"Hacer y pensar: he ahí dos verbos que acabo de emplear. Si, hacer y pensar, porque es algo falaz, o cuando menos relativa, esa distinción entre hombres de pensamiento y hombres de acción". El filósofo Jorge Millas tenía razón cuando afirmaba que los hombres de pensamiento deben pensar como hombres de acción y que los hombres de acción deben comportarse como hombres de pensamiento". Según Agustín Squella, quizás si los administradores culturales constituyan uno de los mejores ejemplos de que esa síntesis propuesta por Millas entre pensamiento y acción es realmente posible. Adecuada reflexión para introducir el tema que nos ocupa.
Primero, es necesario marcar algunos hitos importantes en el desarrollo de la gestión cultural en Chile: en 1991 se crea la CORPORACIÓN CULTURAL DE LA ESTACIÓN MAPOCHO, entidad privada sin fines de lucro, con la misión de administrar y conservar un espacio patrimonial de propiedad pública, difundir la cultura y autofinanciarse.En 1995, se crea el primer POST TÍTULO EN GESTIÓN CULTURAL en la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
El 5 de abril de 2000, a un mes de iniciar su mandato, el Presidente Ricardo Lagos crea una COMISIÓN PRESIDENCIAL DE INFRAESTRUCTURA CULTURAL con presencia de cinco ministerios y una secretaría ejecutiva formada por 6 profesionales de la gestión cultural, con la instrucción de incorporar Planes de Gestión como condición previa a la asignación de fondos públicos: "No pondremos un peso allí donde no exista un plan de gestión", fue el marco explícito que delimitó el Presidente, generando de inmediato una línea de trabajo inédita en el aparato público: la creación de planes de asesoría en gestión cultural al servicio de los proyectos de infraestructura. Con esto se fomentaría la creación de otras corporaciones que gestionarán nuevos espacios culturales y proyectos como el centro cultural Matucana 100; la aldea intercultural Trawü Peyum; el centro cultural Balmaceda 1215; y el programa de orquestas infantiles y juveniles.
En 2001, se funda la primera asociación gremial de administradores y gestores culturales de alcance nacional, AD CULTURA.
En julio 2003, el Parlamento aprueba la ley que crea el Consejo Nacional de la Cultura. La legislación señala que “La Dirección Superior del Consejo corresponderá a un Directorio integrado por: El Presidente del Consejo, quién tendrá el rango de Ministro de Estado y será el jefe superior del servicio; El Ministro de Educación; El Ministro de Relaciones Exteriores; Tres personalidades de la cultura que tengan una reconocida vinculación y una destacada trayectoria en distintas actividades, tales como creación artística, patrimonio, industrias culturales y gestión cultural. Estas personalidades deberán ser representativas de tales actividades, aunque no tendrán el carácter de representantes de las mismas. Serán designadas por el Presidente de la República a propuesta de las organizaciones culturales del país, que posean personalidad jurídica vigente de conformidad a la ley; Dos personalidades de la cultura que reúnan las mismas condiciones señaladas en el numeral 4 precedente, las que serán designadas a través de similar procedimiento y con acuerdo del Senado; Dos académicos del área de la creación artística, del patrimonio o de la gestión cultural, designados uno por el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas y otro por los Rectores de las universidades privadas autónomas. Los recursos públicos destinados a apoyar la gestión cultural son variados.
Se ha creado en el FONDART la Línea de becas y pasantías, que considera explícitamente proyectos de formación para gestores culturales tanto en Chile como en el extranjero. Entre 2004 y 2005 se han asignado 18 becas de estudio, la mayoría en Chile y 9 pasantías, seis de ellas en el extranjero, una en el Centro Cultural Estación Mapocho. La labor de la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural fue asumida por la Línea de infraestructura de FONDART, conservándose sus mismos criterios de exigencia de Planes de gestión en la asignación de recursos. Se considera, además, que un 2% de los recursos del Fondo de Desarrollo Regional (FNDR) deberán asignarse a contar de 2006 a proyectos culturales. Se han creado fondos públicos de apoyo al emprendimiento en industrias culturales como el cine y en restauración patrimonial como por ejemplo para el área de Valparaíso declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes tiene un Programa de asesoría a gestión cultural municipal, que considera un Manual de mejores prácticas; Diagnósticos y estudios, y una Red de información para encargados de cultura locales. Además, publicó una Guía de financiamiento cultural y un Manual de gestión de proyectos culturales.
