1º de junio 2022, primera cuenta pública del Presidente Gabriel Boric. No había grandes trascendidos en material cultural, sus agentes y autoridades disfrutaban aún de una exitosa jornada del Día de los Patrimonios, acontecida el fin de semana anterior. Se vivía el ajuste de las nuevas designaciones de la Ministra Julieta Brodsky en las diversas corporaciones y fundaciones culturales que integra. Cuándo, ¡oh sorpresa!, llegó un contundente discurso presidencial con excelentes anuncios para el sector. Veamos.
Los párrafos correspondientes de la maciza Cuenta, comenzaron así:
“La cultura es ese espacio donde se encuentra la creación de las y los grandes artistas, con el patrimonio y las prácticas cotidianas de los pueblos de Chile. La cultura es el trasfondo que da sentido a nuestra mirada y pone textura y color en los lazos que unen a nuestra patria. La cultura es en definitiva el espíritu de un pueblo, y como tal debemos tratarla".
Una definición correcta y un llamado a asumirla y bien tratarla.
Continúa:
"Y sabemos que lo han pasado mal. Por ello, a partir de julio, entregaremos un apoyo de 450 mil pesos a 30 mil trabajadores y trabajadoras del sector cultural, y además, desarrollaremos estrategias regionales que tengan como objetivo la reactivación económica del sector, con un tratamiento diferenciado en el plan paso a paso que se haga cargo de la realidad particular de la industria."
El tanto tiempo esperado reconocimiento a las enormes dificultades que trabajadoras y trabajadores de la cultura sufrieron por el estallido social, la pandemia y la desidia del gobierno anterior. Con una precisión justa: el objetivo -obvio pero invisibilizado hasta ahora- la reactivación económica del sector con particularidades, caso a caso y énfasis regional.
Lo que sigue es la mirada de futuro: "Pero debemos pensar también mas allá de la emergencia". La misión del estadista.
"Necesitamos revisar la forma en cómo nuestra sociedad concibe el trabajo cultural. Junto a sindicatos, gremios y trabajadores, elaboraremos un proyecto de ley que cree un Sistema Nacional de Financiamiento Cultural que junto con un futuro Estatuto del Trabajador Cultural, nos permitan transitar de la precarización de las y los trabajadores de la cultura a condiciones dignas que valoren como corresponde su esencial labor. Le he encargado esta tarea con mucho énfasis a nuestra Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio".
Hace quince años escribí un libro -"Cultura ¿quién paga?" de Ril editores- cuya tesis central es que el desarrollo cultural de un país depende de quién o quienes lo financian. Hasta ahora marchábamos, desde el regreso a la Democracia, con dignidad por el camino de aportes fundamentalmente públicos, con asignación a través de consejos participativos y vinculantes integrados por pares de los beneficiados. Ese camino sufrió un retroceso con la creación, en 2018, de un ministerio que amputó las facultades vinculantes y reforzó la burocracia creando dos subsecretarías con duplicidades hasta ahora no resueltas.
Por ello, la creación de un Sistema de Financiamiento augura ser una buena noticia en el que convivan y se coordinen los recursos públicos, privados y de las industrias culturales y puedan superarse las injusticias de centros culturales adscritos a millonarias glosas presupuestarias anuales mientras otros agentes culturales son dejados a la suerte del autofinanciamiento y la concursabilidad, evidentemente creada para otros justos fines.
También constituye un gran avance el Estatuto del trabajador cultural, para prever futuras crisis que, como la pandemia, sorprendió al sector sin datos sobre sus integrantes y un ministerio sin capacidad de respuesta al respecto.
Termina, Boric con la reiteración de una promesa de campaña:
"Además reitero nuestro compromiso que durante nuestro período de gobierno llegaremos, al menos, al 1% del presupuesto destinado a cultura. Esto lo afirmo porque tengo la más profunda convicción de que el desarrollo de un país no puede medirse sólo en función de su acceso a bienes, servicios y consumos, sino también en cómo trata, respeta y apoya la cultura en sus más diversas expresiones”.
Es verdad, el desarrollo de un país debe medirse en el trato, respeto y apoyo público a la cultura.
Un camino a recorrer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario