29 marzo 2010

CONSEJEROS NUEVOS EN UN CONSEJO ANTIGUO



Dando cumplimiento a la Ley que lo creó, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ha designado a sus nuevos integrantes que corresponden al cambio de autoridades políticas. Es decir, cambian tres de sus once integrantes. Recordemos que los plazos de este órgano colegiado, que constituye la máxima autoridad cultural del país, son renovarse cada cuatro años, en períodos diferentes a los de las autoridades políticas, con posibilidad de reelección por una sola vez. Un requisito indispensable para los organismos llamados “quangos” o “casi no gubernamentales” debido a que se basan en el principio anglosajón de la “distancia de brazos” entre quienes ponen el dinero (el Estado) y quienes lo asignan (el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes)

Esta vez, las autoridades políticas representadas en el Directorio Nacional, como son los Ministros de Educación y Relaciones Exteriores, han optado por una opción original: nombrar a creadores para que los representen en esta alta instancia. El primer gobierno que debió cumplir esta obligación, el de Ricardo Lagos, optó por que los Ministros citados fuesen representados por los más altos funcionarios de su cartera vinculados a la cultura: la Directora de la DIBAM y el Director de Relaciones Culturales de la Cancillería. Con ello se cubría, además, la necesaria coordinación que la Ley establece entre el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la DIBAM y la fijación de políticas culturales internacionales que fija ese Directorio y aplica el Ministerio de Relaciones Exteriores a través de la DIRAC.

El gobierno de Michelle Bachelet intentó el mismo camino, manteniendo los roles que representaban a los ministros involucrados, hasta que la Directora de la DIBAM optó por rechazar ese honor. Es preciso agregar que la representante del Ministerio de Educación que la reemplazó, cumplió a cabalidad su papel de coordinar dos entes que se volvían cada vez más reacios a la colaboración, a pesar y quizás debido a ello, de que no ostentaba cargos ejecutivos.

El Directorio se completó con el nombramiento pendiente de una vacante desde hace algunos meses, para lo cuál la Presidenta Bachelet nominó a una actriz, a propuesta de organizaciones culturales de la sociedad civil.

Estamos en presencia entonces, en el Directorio, de un número inédito de creadores: los tres representantes del ejecutivo -su Presidente Luciano Cruz Coke incluido- la recién nominada Presidenta de SIDARTE, Fernanda García y el músico Hugo Pirovic. Cinco sobre once, lo que viene a reforzar la fuerte señal dada recientemente respecto de que no se tocarán los fondos concursables, que benefician especialmente a creadores.

A ellos se suman los dos académicos designados por los rectores de las universidades –Héctor Gaete y Gustavo Cárdenas-, dos patrimonialistas –Cecilia García Huidobro y Lautaro Núñez- y dos gestores: Drina Rendic y Pablo Dittborn.

Este elenco durará su titularidad hasta 2012, cuando deberá renovarse el grupo que fuera designada en 2008. Se exceptúan obviamente los representantes del gobierno que podrán permanecer en sus cargos mientras cuenten con la confianza de sus representados.

Son ellos precisamente –los escritores Jorge Edwards y Roberto Ampuero- quienes deberán ejercer el complejo papel de relacionar las políticas culturales y al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes con el Ministerio de Educación y en especial con la DIBAM y el Consejo de Monumentos Nacionales que continúan dependiendo de él, en el caso de Edwards, y establecer la primacía del Consejo por sobre la Cancillería en lo que a políticas culturales hacia el exterior se trata, en el caso de Ampuero.

La buena noticia es que se trata de dos conocidos columnistas que podrán contribuir a visibilizar el Directorio Nacional y forjar en la opinión pública una imagen más amplia de un Consejo Nacional de la Cultura y las Artes que anota precisamente entre sus pendientes el desconocimiento de su rol por gran parte de la opinión pública.

En su capacidad de remar hacia la institucionalidad más que hacia sus propias opiniones está precisamente el secreto del aporte que ambos literatos pueden hacer. Como en su momento lo hicieron Humberto Gianini o Agustín Squella.

Por otra parte, el servicio público Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, encabezado por Cruz Coke, deberá redoblar sus esfuerzos para suplir la ausencia de capacidad de gestión que tuvieron directorios anteriores que contaron con profesionales de esa área como Santiago Schuster, Emilio Lamarca, Carolina Rivas o Clara Budnik.

Es la hora de los artistas. Pero de cara a los desafíos que vienen como apoyar la reconstrucción patrimonial y formular las políticas culturales 2010-2015, son muy importantes los aportes que puedan hacer la gente del mundo del patrimonio y los gestores culturales que suelen traer la necesaria voz de las audiencias.

La cultura es tarea de todos.

22 marzo 2010

CRUZ COKE, CONTINUIDAD Y DESAFÍOS


Cuando debutó la anterior administración, en 2006, la Presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes dio la impresión de que se iniciaban nuevos desafíos para quienes llevamos la camiseta de la cultura. El debut de Luciano Cruz Coke hace sentir que estaremos más cerca de la consolidación de ciertas áreas como el apoyo a la creación y la formación de audiencias y de avances en temas que sólo fueron sugeridos por Paulina Urrutia, como es el patrimonio material.


Urrutia fue audaz: “Hemos apoyado la producción de obra, pero ahora tenemos que hacer la conexión con las audiencias. Lo que significa fidelización de audiencias de espacios específicos, pero también programas de formación de juicio crítico de los espectadores. Dentro de los desafíos que tenemos claros, están la formación de audiencias y el desarrollo de una crítica especializada que nos permita dar códigos de lectura a la gente… hasta hoy, la única manera en que se ha pensado la integridad en el desarrollo cultural se traduce en que el artista que quiere hacer algo, lo haga. Pero es necesario invertir en que la gente pueda leer y comprender lo que hacemos. Hasta aquí no tenemos asignación de fondos en programas de ese tipo y tenerlo significa confianza e inversión en un plan de desarrollo que recaiga en la ciudadanía y que convierta lo que se ha generado artísticamente en vida cultural. Eso requiere un camino político que hace falta recorrer”. (Entrevista a Paulina Urrutia -Artes y Letras de El Mercurio, 12 de marzo 2006)

Que se haya cumplido o no, lo dirá esa misma sociedad civil que determina las políticas culturales en sendas Convenciones anuales. El nuevo Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes tiene una opinión: "El crecimiento exponencial de los fondos, como el Fondart, ha sido un gran estímulo para la creación, pero ha tornado difícil su seguimiento y la evaluación de su rentabilidad social. Hay que cotejar si el aumento en la oferta ha devenido en más demanda e interés en las personas por los bienes culturales. Mi impresión es que el crecimiento de los públicos o audiencias no ha ido a la par". (Entrevista a Luciano Cruz Coke –Artes y Letras de El Mercurio, 21 de marzo 2010).

Sin duda, el trabajo de creación de hábitos de consumo cultural es lento y la nueva autoridad está ratificando el camino señalado por la política cultural en términos de formación de audiencias, lo que deberá seguir siendo parte relevante de su misión.

Para lograrlo no se pueden minar la base de este trabajo con los públicos: la oferta cultural. Lo que explica que Cruz Coke, en la misma entrevista, sea categórico en la defensa de sus recursos: “Mientras yo sea ministro las platas de los fondos no se van a tocar. No se puede dar un paso para adelante y dos para atrás y entender el trabajo de artistas como algo suntuario o de segundo orden”.

Los creadores habrán suspirado aliviados, porque ya estaban circulando diversas declaraciones expresando que en estas materias no es posible desvestir un santo para vestir otro: San Patrimonio.

Y no sólo porque castigar a los artistas que suelen ser los primeros donantes ante las catástrofes. Ocurrió para el Tsunami del Sudeste asiático, para Haití y aún se escuchan sus réplicas solidarias del terremoto/maremoto reciente. Lo único que cabe en este caso es reconocer la generosidad del mundo de las artes escénicas y visuales que no trepidan en aportar su trabajo gratuito para ir en beneficio de los damnificados.

También porque el monto posible de las reasignaciones es muy pequeño frente a la magnitud del desastre. Los costos del terremoto se han estimado en 30 mil millones de dólares y los fondos concursables ascienden sólo a modestos 38 millones.

Pero, sobre todo, porque el país se ha dado un modelo de desarrollo cultural basado en un determinado aporte público a los creadores, que debe complementarse con los aportes de las empresas y las personas. Un frenazo estatal podría desequilibrar gravemente la inercia de las líneas chilenas de creación, dejándola, por ejemplo, mayoritariamente en manos del mercado.

