Sede Fundación Ludwig, La Habana |
Aunque parezca más dulce de lo que realmente es la vida artística en La Habana, gran parte de su actual realidad se debe a un alemán que se enriqueció… fabricando chocolates. Peter Ludwig y su esposa Irene – los emperadores del chocolate- pertenecen a una generación forjada en medio de los desastres de la Segunda Guerra Mundial. La destrucción de las riquezas de Europa reforzó en ellos un instinto coleccionista estimulador de una imagen diversa de la contemporaneidad. Así, compraban grandes colecciones para luego donarlas a alguna ciudad con la condición de que sus autoridades se hicieran cargo de convertirla en un museo que llevara su apellido.
En la primavera de 1990, con Cuba en crisis
o estado especial, derivado de la caída de los llamados socialismos reales,
Ludwig se topó en Berlín con la muestra de arte contemporáneo Cuba OK, y quiso
aplicar la misma receta con La Habana. Se encontró con la contra oferta de
las autoridades de crear una corporación con financiamiento del alemán pero
fundada por el estado cubano. Ludwig estuvo de acuerdo y solicitó entonces al
fundador un aporte: la sede de la naciente fundación. Así fue como el hermoso
penthouse de los agregados militares soviéticos del barrio El Vedado se
convirtió a la vez en sala de exposición, oficinas y sede de seminarios como el
que acaba de finalizar el 5 de octubre, que protagonizamos tres gestores
culturales chilenos con colegas, autoridades y ejecutivos
de las seis fundaciones privadas sin fines de lucro que
promueven la cultura en Cuba. Todos ellos, escuchados atentamente por jóvenes
artistas y gestores culturales cubanos que devoraban las ponencias, a razón
de cuatro por cada presentador chileno, que llenaron intensas jornadas de un octubre, caluroso y lluvioso a la vez.
La Fundación Ludwig fue establecida en
enero 1995 con el objeto de "promover y proteger la obra de jóvenes artistas
plásticos cubanos". Desde su creación, la preside el intelectual cubano Helmo Hernández.
El contrato respecto de los aportes de los financistas alemanes es renovable cada 4 o 5 años. Además de la sede, el
Estado fundador entrega dinero suficiente para pagar salarios (que deben ser en pesos
cubanos). Desde 1997, cambió estatutos para trabajar con experimentación en otras áreas artísticas, lo que le permitió restablecer relaciones con museos y universidades de Estados Unidos que financian residencias de
artistas cubanos.
El “Taller Chile – Cuba sobre Gestión
Cultural” –organizado por la Embajada de Chile encabezada por el Embajador Rolando Drago y la Fundación- aconteció en el marco de los nuevos lineamientos de
la política económica y social cubana, que tiene un especial interés en la promoción de
iniciativas de auto emprendimiento, incluido el ámbito de la cultura.
Viceministros cubanos y Embajador chileno en el Taller |
La delegación local fue encabezada por Helmo Hernández y los Vice Ministros de Cultura: Vivian Velunza y Fernando
Rojas (“El gobierno está en minoría acá ¡Y eso es bueno!”, apuntó Rojas) y el objetivo del
Taller era generar un intercambio de conocimientos, experiencias y
buenas prácticas en el área de la gestión cultural; así como explorar posibles
líneas de cooperación bilateral en estos temas. Desde Chile se presentaron experiencias del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Corporación
Cultural de Peñalolén y el Centro Cultural Estación Mapocho.
Sorprendió escuchar que uno de los objetivos 2013/2016 del Ministerio de Cultura de Cuba sea “desarrollar su
esquema de financiamiento” y entre los elementos de política para la
gestión económica en la cultura se cuenta con “asumir
sin prejuicios el mecenazgo, el patrocinio y la cooperación como vías de
financiamiento y apoyo a la gestión cultural”.
Se escucharon frases como "financiamiento estatal propio con
tendencia a la compensación de los gastos", lo que significa aportes
estatales al Ministerio sólo para el pago de salarios. “Los servicios
culturales tienen que tener cobro para paliar gastos mínimos” significa que las
presentaciones de artistas que generen divisas deben entregar parte de sus
ingresos al gobierno, a través de empresas estatales. “Ustedes hablan tan
desenfadadamente de los patrocinios y auspicios. Nosotros debemos
desprejuiciarnos al respecto”, significa los mecanismos de autofinanciamiento de la cultura,
comienzan a aplicarse en Cuba. “El deterioro de la infraestructura
material es contradictorio con el alto nivel de exigencia de los espectadores.
La oferta es muy superior a la infla depauperada”, implica que las dificultades de inversión en espacios culturales, los deja por debajo de la calidad de los artistas que allí deberían presentarse.
Y en ese sentido, las discusiones tuvieron
mucho de fundacional, de comenzar a explorar un camino tan novedoso como
indispensable debido a la situación económica de la isla y que ya ha sido aplicado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, es decir, que el centro histórico debe tener capacidad de producir moneda dura. Y lo hace.
Dicha Oficina financia sus tareas de renovación de la ciudad vieja con ingresos de empresas como Habaguanex o San Cristóbal que manejan comercios, restaurantes, hoteles y agencias de viaje que generan fondos que ingresan a la caja central de la Oficina del Historiador. Lejos, lo que más contribuye –un 70%- es el comercio y la mayoría de las intervenciones con ese dinero (63%) son viviendas. Este sistema de empresas aporta el 75% de los ingresos de la Oficina, un 14% proviene de créditos, 6% de contribución a la restauración y 5% restante de cooperación internacional. De ello, 69% se invierte en restauración de la ciudad, 22% se va en pagar obligaciones crediticias, 6% va al Estado y 3% son aportes a otros proyectos.
Eusebio Leal, el Historiador de la Ciudad, plantea que no es que el
turismo sustente la restauración, "sin patria no hay patrimonio", por tanto es
necesario trabajar con la gente, construir residencias para la tercera edad,
refugios para ciclones, centros para discapacidad, impulsar vida cultural:
museos, salas de concierto, exposiciones, organizar visitas (tipo nuestro día
del patrimonio) durante dos meses de verano.
Para Patricia Rodríguez, Directora del Plan Maestro de la OHC
“tenemos un modelo de gestión, con prerrogativas: mientras existan dos monedas
en el país vamos a seguir en crisis”. Alude a la realidad de que en
un mismo país conviven el peso cubano ($24 = $1 convertible) con el peso
convertible, prácticamente a la par con el dólar. Mientras los salarios se
pagan en el primero, las acomodaciones de la ciudad vieja y los paladares de toda
la ciudad cobran en convertibles, de modo que existen productos para turistas y
quienes tienen acceso a moneda dura y productos para nacionales que sólo
reciben ingresos en pesos cubanos.
Como se ve, los problemas no son pocos ni menores,
tampoco se vislumbran los plazos de solución, pero existe conciencia de su existencia, exteriorizada con la frase habitual ante cada dificultad: "hay que resolverlo".
Ellos creen que la buena gestión de sus riquezas patrimoniales y artísticas forma parte de la solución.
Ellos creen que la buena gestión de sus riquezas patrimoniales y artísticas forma parte de la solución.
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