27 septiembre 2011

2001, ODISEA DEL ESPACIO… MATUCANA

Junto con el siglo XXI, la popular calle Matucana dónde, según la cueca, se tomaba en damajuana[i] comenzó a introducirse en el itinerario cultural de Santiago. Pero, no fue fácil. Todo comenzó porque un diestro ingeniero computacional había modernizado la Dirección de Aprovisionamiento del Estado, que reconocía sus bodegas en dicha calle, sintetizándola en un programa computacional que hoy se conoce como Chile compra. Antiguos y sólidos edificios, incluyendo bodegas, taller mecánico, una estación de descarga de ferrocarril y no pocas ruinas, arriesgaban ser clausuradas. Tal perspectiva no pasó inadvertida a exploradores permanentes de espacios para el arte, entre ellos el director Andrés Pérez.
Pérez solicitó las bodegas, situadas en el número cien, para acuartelar su compañía y hacer las presentaciones habituales del verano teatral 2001. La secretaría regional de Bienes Nacionales, las entregó en préstamo por un par de meses. Aconteció lo predecible: mientras Pérez quiso permanecer un tiempo mayor, las autoridades habían ideado para el complejo un plan para emplazar allí orquestas juveniles, artesanías de chile, grupos teatrales, talleres de artes plásticas y, en el edificio de enfrente, la inexistente Biblioteca de Santiago. Luego de un tormentoso episodio Andrés Pérez y los suyos debieron salir de “las bodegas de la discordia” con un dolor entrañable.  
Ese mismo verano, profesionales de la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural -Cristóbal Gumucio y Andrés Waissbluth- recibieron el encargo de elaborar un primer plan de gestión para lo que sería un centro cultural en Matucana 100. La primera conclusión fue que todo lo que se proyectaba acoger, no cabía. Por cantidad de metros cuadrados e incompatibilidades acústicas. Lo más delicado era encontrar un territorio para las orquestas juveniles que obviamente no podían cohabitar con actividades ruidosas. Quiso la fortuna que el Banco Interamericano de Desarrollo -como gesto hacia sus anfitriones de una reunión de gobernadores- acabara de remodelar y aislar del exterior la antigua casa del Jefe de Estación, junto al Centro Cultural Estación Mapocho. La oferta de dicha ubicación para las nacientes orquestas por parte de la Corporación que la administraba, solucionó el problema. Y de paso, llevó a Matucana  la compañía La Troppa que, antes de la restauración, usaba tal domicilio para preparar sus minuciosas creaciones, como Gemelos.
Para administrar el nuevo espacio, se constituyó la Corporación Cultural Matucana 100, incorporando como fundadores a la vecina Universidad de Santiago, artistas reconocidos de las que serían sus áreas de acción: arte actual, fotografía, teatro, danza, cine y música y fundaciones vinculadas con el gabinete de la primera dama. "Todos en calidad de personas naturales más allá de sus cargos. Pueden pasar los gobiernos pero el centro seguirá" según publica El Mercurio del 14 de Septiembre de 2001.
Como director ejecutivo, la corporación designó a Ernesto Ottone Ramírez, asistente de Programación en el Centro Cultural Estación Mapocho, que regresaba al país luego de unos meses en Berlín. En el mismo artículo de prensa, Ottone declaró que si bien el pasado conflicto con Andrés Pérez puede entenderse como perjudicial para la imagen de Matucana 100, también es factible verlo como una ventaja, mostrando con hechos que “las bodegas de la discordia" tendrían un destino beneficioso para la comunidad.   
Sin escabullir  la necesidad de contar con el apoyo de la inversión privada, el equipo gestor urdió tres etapas para intentar situar el nuevo centro cultural en el panorama cultural chileno: “Matucana 100 en rodaje” entre los años 2001 y 2002; “Matucana 100 en construcción” (un teatro para 544 personas y una galería para arte emergente de 300 metros cuadrados) en 2003. “Matucana 100, simplemente cultura” a contar de 2004. Desde enero del 2005, se presentó escuetamente como Centro Cultural Matucana 100 y en 2007 se sumaron tres nuevos espacios: de Residencia, Micro cine y de Teatro Callejero.
Durante 2010, otro Director Ejecutivo – Cristóbal Gumucio- se abocó a elaborar el Plan Estratégico 2011-2015 y a superar el daño del terremoto del 27F que anunció la potencial caída de la estructura de la galería de artes visuales.  
Hoy, la odisea del 2001 cumple una década y tiene compañías: una pujante Biblioteca de Santiago, el impactante Museo de la Memoria, la tradicional Quinta Normal con Artequin y el nuevo MAC en su interior, navegan con él en este espacio que quizás ya no bebe de damajuanas sino de espumantes botellas de muchas inauguraciones de expresiones artísticas y patrimoniales que aseguran que allí se ha hecho un buen trabajo, que debiera durar por muchos años.

[i] Adiós calle San Pablo con Matucana
donde toman los huaynas en damajuana si ay, ay, ay,
adiós calle San Pablo con Matucana si ay, ay, ay.
En damajuana, ay sí, Parque Cousiño
donde toman los guapos, también los niños 


26 septiembre 2011

SIN PALABRAS

Foto tomada el lunes 26 de septiembre 2011 en la esquina de  Almirante Montt y José Grossi, Cerro Concepción, Valparaíso.

20 septiembre 2011

EFECTOS INESPERADOS DE UN TERREMOTO

Aunque parezca increíble, el 27F continúa teniendo réplicas. Y no sólo sísmicas. En una mesa de discusión, organizada por Ad Cultura y la Unión Nacional de Artistasel martes 13 de septiembre, en la que se cuestionaba si Chile requería o no un Ministerio que se ocupara de la cultura, el Ministro Luciano Cruz Coke detonó una bomba con forma de acuerdo parlamentario: la Comisión Harboe, instalada en la charla ministerial al mismo nivel de las conocidas -y exitosas- comisiones Garretón de 1991 e Ivelic de 1997. Lo más impactante, la presidida por Felipe Harboe está en las antípodas de las dos previas, que recomendaron la creación del Consejo de la Cultura, proponiendo en su informe final del 6 de abril 2011, la creación de un Ministerio de Cultura y Patrimonio.

