31 enero 2014

AGRADECIMIENTO A ORDEN AL MÉRITO PABLO NERUDA



Las emociones se agolpan al compartir este honor con tantos recuerdos de la vida, del teatro de Alejandro Sieveking, de don Gabriel Valdés en las comisiones previas a la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Mampato y Themo Lobos... en fin. 


Lo primero es la maravilla de poder compartir con todos ustedes, los otros homenajeados, este momento, porque ustedes han aportado  muchísimo. 

Lo segundo, sin duda, es dar las gracias. Dar las gracias al Ministro por esta distinción  que yo la entiendo y la recibo como una distinción a un equipo. En este mismo momento debiera estar aquí conmigo Luis Navarro, nuestro fotógrafo; Enrique Portas, nuestro camarógrafo; Alejandra Villarroel que es nuestra periodista,  y María Gracia Valdés que es nuestra Directora de Cultura, que están en esta sala, estamos contentos, galardonados y estamos trabajando, porque la gestión cultural es eso. 

Quiero  decirles también que este Centro Cultural que ya tiene más de veinte años de vida activa, fue un sueño de algunas personas, de algunos grandes chilenos, de Jaime Ravinet, Patricio Aylwin y Ricardo Lagos, no podemos olvidarnos en este momento y agradecerles que ellos señalaron nuestra misión: preservar el edificio -un monumento precioso- y difundir la cultura.

Por eso quienes verdaderamente reciben este premio son el millón de chilenos que año a año visitan el Centro Cultural y se ha convertido en una audiencia fiel de la cultura y que nos permite tener la satisfacción del deber cumplido en esa tarea que muchos soñaron y que hoy día todos celebramos.

Muchísimas gracias.

14 enero 2014

LA HISTORIA DE UNA HISTORIA DE AMOR

DISCURSO DE BIENVENIDA A DELEGADOS DE LA SEXTA CUMBRE MUNDIAL DE LAS ARTES Y LA CULTURA (14 de enero 2014, Centro Cultural Estación Mapocho)




Me siento muy honrado en darles la bienvenidas al Centro Cultural Estación Mapocho, tal como yo la recibí cordialmente de algunos de ustedes en Newcastle Gatehead, Johannesburgo y Melbourne, en las tres cumbres anteriores. Estoy consciente de que han llegado hasta acá, desde muchos lugares del mundo, a un lugar que es un mundo de viajes. De viajes y de historias.
 Y la que les voy a contar es la historia de una historia de amor.  

Como todas ellas, con pasiones, desencuentros, reconciliaciones y momentos inolvidables. Hoy es uno de ellos, en que esta estación, mujer, novia, madre acogedora,  guapa y acicalada, los recibe con sus mejores galas.

Dije que era una historia y esta tiene una pre historia que se remonta a un país llamado Chile, que celebraba en 1910 el centenario de su independencia y quiso plasmarlo con obras de arquitectura destinadas a las artes y los viajes: nacieron así nuestro museo de  Bellas Artes y esta estación, que unía Santiago, la capital, con Valparaíso, entonces el principal puerto del Pacífico sur americano.

Nuestra pre historia termina con el retorno a la democracia, en 1990, que el primer gobierno post dictadura simbolizó convirtiendo a la vieja estación en un espacio cultural, el mayor de la ciudad.

El Estado dio a quienes administrábamos este monumento la doble misión de conservarlo y difundir la cultura. De la interacción de la virtuosa dupla de gestión e infraestructura, nació la singular posibilidad de auto sustentarse y llegar a constituir un modelo de autofinanciamiento que, aunque  valorado internacionalmente, no constituye dogma.

El modelo que construimos se fue dando a conocer. Se dijo que, “en el sur del mundo, existe un espacio, situado en una vieja estación de trenes que ha logrado atraer a millones de personas, llamadas audiencias fieles, que van y regresan una y otra vez a sus diversas actividades”.

Las voces llegaron a España en 2002, dónde Casa de América celebraba la primera década del Quinto Centenario del Encuentro de  dos Mundos con un coloquio de centros de América y Europa.

Del encuentro en Madrid nació una red de espacios de ambos continentes, que permitió discutir y compartir experiencias durante muchos años, en diferentes ciudades.

Fortalecidos por el diálogo con colegas que enfrentaban retos similares, nuestra experiencia saltó el Atlántico y fue conocida en Australia donde nos replicaron con los maravillosos complejos culturales de Melbourne, Brisbane y Sídney, en una de cuyas oficinas escuché por primera vez, en 2004, de IFACCA y conocí a las dos amigas que me acompañan en esta mesa: Sarah y Magdalena.

Ya relacionados, la historia fluyó como si nos hubiésemos conocido de siempre. 

