26 abril 2016

LA CUENTA DE OTTONE Y EL CAMBIO DE PARADIGMA


Con una semana de retraso al plan original -temporales mediante- el Parque Cultural, sito en la ex Cárcel de Valparaíso, acogió al primera cuenta pública -participativa- que el Presidente del Consejo Nacional de la Cultura brindó al país, caracterizada con una afirmación optimista del orador: "Estamos viviendo un cambio de paradigma, desde una cultura del consumo, hacia una sociedad mas humanista y humanitaria". 


Luego de recordar los objetivos estratégicos institucionales hasta 2018, Ernesto Ottone se refirió a los principales logros alcanzados durante su año de mandato.

Calificó como "hitos nacionales" al Informe de la Consulta previa de la indicación sustitutiva al anteproyecto de ley que crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; el Fondart Regional, que contó con un presupuesto de más de $ 6.600.000.000, que representó un 25% más que el concurso del 2015; la creación del Comité Interministerial de la Política Nacional de la Lectura y el Libro; el aumento de cobertura de las orquestas juveniles, con la creación de 15 orquestas y ensambles; la creación del Programa Orquestas Profesionales Regionales, que cuenta con un total de $ 1.400.032.440; la campaña Ponle oreja...a la música chilena, y la primera piedra de la segunda etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral.

En el ámbito internacional, destacó la circulación de artistas y obras nacionales, través de los Fondos de Cultura, que aportaron más de mil millones de pesos, a 410 iniciativas; el memorándum de entendimiento entre el Consejo Nacional de la Cultura, el Ministerio de Economía, CORFO, el Comité de Inversiones Extranjeras y Pinewood Studios; el Homenaje a Raúl Ruiz en la Cinemateca de Francia, y el Programa Chile en el Mundo, que permitió participar a artistas y gestores  nacionales en Fil-Quito, Bienal de Arte de Venecia 2015, Bienal de Arquitectura de Venecia 2016.

Sobre el financiamiento concursable, resaltó que los Fondos Cultura, vía Ley de Presupuestos 2016, consideran un monto de $24.415.059.000, con un crecimiento del 10% respecto del concurso anterior. El Fondart Nacional repartió $5.956.311.000 a 157 proyectos, lo que representa un aumento de 4% en relación al 2015. El Fondart Regional contó con un presupuesto de más de $6.600.000.000, un 25% mayor. El Fondo Nacional del Libro destinó $3.854.693.000, un aumento del 18,6% y 724 proyectos, 50% más que el proceso anterior. El Fondo de Fomento Audiovisual benefició 225 proyectos por un monto total de $4.189.908.687, lo que representa un aumento de un 6% con respecto al 2015, un 40% de estos recursos se fueron a regiones distintas a la Metropolitana. El Fondo de la Música Nacional destinó $1.862.589.479 a un total de 251 proyecto y se benefició un total de 80 comunas, 52 no metropolitanas.

Analizados por áreas, un 42,98% de proyectos seleccionados en el Fondart Nacional fueron en Artes Escénicas, con un aporte total de $1.323.488.842 para 43 proyectos. Un 24,5% de los seleccionados en el Fondart Nacional se relacionan a proyectos de Artes de la Visualidad, por un monto total de $753.727.693 para 45 beneficiados. En el Área de Arquitectura, se entregaron en el Fondart Nacional $251.179.753 destacando el concurso de ideas y posterior selección del equipo curatorial para el Pabellón de Chile en la Bienal de Venecia 2016. En Diseño, se destinaron $299.758.895 a 22 proyectos en el Fondart Nacional.

Entre los financiamientos no sujetos a concursabilidad, el Programa de intermediación cultural asignó $1.499.000.000 a actividades de circulación de bienes y servicios, grandes encuentros y festivales, favoreciendo a 94 agentes culturales, 172 integrantes de equipos culturales, siete redes regionales, cinco redes interregionales y 12 agentes culturales; las habituales transferencias corrientes a 13 organizaciones del sector privado, que alcanzó a $14.187.304.000, un 35% más que el 2014, beneficiado a 2,7 millones de personas, participantes en Fundación Centro Cultural Palacio La Moneda, Corporación Centro Cultural Gabriela Mistral, Fundación Artesanías de Chile, Teatro Municipal de Santiago, Corporación Cultural Balmaceda 1215, Matucana 100, Parque Cultural de Valparaíso, Fundación Internacional Teatro a Mil, Asociación de Pintores y Escultores de Chile, Sociedad de Escritores de Chile, Museo de Arte Precolombino, Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles y la Fundación Museo Violeta Parra. Este año debutó el Programa otras instituciones colaboradoras, beneficiando a 17 entidades privadas, sin fines de lucro, emblemáticas y relevantes para el desarrollo cultural del país, con un total de $1.367.536.036.