Se han incrementado los montos de los fondos concursables: Fondart, Fondo del Libro y la Lectura, de la Música y del Audiovisual, llegando a duplicarse en el período 2000-2006.
Los recursos privados generalmente son allegados por la vía Ley de Donaciones Culturales, que considera como donantes a empresas y personas naturales y como principales donatarios a corporaciones y fundaciones culturales de derecho privado sin fines de lucro. Considera un 50% de exención tributaria para los donantes y se asume la condición de las corporaciones como administradoras de los proyectos, a cambio de un overhead que ayuda a su financiamiento. La Fundación Andes, que lamentablemente cerró en diciembre 2005, ha entregado becas para formación de gestores culturales a nivel de Magíster y Doctorado además de un programa de apoyo a centros culturales.
Gestores en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
La designación de alrededor de 200 personas que integran los diferentes estamentos participativos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes fue hecha en base a las propuestas de 517 organizaciones culturales catastradas a nivel nacional. Dos gestores culturales forman parte del primer Directorio Nacional de once miembros, designados por el Presidente de la República, por cuatro años, reelegibles, a propuesta de organizaciones culturales nacionales. Ocho de los 13 primeros Directores regionales de cultura son gestores culturales. El Comité Consultivo nacional tiene, por Ley, un representante de las corporaciones y fundaciones culturales. Hay presencia de gestores culturales en los 13 consejos regionales, sean directivos o consultivos.
El Documento de Políticas Culturales 2005-2010 “Chile quiere más cultura” fue elaborado en dos convenciones nacionales del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en agosto 2004 y agosto 2005, con participación de los consejos directivos, consultivos y sectoriales.
La principal fortaleza que ha desarrollado la gestión cultural en Chile en los años recientes, es su profesionalización. Se ha posicionado el tema de la gestión cultural en todos los niveles del país con la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la instalación de su sede en Valparaíso y la formación de Consejos Regionales a nivel de todo el país.
Se ha fortalecido la gestión cultural pública en el área del patrimonio, especialmente el Proyecto Biblioredes apoyado por la Fundación Bill y Melinda Gates.
La Red de Centros Culturales de América y Europa, creada en 1992 en Madrid, ha permitido la realización en Chile de instancias de intercambio y cooperación como el 4° Encuentro de la Red; el Encuentro de Gestores Bolivianos y Chilenos; el Encuentro de Directores Culturales de Bancos Centrales de América Latina y el Encuentro de Gestores Peruanos y Chilenos.
Un importante retroceso en el financiamiento del sector privado Se produjo debido a la modificación de la Ley de Donaciones Culturales, en 2003, que dañó la confianza de las empresas.
Una debilidad en el desarrollo de la gestión cultural en Chile es la falta de un mayor (re)conocimiento en los medios de comunicación y, por tanto, en la opinión pública. No tenemos “capacidad de escándalo” como los representantes de la farándula. Otra, es la falta de un mayor desarrollo y protagonismo de la gestión cultural de y en las regiones.
Faltan también mayores avances a nivel local o municipal. Existe desorden y descoordinación en la formación universitaria de gestores culturales. Es necesaria una mayor intervención de la sociedad civil en el desarrollo cultural, especialmente para dar contenido a las instancias de participación creadas por la Ley del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Desde esta perspectiva, está pendiente introducir el factor audiencias culturales en la evaluación de los proyectos artísticos presentados a los fondos concursables.