EL FUTURO DEL PATRIMONIO
El tema patrimonial debe enfrentarse abiertamente y sin dudas va a marcar el mandato que se inicia: “Eso no quita que estemos analizando, en forma responsable, cómo enfrentar el terremoto. De los programas propios del Consejo se podría obtener, en principio, 1.600 millones de pesos. Y hemos logrado que la restauración del patrimonio se considere en la Dirección de Reconstrucción Nacional, lo que puede significar una apreciable cantidad de dinero. Vamos a explorar todas las vías posibles… como los programas del propio Consejo: Chile Barrio, Chile + Cultura y otros", afirma Cruz Coke.

Más allá del dinero, el aporte del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en su conjunto puede ser muy valioso. Desde luego, por su despliegue territorial en todas las regiones, porque en su Directorio Nacional hay eminentes patrimonialistas -como Cecilia García Huidobro y Lautaro Núñez- y entre sus profesionales se cuentan gestores y arquitectos con experiencia en planes de gestión e infraestructura cultural que será necesaria para enfrentar los trabajos de evaluación, restauración, reconstrucción y elaboración de planes de gestión de monumentos nacionales.

Restauración. Por que lo primero es no botar lo que ha quedado dañado sin analizar antes qué se puede mantener, qué restaurar y qué reconstruir. Como dato, cuando se remodeló la antigua Estación Mapocho, los edificios laterales fueron completamente demolidos y construidos prácticamente de cero, reforzándose sus fundaciones y estableciendo una distancia prudente con la estructura central de fierro que se comporta de manera diferente durante los sismos que las estructuras de concreto.

Ya se escuchan voces respecto de la necesidad de preservar mucho de lo dañado. Hernán Rodríguez en revista +decoración señala: “No hay conciencia del valor estético, histórico o identificatorio, y muchas autoridades no han dudado en ordenar la demolición de calles enteras, sin ningún estudio previo, sin registro, sin rescate de materiales constructivos valiosos como puertas, ventanas, vigas, pilares, basas y soleras de piedra, que las retroexcavadoras convierten en escombro”. Y los comerciantes en demoliciones, “en oportunidad de negocio”, se podría agregar.

No se trata de perseverar en técnicas que han demostrado su ineficiencia sino de estar consciente de que, al decir de la revista VD: “No existen malos materiales, sino malos constructores”. Es necesario escuchar recomendaciones que hacen académicos y algunas iniciativas como las del valle de Colchagua, que ya ha planificado la reconstrucción de un museo en Santa Cruz, con nuevas tecnologías.

Aunque a Cruz Coke le "da pudor hablar de cambios institucionales cuando está el terremoto", reconoce que el mismo desastre ha desnudado falencias: "el Consejo de la Cultura maneja una parte muy pequeña vinculada al patrimonio, que se relaciona con el legado inmaterial, con un presupuesto de 140 millones de pesos. Mucho más involucrados están la Dibam, el Ministerio de Educación o el Consejo de Monumentos. Pero cuando sucede la catástrofe, todos corren a preguntarle al ministro de Cultura qué se va a hacer. Y yo tengo que organizar las coordinaciones, para no pasar a llevar las instituciones que están a cargo".

No hay duda que la nueva institucionalidad de las instancias patrimoniales, que tienen un nivel de modernización como el Concurso de Alta Dirección Pública que la Ley exige a las autoridades máximas de la DIBAM, será una de las mayores ocupaciones del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Para Cruz Coke, "hay una disgregación enorme de las instancias que promueven la cultura en Chile. El Consejo proponía una estructura para solucionar esa dispersión, pero en la práctica, lo resuelve a medias. Hay que avanzar en la jerarquización de la institucionalidad y en la integración de ciertas unidades. Hoy no está en el debate, pero obviamente ronda el planteamiento de un Ministerio de Cultura, una idea que no hay que demonizar".

Pero que es necesario discutir.

14 marzo 2010

TERREMOTO, PATRIMONIO Y POLÍTICA CULTURAL



La naturaleza ha demostrado que puede influir decisivamente en las políticas de los humanos. Sea para demostrar su inutilidad, para rectificarlas o también para confirmar que van por buen camino. Incluso que deben apresurarse. Es lo ocurrido con el reciente terremoto y las políticas culturales hacia el patrimonio, su conservación, administración y difusión.


En el cuadro que sigue podemos apreciar cómo las Bases de nuestra política cultural -fondos concursables, infraestructura, audiencias y gestión- van apareciendo en los años recientes, quedando sólo pendiente aplicarlas en el sector del patrimonio. Es lo que nos debiera ocupar en la próxima década.