Pareció natural que la experiencia de la infraestructura cultural en Chile, fuera expuesta durante la tercera Cumbre y que nuestras formas alternativas de financiamiento llegaran a exponerse en la cuarta Cumbre.

Mientras tanto, en las complicidades de los viajes en bus y las mesas de cafés, configurábamos con Sarah, Diane, Santiago Jara y otros, el sueño de que este centro, tan generoso en contenidos, llegara, en el futuro, a ser continente de alguna Cumbre.

La tarea de lograr ser sede fue larga.

Fuimos paso a paso. Primero fue la afiliación del Consejo Nacional chileno a IFACCA, usando argumentos como la necesidad de reforzar nuestra joven institucionalidad conociendo países dónde existían por décadas arts council. El primer presidente del Consejo Nacional de la Cultura, José Weinstein, firmó el acuerdo del Directorio, de afiliación a ella, en 2006.

El romance continuó con una reunión del Board de IFACCA en Santiago, donde conocieron este espacio y … las bondades de la gastronomía y algunas viñas chilenas.

Conocido el lugar, apreciado el cariño,  faltaba que el Consejo Nacional de la Cultura postulara a ser país anfitrión y que el Board evaluara la petición en el conjunto de varias otras meritorias postulaciones.

En 2009, la ministra Paulina Urrutia, casi al terminar su mandato, dio su respaldo a la solicitud, sujeta a la ratificación de quien la sucediera. La Ministra nos había mostrado su confianza cuando presentó la candidatura del Centro Cultural Estación Mapocho al Premio Reina Sofía de Patrimonio, que recibimos. Con ese Real soporte llegamos unos meses después a Madrid, junto a la directora del Consejo Nacional de la Cultura, Drina Rendic, a sustentar la postulación ante el Board.

En la Cumbre de Melbourne, en presencia del ministro Luciano Cruz Coke, se anunció que habíamos logrado el objetivo.

Hoy esa historia tiene un momento muy especial, abrimos esta Cumbre en el Centro Cultural Estación Mapocho que se ha preparado para acogerlos con una señalización que honra a lo mejor de nuestros creadores; ya se familiarizaran ustedes con María Luisa Bombal, Camilo Mori o Samuel Román, ya visitarán las exposiciones de artes visuales en las Salas Bicentenario, Joaquín Edwards Bello o Lily Garafulic, ya se enteraran de sus biografías, ya podrán compartir con nuestro  público en el festival de teatro independiente que ocurre paralelamente con esta Cumbre

Ya podrán visitar cada rincón de este monumento que para ustedes dejará de ser un power point, un capítulo de un libro o las páginas de un blog, sino un centro real y tangible.

Después de este honor que nos confieren aceptando nuestra hospitalidad, volveremos a ser infraestructura y gestión cultural, aquella que se va haciendo transparente para que brillen y se expresen artistas, gestores, públicos que nos visitan.

Son ustedes quienes a partir de este momento comienzan a escribir la próxima página del nutrido conjunto de actividades acogidas por este Centro Cultural Estación Mapocho 

Son ustedes, nuestros queridos y queridas visitantes, quienes deberán experimentar esta historia de amor por la gestión y las políticas culturales que desde ahora, los incluye, inevitablemente, para siempre.

Ya nadie podrá borrar de nuestras memorias el hecho de que al despuntar el año 2014, un centro cultural de un país  en un extremo del planeta, donde se habla el español y se escribe poesía, acogió una reunión de agentes culturales venidos de todo el mundo a quienes esperamos con entusiasmo y escucharemos con interés y admiración. Muchas gracias por estar acá.

09 enero 2014

SOBRE TEATRO, MÚSICA CLÁSICA, SALAS Y FESTIVALES


Una obra de festival de teatro, Stifters Dinge, que sustituye la presencia de actores por cinco pianos verticales y una delicada música clásica, hace pensar y compartir las inquietudes de una nueva publicación virtual musical, La-clasica, que se pregunta cómo explicar el fenómeno del Teatro a Mil y ¿por qué no se ha consolidado un evento similar en la música clásica?  ¿Puede la música docta apuntar a públicos populares?, se inquietan. ¿Sería posible que los teatros nacionales se unieran en un esfuerzo común para generar un festival de gran envergadura?, se preguntan. ¿Debiésemos soñar con espectáculos masivos gratuitos de música clásica? Aparentemente no.


Ello porque la experiencia demuestra que los músicos quieren primero la casa y después actúan. Los de teatro actúan y luego piden casa. Y en tiempos de escasez de casas, la segunda estrategia parece ser más eficaz.

