10 octubre 2012

CUBA: CULTURA Y CHOCOLATE


Sede Fundación Ludwig, La Habana

Aunque parezca más dulce de lo que realmente es la vida artística en La Habana, gran parte de su actual realidad se debe a un alemán que se enriqueció… fabricando chocolates. Peter Ludwig y su esposa Irene  – los emperadores del chocolate- pertenecen a una generación forjada en medio de los desastres de la Segunda Guerra Mundial. La destrucción de las riquezas de Europa reforzó en ellos un instinto coleccionista estimulador de una imagen diversa de la contemporaneidad. Así, compraban grandes colecciones para luego donarlas a alguna ciudad con la condición de que sus autoridades se hicieran cargo de convertirla en un museo que llevara su apellido.


En la primavera de 1990, con Cuba en crisis o estado especial, derivado de la caída de los llamados socialismos reales, Ludwig se topó en Berlín con la muestra de arte contemporáneo Cuba OK, y quiso aplicar la misma receta con La Habana. Se encontró con la contra oferta de las autoridades de crear una corporación con financiamiento del alemán pero fundada por el estado cubano. Ludwig estuvo de acuerdo y solicitó entonces al fundador un aporte: la sede de la naciente fundación. Así fue como el hermoso penthouse de los agregados militares soviéticos del barrio El Vedado se convirtió a la vez en sala de exposición, oficinas y sede de seminarios como el que acaba de finalizar el 5 de octubre, que protagonizamos tres gestores culturales chilenos con colegas, autoridades y ejecutivos de las seis fundaciones privadas sin fines de lucro que promueven la cultura en Cuba. Todos ellos, escuchados atentamente por jóvenes artistas y gestores culturales cubanos que devoraban las ponencias, a razón de cuatro por cada presentador chileno, que llenaron intensas jornadas de un octubre, caluroso y lluvioso a la vez.

La Fundación Ludwig fue establecida en enero 1995 con el objeto de "promover y proteger la obra de jóvenes artistas plásticos cubanos". Desde su creación, la preside el intelectual cubano Helmo Hernández. El contrato respecto de los aportes de los financistas alemanes es renovable cada 4 o 5 años. Además de la sede, el Estado fundador entrega dinero suficiente para pagar salarios (que deben ser en pesos cubanos). Desde 1997, cambió estatutos para trabajar con experimentación en otras áreas artísticas, lo que le permitió restablecer  relaciones con museos y universidades de Estados Unidos que financian residencias de artistas cubanos.

El “Taller Chile – Cuba sobre Gestión Cultural” –organizado por la Embajada de Chile encabezada por el Embajador Rolando Drago y la Fundación- aconteció en el marco de los nuevos lineamientos de la política económica y social cubana, que tiene un especial interés en la promoción de iniciativas de auto emprendimiento, incluido el ámbito de la cultura. 

Viceministros cubanos y Embajador chileno en el Taller
La delegación local fue encabezada por Helmo Hernández y los Vice Ministros de Cultura: Vivian Velunza y Fernando Rojas (“El gobierno está en minoría acá ¡Y eso es bueno!”, apuntó Rojas) y el objetivo del Taller era generar un intercambio de conocimientos, experiencias y buenas prácticas en el área de la gestión cultural; así como explorar posibles líneas de cooperación bilateral en estos temas. Desde Chile se presentaron experiencias del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Corporación Cultural de Peñalolén y el Centro Cultural Estación Mapocho.

Sorprendió escuchar que uno de los objetivos 2013/2016 del Ministerio de Cultura de Cuba sea “desarrollar su esquema de financiamiento” y entre  los elementos de política para la gestión económica en la cultura se cuenta con “asumir sin prejuicios el mecenazgo, el patrocinio y la cooperación como vías de financiamiento y apoyo a la gestión cultural”.

Se escucharon frases como "financiamiento estatal propio con tendencia a la compensación de los gastos", lo que significa aportes estatales al Ministerio sólo para el pago de salarios. “Los servicios culturales tienen que tener cobro para paliar gastos mínimos” significa que las presentaciones de artistas que generen divisas deben entregar parte de sus ingresos al gobierno, a través de empresas estatales. “Ustedes hablan tan desenfadadamente de los patrocinios y auspicios. Nosotros debemos desprejuiciarnos al respecto”, significa   los mecanismos de autofinanciamiento de la cultura, comienzan a aplicarse en Cuba. “El deterioro de la infraestructura material es contradictorio con el alto nivel de exigencia de los espectadores. La oferta es muy superior a la infla depauperada”, implica que las dificultades de inversión en espacios culturales, los deja por debajo de la calidad de los artistas que allí deberían presentarse.

Y en ese sentido, las discusiones tuvieron mucho de fundacional, de comenzar a explorar un camino tan novedoso como indispensable debido a la situación económica de la isla y que ya ha sido aplicado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, es decir, que el centro histórico debe tener capacidad de producir moneda dura. Y lo hace. 

Dicha Oficina financia sus tareas de renovación de la ciudad vieja con ingresos de empresas como Habaguanex o San Cristóbal que manejan comercios, restaurantes, hoteles y agencias de viaje que generan fondos que ingresan a la caja central de la Oficina del Historiador. Lejos, lo que más contribuye –un 70%- es el comercio y la mayoría de las intervenciones con ese dinero (63%) son viviendas.  Este sistema de empresas aporta el 75% de los ingresos de la Oficina, un 14% proviene de créditos, 6% de contribución a la restauración y 5% restante de cooperación internacional. De ello, 69% se invierte en restauración de la ciudad, 22% se va en pagar obligaciones crediticias, 6% va al Estado y 3% son aportes a otros proyectos.

Eusebio Leal, el Historiador de la Ciudad, plantea que no es que el turismo sustente la restauración, "sin patria no hay patrimonio", por tanto es necesario trabajar con la gente, construir residencias para la tercera edad, refugios para ciclones, centros para discapacidad, impulsar vida cultural: museos, salas de concierto, exposiciones, organizar visitas (tipo nuestro día del patrimonio) durante dos meses de verano.

Para Patricia  Rodríguez, Directora del Plan Maestro de la OHC “tenemos un modelo de gestión, con prerrogativas: mientras existan dos monedas en el país vamos a seguir en crisis”. Alude a la realidad de que en un mismo país conviven el peso cubano ($24 = $1 convertible) con el peso convertible, prácticamente a la par con el dólar. Mientras los salarios se pagan en el primero, las acomodaciones de la ciudad vieja y los paladares de toda la ciudad cobran en convertibles, de modo que existen productos para turistas y quienes tienen acceso a moneda dura y productos para nacionales que sólo reciben ingresos en pesos cubanos.

Como se ve, los problemas no son pocos ni menores, tampoco se vislumbran los plazos de solución, pero existe conciencia de su existencia, exteriorizada con la frase habitual ante cada dificultad: "hay que resolverlo".

Ellos creen que la buena gestión de sus riquezas patrimoniales y artísticas forma parte de la solución.

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