Había en el público un par de centenares de integrantes activos del mundo de la cultura que salieron preguntándose por esta novedosa Comisión.
Se trata  de una entidad creada para "estudiar la situación histórica y patrimonial del país", integrada por trece parlamentarios, que escuchó a un total de nueve personas: tres arquitectos, un ingeniero, dos representantes de barrios patrimoniales, un alcalde, un abogado y un director de museo, en 17 sesiones, más una visita a La Serena. A diferencia de la comisión Ivelic, que consideraba entre sus miembros a parlamentarios -Gabriel Valdés, Luis Valentín Ferrada, Maria Antonieta Saa- y a una quincena de creadores, gestores y empresarios. O la comisión Garretón, compuesta por artistas, sociólogos y gestores de la cultura que sesionaron a lo menos un año cada una, en rigurosas sesiones semanales.
La parlamentaria fue una comisión especial, es decir, que se crea ante una situación excepcional como lo fue el terremoto y tsunami de inicios del 2010. Emite un informe y se disuelve. Dicho informe formuló, con las mejores intenciones, propuestas para proteger el patrimonio cultural del país. En sus sesiones, estudió cinco leyes: de monumentos, de donaciones culturales, de impuesto territorial, fondo de garantía de pequeños empresarios y la ley general de urbanismo y construcciones. No recibió a representantes del CNCA ni consultó la Ley que lo crea, sin embargo, propuso la creación de un Ministerio de Cultura que lo afecta.
Como ha sido tradicional en Chile, muchos piensan que los desastres -naufragios, grandes choques, tragedias mineras- se solucionan haciendo leyes. Pero, que para resolver las devastaciones que deja un terremoto se proponga crear un Ministerio de Cultura es a lo menos novedoso, más aún cuando existen suficientes vinculados directamente al tema: vivienda, urbanismo, obras públicas.
Es comprensible, por otro lado, que la magnitud de la demostración telúrica estremezca a nuestros diputados y los lleve a sobre reaccionar y entregar un informe que sostenga tal recomendación, aunque sea como instrumento para crear una subsecretaría de Patrimonio. Menos comprensible es que se señale este informe como argumento en favor del proyecto anunciado en el Mensaje Presidencial del 21de  mayo 2011, sabiendo que no era ese su propósito inicial.
¿Será que los integrantes de la citada Comisión se van a inhabilitar en la discusión de este proyecto? ¿Cuál es el margen que le queda a quienes tienen que ver con el tema en cuestión para expresar su opinión ante parlamentarios con opinión formada y publicada? ¿Ocurre que segmentos de dos poderes del Estado -Legislativo y Ejecutivo- han consensuado cuál es la solución a un problema que no es de la cultura, sino del terremoto? Evidentemente no es así, pero se han escuchado voces que justifican la creación de este nuevo Ministerio con los resultados de esta Comisión Especial, que ni siquiera conoció de la institucionalidad que resulta  modificar. Por ende, no es adecuado contraponerla a tareas como las de las diferentes instancias que sesionaron largamente y con alternativas a la vista, entre 1991 y 2003, antes de terminar por aceptar, en reiteradas ocasiones, que un Consejo de la Cultura es la mejor de las alternativas para Chile. Lo otro es un virtual terremoto, al que, si no se le pone atajo, con este tipo de réplicas va a damnificar con efecto retardado al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, por lo demás, el único servicio público del sector que reaccionó -encabezado por Cruz Coke- creando un fondo de reconstrucción patrimonial que se hizo escaso y que Hacienda acaba de reproducir, ampliado, a todo el territorio.
Es verdad que los servicios encargados de la preservación patrimonial no tienen una institucionalidad a la altura de la magnitud de una catástrofe, entonces, hagamos otra que las reemplace y, de paso, no arrollemos a una entidad completamente inocente y ajena al problema.
En definitiva, se trata de un informe legislativo interesante para modificar la institucionalidad patrimonial, como lo fue el Proyecto de Instituto del Patrimonio que presentó el gobierno Bachelet y que fuera retirado por el gobierno siguiente. Hay también otras fórmulas de hacerlo, como la Ley corta de Patrimonio que recuerda Oscar Acuña en carta al Director de El Mercurio del 20 de septiembre, alertando sobre la urgencia de preservar nuestros espacios declarados como Patrimonio de la Humanidad. Si se trata de mejorar el patrimonio, hagámoslo modernizando sus entidades.


Pero, no fue la única sorpresa de la charla ministerial, la otra fue un singular tsunami que modificó el plano de nuestro planeta para observar las institucionalidades culturales existentes en el mundo. Comenzando por el vecindario. Obviamente, en América Latina no existen consejos de la cultura como el chileno, porque es sabido que en ello somos vanguardia, posición que tanto se celebra en áreas como la economía, la previsión o la tecnología. Ahora resulta que debemos "nivelar por abajo" y aspirar a una modesta institución ministerial como las que padecen la mayoría de los países hermanos del sub continente, como el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, de Venezuela, que suelen carecer de recursos pero no de servicios señalados al gobierno de turno, o como el  de Colombia, que fuera rechazado desde su creación por el Premio Nobel Gabriel García Márquez, debido al riesgo de "dirigismo" gubernamental que encerraba.
Luego, el Ministro amplia el foco a los países de la OCDE, donde el modelo de consejos tiene sólidos ejemplos en Australia, Canadá, Corea, Finlandia, Irlanda, Noruega, Nueva Zelandia o el propio Reino Unido y quienes no lo tienen, como Estados Unidos o Alemania, ostentan instituciones bastante más laxas que un ministerio. La ola del maremoto eliminó del análisis a continentes completos como Asia, Oceanía y África o la Comunidad Británica, que experimentan saludables Consejos de las Artes, habiendo desarrollados productos culturales de excelencia en India, Hong Kong, Singapur o Sud Africa. Tampoco se advierte que países tradicionalmente pro "ministeriales" como España, ya exhiben un Consejo de la Cultura en Cataluña y la Francia de Malraux que se reconoce como "la excepción cultural" ha iniciado en 2003 el camino de las leyes de estímulos tributarios a la usanza de Estados Unidos.

La calidad de los argumentos parece estar relacionada con la descripción que hizo Agustín Squella, en el foro que siguió a la charla ministerial, del escenario que vivimos: "no estamos frente a una idea, no estamos frente a un proyecto, estamos frente a una  decisión".

Una decisión tomada, tal vez, al fragor de un terremoto feroz que asoló el patrimonio y nos hizo olvidar el mapa mundial de institucionalidades culturales que ilustra esta nota; por lo mismo, merecería darle una segunda vuelta, ya de la mano de los movimientos sociales y no sólo de los movimientos telúricos.
En esa sala del encuentro parecía haber muchos, organizaciones y personas, dispuestas a tomarse la discusión en serio.

¿Porqué no hacerlo?

13 septiembre 2011

LAS DOS CARAS DE HELMUT FRENZ





En martes trece, el pastor luterano Helmut Frenz emprendió viaje hacia la eternidad. Seguro que habrá tomado esta coincidencia con un día que sugiere no emprender periplos, como una humorada u otro chiste alemán, como los que gustaba hacer, aún en las circunstancias más duras que le tocó vivir, como co-Presidente del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, cargo que mantuvo hasta 1975, cuando fue expulsado del país. 

Helmut llegó en 1965 como pastor de la Iglesia Evangélica Luterana de Concepción, donde orientó su labor hacia las personas encarceladas y diversos campamentos de Hualpencillo. En 1970, fue elegido Obispo por el Sínodo de la Iglesia Evangélica Luterana de Chile, y se trasladó a Santiago, donde fundó la Organización Ecuménica "Diaconía". En septiembre de 1973, fundó la Comisión Nacional de Ayuda a los Refugiados (CONAR), reconocida por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas y por el gobierno militar, institución que permitió que alrededor de 7.000 refugiados extranjeros salieran de Chile, otorgándoseles ayuda social, espiritual y jurídica. Junto al Cardenal Raúl Silva Henríquez, fundó el Comité de Defensa de Derechos Humanos, que posteriormente pasó a denominarse Comité de Cooperación para La Paz en Chile, compartiendo la presidencia de esa entidad con el obispo Fernando Ariztía Ruiz. En 1974, en reconocimiento a su labor humanitaria, el Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas, príncipe Saddrudin Aga Khan, le otorgó la más alta distinción de la ONU, la medalla Friedjof Nanssen. En 1975, participó en la creación de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas, FASIC.

El 3 de octubre de 1975, fue expulsado de Chile. 

El 30 de julio de 2007, la ex Presidenta Michelle Bachelet firmó la ley que le concedió la nacionalidad chilena, por especial gracia: "Ningún poder pudo apartar a Chile del corazón de Helmut Frenz, ni a él del corazón de millones de chilenos y chilenas que lo reconocemos como uno de los héroes de la paz".

Pero Helmut no se tomaba tan en serio su heroísmo. En 1975, cuando la ofensiva de la dictadura militar en contra del Comité Pro Paz arreciaba, se estimó conveniente que el Obispo luterano diera una conferencia de prensa en su iglesia de calle Lota, en Santiago. Nos solicitó a varios periodistas amigos que lo "entrenáramos" para el asedio de los colegas de los medios pinochetistas. Durante una de esas sesiones, cuando pensábamos que lo teníamos abrumado simulando acusaciones sin fundamento y preguntas amenazantes, surgió una que recuerdo especialmente: 
- Obispo Frenz, se dice que usted tiene dos caras.
- Efectivamente, respondió con su pipa en la boca. Tengo dos caras. Una con pipa y otra (sacándose el adminiculo y dejándolo con parsimonia en la mesa) sin pipa.
Fin del training

Con tal preparación, nos trasladamos al templo donde dos robustos parroquianos custodiaban la puerta para  evitar la presencia de los agentes de seguridad, entonces tan aficionados a las comunicaciones. Evidentemente los bondadosos luteranos desconocían a los verdaderos periodistas y consultaban, discretamente, por la pertinencia de la presencia de cada cual.

