17 mayo 2012

CARLOS FUENTES ME ALEJÓ DE LA ESCRITURA



No es un reproche, sino un agradecimiento. Fui, de adolescente, gran admirador (fan se diría ahora) de Fuentes y en especial de ese joya literaria  llamada "La muerte de Artemio Cruz". Tanto que, ingresando a la efervescente Universidad Católica de 1968, saliente de un Rector pomposo y años antes de asumir la P de pontificia, quise también formar parte de sus talleres literarios.

Pero no toda la universidad había cambiado con la Reforma, con Miguel Ángel Solar en la FEUC y Fernando Castillo en la rectoría. Ingenuo de mí, intenté llevar los aires revolucionarios a la escritura creativa. Inspirado en Carlos Fuentes y esos maravillosos estertores agónicos de Artemio Cruz, en los que maldecía a Dios y todo lo que se le asemejara, sin duda, lejos de su talento, escribí un cuento llamado Agnus Dei (Cordero de Dios), en el que más o menos recuerdo que un joven con crisis de identidad religiosa se aproximaba al altar para recibir (¿o no?) la comunión mientras insertaba en el relato gruesos epítetos respecto de la situación.

Orgulloso de lo logrado llevé el cuento al taller que dirigía otro literato de nombre Carlos, pero que databa más bien de la universidad no reformada. Terminada la lectura, me increpó, defendió la catolicidad de la universidad y sin más, me expulsó del taller.

Por cierto, no culpé a Carlos Fuentes sino a mi propia des ubicación del terreno que pisaban mis textos y quizás con la misma vehemencia que me llevó al taller literario, resolví que no volvería a presumir de "ser escritor".

Gran decisión que me llevó a incursionar en el campo editorial, dónde permanecería cercano a mis admirados escritores y podía establecer amistad con ellos, con todos ellos, sin hacerme de los naturales enemigos que tiene y cultiva todo escritor serio.

Nunca me arrepentí de esa prematura jubilación y sí me he alegrado más de una vez por la nueva ocupación que me legó el episodio.

Hoy, ponderando los múltiples talentos de Carlos Fuentes especulo con creer que si bien es cierto me motivó -junto con Artemio Cruz- a intentar escribir, a la vez dejó en evidencia con ello que el camino estaba en otra parte. Nunca tan lejos de la buena literatura como para no valorar y agradecer el enorme aporte que nos lega Carlos Fuentes.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario