Distribuyeron además un volante que de seguro habrían compartido aquellos jóvenes de la UC de 1967: "la educación es un derecho social universal; fin al lucro y al endeudamiento de la educación; la educación pública debe ser pluralista y laica, y la educación debe ser de calidad. Piden simplemente "aumento del gasto público en educación; derecho a participación y asociación de estudiantes y funcionarios, y reestructuración integral del sistema de becas y ayudas estudiantiles".
Batas blancas, sonrisas juveniles y entusiasmo desbordante de los estudiantes contrastan fuertemente con aquellos encapuchados que -con ayuda de las bombas lacrimógenas- dañan bienes públicos y privados y sin dudas, la salud de los mismos transeúntes que esta vez respondían con otra sonrisa a las recomendaciones de cuidar el peso, dejar de fumar o bajar el consumo de sal, derivadas de las cifras de los exámenes gratuitos.
Los estudiantes emplean así el tiempo libre que le dejan los paros, los ciudadanos pueden encontrar el diagnóstico que tanto escabulleron o tal vez confirmar que todavía la vida no ha podido con ellos. Una vez más la explanada de un centro cultural acoge este encuentro entre el público y quienes se forman en la vocación de servicio.
Por ambos, ¡salud!
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