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| Foto Biblioteca Nacional |
Apenas unas horas de conocido el resultado electoral del 14 de diciembre, El Mercurio, editorializó, con este título y bajo la pluma de una de sus redactoras habituales de Cultura, Elena Irarrázabal. Acertó el decano al poner en el tapete aspectos elementales de nuestra políticas y gestión culturales, desafortunadamente invisibilizadas durante la reciente campaña electoral.
En efecto, más que referirse al título -oportuno quizás por la fecha de publicación- la columna de opinión “baja la pelota al piso” y destaca cuestiones básicas de la cultura en Chile: la necesidad de encausar proyectos hacia la infancia, como lo propone Beatriz Bustos, y hacia los adultos mayores, que “cada vez son más y es el grupo etario que más presenta dificultades para participar”, en palabras de Bárbara Negrón.
Junto a ello recuerda la necesidad de destinar más recursos al Museo Nacional de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional, buques insignias de nuestra flota cultural, para que cumplan su misión, aún en fines de semana.
Finalmente recuerda la necesidad de aprobar cuanto antes la ley de Patrimonio Cultural, tan anunciada como postergada.
Se podrían agregar otros aspectos tan básicos como velar por una relevante participación de Chile en la feria de Frankfurt en 2027 o tener, finalmente, una Feria del Libro que pueda ostentar con propiedad el título de Internacional.
Aparecen también, muy cerca en el tiempo, otras preguntas como:
¿Se mantendrá el Ministerio de las Culturas? O se fusionará con otros ministerios mediante el expediente del bi o tri ministro.
¿Se retornará a manos de la Primera Dama las seis Fundaciones que habitualmente dependían de la Dirección Sociocultural de la Presidencia? Por ahora solo la de Orquestas Infantiles y Juveniles (FOJI) tiene un estatus presidencial.
Son solo las primeras horas post electorales.
Al menos se están discutiendo abiertamente algunas cuestiones como las señaladas.
Parece un buen síntoma.

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