El orden cultural mundial surgido de la post Segunda Guerra Mundial estuvo marcado por la necesidad de superar el autoritarismo que llegó a manipular la cultura convirtiéndola en instrumento propagandístico de los regímenes nazi, fascistas. La terminología internacional de Naciones Unidas llegó a hablar de "vida cultural" en lugar de cultura en sus textos, señalando con ello que más que instituciones que la sustentan y que fueron manipuladas por el autoritarismo, la vida cultural sobrevive a pesar de quienes la persiguen y manipulan a la vez.
En otras palabras, no hay dictadura capaz de erradicar comportamientos culturales de la población a pesar de que se castigue la práctica no oficial, como en la Alemania nazi o el régimen fascista español, o que además se retire todo apoyo económico público a ella, como en el Chile de Pinochet.
El Articulo 27 de la Declaración Universal de DD HH señala: "Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten". De las declaraciones oficiales han pasado más de 70 años y el autoritarismo que las motivó ha dejado paso, al menos en Europa y las Américas, a regímenes culturales respetuosos y estimuladores de las artes. Los casos más emblemáticos son, en Europa, Alemania que reemplazó el sistema fascista autoritario por un modelo liberal y federal en el que son los estados o "lander" quienes determinan las políticas culturales. Y en América, Chile, que estableció un modelo de Consejo de la Cultura semejante a aquellos Art Council nacidos en la misma post guerra, en el Reino Unido.
En los últimos meses, han entrando en cuestión algunas de las las instituciones nacidas entonces debido a que los países tienen orgánicas que no son necesariamente capaces de asumir los nuevos tiempos de inmigraciones masivas, emergencia de los pueblos originarios y universalización de las redes sociales y los medios electrónicos.
Cabe preguntarse por el papel que estos fenómenos nuevos juegan en la vida cultural de hoy.
Desde luego, no es posible acoger a las oleadas de inmigrantes que provienen de Asia, Africa y el medio oriente, sin conocer además su cultura, sus costumbres, su religión. En la recepción a los refugiados no deben estar ausentes, por ejemplo, las iglesias que los van a acoger, las comunidades similares que ya habitan los países receptores y las escuelas y universidades que enseñan su cultura. Es decir, es una tarea que excede a un Consejo o Ministerio de cultura.
En el caso de los pueblos originarios ocurre otro tanto. Se ha dicho con insistencia que su incorporación a los países con los que comparten territorio, no es sólo un problema de tierras usurpadas sino también de entender, conocer y respetar su cultura ancestral.
En el caso de las artes, los medios electrónicos han hecho lo suyo. La música fue la primera afectada y los conciertos en vivo reemplazan a los soportes físicos como CD, discos o casetes. Conciertos que muchas veces se difunden mayoritariamente por redes sociales.
Incluso se habla de poesía digital, definida por el profesor Luis Correa-Diaz en Revista Aérea como "aquella que nace digitalmente, o sea, en-por-para (ser leída o experimentada) en el computador".
La narrativa y los audiovisuales transitan por caminos semejantes y los museos virtuales son una realidad. La verdad es que los creadores en internet abundan y el financiamiento por esta vía, el crowdfunding, ha venido para quedarse,
¿Cuál es entonces el nuevo rol de las institucionalidades culturales?
¿Cómo podrán asumir sus nuevos desafíos como acoger a refugiados e indígenas y sus vidas culturales; escuchar y procesar lo que proviene de las redes sociales y cómo apoyar la creación on line?
En este escenario parece tener poca relevancia si de dispone de herramientas A o B. Un Consejo o un Ministerio. Lo imprescindible es que estos nuevos protagonistas de la vida cultural estén y se sientan incluidos en ellas.
Parece aproximarse una nueva generación de institucionalidades culturales, ya no sólo respuestas libertarias al autoritarismo, sino de superación de aquellas y que respondan a un mundo que cambia vertiginosamente.
Un interesante debate sobre este tema con Lucia Maciel, Teixeira Coelho, Wolfgang Bader, Alfons Martinell puede verse en el siguiente video:
https://www.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario