09 julio 2024

QUIMANTÚ Y LA REVISTA QUE NUNCA EXISTIÓ





Despertó tanta curiosidad que terminó exhibida en la muestra "Cómo diseñar una revolución, la vía chilena al diseño", atracción final del gran muro que mostraba la totalidad de las portadas de libros y revistas que Quimantú editó entre 1971 y 1973. Es la maqueta de la "Revista de los jóvenes trabajadores" cuya única diferencia con otros números cero es que fue impresa, en algunas pocas decenas de ejemplares. Que se perdió en el tiempo, dado que la revista nunca llegó a publicar su número uno.


Es que al ser sometida a los Comités de producción de la empresa, despertó dudas, tanto por el alto costo que implicaban las cuatro tapas a todo color, como por la extraña definición de que debía tener algunos artículos escritos a mano pues la letra de imprenta era vista, por algunos, como ajena a los jóvenes trabajadores.

Se quería una publicación juvenil diferente a la "burguesa" revista RITMO, de Lord Cochrane -editorial de Roberto, el hermano de Agustín Edwards, propietario de El Mercurio- y distinta de ONDA, la respuesta de Quimantú dirigida al mismo público, con algunas temáticas similares pero sin perder Ritmo en portada, con una comprometida historieta cuyo guión fue encargado al escritor mapucista Carlos Olivárez y el diseño de portada al artista Carlos Rojas. Su lema: "Hoy es el primer día del resto de tu vida". 

Para graficar el proyecto del área de publicaciones infantiles y educativas se resolvió imprimirlo. En total había máquinas en cantidades y qué mejor que mostrar el producto final. En esas discusiones estábamos los trabajadores de Quimantú, cuando bajo nuestras narices, es decir en nuestras impresoras comenzó a aparecer RAMONA, revista juvenil del Comité Central de las Juventudes Comunistas. Que reunía varias de las premisas que se esperaban de la Juvenil Obrera. Como tantos sueños editoriales, el proyecto no avanzó ni se supo más de él, 

Hasta que el diligente arquitecto Hugo Palmarola, una de las cabezas creativas de "Cómo diseñar una revolución..." se empezó a obtener un ejemplar para su exposición, que permaneció varios meses en el Centro Cultural de La Moneda durante 2023, convirtiéndose en una de las muestras más relevantes de la conmemoración de los 50 años del golpe militar.

Se enteró, Hugo, que entre mis archivos reposaba un ejemplar. Ni corto ni perezoso llegó hasta mi casa y respetuosamente lo solicitaré ofreciendo el contrato y seguro correspondientes, como en las exposiciones internacionales; muy bien ejecutados por los eficientes equipos del CCLM.

Visité varias veces la muestra completa, siempre finalizando en el último de los impresos de la gran sala poniente, que ocupaba un lugar de honor. En uno de esos recorridos, me asaltó la pregunta: ¿Y después de esto? ¿Qué? 

Difícil imaginar un destino para una revista "estrella" tan poco conocida como reveladora.

Recordé que, en 2022, había donado parte importante de los documentos de mi trabajo como gestor cultural y elaborador de políticas culturales, al Archivo Nacional, los que fueron recibidos con entusiasmo pues, para mi sorpresa, no existía en el allí una sección de Cultura, debido a la ausencia de un órgano de la administración dedicado a ello, o sea, un ministerio (  https://arturo-navarro.blogspot.com/2022/06/el-dulce-encanto-de-donar.html  ).

Esperaba entonces que, a fines del verano recién pasado, me llegaría, cuidadosamente forrada en papel seda, el ejemplar famoso y lo ofreció a las gentiles profesionales del Archivo Nacional.

Por cierto, había que programar una cita formal, para hacer entrega, firmar el Acta de Recepción y relatar la trayectoria de éste sin documento.

Lo que ocurrió al mediodía de un frío martes 9 de julio de 2024, cuando me dirigí -Metro mediante- a Miraflores 50 a depositar la revista, en el mismo inviolado envase en que me la entregará el CCLM.

La recibió la archivera Geraldine Aracena, no sin antes enfundar sus manos en teniendo guantes celestes.

Los mismos que no le impidieron redactar, con respeto y devoción, el solemne acto que dejaría para siempre la revista que nunca existió en poder del Archivo Nacional de Chile, "institución pública del Estado, creada en 1927 con el fin de reunir y conservar los archivos de los Departamentos de Estado y todos los documentos y manuscritos relativos a la historia nacional, y atender a su ordenación y aprovechamiento".

Otro vestigio de la historia de una empresa de propiedad de sus trabajadores que aportó a nuestra cultura más de una década de millones de ejemplares de libros y revistas, en solo tres años de vida.


 

24 junio 2024

GESTION CULTURAL ABRE CAMINOS EN LA ACADEMIA


Tendrían que pasar casi tres décadas para que, con no poca satisfacción, quienes buscan investigar en gestión cultural a nivel universitario en Chile pudieran ver resultados de sus empeños, bellamente impresos en papel. No podía ser menos que ello aconteciera en la sede central de la Universidad de Chile, casa de estudios que -como en otras disciplinas-, ha encabezado la profesionalización de variados oficios.

La tarde del 19 de junio de 2024 no fue cualquier tarde. Se respiraba tensión. El ingreso a la casa central, estaba dividido en dos caminos, a la izquierda, una mesa ocupada por estudiantes que desconocían antecedentes de la presentación en la sala Enrique Sazíé y pretendían registrar a quienes se dirigían al patio ocupado Ignacio Domeyko. A la derecha del invitado, el registro habitual de ingreso a la universidad, con el grabado electrónico del carnet de identidad, que recibía amablemente a las decenas de gestores culturales que deseábamos ansiosos tener en nuestras manos la anunciada revista.

En la sala Sazié, un nervioso director de la revista y director de Extensión de la Universidad, Fabián Retamal, recibía con amabilidad a los que seríamos público y a las presentadoras: Regina Rodríguez y Nivia Palma. Dos gestoras con vasta experiencia, que calibrarían, desde ella, los contenidos de la publicación.

Bien escogidas, Regina hablaría desde sus experiencias como gestora tanto en España como en Chile, en la actualidad dirigiendo con acierto uno de los más potentes centros culturales del país: el del Palacio de La Moneda. Nivia, desde su doble condición de elaboradora de políticas culturales y gestora cultural pública tanto en Fondart como en la DIBAM.

Una mesa con una treintena de ejemplares de la revista guiñaba el ojo a los asistentes que seguíamos con atención a las presentadoras. Hasta que, en el patio vecino, estalló una ceremonia mapuche que contaminó acústicamente las intervenciones y -curiosamente- trajo a la memoria de los mayores, algunos episodios similares de los cabildos culturales que convocaba Claudio Di Girolamo desde su entonces posición como Jefe de la División de Cultura del Ministerio de Educación, antecedente del Consejo Nacional de la Cuiltura y las Artes.

Nivia tuvo la delicadeza de mencionar a cada uno de los redactores de los doce artículos de la flamante revista comentando lo, que a su juicio, era lo más relevante. De pronto, deslizó una pregunta que impactó: ¿Cuántos de los estudiantes que se han formado en el Magister en Gestión Cultural que celebramos, tienen trabajos en lo que fueron formados? 

La respuesta de los asistentes no fue positiva pero constituyó a la vez un desafío para la siguiente década. Ojalá coronada por publicaciones impresas tan cuidadas como la que se presentaba.

Sin embargo, motivó también una necesaria distinción entre las tres corrientes que han caracterizado el desarrollo de la gestión cultural chilena, desde su aparición en los años 90.

La primera es que, en estas más de tres décadas, son muchos los que han trabajado en gestión de la cultura -en espacios y organismos tanto públicos como privados-, haciendo de la experiencia en ello, un relevante aporte. La que hace falta también darse a conocer, sin desmerecer que el factor experiencial puede contribuir a la segunda corriente, la académica; que es la que mayoritariamente nutre la publicación presentada.

Y la tercera corriente, quizás la más importante y necesaria, es la de los elaboradores de la política a seguir en cultura, los policy makers, en su versión en inglés.

Destaco su necesidad pues nos enfrentamos a una inédita coyuntura en la que se abre una perspectiva de ampliación sustantiva del financiamiento público a la cultura, sin que exista claridad sobre el destino de tales recursos, con el severo riesgo de seguir la inercia de "más de lo mismo".

Cabe entonces convocar a una gran discusión en la que tanto los académicos como los gestores experienciales y los interesado en formular políticas, resuelvan el futuro.

No es difícil encontrar en la historia reciente, ejemplos al respecto. El primero, cronológicamente, fue el caso de la profesión de Periodista, cuyo camino se inició desde la práctica, pasó a agrupaciones gremiales, luego a escuelas de formación universitaria y, finalmente, a facultades más complejas, de Comunicaciones.

En nuestra propia área, el caso del Encuentro de Políticas Públicas, Legislación y Propuestas Culturales en el Congreso Nacional, a fines de los 90, fue una práctica en que parlamentarios y varias centenas de creadores, gestores y patrimonialistas forjaron las bases del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, política pública que también requiere una académica evaluación.

En síntesis, una revista que llena un vacío y abre perspectivas y proyecciones, como lo señala su  atractiva portada.


01 junio 2024

CUENTA DE BORIC EN CULTURA: 1% = 100%



Un fantasma recorre el mundo de la cultura, desde hace años, sin respuesta. Fue reiterada por el Mensaje Presidencial del 1º (otro uno) de junio de 2042, fijada a las 11 horas (dos unos más). Se trata de insistir en que la solución a todos los problemas de la cultura se resolverían con una glosa presupuestaria equivalente a una centésima parte de lo que gasta anualmente el gobierno de Chile.

Hace algunos años, hacia fines de la dictadura se instaló en este mismo mundo otra cifra: la del IVA. Que si se eliminara el impuesto al libro se resolverían los problemas del sector editorial y Chile volvería a ser el país lector de los buenos tiempos de Quimantú.

Las autoridades de la época resolvieron de raíz la campaña que ya se hacía molesta: No se suprime el IVA al libro porque ello traería complicaciones al sistema impositivo imperante, dijo el Ministro de Hacienda, Alejandro Foxley. De acuerdo, dado que el IVA al libro no constituye una cantidad significativa de los impuestos, ¿lo devolverías para crear un Fondo de fomento a la lectura?, dijo el Ministro de Educación, Ricardo Lagos.

Santo remedio. El equivalente a la recaudación fiscal por IVA al libro se traspasó a un flamante Consejo Nacional del Libro, de composición transversal y representativa del sector que adjudicaría los recursos a quienes, mediante proyectos concursables, lo solicitaran.

Así, escritores, libreros, editores, profesores, bibliotecarios, distribuidores, importadores y un (otra vez el 1) representante del Presidente de la República reunidos en Consejo Nacional asignarían fondos a sus pares, girando contra un Fondo Nacional del Libro y la Lectura, creado por Ley. 

Del llanto de eliminar el IVA, nunca más se supo y el sector se llenó de iniciativas de fomento lector; concursos de escritura; creación de bibliotecas; ferias de libros, y cuánta idea naciera del creativo mundo editorial.

Hasta que una honrosa invitación a la principal feria mundial, la de Frankfurt, cayó en manos de una autoridad y no del Consejo del Libro. Y el propio Presidente de la República debió salir a reparar el pecado de ignorancia de su secretaria de Estado.

Para evitar un bochorno similar, aún es tiempo de determinar, participativa y transversalmente, a qué se destinaría la eventual triplicación -en menos de dos años- del presupuesto cultural de Chile.

El Presidente lanzó dos ideas:

"Entregar financiamiento directo a ferias, festivales y agrupaciones de trayectoria probada, como la Orquesta de Niños del Altiplano en Antofagasta, el festival de Jazz en Valparaíso, la Bibliolancha en Chiloé, la Furia del Libro en Santiago, Cielos del Infinito en Magallanes, Teatro Puerto en Coquimbo, o el Festival Internacional de Cine de Valdivia". Responde a la demanda por aportes directos a iniciativas de más de diez años de existencia.

"Un pase cultural ... al cumplir 18 años y personas mayores que tienen la PGU al cumplir 65 años, de 50 mil pesos para utilizarlos en salas de cine, teatro o librerías". Un aporte que puede ser significativo para las industrias culturales.

Sin embargo, el uso del 1% requiere de más análisis y la participación de los incumbentes que definió el propio Boric: 
"las y los artistas, cultores y gestores culturales que trabajan por mantener viva nuestra cultura, en conjunto con el apoyo del Estado y la sociedad civil en todas sus formas".

No pongamos la carreta delante de los bueyes, o, como dijo Bárbara Negrón, el 2 de junio, en El Mercurio: "se requiere terminar de implementar la institucionalidad para poder recibir estos recursos y rindan lo que tienen que rendir. Si no, el ingreso de recursos puede mas bien desestabilizar".

Además del 1%, el Presidente anunció la recuperación de dos medidas nacidas en administraciones anteriores:

Completar el Centro Cultural Gabriela Mistral "como fue ideado e iniciado durante los gobiernos de la Presidenta Bachelet... un gran centro nacional de excelencia para las artes escénicas y musicales... tal como fue concebido durante el gobierno del Presidente Allende en 1971". Reconocimiento a quienes lo antecedieron con un plan que, como muchos países avanzados, destinan edificaciones inicialmente para relevantes eventos mundiales, que luego van a fortalecen la infraestructura cultural. Proyecto retomado en 2006 por la Presidenta Bachelet que implica instalar el Centro Nacional de Artes Escénicas y Musicales aprobado por la Convención Nacional de Cultura, cuando ésta tomaba decisiones vinculantes.

Y agregó una iniciativa que, desde los noventa, apoyó una veintena de producciones cinematográficas nacionales:"El Fondo de Banco Estado para el Fomento del Cine Chileno que se extenderá por primera vez al teatro". 

Anunció el envío de dos proyectos de ley: un necesario aporte a TVN, a través de un "Fondo de reserva para la modernización del canal estatal, fortalecer sus centros regionales, su canal cultural e infantil y su señal internacional, junto a la creación de una radio pública y desarrollo de su formato multi plataforma". Y una nueva legislación de beneficios tributarios, "a empresas extranjeras para posicionar a Chile como un lugar atractivo para las producciones y coproducciones audiovisuales".

Una Cuenta al país que deja tareas y esperanzas al mundo de la cultura, con una clave: el 100% de las preocupaciones seguirá siendo ese 1%.

Hasta que deje de ser un fantasma y se convierta en una feliz realidad.

13 mayo 2024

AHORA EN eBOOK E IMPRESION BAJO DEMANDA


 

El modelo chileno de desarrollo cultural. Un texto único en su género, que explica cómo Chile es pionero en América de una institucionalidad que se basa en los consejos de las artes del mundo sajón, sin descartar lo interesante del modelo francés y buscando aplicar  aspectos relevantes del sistema existente en los Estados Unidos.

13 enero 2024

"YO FUI UN INSTRUMENTO DE LOS CONSEJOS DE TODOS LOS COMPAÑEROS DE QUIMANTÚ"




 

PERIFÉRICA internacional, revista de la Universidad de Cadiz, publicó, en su edición número 24, del 10 de enero de 2024, una extensa entrevista, realizada en 2023, por la profesora chilena Ignacia Saona, coordinadora de proyecto “Red en Artes y Humanidades” de la Universidad de La Frontera, que me dio la oportunidad de compartir mis casi 50 años de experiencias en gestión cultural con sus lectores.


Particularmente aquellas en la Editora Nacional Quimantú; en el Centro Cultural Estación Mapocho; en la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, junto con analizar la situación y las complejas perspectivas actuales del Ministerio de las Culturas.

 
Pueden acceder a su versión completa en el siguiente vínculo:





Que la disfruten.