BASES DE POLÍTICA CULTURAL / AÑOS
HASTA 1989
1990
2000
2000
2010
2010
2020
GESTION
NO
Si
SI
SI
INFRAESTRUCTURA CULTURAL
NO
NO/SI
Si
SI
FONDOS PARA LAS ARTES
NO
SI
SI
SI
CREACIÓN DE AUDIENCIAS
NO
NO/SI
SI
SI
CONSERVACIÓN Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO
NO
NO
NO
SI


Hace algunos meses, nadie habría pensado que un terremoto sería el mejor aliado de las políticas pendientes sobre protección, mantención y difusión de nuestro patrimonio cultural. Hoy nadie duda que debe existir una política de reconstrucción, mantención y gestión de los bienes muebles e inmuebles patrimoniales. El 27/02 se disiparon los últimos escollos que defendían el rol exclusivo del estado en la preservación del patrimonio. Hoy, ni siquiera el más espiritual de los párrocos afectados o el más institucional de los Obispos, dudan de que para reconstruir, mantener y reutilizar inmuebles, se requiere la participación de privados, de las audiencias (los fieles en términos de nuestro cura), por cierto del Estado, pero sobre todo es necesaria una gestión de dicho patrimonio material por parte de profesionales preparados y con herramientas para orientar el uso y conservación de la edificación.

Lo que, según se refleja en el cuadro inicial, era un pendiente de la política cultural de Chile, hoy parece cercano a concretarse. Literalmente.

No son la DIBAM, ni el Consejo de Monumentos Nacionales, ni la Iglesia Católica capaces de preservar, por sí solos, los tesoros arquitectónicos a su cargo. Son elocuentes los casos del Museo de Talca, el Museo de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional y las decenas (o centenares) de iglesias afectadas por grietas u otras fallas estructurales. Tampoco la Universidad de Chile, como lo muestran las sedes del MAC, el Teatro Baquedano y su emblemática Casa Central, a pesar de los insistentes y prudentes llamados de alerta del Rector Víctor Pérez desde hace varios años.

Por otro lado, aquellas construcciones que han sido concebidas desde la vigencia en los 90s de nuestras políticas basadas en la trilogía infraestructura/audiencias/gestión cultural no sólo han conservado su edificación sino que han sido prestas en reaccionar para reparar daños menores y, sobre todo, abrir sus puertas al público para continuar con su misión cultural e incluso acoger a entidades y actividades de entidades damnificadas, como el Teatro Regional del Maule -que recibió a las oficinas regionales del CNCA- el Centro Cultural Palacio de la Moneda, el MIM o el Centro Cultural Estación Mapocho.

Lo mismo ocurre con espacios nuevos que forman parte del boom de la infraestructura cultural de los últimos años, como son el Centro Cultural Gabriela Mistral o el Centro Cultural General Bernales, de Carabineros, que acogerá a parte de la programación de un dañado Teatro Municipal.

Todos ellos han incorporado la variable gestión en su actividad cotidiana y aún antes, en la concepción de sus espacios.

Por tanto, es urgente con la catástrofe, que ese mismo criterio comience a aplicarse en el área del patrimonio. Desde sus inicios, desde esa "zona cero" en que hoy se encuentra, tal como estaba -aunque por desidia humana y no por intervención natural- nuestra infraestructura cultural en 1990.

Estos 20 años de trabajo para crear prácticamente de cero la red de centros culturales chilenos, son el mejor modelo para iniciar la reconstrucción patrimonial. Por lo mismo,será la institucionalidad que ha acompañado a ese modelo la más adecuada para hacerse cargo de la tarea: el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, las corporaciones y fundaciones privadas sin fines de lucro y la Ley de Donaciones Culturales.

Dado ello, el camino no es "desvestir un santo para vestir otro". Se trata, en primer lugar, de evaluar el costo del emprendimiento y luego analizar -plan de gestión en la mano de la entidad que lo gestionará- cómo se va a obtener dicho recurso. Determinar cuánto pondrán los privados, cuánto el Estado, cuánto las audiencias, cuánto la cooperación internacional.

Lo peor sería echar mano a fondos como los concursables del CNCA que tienen ya inercia y dinámica y cuyo eventual frenazo tendría un costo invaluable para la creación artística que requiere un país tanto en la emergencia como en la normalidad. Los años que ha tomado constituir un modelo de elaboración de proyectos y asignación de recursos por pares y con transparencia forman parte de la solución al castigo que sufre nuestra arquitectura patrimonial y sin duda ayudarán a superar esta crisis.

