El libro parece estar siempre en el comienzo de las actividades relacionadas con la cultura, desde la Biblia; desde los antiguos griegos a esta nueva versión del Partenón exhibida en Alemania en Documenta 14 por la artista argentina Marta Menujín; desde los inicios de la dictadura de Pinochet que los quemó tempranamente; desde los primeros esbozos de la política cultural de la democracia, iniciada por la Ley de fomento del libro y la lectura; se repite en la primera manifestación de los planes de cultura del candidato Alejandro Guillier, en el Teatro Caupolicán el domingo 11 de junio: “Tenemos que volver al libro. Hemos perdido la cultura de la lectura. La cultura nos da pensamiento crítico. Necesitamos la cultura del libro y vamos a trabajar para que el libro sea accesible a todo Chile”, aseguró durante el estreno público de sus Bases Programáticas 2018-2022, que se entregaron el martes siguiente las que en su punto seis expresan, en tres apartados, las doce propuestas del área cultural, que llevan el título que encabeza esta nota.
En el primer párrafo se encuentra una declaración de principios: "La política cultural trabajará para democratizar e internacionalizar la producción, distribución y el consumo cultural; reconoceremos como un valor nuestra diversidad y las múltiples identidades socioculturales que somos; ingresaremos de lleno en el mundo digital, al que muchos emprendedores culturales jóvenes y empresas creativas ya han entrado por sus medios y a veces con grandes dificultades; y, sobre todo, promoveremos a través de la acción cultural, la educación y las comunicaciones, un modo de convivencia basado en la colaboración, el respeto y la convivencia, desmercantilizando en la mayor medida posible nuestras pautas de relación social".
Derivado de ello, los desafíos y compromisos para el sector cultural, agrupados en tres secciones:
Sobre el Cambio Cultural
1. "Implantaremos una institucionalidad cultural potente, asertiva, descentralizada, con enfoque territorial, intercultural, intersectorial y de género, bajo la rectoría del Ministerio de las Culturas, que irradiará su labor en todo el país".
Una descripción breve de lo que debiera ser el nuevo Ministerio que, obviamente, corresponderá instalar al futuro gobierno.
2. "Implementaremos estrategias comunicacionales y educativas que propiciarán una reflexión ciudadana sobre la convivencia y el bienestar, tendiente al inicio de un proceso de cambio cultural desde las personas".
Un agregado respecto de las atribuciones del nuevo organismo en cuanto a motivar un necesario cambio cultural, para lo que se requiere el trabajo conjunto con autoridades de Educación y de los medios de comunicación.
3. "Crearemos un sistema multimedial de comunicación cultural que incluirá un canal de TV, bajo un concepto amplio de cultura, representativo de las identidades presentes en Chile, abierto al mundo y que tendrá como referente a las mejores experiencias mundiales en materia de medios de comunicación culturales".
Una vuelta de tuerca sobre el actual proyecto de TV cultural, agregando ingredientes multimediales: redes sociales, radiales, medios impresos y, quizás, la editorial estatal que menciona más adelante.
Sobre las Prácticas culturales
4. "Trabajaremos para estimular tanto la producción cultural como la demanda de cultura, por una parte, fomentando a los distintos sub sectores de la industria creativa y por otra, de manera equilibrada, el interés del público, de Chile y el exterior, por los productos culturales procedentes de las distintas regiones y territorios de nuestro país".
En línea de continuidad con lo realizado hasta ahora por el CNCA, enfatizando la producción y demanda de cultura de regiones y territorios menos favorecidos hasta ahora.
5. "Impulsaremos programas de fortalecimiento y visibilización de las identidades territoriales, llegando a producir marcas territoriales y denominaciones de origen consonantes con esas identidades, con base en la vocación de los territorios, consonantes con planes mayores que surgirán en el marco del proceso de descentralización del país y con una proyección nacional e internacional. Para esto se trabajará en un ecosistema de política pública que integrará a la instancia institucional de descentralización que crearemos, a las instituciones públicas ligadas al fomento de la economía, Servicio Nacional de Turismo, la Fundación Imagen de Chile, los gobiernos regionales, comunales y las comunidades locales, incluidos los agentes productivos y las empresas presentes en los territorios".
Profundización de lo realizado en cuanto a fomentar las denominaciones de origen de productos artísticos y culturales, teniendo a la vista, tal vez, la exitosa experiencia del Perú.
6. "Fomentaremos espacios públicos locales (epicentros culturales) de alto estándar para el encuentro de la población en torno a la cultura, con foco en territorios de menor escala y más rezago, a los cuales podrán concurrir creadores, productores y público de distintas comunas, regiones y países. Se proporcionará infraestructura y financiamiento a través de gobiernos regionales y municipalidades, y asistencia técnica especializada para la gestión cultural y administración eficiente de estos espacios. En su planificación, administración y control participarán las organizaciones de la comunidad local"
Un énfasis en la hasta ahora mayoritariamente frustrada intención de aportes financieros desde los municipios junto con la recepción a la idea de la participación en ellas de las comunidades locales, tal vez en línea con lo planteado por las bases programáticas de Beatriz Sánchez, de los presupuestos participativos.
7. "Haremos de las agregadurías culturales de Chile en el mundo focos de intenso trabajo promocional en torno a la cultura, identidades e imagen de nuestro país. Las agregadurías estarán conectadas con los productores y creadores culturales de los territorios y con los epicentros culturales de las regiones. Chile llegará al mundo directamente desde sus regiones y comunas".
Establecimiento de relaciones directas entre creadores y las Embajadas en el exterior, reiterando el concepto de epicentros culturales, que tal vez requiera una mayor definición. Esta propuesta es compleja debido a la suerte de monopolio de las relaciones exteriores que tiene el Ministerio del ramo.
Sobre el Financiamiento de las prácticas culturales
8. "Mejoraremos los sistemas públicos de financiamiento a la actividad cultural del país, optimizando los sistemas de postulación para que accedan a financiamiento en igualdad de condiciones los productores y creadores de las distintas zonas y sectores sociales, como son zonas rezagadas, pueblos indígenas y migrantes, entre otros. Se ponderará favorablemente a los proyectos cuyos gestores acrediten el carácter de agentes culturales de base, con real trabajo comunitario, aunque con estándares de calidad de alto nivel en su quehacer".
En línea con los anuales perfeccionamientos de los Fondos de Cultura que persiguen llegar a través de segregación positiva a los mismos objetivos. El concepto de base, quizás, debiera ser complementado por el más actual de ciudadanos y ciudadanas.
9. "Implementaremos una agenda intensiva para mejorar nuestro nivel de lectoría y comprensión lectora. Crearemos una editorial estatal para promover la lectura y producción de obras nacionales a un costo que permita el acceso de todos los sectores sociales. Incorporaremos a esta editorial la tecnología necesaria para la digitalización y el acceso universal a las publicaciones. Usaremos recursos tecnológicos de primer nivel para favorecer el acceso a contenidos de las personas en situación de discapacidad. En esta misma línea, eliminaremos el Impuesto al Valor Agregado a la compraventa del libro".
Imposible no advertir la semejanza con la Editora Nacional Quimantú en cuanto a los libros de bajo costo y de acceso de todos los sectores. Tal vez faltó agregar el acceso directo de la organizaciones sociales, que tanto fruto dieron a la Editora de la época de Allende. El tema del IVA, más aún con políticas de libros de bajo costo y digitalización de muchos de ellos, es marginal.
10. "También facilitaremos el acceso a tecnología digital de última generación para la producción y distribución de la producción musical interpretada o compuesta por personas de nacionalidad chilena o aquellas avecindadas en el país, especialmente creadores jóvenes, pueblos originarios y creadores populares".
El acceso a las nuevas tecnologías es una necesidad no requerida sólo por el mundo de la música, tal vez debiera ampliarse este punto a otras áreas como por ejemplo la audiovisual y la editorial.
11. "Intensificaremos, en conjunto con el Ministerio de las Culturas, el Ministerio de Bienes Nacionales, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Vivienda y el Ministerio de Obras Públicas, la recuperación, preservación y socialización del patrimonio material del país, acelerando el ritmo al cual esto se ha venido haciendo hasta ahora e incorporando en esta tarea a los gobiernos regionales y comunales, junto con las comunidades organizadas".
Tema que está en el tapete hace muchos años y que debiera comenzar a resolver el futuro Ministerio al disolver la DIBAM y perfeccionar el CMN. El desafío estará en la incorporación a ello de los gobiernos comunales -muy sensibles a la presión inmobiliaria- y las comunidades organizadas, que efectivamente podrían hacer un sustantivo aporte.
12. "Protegeremos el idioma y costumbres de los pueblos originarios, incluyendo cátedras universitarias y cursos gratuitos para contribuir a esta labor".
Un aspecto de consenso que ha registrado algunos avances en el último tiempo. Es necesario resaltar, eso sí, que la gratuidad o no de los cursos señalados es menos relevante que su calidad y respeto por las culturas indígenas. Un sólido conjunto de cátedras universitarias con esas mismas características sería de fuerte impacto especialmente en las elites más alejadas del asunto.
En síntesis, tal como advertía en los programas culturales de los candidatos analizados con anterioridad, hay una fuerte tendencia a la continuidad de las políticas hasta ahora creadas y aplicadas por el CNCA. Las novedades están en los énfasis del trabajo conjunto con otros ministerios -lo que permite ahora el rango de tal que está pronta a adquirir la cultura-; el agregado de la dimensión internacional articulando -por fin- la creación nacional directamente con las oficinas culturales del país en el exterior; el anunciado aporte a la digitalización de manifestaciones artísticas, y, sobretodo, el anuncio de una editorial estatal asociada al bajo costo de los libros.
Llama la atención la ausencia de algunos términos como gestión cultural, audiencias, fondos concursables y la incorporación de otros conceptos que requieren una mayor definición.
En definitiva, un avance que resiste muchas mejoras.