De pronto los veo que dejan pasar -inconsultos- a dos profesionales cuyo pelo sospechosamente corto me llevó a inquirirles por la razón de la autorización.

-Es que son del Diario Ilustrado, respondieron ingenuos, al unísono.

Me acerqué a tan ilustres periodistas y les recordé que tal Diario se había cerrado hacia unos cinco años. Escucharon con respeto, dieron media vuelta y se retiraron a paso rápido, dejando claramente a la vista sus calcetines verdes.

Cuando le contamos a Helmut esta gentileza del Comisario de la zona, estalló en carcajadas. No podía ser de otra forma.

Adiós, querido Helmut y gracias por lo que hiciste por nuestro común país.

12 septiembre 2011

EDITORIALES SIN NORMA


La repentina desaparición del mundo literario de uno de los grandes sellos transnacionales del negocio de los libros, la colombiana NORMA, perteneciente al longevo grupo Carvajal, prende una luz de alerta sobre la crisis de un  modelo de casas editoras que -afortunadamente- parece estar llegando a su fin. Ya lo había dicho André Schiffrin al publicar su libro "La edición sin editores". Es decir, los criterios de cómo definir un libro escapan, con mucho a su mera calidad literaria.

En Chile, el fenómeno fue alertado de alguna manera por una columna reciente de Ignacio Valente en Artes y Letras, al recordar los derechos del lector, que se han visto arrollados por estas transnacionales.
¿De qué modo? De más de uno.
En primer lugar, una larga historia de compra de derechos para toda la lengua hispana, con el objeto de ¡¡no publicar!! más que en el país de origen del autor. Es decir, copar mercados de derechos de autor, de modo que la misma empresa publique en cada país uno o dos grandes best sellers  locales, explícitamente sin editarlos en los otros países de la región lingüística para dejar espacio a su vez a los locales de aquellos. Algo así, como: un país igual un autor-canasta en que se ponen "todos los huevos". Sabemos que en Chile ha ocurrido, por ejemplo, con Roberto Ampuero, Rivera Letelier o Pablo Simonetti, escritores que ingenuamente han manifestado sorpresa por ver su rostro en buses y gigantografías en librerías desacostumbradas a ese formato de marketing. De esa manera se venden muchos ejemplares de un sólo autor, con los consiguientes ahorros de publicar muchos libros de autores diversos. Esto constituye un  desmedro de los otros autores y un fuerte golpe a la necesaria diversidad de la creación literaria. Es como lo que acontece con el cine dónde decenas de copias de películas "taquilla" abarrotan las salas sin poderse abrir espacios para las cintas chilenas u otras extranjeras de menor impacto mediático.
Resultado: empobrecimiento cultural.
Otro efecto que buscan las transnacionales es mejorar la cobranza. Es así: como muchos libreros están atrasados en sus pagos, estas empresas condicionan la entrega de los ejemplares de los best sellers al que las librería se pongan al día. Si no lo hacen, quedarán al margen del próximo "fenómeno" literario, tan manipulado como cualquier shampoo de novedosa espuma.
Como la ambición rompe el saco, las grandes editoriales comenzaron a luchar por los dos o tres autores más "digeribles" por el gran público, a través del clásico procedimiento del "saco de plata" es decir, pagar anticipo absolutamente desproporcionados al mercado que se busca servir.
Y el saco se rompió en Colombia. Norma dijo basta y cerró sus líneas literarias, manteniendo sus líneas educativas e infantiles, que se rigen por otras reglas de mercado, más cercanas a las compras públicas y las recomendaciones escolares. Un negocio más fácil y que Carvajal conoce desde los años 60 cuando constituyó la imprenta más moderna de América Latina, comparable entonces sólo con la chilena Zig Zag, que luego devino en Quimantú.
¿Qué se viene? Aparte de una tendencia a la baja de los anticipos, una oportunidad para las llamadas editoriales que no se rigen con criterios transnacionales y que podrán acceder con más fuerza a  anaqueles, más aliviados de gigantografías, para disputar el favor del público. Oportunidad para las librerías boutique que han conservado en sus mostradores la literatura de calidad con la dificultad que implica el mayor costo del libro importado o la precaria distribución de las empeñosas editoriales independientes. Oportunidad para la próxima feria del libro, de entregar mayor visibilidad a autores de propuestas interesantes más que de anticipos. Oportunidad para que nuestras universidades, que poseen poderosas escuelas de letras, salgan de las aulas demostrando publicaciones y el trabajo, no menor, de años recientes. Oportunidad, finalmente, para los lectores, de elegir sus proximas lecturas, considerando más las críticas que los anuncios.