Siguiendo el camino trazado, con énfasis en la recuperación patrimonial y sin afectar las bases de la política cultural que hemos establecido participativamente entre todos los integrantes del mundo de la cultura, estaremos más cerca de aquello que hoy Chile nos pide.

05 marzo 2010

LOS CENTROS CULTURALES ANTE LA CATASTROFE


Esta imágen no pertenece a los daños causados por el reciente terremoto. Es destrucción de nuestro patrimonio causado por un depredador mayor: el hombre. Se trata del edificio de la Compañía Chilena de Tabacos de calle Colón en Valparaíso que hace pocos meses fue demolido a pesar de ser un inmueble de gran valor arquitectónico y cultural. Como para reflexionar ahora que debemos registrar lo que ha hecho la naturaleza con nuestra infraestructura cultural.


Una primera mirada de lo acontecido el 27/02, escuchando versiones directas de sus gestores, algunos informes oficiales y publicaciones de prensa parece indicar que, en general, se traza una línea muy nítida entre el comportamiento de la infraestructura cultural más reciente y aquel de los edificios más antiguos.

En el primer caso, están los llamados centros culturales emblemáticos desarrollados como política de Estado a contar de 1990. Prácticamente sin daños estructurales se encuentran, en orden de edificación o remodelación, el Centro Cultural Estación Mapocho, el MIM, el Centro Cultural Palacio de La Moneda y el aún en construcción Centro Cultural Gabriela Mistral. El Museo de la Memoria, sin daños estructurales, sufrió la caída de sus techos falsos, afectándose parcialmente la muestra.

En buenas condiciones están la sede del CNCA en Valparaíso y sus oficinas de Santiago ubicadas en Fray Camilo Henríquez.

Con algunas dificultades está Balmaceda Arte Joven de Santiago, que sufrió inundaciones por rotura de una matriz de agua potable y derrumbes de construcciones menores en su terraza superior, y su sede Concepción está dañada. Lo mismo Matucana 100 que vió afectada su Galería de Arte, situada en un edificio antiguo que data de la original estación de ferrocarriles. Se espera volver a abrir al público las salas de teatro en una semana. El edificio llamado Casa Amarilla, junto a la Estación Mapocho, que acoge a la Fundación de Orquestas Juveniles está en buenas condiciones y en funciones.

En Peñalolén, el Centro Cultural Chimkowe, en buenas condiciones, esta lleno de alimentos, ropas zapatos y demases, en campaña de recolección de ayuda, mientras que la casona Arrieta está bien dañada al igual que otros espacios de infraestructura patrimonial de la comuna.

Desde Viña nos cuentan que el Teatro Municipal esta con muchos daños.

Las sedes del CNCA se dañaron en Concepción y severamente en Talca, la que es irrecuperable. Funciona provisoriamente en el edificio del Teatro Regional del Maule, de reciente remodelación, que está en buenas condiciones. El edificio de la Corporación de Artistas del Acero de Concepción quedó en muy mal estado. Lo mismo ocurre con el Museo O’Higginiano de Talca, recientemente reinaugurado.

Respecto de los centros culturales del Programa que el CNCA desarrolla en ciudades de más de 50 mil habitantes, ubicados en las regiones más afectadas, la Unidad respectiva está haciendo la evaluación en terreno y en consulta a los alcaldes involucrados donde no es posible acceder. Una primera evaluación no registra grandes pérdidas en edificaciones pero sí se vió afectado un terreno recientemente adquirido frente a la plaza de Constitución, dónde se planea edificar un Centro Cultural.

Diferente es el caso de construcciones muy añosas que no han recibido remodelaciones recientes. La Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes y el MAC han revelado por la prensas sus daños, aclarando que las obras acogidas (libros - pinturas) están a buen resguardo y sin daño. Algo peor aconteció con el Museo de Santa Cruz que sufrió daño de edificio y colecciones.

La parte menos feliz parece habersela llevado el patrimonio religioso constituído por decenas de iglesias de gran antiguedad y poco rigor en la mantención.

El Teatro Municipal de Santiago, estará cerrado durante el primer semestre del año y busca reprogramar su temporada en otros espacios de reciente construcción o restauración.

Respecto de la situación en que quedaron las instalaciones de la Universidad de Chile tras el terremoto, el Rector Víctor Pérez indicó que la Casa Central deberá ser cerrada debido a los serios daños estructurales que sufrió.

Es la hora de trabajar en red. Por lo mismo, cualquier información que se pueda agregar será bienvenida.

