17 marzo 2014

LA SEMANA EN QUE DEBUTÓ BARATTINI:¡QUÉ SEMANA!




A pesar de no ser actriz, como dos de sus antecesores, sino gestora cultural -y quizás debido a ello- el estreno de Claudia Barattini como Ministra de Cultura fue cuidado. Tanto en aquellas actividades que le corresponden como por aquellas otras que no podrían haber sido planificadas por su entorno. En efecto, Barattini debutó la semana de la Gala Cultural en el Centro Cultural Estación Mapocho; de la realización en Santiago de los conciertos de la emblemática Joan Báez; de la constitución de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, que será clave en sus proyectos legislativos, y de la reapertura del Teatro Municipal luego del incendio. Culminó, el domingo, con una aclaratoria entrevista en Artes y Letras.


Comenzó, el lunes 10 de marzo, recibiendo una sorprendente bienvenida de quienes quizás sean relevantes en su mandato: la colonia italiana. Con motivo de la visita del subsecretario de Relaciones Exteriores de Italia a la Transmisión del Mando, la Embajada reunió a lo más destacado de la colonia -que componen desde el flamante Cardenal Ezzati a destacados empresarios y gente de la cultura- alrededor de pastas y spumantes.

El martes, junto con reconocer oficinas porteñas y participar de fotos y ceremonias oficiales, participo de una de las galas culturales más celebradas de la historia de esas funciones. Su llegada, acompañada por Pedro Lemebel envuelvo en una túnica y turbante amarillos, no pasó inadvertida. Tanto, que la propia Presidenta Bachelet se acercó al escritor a preguntar por su salud, recibiendo una expresiva respuesta mímica, debido a una afección a la voz.


El desfile de artistas nacionales fue tan espectacular como revelador: la Sinfónica Nacional Juvenil, el Ballet Nacional Chileno, el Coro Orfeo, el Grupo Yatiris, dos coros infantiles, los Trukeros, solistas de voz, charango y guitarra y Los Jaivas entregaron una sólida expresión del buen pié en que está la música chilena, en un recital armónico con puntos culminantes como los homenajes al pueblo mapuche (Arauco tiene una pena, de Violeta Parra) y Víctor Jara con la sala completa levantando sus manos al compás sinfónico de Lo único que tengo, en arreglo de Carlos Zamora. Alusiones a La negra Ester, la cueca Brava y un final Todos juntos, de los Jaivas, en arreglo sinfónico de Sebastián Errázuriz, director musical del evento junto a la dirección artística de Rodrigo Bazaes. Tal espectáculo, afortunadamente registrado, merece ser ampliamente difundido.


Como si fuera poco, al día siguiente, la Alcaldesa Carolina Tohá presidió desde un Palco Municipal no muy ocupado por sus antecesores, la reapertura del teatro que sufrió un incendio en 2013. Los elencos del Teatro Municipal siguieron celebrando esta recuperación, desplegándose el viernes 14, con la Novena Sinfonía de Beethoven, en concierto gratuito en la Catedral Metropolitana, bajo la batuta de José Luis Domínguez.


La fiesta continuó en dos recitales de Joan Báez en el Teatro Caupolicán, que celebraba sus 78 años de vida, acogiendo a la cantante que había insuflado ánimos a la resistencia chilena durante la dictadura pinochetista; gesto que fue retrucado con la presencia en la sala de Ana González de Recabarren, emblema de la incesante lucha de los familiares de detenidos desaparecidos. En el escenario, Joan fue acompañada por sendos representantes de la música chilena de aquellos tiempos duros -Isabel Parra y los Inti Illimani- y de la nueva generación: Nano Stern. Un concierto solidario compartido, el sábado 15, desde la platea, por el nuevo Presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Guillermo Teillier, lo que sugiere también una preocupación por el tema cultural del Partido Comunista, que mucho tuvo que decir en el gobierno de la Unidad Popular.


Durante la semana, Barattini recibió al editor de Artes y Letras y dio una entrevista en la que afirmó una serie de aspectos que serán centrales en su cuatrienio:

1) La cultura es un derecho ciudadano, por lo tanto, el estado debe asegurar que los ciudadanos tengan la posibilidad de acceder a ella como la salud, la vivienda o la educación.


2) Que el Consejo Nacional de la Cultura tendrá un rol relevante en debate sobre educación que absorberá al país en el período Bachelet.


3) Que el proyecto de institucionalidad presentado por el gobierno Piñera será íntegramente sustituido por una nueva propuesta.


4) Que la nueva propuesta, junto con incorporar el sector patrimonio, considera inclusión del CNTV en el futuro Ministerio de Cultura.


5) Que entre los planes está crear un canal cultural en la TV abierta.


6) Que se dispondrá de mayor inversión pública en los museos de propiedad estatal.


7) Brindó su apoyo a las propuestas de cuotas de música chilena en radios nacionales.


8) Que se abrirá la posibilidad de concursos y otros aportes para salas de teatro independientes.


9) Que se pondrá un énfasis en el apoyo a contenidos en infraestructura existente, más a que a nuevas edificaciones.


10) Finalmente, que en tiempos de reforma tributaria para buscar más recursos, no se contempla reducir IVA al libro, sí se promoverá el fomento de producción editorial nacional.


No parece poco. Sobre todo si agregamos que el lunes 17 acompañó a la Presidente Bachelet a anunciar la construcción de la segunda etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral.

Pero eso, ya es otra semana.

11 marzo 2014

EL ABRAZO Y LA CULTURA DE TODOS


Viví intensamente el trabajo cultural durante el Gobierno de Allende, permanecí intentando la supervivencia artística bajo dictadura y busqué intensamente establecer una institucionalidad cultural para la transición democrática. Además, procuré que ésta no flaqueara durante el Gobierno que acaba de culminar. Ahí está, integra y acicalándose para emprender el movimiento final, que complete una ubicación de la cultura dónde la soñaba Allende, dónde sin dudas la quiere la Nueva Mayoría que arropa a la Presidente Bachelet. En ese abrazo entre la Presidenta del Senado y la Presidenta de Chile se amalgama, finalmente, una misma visión del papel que debe tener la cultura en una sociedad igualitaria, justa y democrática.

Allende ponía en un mismo nivel el alimento corporal -el medio litro de leche- y el alimento espiritual -los libros masivos y económicos de Quimantú. Desde que fue Ministro de Salud del Presidente Aguirre Cerda, planteaba que la desnutrición física debía superarse junto con el analfabetismo. 

Bachelet tiene entre sus planes más anhelados la reforma educacional capaz de sostener una educación gratuita y de calidad para todos los chilenos. Quizás ya no deba luchar contra la desnutrición sino contra la obesidad, pero sí debe hacerlo contra la incultura y la escasa calidad de la instrucción que entregan muchos establecimientos. Luchar contra ese analfabetismo funcional de quienes no entienden lo que leen.

"Toda la actividad del CNCA y posterior Ministerio de Cultura -señala la Ministra Claudia Barattini, en su primera entrevista- estará asociada con una de las grandes reformas del gobierno de la Presidenta Bachelet, que busca asegurar a las nuevas generaciones una educación gratuita y de calidad, basada en la concepción de la educación como un bien público y un derecho universal que debe ser garantizado por el Estado".

Y agrega: "Esta gran reforma implica desafíos no menores en la dimensión cultural, como potenciar los talentos y la capacidad de apreciación de todas las manifestaciones del arte y las humanidades en las nuevas generaciones. Grandes desafíos que se vinculan a la generación de cambios profundos en el modo de pensar y vivir nuestra sociedad". 

Por ello, entre sus primeras medidas se encuentra la creación de centros de formación artística para jóvenes, en todo el territorio. 

Paralelamente, estas medidas consideran agregar al Consejo Nacional de la Cultura las potestades de un Ministerio y las atribuciones para fijar y desarrollar una política hacia el Patrimonio, tan vacilante y estrecha durante la última administración.