10 septiembre 2011

LA CONVENCIÓN INCONCLUSA

Un sentido homenaje a Galia Díaz y Romina Irarrázaval.
Como la Octava Sinfonía de Franz Schubert, la Octava Convención Nacional de la Cultura quedó inconclusa. La obra musical, fue llamada así por estar compuesta en dos únicos movimientos, aunque existen bosquejos de un tercero. Lo mismo aconteció en Arica dónde se alcanzó a realizar un primer acto: la cuenta del Ministro Presidente de Consejo Nacional de la Cultura y las Artes; una segunda parte, los llamados paneles de expertos y ya fuera de libreto, se realizó una tercera parte, de participación de delegados regionales especialmente, que deseaban no desperdiciar la oportunidad de estar juntos. El motivo de la interrupción fue el lamentable deceso de dos profesionales del Consejo, mártires de la joven institución, que viajaban a la isla de Juan Fernández en cumplimiento de su misión de servicio a la comunidad artística local.

La cuenta de Luciano Cruz Coke conservó su ya habitual mezcla de continuidad y ajustes de las políticas culturales desarrolladas por la entidad que preside, desde su nacimiento en 2003. Anunció la creación de cuatro nuevas áreas artísticas: diseño, arquitectura, circo y nuevos medios, que vienen a llenar una necesidad y que completan una serie de nueve sectores de creación, cada uno encabezado por profesionales ganosos que en su mayoría debutaban en esto de las convenciones. Adelantó además que a la brevedad se enviaría al Congreso una modificación a la Ley de Premios Nacionales que sustituye al Ministro de Educación por el de Cultura en aquellas disciplinas de este ámbito, como Literatura, Artes de la Representación, Artes Musicales y Artes Escénicas. Reiteró la necesidad de la presencia del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes  en los jurados que asignan recursos del CNTV, lo que recibió un inesperado respaldo del experto Valerio Fuenzalida, invitado a hablar de medios de comunicación y que lanzo la provocación –así la llamó- de que debería modificarse no sólo las ley del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes sino también la del CNTV para adaptarlas a los nuevos tiempos de, por ejemplo, la TV digital.

Recogió Cruz Coke los aplausos que ha recibido el proyecto de modificación de la Ley de donaciones culturales que miércoles a miércoles avanza en la comisión respectiva en la Cámara de Diputados. 
Agregó que las organizaciones pequeñas y medianas tendrían un trato diferente en los concursos de FONDART. Anunció la ampliación del Fondo Concursable para escuelas artísticas a centros culturales. Reiteró la próxima inauguración del Parque Cultural Valparaíso cuya gestión sería responsabilidad de una corporación liderada por la Intendencia Regional. Sorprendió informando del espaldarazo del Ministerio de Hacienda a la existencia de una segunda versión del programa de patrimonio creado con motivo del terremoto del 27F, que en esta oportunidad se ampliará a todo el país, con más recursos que el anterior que beneficiaba sólo a las zonas afectadas por la catástrofe. No pasó inadvertido a la Convención este guiño de las autoridades hacia las atribuciones del CNCA en el sector del Patrimonio. 
Adelantó también la creación de oficinas de enlace del Consejo Regional de Valparaíso en Quillota (antigua sede regional) y la Isla de Pascua, junto con destacar los avances de la anhelada Comisión Fílmica para apoyar la producción de cine en el país.
En el terreno de la exposiciones temporales destacó la próxima muestra del Guggenheim de Venecia en el Centro Cultural Palacio de la Moneda.
Terminó la cuenta con una cita de Agustín Squella -impulsor del modelo de Consejo- referida a la necesidad de terminar con la fragmentación en el mundo cultural público -que afecta todavía a la DIBAM y el Consejo de Monumentos Nacionales- lo que en el espíritu del citado, puede resolverse por la vía de reglamentar su integración al CNCA. El llamado final de Cruz Coke fue la defensa de la participación en la formulación de las políticas culturales, proceso al que calificó como "clave y fundamental". Lo que fue interpretado como un inicio de evaluación de las diferentes mesas de consulta que se desarrollan en el país respecto del proyecto de Ministerio de Cultura y Patrimonio, que están arrojando resultados más bien desfavorables a la iniciativa. 
El tema sigue abierto a los oídos ministeriales y del Directorio Nacional que debieran estar atentos a lo que digan las futuras consultas a los actores culturales así como no puede pasar inadvertido que durante las reuniones informales que siguieron a la suspensión de la Convención, las voces de los convencionales se inclinaron mayoritariamente por perfeccionar  la actual institucionalidad de Consejo y sobretodo, no retroceder en la participación de las diversas instancias que caracteriza a la institucionalidad vigente y no podrían encontrarse en un ministerio. 
La clave sigue siendo escuchar. La democracia es así. Y las convenciones son una muestra de ello. Aunque deba -como en este caso- quedar dolorosamente inconclusa.

08 septiembre 2011

EL LEGADO CULTURAL DE GABRIEL VALDÉS


El 7 de septiembre, la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados escuchó, a través de su Director Ejecutivo, la opinión del Centro Cultural de la Estación Mapocho respecto de la propuesta de modificación de la Ley de Donaciones Culturales. La exposición comenzó con un homenaje al creador de la iniciativa, ex Senador Gabriel Valdés, fallecido esa madrugada.


En primer lugar, deseo agradecer la Invitación de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para discutir sobre esta iniciativa que cumple 21 años de feliz convivencia con el Centro Cultural Estación Mapocho. En efecto, ambas entidades datan de 1990, cuando despuntaba la democracia y se decidió, por una parte estimular la protección del patrimonio y difundir la cultura a través de la remodelación de la antigua estación Mapocho, junto con estimular los aportes privados a la cultura a través de la Ley Valdés.  Considerando que además el centro cultural tiene el imperativo de auto-financiarse, podemos afirmar que sin la Ley de estímulos tributarios que hoy nos convoca, este centro cultural, sencillamente, no existiría. Es decir, debemos a esta ley nuestra sobrevivencia.

Es por ello que fue estremecedor cuando esta mañana, ya iniciado el viaje a esta sesión, me enteré del fallecimiento de don Gabriel Valdés. Me pregunté si debía interrumpirlo y retornar para acompañar a su hija, gran amiga y compañera de trabajo. Rápidamente me respondí que Gabriel Valdés habría preferido que continuara y planteara nuestros aportes para perfeccionar su Ley, como un primer homenaje a su memoria. No me equivoqué.

Tal como decía, tenemos más de 20 años de experiencia de aplicación de la Ley, de modo que conocemos sus fortalezas y debilidades. La principal de éstas últimas se encuentra en la obligatoriedad de presentar proyecto a proyecto las iniciativas y no considerar apoyos globales a instituciones probadas en su utilización.

¿Porqué no pueden recibir donaciones descontables de impuestos para desarrollar su misión, sin tener que pasar por la aprobación proyecto a proyecto, corporaciones y fundaciones sin fines de lucro que sí están calificadas para recibir transferencias del Estado, según la Ley de Presupuestos que propone el gobierno y aprueba el Parlamento? ¿Por qué corporaciones a las que el Estado les ha entregado en administración bienes patrimoniales públicos de enorme valor, o que han demostrado eficiente manejo de donaciones en los años de existencia de la Ley Valdés no pueden ser apoyadas en su misión y no sólo puntualmente en algunos de sus proyectos? Es un contrasentido que el Estado asigne recursos a estas entidades y ese mismo Estado les exija aprobar por el Comité respectivo cada uno de los proyectos que emprende con apoyo privado. Esta nueva manera de estimular el aporte privado permitirá la realización de proyectos a varios años plazo como necesariamente son los vinculados a la formación de audiencias y a la sustentación de centros culturales y de elencos estables. ¿Por qué no elaborar un listado de las corporaciones y fundaciones culturales que reciben transferencias por la Ley de Presupuestos; las que reciben en comodato la administración de bienes de propiedad pública, y las que han demostrado eficiencia en la obtención y administración de recursos en diez años y calificarlas para recibir donaciones que serían beneficiadas por rebajas tributarias?

Con respecto a los cambios que se proponen, éstos van en la dirección adecuada. En especial, la ampliación de donantes, de beneficiarios y de la gama de contraprestaciones.

Sobre los donantes, es significativa la posibilidad de donar en especies para quienes deben pagar impuesto de herencia, lo que permitirá que afloren verdaderos tesoros hundidos de colecciones de arte que sus propietarios no se atreven a declarar y que terminan mutiladas o repartidas en vida para evitar el alto costo de este impuesto. Por otro lado, la ampliación a los contribuyentes del impuesto adicional, extranjeros con actividad comercial en Chile, hasta ahora no considerados. En este caso sería de interés agregar a quienes ganan dinero en Chile por la vía de concierto, recitales o espectáculos internacionales y que eventualmente deseen aportar a la cultura chilena después de sus giras.

Respecto de los beneficiarios, es relevante la incorporación, entre otros, como tales de las pymes culturales. Al respecto me permito sugerir amplitud de criterio respecto de la exigencia de giro para las pequeñas empresas, dado que muchas veces éstas comienzan con un área de trabajo y la realidad las hace derivar a otros.

En lo que se refiere a las contraprestaciones, es laudable que se elimine parcialmente la exigencia de gratuidad que actualmente afecta  a los  proyectos beneficiados por la Ley en comento. En efecto, la permisividad de espectáculos pagados y gratuitos orientados a diferentes audiencias, constituye un avance y una manera de evitar lo que ha acontecido que se presentan en forma gratuita espectáculos por lo que mucha gente está más que dispuesta a pagar por ellos. Asimismo, se combate la malsana costumbre de que la cultura debe ser gratuita, lo que es en sí una falsedad y crea  ilusiones respecto del valor de lo que se entrega en los escenarios. El arte y la cultura tienen un valor, sólo que en ocasiones otros pagan para que algunos lo disfruten.

También es adecuado el que se abra la posibilidad de que libros y otros impresos beneficiarios de la ley puedan tener un  parte de su tirada que se ponga a la venta, más allá de su natural difusión a las bibliotecas públicas. Esto constituye una ampliación de los públicos.

Quisiera adherir al comentario del abogado Daniel Álvarez respecto de la necesidad de ampliar el Comité de Donaciones, considerando para ello el modelo que tiene el Directorio Nacional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, del cuál depende el Comité, en el que se encuentran representantes de la sociedad civil, las universidades, los premios nacionales y, por cierto del sector público, los que deben agregarse a la natural representación de los donantes.

Finalmente, deseo dejar una advertencia respecto de evitar en esta legislación la existencia de “fundaciones espejo” es decir, entidades culturales sin fines de lucro que son fundadas por la misma empresa que le dona, práctica que causó mucho daño a la Ley de Donaciones Universitarias y motivó un momento muy regresivo a la ley que nos ocupa, pagando justos por pecadores.

En síntesis, honorables parlamentarios, deseo expresar apoyo a este proyecto y destacar la apertura encontrada en el Ministerio de Hacienda a medidas que en intentos anteriores de perfeccionamiento de esta Ley, no encontraron eco.