25 agosto 2025

LITERATURA Y DEPORTES EN LA REINA

 

Foto: Leonardo Olivares


La Reina tiene ese qué se yo, que encuentras, en el Tavelli de Príncipe de Gales, a Carlos Caszely leyendo y grabando en voz alta, para una entrevista, partes de su obra "Rayito de mi corazón" y al Premio Nacional de Literatura Manuel Silva Acevedo, conversando animadamente en una mesa vecina. De pronto, se produce el encuentro. La excusa, una señera entrevista en APSI, de septiembre de 1978, que casualmente llevaba en mi celular. Se la enseño a Carlos grabando el episodio y luego le presento al poeta. Se para, el rey de metro cuadrado, y se saludan. Raudo, el periodista Leonardo Olivares, que acompañaba a Caszely, inmortaliza la escena.

Era una mañana cualquiera de agosto, había sol y no hacía frío. El poeta recuerda sus inicios como publicista, en Quimantú, y yo agrega la frase que inventó para una colección de libros infantiles: "Carita de pena no queda ninguna, lágrimas en risa convierte Cuncuna". El futbolista agrega que está actuando en una obra para niños, que actúa de sí mismo y que aconseja a los protagonistas preferir un libro en vez de un celular.

Caszely agrega que está animado con el teatro, que serán cuatro funciones y que ha ido mucha gente...

No solo las tablas lo atraen.

En 2011 había escrito su biografía: "Calle larga con final de pasto", presentada por Antonio Skármeta como "de una prosa rápida, alegre, juguetona y eficaz", como su fútbol.

Esa dupla se había encontrado en junio de 1972, en el número 7 de La Quinta Rueda que, a decir de este mismo blog, en diciembre de 2009:

"Tuvo momentos notables como cuando Carlos Caszely y Lucho Barrios fueron entrevistados por Antonio Skármeta y Luis Domínguez, dos aguzados escritores emergentes, dando a luz la polémica intrínseca e irresoluta de Quimantú entre cultura popular y cultura ideológica, que vio quebrar tantas lanzas entre el académico Armand Mattelart y los intelectuales que entornaban al PC. ¿Se trataba de hacer cultura como lo hacía el pueblo o de hacer cultura como estimaban las vanguardias políticas –Marx, Engels y Althusser mediante- que era lo revolucionario? La Quinta Rueda sucumbió sin resolver la pregunta, pero dejándola en reveladora evidencia".

La pregunta aún no se resuelve. Estamos en 2025 hay una elección presidencial próxima y la candidata de la izquierda aún no anuncia su programa en cultura, mientras las diversas derechas lo han hecho.

Quizás el encuentro de esa mañana cualquiera sea una metáfora del camino a seguir. Se encuentran el Premio Nacional y el ídolo del deporte nacional, se saludan, intercambian experiencias y sin proponérselo aparece un lenguaje común, alrededor de un café: la preocupación por los niños. Que a la vez lean y hagan deporte parece ser la fórmula.

Así de simple, así de necesario.

18 agosto 2025

UNIVERSIDADES E INFRAESTRUCTURA CULTURAL

 



Como parece ser una tradición, nuevamente las principales universidades chilenas han dado, en distintas áreas, un fuerte impulso a la cultura. Ocurrió históricamente cuando la Universidad de Chile y la Universidad Católica tenían sendos grupos de teatro estables -ITUCH y TEUC-, los mejores del país y cuando se hicieron cargo de los primeros canales de TV en la década de los años sesenta, escoltadas esa vez por la pionera UCV.


Cuando parecía que la señera costumbre de que cada gobierno post dictadura dejaba una herencia en infraestructura de alcance nacional para las artes -allí tenemos el CCEM; el MIM; el CCPLM; el GAM- entraba en una sequía a partir del gobierno de Sebastián Piñera uno y hasta el actual, las universidades han salido al rescate.

La Universidad de Chile golpeó la cátedra con una Gran Sala Sinfónica Nacional que acogerá a sus elencos estables que gestiona el CEAC. Desde su ceremonia inaugural, tanto por los invitados -del Estado y de la gran empresa- como por el mensaje directo de la Rectora Rosa Devés, quedó claro que el sector privado tiene mucho que aportar en la administración del espacio. Lo mismo ocurre con la Arena Claro del club deportivo de la UC, que delata el aporte empresarial desde su nuevo nombre.

Es que desde el retorno a la democracia, quedó claro que el desarrollo cultural de Chile es una tarea de financiamiento mixto, entre el Estado, la empresa y la sociedad civil. El primero, tomando la iniciativa y poniendo recursos basales, la segunda aportando recursos operativos como lo requiere una obra de infraestructura y la tercera, a través de la devota compra de entradas, sea para un concierto o para un acontecimiento deportivo.

Veamos los elementos en común que tienen estas dos obras: 

Ambas poseen un elenco estable que ocupa gran parte de las fechas del año. La U de Chile, una Orquesta Sinfónica que atraviesa un gran momento, la UC un equipo de fútbol competitivo que espera recuperar sus posiciones cuando pueda volver a invertir en jugadores de nivel, una vez completada la inversión del estadio.

Ambas tienen vinculación a una "marca" tradicional y dinámica a la vez: las dos universidades más antiguas y prestigiosas en el país y el extranjero.

Estas casas de estudio incursionan también, en los tiempos recientes, en otras áreas de la cultura, como lo demuestran la formidable invitación de honor a la U de Chile, a la más relevante feria del libro universitario de habla hispana, la de la UNAM mexicana, a fines de este mes de agosto. La UC lleva algún tiempo asumiendo gestiones en la radio Beethoven, el museo MAVI o el espacio Vilches, entre otros.

Es preciso también mencionar que universidades, como la UDP, han hecho un gran esfuerzo por crear la Biblioteca Nicanor Parra y nutrirla de variadas muestras de arte y comunicaciones. Como, por ejemplo, una exposición educativa sobre la revista Cabrochico, de editorial Quimantú.

Sin embargo, el Gobierno y su Ministerio de Culturas, desde su creación, a finales de Bachelet dos, ha brillado por su ausencia en el terreno infraestructural, quedando en nada la productiva Comisión al respecto que creó Ricardo Lagos que traspasó su ímpetu al entonces recién creado Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. 

Queda el amargo sabor de que el tránsito de Consejo a Ministerio, junto con perder el carácter vinculante del primero, aumentó su gasto en burocracia y desprotegió la tendencia a llenar el país de espacios culturales "con cemento" y no solo con pases de impacto aún no demostrado.

Junto con acercarse a una elección presidencial se abre la perspectiva de que cada uno de los candidatos y candidatas puedan ofrecer al electorado la perspectiva de, durante su eventual mandato, dejar al país una noble infraestructura cultural.

¿O será que esa tarea es solo de Rectores y no de Presidentes ?