatro Regional del Maule, el Regional de O’Higgins, el Municipal de Punta Arenas, el Municipal de Las Condes, el Teatro del Lago de Frutillar, la Arena y La Cúpula del Parque O'Higins, el Teatro de Carabineros, el Chimkowe de Peñalolén, se ha recuperado el llamado Nescafé de las Artes, se han incorporado a temporadas de música el Municipal de Temuco, el Teatro de la Universidad de Concepción, nacieron salas aparejadas a centros culturales nuevos (como Cerro Navia, Cerrillos, San Joaquín, en la capital) y en casinos de juego -como en Talcahuano-, según exige la legislación.

Por haberse declarado desierta su licitación dos veces, permanece en la incertidumbre el Teatro Oriente, en Providencia. En espera permanece también el Teatro Teletón, quizás aguardando aliados que colaboren en llenarlo de actividades los días en que no cumple su misión principal.

No faltan salas, sólo que los responsables de llevar a cabo nuestra política cultural en los últimos cuatro años no han cumplido con la tarea iniciada, dejándose alucinar por iniciativas de largo aliento, como los teatros regionales de Bío Bío, Coquimbo e Iquique, que permanecen en proyecto.

Como enseñanza, sería una buena idea que elencos estables como aquellos del CEAC, el Municipal, la U. de Concepción, las Orquestas Juveniles o el Bafona, se vinculen institucionalmente a las principales salas del país, de modo que sus administradores conozcan con antelación la programación de los mismos, puedan compartir espectáculos y enfrentar imprevistos como el que aqueja al Teatro Municipal.

Con esa aspiración -reunir en una mesa a las principales organizaciones vinculadas a las artes escénicas y musicales del país- fue fundada, en 2008, la Corporación del Centro Cultural GAM. Tal vez, los nuevos vientos también recuperen ese proyecto, en el terreno jurídico.