10 septiembre 2011

LA CONVENCIÓN INCONCLUSA

Un sentido homenaje a Galia Díaz y Romina Irarrázaval.
Como la Octava Sinfonía de Franz Schubert, la Octava Convención Nacional de la Cultura quedó inconclusa. La obra musical, fue llamada así por estar compuesta en dos únicos movimientos, aunque existen bosquejos de un tercero. Lo mismo aconteció en Arica dónde se alcanzó a realizar un primer acto: la cuenta del Ministro Presidente de Consejo Nacional de la Cultura y las Artes; una segunda parte, los llamados paneles de expertos y ya fuera de libreto, se realizó una tercera parte, de participación de delegados regionales especialmente, que deseaban no desperdiciar la oportunidad de estar juntos. El motivo de la interrupción fue el lamentable deceso de dos profesionales del Consejo, mártires de la joven institución, que viajaban a la isla de Juan Fernández en cumplimiento de su misión de servicio a la comunidad artística local.

La cuenta de Luciano Cruz Coke conservó su ya habitual mezcla de continuidad y ajustes de las políticas culturales desarrolladas por la entidad que preside, desde su nacimiento en 2003. Anunció la creación de cuatro nuevas áreas artísticas: diseño, arquitectura, circo y nuevos medios, que vienen a llenar una necesidad y que completan una serie de nueve sectores de creación, cada uno encabezado por profesionales ganosos que en su mayoría debutaban en esto de las convenciones. Adelantó además que a la brevedad se enviaría al Congreso una modificación a la Ley de Premios Nacionales que sustituye al Ministro de Educación por el de Cultura en aquellas disciplinas de este ámbito, como Literatura, Artes de la Representación, Artes Musicales y Artes Escénicas. Reiteró la necesidad de la presencia del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes  en los jurados que asignan recursos del CNTV, lo que recibió un inesperado respaldo del experto Valerio Fuenzalida, invitado a hablar de medios de comunicación y que lanzo la provocación –así la llamó- de que debería modificarse no sólo las ley del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes sino también la del CNTV para adaptarlas a los nuevos tiempos de, por ejemplo, la TV digital.

Recogió Cruz Coke los aplausos que ha recibido el proyecto de modificación de la Ley de donaciones culturales que miércoles a miércoles avanza en la comisión respectiva en la Cámara de Diputados. 
Agregó que las organizaciones pequeñas y medianas tendrían un trato diferente en los concursos de FONDART. Anunció la ampliación del Fondo Concursable para escuelas artísticas a centros culturales. Reiteró la próxima inauguración del Parque Cultural Valparaíso cuya gestión sería responsabilidad de una corporación liderada por la Intendencia Regional. Sorprendió informando del espaldarazo del Ministerio de Hacienda a la existencia de una segunda versión del programa de patrimonio creado con motivo del terremoto del 27F, que en esta oportunidad se ampliará a todo el país, con más recursos que el anterior que beneficiaba sólo a las zonas afectadas por la catástrofe. No pasó inadvertido a la Convención este guiño de las autoridades hacia las atribuciones del CNCA en el sector del Patrimonio. 
Adelantó también la creación de oficinas de enlace del Consejo Regional de Valparaíso en Quillota (antigua sede regional) y la Isla de Pascua, junto con destacar los avances de la anhelada Comisión Fílmica para apoyar la producción de cine en el país.
En el terreno de la exposiciones temporales destacó la próxima muestra del Guggenheim de Venecia en el Centro Cultural Palacio de la Moneda.
Terminó la cuenta con una cita de Agustín Squella -impulsor del modelo de Consejo- referida a la necesidad de terminar con la fragmentación en el mundo cultural público -que afecta todavía a la DIBAM y el Consejo de Monumentos Nacionales- lo que en el espíritu del citado, puede resolverse por la vía de reglamentar su integración al CNCA. El llamado final de Cruz Coke fue la defensa de la participación en la formulación de las políticas culturales, proceso al que calificó como "clave y fundamental". Lo que fue interpretado como un inicio de evaluación de las diferentes mesas de consulta que se desarrollan en el país respecto del proyecto de Ministerio de Cultura y Patrimonio, que están arrojando resultados más bien desfavorables a la iniciativa. 
El tema sigue abierto a los oídos ministeriales y del Directorio Nacional que debieran estar atentos a lo que digan las futuras consultas a los actores culturales así como no puede pasar inadvertido que durante las reuniones informales que siguieron a la suspensión de la Convención, las voces de los convencionales se inclinaron mayoritariamente por perfeccionar  la actual institucionalidad de Consejo y sobretodo, no retroceder en la participación de las diversas instancias que caracteriza a la institucionalidad vigente y no podrían encontrarse en un ministerio. 
La clave sigue siendo escuchar. La democracia es así. Y las convenciones son una muestra de ello. Aunque deba -como en este caso- quedar dolorosamente inconclusa.

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