02 noviembre 2011

DIABLADAS Y DIABLURAS EN LA FERIA DEL LIBRO

No fue la primera vez que la inauguración de la Feria del Libro fue escenario de manifestaciones ajenas a lo programado. Este año 2011 había novedades -"continuidad y cambio"- anunció el nuevo Presidente de la Cámara del Libro, Arturo Infante. El cambio principal fue la presencia de una "pregonera" que dictó una conferencia que nos introdujo simultáneamente al libro, al país invitado y su cultura y a la potencia que tienen las mujeres en nuestra sociedad. Las palabras de Sonia Montecino marcaron un buen comienzo de la cita literaria mayor de Chile.
Luego vino la poderosa y centenaria Diablada de Oruro, digna representante del Estado Plurinacional de Bolivia, país Invitado de Honor de esta versión, representado por el Vice Ministro del Ministerio de Culturas del país vecino, que llenó de música y colores la ceremonia inicial.
En el intertanto, y mientras hablaba el Ministro chileno de Cultura, irrumpieron una veintena de estudiantes, gritando sus planteos contra el lucro y por la gratuidad de la educación y esgrimiendo carteles de respaldo de los mismos. Cruz Coke y la totalidasd de la audiencia escuchó con tranquilidad hasta que el Presidente de la Cámara realizó un llamado republicano a escucharnos mutuamente.
En una ocasión anterior, esta instancia inaugural había sido interrumpida por el baile solitario del Ché Gay, un activista de la causa homosexual que también fue recibido con serenidad y respeto por la audiencia.
Pero, sin duda la situación más tensa ocurrió lejos del acto inaugural, en una remota sala, hoy desaparecida fruto de la remodelación, en la feria de 1992 cuando los organizadores programaron una aparentemente inofensiva presentación poética de Miguel Serrano, que dialogaría con Cristián Warnken, entonces responsable del programa cultural de la Feria.
La primera alerta vino de la Comunidad Judía, a través del Presidente de su Comité Representativo, que anunció que sus jóvenes vendrían a protestar por la presencia del escritor nazi. Cuando se advirtió al Presidente de la Corporación Cultural de la Estación Mapocho, el entonces Ministro de Educación, Jorge Arrate, espetó: "Y quién invitó al nazi ... ese". De inmediato resolvió apersonarse en el lugar, sin entrar a la sala, en señal de custodia y protesta a la vez. El Alcalde de Santiago, envió a los guardias municipales a prevenir cualquier conato de enfrentamiento. Finalmente, el acto se realizó con una concurrencia más bien modesta conformada por un puñado de militantes nacionalsocialistas con discretas swasticas, en primera fila, decenas de jóvenes judíos más atrás, otro contingente de guardias municipales y unos pocos visitantes distraídos de la la Feria. La poco poética tensión se respiraba en el ambiente mientras el Ministro de Educación cumplió su promesa sorbiendo pausadamente un café, en un recinto cercano, hasta que el riesgo hubo pasado.

Sin embargo, lo verdaderamente significativo, en estos tiempos turbulentos, está en que nuevamente flamea en el Centro Cultural Estación Mapocho, la bandera boliviana, una demostración de cómo la cultura acerca a los pueblos, así aconteció en 2005 cuando se reunieron allí dos decenas de gestores culturales chilenos y bolivianos a iniciar un diálogo entre sociedades civiles de ambos países, que no es ajeno a la representación del país hermano que engalana esta Feria. Como tampoco lo fue, aquellas otras dos veces en las que flameó la enseña de Bolivia, cuando a través del Consulado General de ese país, que encabezaba Herman Antelo, se presentó en el Centro Cultural en 1994 y 1995, la muestra Bolivia, la magia de su diversidad. Aquella vez, las diabladas llegaron, bailando por las calles céntricas, hasta la mismísima Plaza de Armas de Santiago.
Entonces, inauguró la primera de las muestras el Vice Presidente Víctor Hugo Cárdenas, primero de la etnia aymara, cruzado con una hermosa banda de alpaca. Hoy, 17 años después, Bolivia ostenta con orgullo su condición de Estado Plurinacional, proceso que comenzó con el reconocimiento de su propia diversidad.
¿Estaremos los chilenos siquiera iniciando ese camino?

1 comentario:

  1. Estaremos los chilenos siquiera iniciando ese camino?
    (comentario de Arturo Navarro)...creo que nos falta generosidad, diversidad, pluralismo y nos sobra apatía e indiferencia.
    Saludos! Hilda Arévalo, Valparaíso

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