04 marzo 2010

EL CCEM Y EL TERREMOTO DEL 27 DE FEBRERO 2010



Los daños producidos no son de carácter estructural y el edificio tuvo un extraordinario comportamiento dada la calidad de su construcción, afirmó Ingeniero estructural.


A pocos minutos de ocurrido el sismo, se inició el proceso pre fijado para eventualidades de este tipo. La responsable del inmueble se comunica con el personal de seguridad que permanece habitualmente en el edificio. A las seis de la mañana hay un primer informe que no constata daños mayores. La visita que durante el día realizan dos ejecutivas del Centro ratifica que existe sólo rotura de vidrios, caída de yesos y molduras, quiebre de algunas especies frágiles, caída de planchas de cielos falsos y mucho polvo y desorden en las oficinas, lo que se respalda con fotografías.

Por precaución, el Jefe de Seguridad determina el cierre del edificio, durante el fin de semana, para personas ajenas al personal. A lo que se suma, la mañana del domingo, una determinación de las autoridades de suspender actividades masivas por 72 horas.

A contar del día lunes 1° de marzo, se procede a la limpieza y retiro de los vidrios quebrados, el polvo y algunos escombros y ordenamiento de las oficinas, las que comienzan a trabajar normalmente. Se solicita a la empresa reponedora de vidrios que mida, cuantifique y presupueste el reemplazo de los vidrios quebrados.

El mismo día se inicia el contacto con el Departamento de Ingeniería del Ministerio de Obras Públicas, el Consejo de Monumentos Nacionales y la empresa de ingeniería que estuvo a cargo de la remodelación del Centro Cultural Estación Mapocho a inicios de los años 90s, para solicitar la visita de un profesional que certifique el nivel de los daños a fin de poder reabrir al público.

Desde el mismo día lunes, el Departamento de Desarrollo inició los contactos con los usuarios que tenían fechas convenidas durante el mes de marzo para confirmar su voluntad de la realización o reprogramación de sus actividades.

El día martes se inició la reposición de vidrios.

Día miércoles se realiza la visita del ingeniero civil estructural de la Universidad de Chile, Patricio Almazábal, quien realiza una minuciosa inspección del edificio completo, quien expresa que los daños producidos no son de carácter estructural y que el edificio tuvo un extraordinario comportamiento dado la calidad de su construcción.

El día jueves 4 de marzo se inician las reparaciones de las fisuras y yesos caídos.

Una vez más, la calidad humana y profesional de quienes trabajan en este centro cultural ha quedado de manifiesto. El centro está operativo y presto para incorporarse, como habitualmente en estas circunstancias, a las campañas de solidaridad con los damnificados que están comenzando.

02 marzo 2010

AHORA LE TOCÓ A CHILE...

Partí de vacaciones, a comienzos de febrero, dejando un texto sobre la solidaridad necesaria con Haití.

Las paradojas de la naturaleza hacen que hoy regrese al país en uno de los primeros aviones que lograron aterrizar luego del feroz terremoto y maremoto que asoló a Chile.

Lo primero es agradecer las múltiples muestras de solidaridad recibidas por correos electrónicos desde el maestro García Canclini, a los colegas de la red de centros culturales, de la red Ñandutí, del DRCLAS de Harvard, de ex alumnos del exterior, de la secretaría ejecutiva de IFACCA, de amigos e Argentina, Japón, México y otros que residen en el exterior, hasta cada una de las personas -policías, empleados de líneas aéreas, simples pasajeros- que nos manifestaron su solidaridad al ver el pasaporte chileno en cada uno de los tres aeropuertos que pasamos para regresar a Chile.

Somos víctimas de la naturaleza y receptores de la solidaridad que otras veces nos correspondió entregar.

Ambos fenómenos tiene fuerza telúrica y es el segundo el que nos hace fuertes para salir adelante una vez más.

Gracias.

La imagen que quiero compartir con ustedes es la primera que recibí al pisar nuevamente mi tierra: la policía internacional chilena en decenas de computadores portátiles recibiendo a los viajeros al cielo descubierto, el Servicio Agrícola y Ganadero reemplazando el scaner por el olfato de los perros adiestrados para impedir la entrada al país de posible contaminantes agropecuarios, el servicio de aduanas trabajando sobre la pista de aterrizaje para cumplir con su misión.

Han pasado poco más de 4 días desde la tragedia y Chile parece estar funcionando.

El cariño y preocupación de ustedes lo merece.