Sin embargo, los gobiernos no deben quedar embebidos sólo en su Programa y sus prioridades. La sociedad está viva, cada vez más participativa, aún más entre los artistas. Por tanto, una tarea central será escuchar, atentamente, nuevas demandas sea para acogerlas o para encausarlas en beneficio de la sociedad toda y no de grupos de interés corporativo.

En esta línea se ubican las posturas que restringen el patrimonio sólo a propiedades aisladas, generalmente asociadas a casas familiares o templos, opuestas a una visión moderna de un patrimonio cultural no muy separado del natural, que abarca amplias áreas, barrios y hasta ciudades. 

Quizás sea aconsejable mirar otras realidades, países dónde la feliz convergencia del aporte estatal con la gestión y recursos privados están convirtiendo en lugares de gran interés turístico los cascos antiguos de ciudades de nuestro continente, como, por ejemplo, La Habana y el notable trabajo de Eusebio Leal y su Oficina del Historiador de la Ciudad.

Inevitablemente habrá que revisar el entusiasmo legislativo de las semanas recientes, en las que han aparecido proyectos que apuntan a modificar la recién renovada Ley de Donaciones Culturales con una Ley única de donaciones, o el proyecto que busca modificar el Consejo de Monumentos Nacionales, sin considerar la Ley que crea el Ministerio de la Cultura y el Patrimonio. Sin dejar de lado la iniciativa que busca incorporar un porcentaje de música chilena a las radios, tan mal respondido por la asociación gremial respectiva, con una campaña radial que genera más anticuerpos que respaldos.

Ello, sin olvidar que, en palabras de Barattini, "la cultura es expresión del presente, invención del futuro y, a la vez, memoria viva de un país y de las múltiples identidades que lo constituyen a lo largo de su territorio. Nuestro desafío es ése: generar una Cultura de Todos". 

07 marzo 2014

COMPARTIENDO EXPERIENCIAS EN LA PATAGONIA



En el marco del Séptimo Festival de Artes "Cielos del Infinito", se llevó a cabo un Encuentro de Intercambio de Experiencias Iberoamericanas enfocadas en el desarrollo de la cultura y las artes, con especial énfasis en lo que concierne a las artes escénicas, invitando a la reflexión en torno a las artes y la cultura como agentes transformadores del territorio. Estas reflexiones colectivas se extraen de una jornada de tres días, llevadas a cabo en la ciudad de Punta Arenas entre el 21 y 23 de Enero del presente año, consistentes en exposiciones por parte de destacados líderes culturales internacionales, nacionales y locales, que destacan en ámbitos como la creación y gestión de actividades artísticas, exposiciones que llevaron posteriormente a momentos de conversación y reflexión en torno a los tres ejes principales tratados durante el encuentro. Este es el resumen de sus conclusiones, recogidas por los estudiantes de sociología Paula Trujillo, Leslie Toledo, Karla Kubota y Cristóbal González.


Las actividades culturales, una vez que han alcanzado cierto desarrollo y arraigo en un territorio, ayudan a la generación de nuevos procesos identitarios y a la consolidación de las identidades colectivas. Esto resulta interesante ya que a través del desarrollo cultural local pueden fortalecerse aquellas identidades que se ven permeadas con la globalización. En este mismo sentido, realizar actividades artístico-culturales es una manera de contribuir a la formación de los ciudadanos en tanto sujetos de derecho, pues los individuos se sienten capaces de reclamar el derecho a acceder a más cultura.

Por otro lado, cualquier tipo de manifestación cultural, ya sea en forma de gestación de un festival o del levantamiento de un espacio físico concreto como un centro cultural, requiere de un trabajo constante con lageografía y las características propias de un territorio. En este sentido, la relación que se da entre el Festival Cielos del Infinito y la Región de Magallanes se ha visto influenciada por las características específicas de la Patagonia en general en diversos aspectos. En primer lugar, la organización del festival supone una conexión con otros puntos estratégicos tanto de Chile como del resto del mundo, debido a que es una zona extrema y presenta barreras geográficas y económicas para acceder a ella. En segundo lugar, las condiciones climáticas son fuertes influencias en el desarrollo del festival: las lluvias repentinas e impredecibles, o el viento, son elementos que interactúan con el teatro de calle, modificando la temática y el desarrollo de algunas presentaciones. Sin embargo, estas condiciones climáticas desfavorables muchas veces juegan en contra de la realización de actividades al aire libre, lo que supone una necesidad de espacios habilitados para el montaje de ciertos espectáculos. Así, cada gestión cultural debe nutrirse con las referencias concretas de la identidad de un territorio.