Se abrieron los centros culturales de Constitución, Paine, Buin, Pedro Aguirre, La Cisterna, Hualpén y Lo Barnechea. En el Programa Teatros Regionales se inició la construcción del Teatro del Biobío y se firmaron convenios de obra para los teatros de Los Ríos y Valparaíso. El Sistema de Financiamiento de la Red de Infraestructura Cultural, en su primera convocatoria, entregó recursos a 20 proyectos por un monto total de $ 1.340.173.529, 85% corresponde a regiones distintas a la Metropolitana, incluyendo cuatro de Atacama, debido a la emergencia del aluvión de marzo de 2015. El  Fondo especial para recuperación de espacios culturales, creado tras el terremoto y tsunami de Coquimbo, entregó $ 544.937.016 para el equipamiento de once espacios. El Programa Red Cultura benefició a un total de 255 comunas del país a través de la línea de financiamiento de proyectos por un monto de $ 672.000.000, un 40% más respecto al año anterior. La Línea de Infraestructura del Fondart nacional adjudicó diez proyectos por un monto de $ 199.995.065, la mitad de ellos de regiones de distintas a la Metropolitana. También destaca la inauguración del Museo Nacional Violeta Parra, espacio donde se exhibe parte de la vida y obra visual de la artista, con acceso gratuito.

El Plan Nacional de la Lectura (2015-2020) se desarrolló en todas las regiones del país a través de 40 acciones desde las instituciones que participan de la iniciativa, que consideraron un presupuesto aproximado de catorce mil millones de pesos.

El Fondo del Patrimonio Cultural Material e Inmaterial en su cuarta versión entregó recursos a 27 proyectos por un monto total de $ 2.878.082.000 que benefició a 11 regiones y 18 comunas; la Línea de Patrimonio Cultural de Fondart asignó un monto total de $ 1.149.457.000, a 64 iniciativas de Patrimonio Material y 61 de Patrimonio Inmaterial.

El Ballet Folklórico Nacional y la Orquesta de Cámara de Chile, por primera vez dirigida por una mujer, aumentaron a 185 presentaciones, un 18% más que el año anterior.


Las acciones programadas para el siguiente año son, la tramitación legislativa del proyecto de ley que crea el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; el trabajo con el sector para elaborar el Proyecto de Ley de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas; la publicación de la Política de Fomento de la Música Nacional 2016-2021; de la Política Nacional Audiovisual 2016-2021 y de la Sistematización del Proceso de Consulta Previa a los Pueblos Indígenas realizada en 2014. Además, la creación del Fondo de Iniciativas Culturales Comunitarias y Organizaciones Culturales Comunitarias 2016, en el contexto del Programa Red Cultura; la Celebración del natalicio de Gonzalo Rojas, Premio Nacional de Literatura; el estreno del Premio a la Trayectoria en Cultura Tradicional Margot Loyola; la presentación pública del Catastro de Infraestructura Cultural Pública y Privada; la firma del convenio para proyectos de infraestructura cultural en Rapa-Nui; la descentralización y desconcentración de los recursos en el Fondart Nacional y en el Fondart Regional, con el aumento las modalidades y montos, y la implementación del primer Centro de Arte Contemporáneo, Documentación e Innovación de Chile en el edificio del aeródromo de Cerrillos.

Un buen sitio para el esperado despegue de las artes visuales.

Se extrañó una referencia a la propuesta surgida en la Jornada Temática de la Cámara de Diputados, de creación de un Consejo Nacional de Infraestructura y Gestión, que vendría a coordinar la programación y financiar la mantención de los espacios culturales que hace ya 25 años comenzaron a poblar el territorio nacional y que sustentan gran parte del desarrollo cultural chileno. Y que, sin duda, con su gestión sin fines de lucro y altamente participativa, están contribuyendo al cambio de paradigma que anunció el Ministro.

22 abril 2016

EL LEGADO DE AYLWIN EN POLÍTICAS CULTURALES



En el ámbito de la cultura, respetando la autonomía de sus diversas expresiones, creemos necesario incentivar la creatividad en sus múltiples expresiones y promover la igualdad de oportunidades en el acceso a los bienes y servicios de carácter cultural. Con tales fines, hemos iniciado un esfuerzo de coordinación para generar una política cultural que, junto con fortalecer la comunidad de los creadores artísticos e intelectuales y canalizar sus aspiraciones, favorezca el desarrollo de la cultura popular y el acceso de las grandes mayorías a estos bienes y servicios”. El texto pertenece al Mensaje del Presidente Patricio Aylwin al dar inicio a la Legislatura Ordinaria del Congreso Nacional, a sólo dos meses de asumir, el 21 de mayo de 1990.


Es notable la claridad de objetivos en un terreno que había sido completamente abandonado durante los 17 años y que, a todas luces, no revestía una urgencia mayor, ante los intricados problemas políticos, económicos y de legitimidad que implicaba gobernar con el dictador como Comandante en Jefe del Ejército.

En el párrafo referido estaba la esencia de lo que aún hoy se estima una aspiración: “Respeto a la autonomía de las diversas expresiones culturales”, hoy se discute la creación de un Ministerio de las Culturas. “Incentivo a la creatividad”, existen Fondos Concursables que se han robustecido año a año. “Promover la igualdad de oportunidades en el acceso”, es decir, políticas de formación de audiencias. Y lo más novedoso: “generar una política cultural” que entonces estábamos a años luz de tener y que desde su mandato comienza a forjarse. “Favorecer el desarrollo de la cultura popular y acceso de las grandes mayorías a los bienes y servicios culturales”, una meta aún en proceso.

Paralelamente a esa lúcida declaración, el gobierno Aylwin había comenzado a remodelar la vieja estación Mapocho, exigiéndole a la corporación privada sin fines de lucro que gestionaría el naciente Centro Cultural Estación Mapocho, avenirse a ella: su misión original es conservar el edificio patrimonial y difundir la cultura, esto es, generar condiciones de acceso a las artes de las grandes mayorías y formar con ellas audiencias fieles y diversificadas.

Pero, más allá, el formato jurídico de corporaciones integradas por socios diversos, transversales e incumbentes, ha servido también de base a la constitución de corporaciones y fundaciones posteriores que administran decenas de espacios culturales y hasta del Directorio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Puede afirmarse que el mandatario acompañó su declaración a los hechos. El Centro Cultural Estación Mapocho fue inaugurado el 3 de marzo de 1994, a una semana de entregar el gobierno.

Por si fuera poco, su último Mensaje de inicio de Legislatura Ordinaria, el del 21 de mayo de 1993 pudo mostrar además, otros avances, conformes con las líneas señaladas:

“En el año último se promulgaron la nueva Ley sobre Propiedad Intelectual; la Ley sobre Premios Nacionales, y la ley de Fomento del Libro y la Lectura, que crea el Fondo Nacional de Fomento del Libro. Comenzó a operar el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes, con un monto de 700 millones de pesos y 321 proyectos de las trece regiones del país. Aparte de importantes mejoras en el equipamiento de la Biblioteca Nacional, que en 1992 se incrementó con 137.971 libros, merecen destacarse, la remodelacion del Teatro Municipal de Iquique, la consolidación del Museo de Arte Moderno de Chiloé, la celebración del Congreso Internacional de Escritores, del Primer Congreso Nacional de Artistas Plásticos y la realización del Festival Mundial de Teatro de las Naciones”.

Da la impresión de que la energía creadora volcada por un mundo de la cultura anhelante de libertad, en la campaña del NO, dió mucha fuerza al trabajo en cultura del gobierno de Aylwin.

Y legó al país cuatro grandes caminos de desarrollo: los fondos concursables, la ley de donaciones culturales, la mencionada ley del libro y la lectura y el Centro Cultural Estación Mapocho.

19 abril 2016

AYLWIN, EL PRESIDENTE QUE ELIGIÓ LA CULTURA




Visitante habitual de la feria del libro, desde que se realizaba en el parque Forestal, no extrañaba que, muchas veces, llegara a la versión en el Centro Cultural Estación Mapocho alrededor de las diez de la mañana, cuando la actividad comenzaba recién después del mediodía. Es que tenía cariño por los libros, pero también por el espacio que los acogía desde 1989. Cuando fue elegido Presidente de la República, eligió la remodelación de la vieja estación como emblema del retorno a la democracia y edificio símbolo del retorno de la cultura a las preocupaciones de los chilenos y sus autoridades, después de 17 años de una dictadura muy refractaria a las artes.


Un gesto poco conocido es que, por insinuación de su amigo, el editor Julio Serrano Lamas, gerente de Editorial Jurídica Andrés Bello, pidió incorporar a la Ley del Libro y la Lectura, aprobada bajo su mandato, un breve artículo que incorporaba al Consejo de la empresa, entonces integrado mayoritariamente por juristas, a un representante del Ministerio de Educación. La idea era reforzar la línea Andrés Bello, que publicaba los populares títulos del Club de Lectores y una creciente cantidad de obras literarias. No contaba don Patricio, con que los estatuto de la empresa de derecho público llevaron a ese mismo Consejo al Contralor de la República, a su hermano Arturo, otro conocedor y  promotor de la literatura. De ese modo, firmemente respaldada por dos Aylwin, las letras nacionales y extranjeras acompañaron largo tiempo a los completos Códigos de la República y sesudos estudios de no menos sesudos profesores de las pocas escuelas de leyes con que contaba entonces el país.

Además de la aprobación de la citada Ley -con Fondo del Libro y la Lectura y Consejo Nacional incluídos- bajo en su gobierno comenzaron inciativas tan vigentes como la Ley de Donaciones Culturales y el Fondo Nacional de las Artes, hoy FONDART. También se constituyó la primera comisión que discutiría la nueva institucionalidad cultural, animada por Manuel Antonio Garretón, asesor del Ministro de Educación.

Pero, su obra más simbólica es el Centro Cultural Estación Mapocho. De esta manera, recuperó una tradición republicana, inspirada en Francia, de que cada Presidente deja un gran edificio para la cultura. Lo hizo Allende con el Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral, en la ex UNCTAD y la continuaron -después de Aylwin- Frei Ruiz Tagle, con el Museo Interactivo Mirador; Ricardo Lagos, con el Centro Cultural La Moneda; Michelle Bachelet, con el Museo de la Memoria, y Sebastián Piñera, que inauguró en nuevo Centro Cultural Gabriela Mistral, inspirado por Allende e iniciada su construcción por Bachelet.

Aylwin encomendó la realización de su legado al Alcalde de Santiago Jaime Ravinet, con una advertencia clara: "No queremos otro Teatro Municipal". Se refería a la situación de déficit del teatro, que debía año a año solicitar refuerzos financieros a las arcas públicas. Surgió así el camino del autofinanciamiento, que el primer centro cultural luego de la recuperación de la democracia transita hasta hoy.

Durante su mandato se realizaron la casi totalidad los trabajos de remodelación de la antigua estación Mapocho (1991-1994). Era necesario, por tanto, reconocerle su obra antes de que terminara su período de gobierno de sólo cuatro años. Las obras emprendidas por la empresa constructora CIL estaban muy atrasados y fuera de los plazos originales. Se acordó entonces inaugurar antes del 11 de marzo de 1994 lo que se calificó como la Segunda Etapa de la remodelación. La fecha fijada fue el jueves 3 de marzo. Durante todo el verano anterior, un equipo encabezado por el director teatral Mauricio Celedón trabajó intensamente para crear y preparar el acto en el que el mundo de la cultura agradecía al Presidente Aylwin la creación del Centro Cultural Estación Mapocho. Sendos retratos gigantes de todos los artistas chilenos que daban nombre a las salas del centro, engalanaban el gran nave. El Coro del Teatro Municipal puso el canto y la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, la música. Escenas de Taca taca mon amour, representaron al teatro, los payadores Eduardo Peralta y Pedro Yáñez al canto popular, la Premio Nacional Anita González fue la anfitriona del Presidente. Los niños de Aylwin, esto es pequeñas nacidos después de 1990 -hoy veinteañeros- lo esperaban pintando en la Plaza de la Cultura, en el frontis de la estación. Fue una inauguración masiva e impecable, registrada, bajo la firma de sus protagonistas, en el entonces inaugurado Libro de Oro del flamante Centro.

Veinte años después, el Hall de acceso del centro cultural que lleva el nombre de su arquitecto, Emilio Jecquier, recibió en uno de sus sólidos pilares una placa de bronce que recordaría el hecho:

El Centro Cultural Estación Mapocho fue inaugurado por el Presidente de la República don Patricio Aylwin Azócar el 3 de marzo de 1994, siendo su Ministro de Educación, don Jorge Arrate Mac Niven y Alcalde de Santiago, don Jaime Ravinet De la Fuente. El primer Presidente de la Corporación Cultural de la Estación Mapocho fue don Ricardo Lagos Escobar, Ministro de Educación entre los años 1990 y 1992

El reconocimiento lo encuentran los visitantes a la izquierda de la placa que testimonia el mayor premio internacional recibido por el espacio: el Premio Reina Sofía de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural en la categoría de Patrimonio Material al trabajo realizado por la Corporacion Cultural de la Estación Mapocho para la preservación del patrimonio y la difusión de la cultura, fechado el 24 de abril de 2009.