Tengo buenos amigos que todavía sueñan con una gran sala de conciertos en Santiago, sin considerar que ya no se edifican teatros individuales, sino que se construyen complejos de varias salas, en la que alguna de ellas se destina exclusivamente a conciertos, ejemplos hay muchos, el más conocido es la Ópera de Sidney, un conjunto de cinco salas con espacios de servicio común y programación especializada en cada una. Así fue concebido nuestro inconcluso GAM, que aguarda su gran sala multiuso mientras ocupa intensamente sus salas de concierto y artes escénicas.

Por otra parte, muchos de nuestros "teatreros", formados en la escuela de Arianne Mnouchkine, postulan que cualquier lugar es un espacio escénico posible, como acontece en el grandioso festival Fringe de Edimburgo. Eso vale para el teatro experimental en el que ellos creen, pariente cada vez más lejano del teatro de improvisación o sin dramaturgia.

Sólo después de varios festivales como FITAM, que nació en el Centro Cultural Estación Mapocho y se adaptó con regocijo a los espacios entonces disponibles, se advirtió que también existe el teatro de sala, pero que es más costoso. Requiere de espacios bien acondicionadas y de ingresos mayores pues las compañías profesionales tienen también otro nivel de gastos. Por eso existe el Festival Internacional de Edimburgo. Así como allá primero fue el Internacional y luego el Fringe, acá fue primero el marginal y mas tarde el internacional. Entonces surge la necesidad de salas adecuadas y se mira… a las de música como el Municipal de Santiago, el regional del Maule, multiusos como en municipal de Las Condes o -paradojas del destino- volver al Centro Cultural Estación Mapocho con la propia Mnouchkine, en 2012, o en 2014, con Stifters Dinge.

Crear salas de música lleva tiempo y mucho dinero, pero su resultado final es positivo, como ocurrió con el Aula Magna de la UTFSM, el Teatro del Lago en Frutillar o la sala de conciertos del GAM, porque deben someterse a exigencias cada vez más rigurosas de acústica. Ello revela que cuando hablamos de música hablamos de infraestructura y de grandes inversiones públicas que algunos todavía confunden con el antiguo concepto de teatros municipales, largamente superado, aunque todavía anhelado por algunos alcaldes.

Hemos avanzado en Chile al comenzar a hablar de teatros regionales como el del Maule o los más recientes de O’Higgins o Punta Arenas y los que vienen en Iquique, Coquimbo y Bío Bío. Ello encierra una pequeña sorpresa pues ese concepto esconde el hecho inevitable que tendrán un uso relevante para la música, como ya ocurre con el de Temuco.

Mientras, la música clásica ha transitado por otros senderos, como el de la formación de audiencias, vía orquestas y bandas infantiles y juveniles, aunque recientemente algunos han puesto énfasis más en la proyección internacional de los mejores cuadros allí formados, que en la proliferación de nuevas agrupaciones.

Otra diferencia con el teatro está en que éste suele aliarse con la TV y por tanto a los “rostros”, una forma de acercar el arte al poder, pues algunos llegan a ser “atr-actores de votos" además de actores. No imagino a un director de orquesta, como Juan Pablo Izquierdo, a pesar de la dependencia estatal de su conjunto de cámara, llamando a votar por determinado candidata o candidato, tal vez porque no tendría la convocatoria de un rostro. No obstante, nuestra música está generando -lejos de las pantallas de TV- nuevas batutas como Alejandra Urrutia y Paolo Bortolameoli.

En definitiva, el teatro tiene capacidad de "invasión" de espacios, mientras para la música clásica, es complejo hacerlo

Adicionalmente, la música se envasa y lleva a casa, el teatro hay que vivirlo, no hay -hasta ahora- grabación que que lo reemplace, aunque comienzan a abundar obras que integran la transmisión de imágenes simultáneas, de calidad cinematográfica, en las obras, como la magistral Opening night.
Quizás por ello el teatro, llena las calles, las plazas y... también las salas. A la inversa, un equipo musical con alta tecnología se acerca bastante a la experiencia de escuchar una gran orquesta en vivo. Para estimular las diferencias entre lo vivo y lo grabado, son necesarias salas costosas y de magnitudes que no llegan a sustentar el costo de lo presentado.

Entonces, se hace indispensable la intervención pública para construir, mantener y alimentar esos templos de la gran música, insertos en complejos culturales.

Corresponde por tanto comenzar a pensar cómo se evita que esas salas con financiamiento público puedan mantener independencia del estado financista.

Afortunadamente, nuestra experiencia en corporaciones culturales privadas sin fines de lucro está disponible. Y con buenos resultados en la gestión de espacios.

Adelante pues con las políticas publicas de fomento de la música clásica. Dentro de la cuál la edificación no puede estar ausente. Es más permanente que cualquier festival.