Las ciudades, en el sentido anteriormente expuesto, son entidades “autónomas”, en cuanto a su contexto territorial. Por lo tanto, la inserción de una actividad cultural en un territorio determinado no puede realizarse a modo de exportación. Una instancia como FIRA Tárrega, por ejemplo, es un modelo que no podría replicarse de modo exacto en un territorio como Magallanes, debido a las características de ambos territorios. Mientras que en Tárrega las condiciones climáticas son favorables la mayor parte del año, en la región de Magallanes deben enfrentarse intensas lluvias y viento fuerte incluso en época estival. Otra diferencia importante se da en el ámbito del transporte, ya que el costo de los pasajes de avión para llegar de forma inmediata a la ciudad de Punta Arenas son bastante altos, y deben asimismo considerarse los traslados al resto de las provincias de la región, algunos de los cuales se realizan por vía marítima. Por su parte, si bien Tárrega es una ciudad más bien pequeña, puede accederse a ella por vía terrestre desde cualquier punto de España.

Ahora bien, resulta importante señalar que todo lo que dice relación con la cultura y el desarrollo de actividades artístico-culturales no puede llevarse a cabo sin la concurrencia de dos elementos: el financiamiento y los procesos burocráticos mediante los cuales las autoridades se relacionan con estas actividades. Estas dos aristas van directamente relacionadas, ya que obtener financiamiento supone pasar por un sin límite de trámites, con el objetivo de poder justificar los gastos en los que se concurre.

En cuanto al financiamiento propiamente tal, se llega a la conclusión de que si bien existen instancias y organismos que pueden entregar la ayuda financiera, muchas veces resulta difícil acceder a esos dineros, ya que, en algunas ocasiones, los proyectos culturales no se ajustan a las categorías “clásicas” de arte. Además existe toda una estructura burocrática detrás que termina por desgastar los procesos de acceso al financiamiento. Lo que se busca es cambiar el funcionamiento de las políticas culturales, en el sentido de abandonar una postura subsidiaria y comprometerse de forma concreta con la creación de las condiciones materiales necesarias para que la cultura sea sustentable, además de realizar un seguimiento de estos proyectos y generar redes de intercambio cultural de óptimo funcionamiento a nivel nacional. En este sentido, la voluntad política resulta fundamental. Ahora bien, muchas veces el sólo subsidio a ciertos proyectos artísticos-culturales logra potenciar la autonomía creativa de los organizadores de un determinado proyecto, a nivel de creación, de programación y de contenidos. En este sentido, los propios creadores necesitan de un ente facilitador como lo puede ser el Estado, el Consejo de la Cultura en el caso de Chile, o también ciertas embajadas. Sin embargo, los agentes culturales no deben perder de vista su propia independencia y lograr desarrollar su cometido sin una direccionalidad política o ideológica ejercida desde el ámbito público o privado. Finalmente, otro elemento que surge aparte del financiamiento y las instituciones, es el de la asociatividad, entendida como la colaboración con otros entes y con la generación de redes de cooperación entre artistas y festivales, de manera de fortalecer y perpetrar el desarrollo de estas actividades a lo largo del tiempo. En este contexto, la política cultural deficitaria en el Chile actualvendría a ser un respaldo tanto político como económico, pero siempre comprendiendo las autonomías entre la institucionalidad cultural, por un lado, y los entes creadores por otro. Una relación de colaboración y cooperación que rompería de esta manera la relación pasiva del subsidio,así como la relación paternalista de imponer una forma de comprender los proyectos artístico-culturales de parte del Estado.

Ahora, todo lo anteriormente señalado no sirve de nada si no existe público. Anteriormente se expusieron las formas en que distintos entes captaban y formaban audiencias, y resulta ser que existe otra forma de captar audiencias y que está constituida por los medios de transportes. Durante el Encuentro se expuso brevemente el caso del Metro de Santiago, el cual ha pasado a convertirse también en un eje articulador de la cultura. Esto se hace posible ya que al mismo tiempo que cumplen su misión de “transportar personas”, se les ofrece a los individuos algo distinto, educativo y simbólico en su tránsito diario. De esta manera, se les abre la puerta para interesarse por un aspecto nuevo de la vida. Lo mismo sucede con las intervenciones callejeras y en otros medios de transportes como la locomoción colectiva: no sólo es una manera de captar audiencias sino que se contribuye a la formación de los ciudadanos desde la cultura. Lo anterior obliga a ampliar los imaginarios de parte de los proyectos artísticos-culturales en cuanto a comprender la propia ciudad y los entornos e interacciones urbanas.

Otro punto interesante es el tema de la gratuidad y hasta qué punto sirve como estrategia de captación de público, ya que si bien es una manera de convocar a más cantidad de personas, muchas veces genera que la audiencia no valore la actividad ni se comprometa en la asistencia por el hecho de ser gratuita. Pero, por otro lado, la gratuidad sirve para aminorar los sesgos socioeconómicos, lo mismo que subsidiar los precios o establecer precios “populares”, ya que permite el acceso de aquellos sectores que normalmente no podrían presenciar actividades culturales porque constituye un “lujo” que no pueden costear. Sin embargo, todo lo expuesto puede ser un arma de doble filo, ya que entran en conflicto dos necesidades o derechos: de ver espectáculos de calidad, y el derecho de las compañías a presentarse. Por un lado, si los ingresos por concepto de entradas no son suficientes, significa que el presupuesto será menor y que no podrá presentarse un espectáculo de alto nivel y, además, las ganancias de las compañías no serán suficientes para costear su espectáculo. Hay también otro efecto que produce el concepto de la gratuidad que dice relación con la poca valoración del trabajo realizado por un artista. Esto ocurre porque el público se acostumbra a asistir a espectáculos culturales gratuitos, rechazando las instancias que deciden cobrar cierta tarifa, mientras que están dispuestos a pagar por asistir al cine a ver alguna producción hollywoodense, llegando a gastar altas sumas de dinero, en especial cuando se trata de una actividad de carácter familiar. Hay entonces una discriminación en el consumo cultural, creándose una minusvaloración del arte y el trabajo artístico: las personas llegan a pensar que es algo que siempre debiera regalarse, sin llegar a visualizarse los esfuerzos, estudios o técnicas que pone en práctica un artista.

Para finalizar, y aterrizando este informe a la problemática de la gestión cultural propiamente tal, es preciso señalar que cada versión de un evento de este tipo es un festival nuevo, por lo tanto, hay que pensar como si se estuviera realizando uno distinto. Sin embargo, resulta imprescindible que el equipo de programadores, gestores, artistas, etc. se mantenga, ya que se van generando autocríticas que colaboran al avance de las gestiones y al desarrollo de mejores encuentros, lo que ayuda a que dichos festivales sean permanentes en el tiempo y sean fruto de un modelo de gestión propio, que termina siendo un referente dentro del territorio en el que está contextualizado. Además, se generan nuevos lazos y redes de asociatividad que ayudan al perfeccionamiento de cada evento cultural, con el objetivo de que cada ciudad tenga la oportunidad de convertirse en una capital cultural. Por otro lado, dicha asociatividad no sólo la podemos comprender en la dualidad descrita anteriormente: artista-gestor cultural, sino que dicha asociatividad puede expandirse a un sinfín de actores y de diversos depositarios de un conocimiento determinado o de ciertos recursos, aportando así imaginarios, miradas y saberes que trasciendan el pensar particular y generen un trabajo más integral y holístico.