Es muy posible que cuando don Patricio visitaba las obras de remodelación, de casco y dando la mano a sus trabajadores, no sospechara el nivel de reconocimiento que tendría un espacio que imaginó, antes que todo, como refugio para una feria de libros que habitualmente visitaba.

Hoy, como espacio consolidado, millonario en visitantes y amparo de muchas otras manifestaciones de arte, esgrime con orgullo su condición de obra mayor de infraestructura del primer gobierno democrático, aquel de don Patricio Aylwin Azócar.

06 abril 2016

NUEVO MINISTERIO: CON LA DIBAM, TAMBIÉN



Sucesivas y recientes cartas al Director en la prensa y otras tantas opiniones en redes sociales parecían estar provocando una misiva del Ministro Ernesto Ottone respecto de sus contenidos: el proyecto de indicación sustitutiva que crea el Ministerio de las Culturas. Esta vez Ottone actuó por hechos y no palabras. La acción fue contundente: anunció el 5 de abril -en medio de la primera tormenta de otoño del 2016- que la nueva Sub Directora del Consejo Nacional de la Cultura será, la hasta antes del diluvio, sub Directora de la Biblioteca Nacional, Ana Tironi. Las señales fueron nítidas.


La primera, es que la designación no se enmarcó en los probables cambios de subsecretarios que vienen siendo anunciados en el gabinete de la Presidenta Bachelet. Es decir, se desmarcó de los equilibrios políticos, propios de un gobierno de coalición, que suelen perseguir los procesos de esta naturaleza. Un mentís a aquellos que esgrimían que el segundo cargo del Consejo Nacional de la Cultura, correspondía a la agrupación de la renunciada antecesora. Una sorpresa para quienes atusaban bigotes y presionaban a su partido para que los propusiera para el cargo.

La segunda señal es que la Presidenta optó por alguien del mundo de la cultura, el mismo al que pertenece el Ministro, ratificando que la estructura institucional vigente -un consejo participativo y transversal- no tiene riesgos de modificarse en el futuro cercano.

Sin embargo, la señal más poderosa -el trueno de la tormenta- es que se escogió a una alta autoridad de la DIBAM, entidad que a través de una ex Directora y parte de sus trabajadores había puesto en duda la voluntad de darle una justa consideración, en el nuevo Ministerio, a la entidad rectora del patrimonio desde 1929. 

Los trabajadores llegaron incluso a levantar carteles -una vez más- para expresar su oposición a los cambios, bajo el lema No sin la DIBAM. 

Bachelet dejó nítidamente claro que la DIBAM es parte sustancial de la nueva institucionalidad y que sus integrantes tienen tantos méritos como los creadores y gestores para encabezar la entidad que surja del debate parlamentario que se inicia. No solo eso, sino que una de ellos tendrá por misión relevante llevar a cabo ese debate por parte del Ejecutivo. 

“Sin duda este nombramiento -declaró Ottone- refleja la visión que tiene la Presidenta Bachelet y que compartimos plenamente con respecto a la necesidad de ir preparando el terreno para la futura institucionalidad, que será no solamente de las Culturas y las Artes, sino también en torno al Patrimonio”.

Ya en 2000, cuando comenzó a redactarse en la asesoría presidencial que encabezaba Agustín Squella, el que sería el Consejo Nacional de la Cultura, se analizó la posibilidad de que las entonces División de Cultura del Ministerio de Educación y DIBAM tuvieran una cabeza común para encaminar armoniosamente el proceso legislativo culminado en 2003.

Diversas circunstancia lo impidieron, hasta este 2016 cuando, inéditamente, un destacado cuadro directivo del patrimonio pasa a ocupar el segundo rango del Consejo Nacional de la Cultura. Hasta ahora, las subdirecciones tuvieron un sello más bien administrativo/partidista y sufrían cambios en paralelo con los que afectaban al gabinete en su conjunto. La máxima jerarquía de la DIBAM era su presencia en el Directorio del Consejo Nacional de la Cultura, en un curul delegado habitualmente por el o la Ministro/a de Educación.

Con la incorporación de Ana Tironi, se agrega otra figura del patrimonio a las sesiones del máximo órgano colegiado pues los subdirectores han participado tradicionalmente, aunque sin voto, en sus sesiones.

De este modo, sin escribirse una letra, pero con un gesto contundente, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio ha dado un gran paso.

Junto con el arcoíris que marcó el fin de la primera tormenta otoñal.