En la actualidad, los principales ámbitos de desarrollo de la gestión cultural en Chile y de trabajo para los gestores, son:
· Corporaciones y fundaciones sin fines de lucro
· Gobierno a niveles central y regional
· Municipios
· Industrias culturales
· Asesorías en planes de gestión de espacios culturales
· Creación, formación y desarrollo de audiencias
· Investigación y estudios de consumo e intereses culturales
· Asesoría en formulación de políticas culturales
· Empresas y fundaciones privadas
· Formación universitaria y no reglada (pasantías)
· Recaudación de fondos (fund raising)
· Turismo cultural y patrimonial
· Elaboración y desarrollo de proyectos
· Galerías de arte
· Producción cultural
Formación en gestión cultural
La capacitación de gestores culturales a nivel presencial y a distancia se ha multiplicado con iniciativas como la asesoría en planes de gestión, los seminarios realizados por la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural y las pasantías de gestores culturales, especialmente de regiones, en centros culturales de alcance nacional.
Existe alrededor de una decena de postítulos y diplomados para graduados universitarios, normalmente vespertinos y de un año de duración, en la U. de Chile, en la Pontificia Universidad Católica de Chile; en la Universidad de Los Lagos; la Universidad Mayor; la Universidad de Los Andes, la Universidad ARCIS y otras.
Hasta 2005, existen dos Programas de Magíster, en la Universidad de Playa Ancha y en la Universidad Santo Tomás y dos proyectos avanzados para 2006, uno en la U. de Chile, de Gestión Cultural en Artes Visuales y en Artes Musicales y otro en la UISEK, de Gestión e investigación en cultura.
La Facultad de Artes de la Universidad de Chile, -asociada con el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Ad Cultura y la Asociación Chilena de Municipalidades- ha desarrollado un Diploma virtual en Gestión de proyectos culturales.
Algunos desafíos pendientes son la inserción de la gestión cultural en la educación, como parte de los planes de estudio a nivel escolar; la formación universitaria de calidad a niveles de post grado; la formación internacional a distancia; la creación de redes de cooperación e intercambio a niveles nacional e internacional; la formación de observatorios del público; la creación de observatorios de políticas culturales; la generación de una bibliografía de estudios históricos y prospectivos sobre la cultura en Chile y desarrollar una normativa de acreditación de la formación en gestión cultural.
Parto del supuesto que gestión aplicada y formación en gestión son parte de un mismo proceso. La gestión requiere de formación, la formación surge de la práctica en gestión y la práctica en gestión está orientada por las políticas culturales. De la calidad de la formación dependerán la calidad de la gestión y viceversa. De ambas dependerá la aplicación y renovación de las políticas culturales.
La formación debe aspirar a satisfacer los diferentes tipos de necesidades de la gestión cultural, por tanto, deben existir diversos tipos de entes formadores. Los específicos como las universidades públicas y privadas, y las universidades regionales, nacionales y extranjeras, todas con el apoyo de la línea de becas de FONDART.
Debe existir también formación permanente en los centros culturales nacionales y extranjeros, con apoyo de la línea de pasantías de FONDART; a través de las redes nacionales y extranjeras y sus seminarios, encuentros y proyectos cooperativos.
Sugiero entonces propender a una formación con posibilidades de intercambio y cooperación internacional permanentes. Tal trabajo formativo debe considerar las experiencias internacionales, especialmente la de los países vecinos; la menor unidad territorial nacional que son los municipios, y la máxima diversidad étnica -debe ser multicultural- etárea y social.
En síntesis, el desarrollo de la gestión cultural en Chile, que tiene sustantivos antecedentes en la década de los 90, ha alcanzado inéditos avances durante sus primeros años de profesionalización, especialmente en la institucionalidad del estado y ha tenido avances más lentos en la sociedad civil.
Para continuar desarrollándose, requiere de una mayor relación con los gobiernos locales; una política de formación de audiencias; una mejor formación profesional de sus agentes, y la constitución de redes nacionales e internacionales de intercambio y cooperación.
En particular, para un adecuado desarrollo del sector es indispensable considerar a la gestión cultural aplicada y la formación en gestión como partes de un mismo proceso.
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