10 noviembre 2017

DEVOLVIENDO LA MANO AL CERLALC






"El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, CERLALC, es un organismo intergubernamental, bajo los auspicios de la UNESCO, con oficina sede en Colombia. Trabaja en la creación de condiciones para el desarrollo de sociedades lectoras. Para ello orienta sus acciones hacia el fomento de la producción y circulación del libro; la promoción de la lectura y la escritura, la formación de los actores de la cadena del libro y el estímulo y protección de la creación intelectual. En este sentido, da asistencia técnica en la formulación de políticas públicas, genera conocimiento, divulga información especializada, desarrolla e impulsa procesos de formación y promueve espacios de concertación y cooperación". Consciente de esa apabullante presentación, llegué, representando a Chile, por primera vez a Bogotá y a la casa que ilustra esta nota, a inicios de los 90.


Poco antes, en marzo de 1990, había ingresado a trabajar como asesor en materias del libro, del Ministro de Educación del gobierno de Patricio Aylwin, Ricardo Lagos. Entre las tareas asignadas estaba la preparación de un proyecto de Ley del Libro, creciente demanda de entonces único actor del mundo editorial del país, la  Cámara del Libro. Los amables integrantes de la oficina internacional del Ministerio -Ricardo Hevia, Ana María Maza, Oscar Agüero- habían sugerido que esta organización internacional podía ayudarnos.

Lo que vino luego fue verificar si Chile tenía pagadas sus cuotas, si estaba nombrado algún representante, si estaba el Ministerio en condiciones de financiar el viaje de un delegado oficial a la siguiente asamblea general, en febrero 1991. Entró en acción  la Cancillería y su dirección multilateral, que debía asignar recursos para ponerse al día, ratificar al delegado y, muy importante, notificar a nuestra Embajada en Colombia del viaje.

Trámite nada menor si consideramos que ese país padecía las horrorosas condiciones derivadas del reinado de Pablo Escobar, que ahora recién conocemos en detalle gracias a Netflix.

Con una diplomacia ejemplar, el Embajador Armando Jaramillo Lyon, esperaba en la puerta del avión, mientras alguno de sus colaboradores "secuestraba la maleta" y amablemente sugería que no hay mejor alojamiento en Bogotá que su casa, la Embajada. Así era, lo comprobé cuando, en uno de los viajes, un disparo nocturno impactó la caseta de la guardia policial que la custodiaba.

Lo que no impidió Jaramillo fue que cada mañana caminara -por calles que el Embajador consultaba y aprobaba- hasta la sede de CERLALC, donde inevitablemente me esperaba un "Buenos dias, doctor, le provoca un tintico".

Luego venías las reuniones con el Director Jorge Salazar (1991-1995) con quién trabamos una amistad luego de algunos viajes juntos a la Asamblea General de UNESCO, en representación de CERLALC, pues una lamentable casualidad permitió que el delegado de Chile fuese elegido Presidente de la organización. El Presidente en ejercicio, representante de Argentina había fallecido en un accidente automovilístico en la mitad de su período y se requería que alguien lo reemplazara. Lo comenté con Jaramillo quien supo valorar la oportunidad que se presentaba y comisionó al joven diplomático Rodolfo Montecinos para que hiciera la campaña correspondiente, ante los delegados de otros países. Un cóctel organizado por Jaramillo en la Embajada fue un hito de ella y un par de compromisos de apoyar a otros países en otras elecciones multilaterales, hicieron el resto. Chile fue elegido y reelecto por un segundo mandato de dos años.


En el intertanto, trabajando con los expertos de CERLALC, conocimos un modelo de Ley del Libro para América Latina y el Caribe, que había elaborado Álvaro Garzón y que vino "de perillas" como diría Condorito.


Nuestro proyecto tenía un fuerte sesgo de la industria -rebaja al 10% de los derechos de autor para escritores extranjeros, desvalorización de stock "fríos" para efectos tributarios, estímulos a las exportaciones de impresos chilenos- pero carecía del énfasis que finalmente tuvo, de estímulo a la lectura.

Durante toda la tramitación de la ley en el Parlamento, encabezada por el eficiente subsecretario Raúl Allard, tuvimos muy presente -cada martes- las recomendaciones de CERLALC, a pesar de algunos fuertes encontrones con los aún entonces, partidarios de la eliminación del IVA, como el escritor Enrique Lafourcade.

Finalmente se impuso el criterio de Hacienda de no tocar el IVA pero asignar el equivalente de todos sus eventuales recursos para la creación de un Fondo de Fomento del Libro y la Lectura, luego de una una histórica conversa entre los Ministro Alejandro Foxley y Lagos.

En un segundo artículo, la Ley creó -en 1993- el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, que se convirtió en modelos para los otros Consejos sectoriales existentes -del Audiovisual y la Música- y el propio Consejo Nacional de la Cultura.

Ese mismo Consejo con participación de toda la sociedad civil relacionada con la lectura: bibliotecarios, profesores, universidades, escritores, editores... ha seguido actualizando las políticas del libro y la lectura hasta la más reciente, con versiones regionales, que presentó en la Sala de las Artes del Centro Cultural Estación Mapocho, el 9 de noviembre, en presencia de ministros de cultura de 8 países y de los actuales responsables del CERLAC.


Es muy probable que éstos hayan tenido una íntima satisfacción al comprobar cómo desde la creación del CERLALC -inscrita dentro del Programa de la UNESCO de fomento al Libro, establecido en la 14ava Conferencia General de esta organización en 1966- sus recomendaciones han tenido un profundo éxito en Chile,  que constituyen un aporte a una de las experiencias más exitosas en el campo de la integración regional alrededor del libro.


Y habrán visto cómo se hace realidad lo que anuncia en su web: "Entre otras muchas repercusiones sobre el sector del libro, el CERLALC ha asesorado la formulación de leyes del libro y planes nacionales de lectura en la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe".

Es verdad y es el momento de agradecerlo.

Fomentando la lectura.

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