Fotos: Arturo Navarro |
Se respiraba la historia. En la misma fila, sentadas las máximas autoridades de los tres poderes del Estado, junto a dos Rectores de la Universidad de Chile. La actual, Rosa Devés y el iniciador del proyecto, Víctor Pérez. Muy cerca, una gran cantidad de Ministros y Ministras, parlamentarios además de la recientemente ganadora de elecciones primarias y la viuda del ex Presidente Sebastián Piñera. En el aire, las figuras emblemáticas de la Universidad y sus mejores proyectos... Andrés Bello, Juan Gómez Millas, Armando Carvajal... y en el escenario de conciertos, la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile animados por la batuta del maestro Maximiliano Valdés.
En ese espíritu, estalla "Egresado, maestro, estudiante", el himno de la casa de estudios. Electrizante. Parecía que lo cantaron hasta quienes no estaban familiarizados con él.
Después, las generosas y agradecidas palabras de la Rectora que no dejó sin reconocer a todos quienes desde 2014 fueron convirtiendo una idea en proyecto y éste en realidad, a pesar de estallido social y pandemia, incluido el Rector Ennio Vivaldi.
Para culminar la ceremonia de media hora de historia, la intervención del ex alumno Presidente de la República, Gabriel Boric que reconoció, haciendo un guiño al ex Rector Pérez, su escepticismo juvenil respecto de este sueño.
En lo musical, desafiando la calidad sonora de la flamante Gran Sala Sinfónica Nacional, la Obertura Festiva, de Juan Orrego Salas y la Novena Sinfonía, Coral, de Ludwig van Beethoven. Nunca más adecuada la Canción de la Alegría.
Entre el fascinado público se comentaba la calidad del espacio, se recordaba que es la primera sala pública para conciertos construida en Chile después del Teatro Municipal de Santiago.
Se lamentaba la oportunidad perdida por el proyecto similar del centro Cultural Gabriela Mistral, a dos cuadras de distancia, que aún espera su inauguración.
Se recordaba que, en algún momento del proyecto, en 2008 y 2009, esta misma Orquesta Sinfónica iba a ser elenco estable de esa postergada edificación.
Fue Víctor Pérez quien avizoró las dificultades que vendrían y se lanzó con VM 20.
Pero no fue noche de nostalgias ni de tristeza. Chile había ganado una potente infraestructura cultural y se la brindaba su Universidad, la que durante muchos años fue la verdadera institucionalidad cultural del país.
Los asistentes, al salir, brindamos con entusiasmo, en lo personal, recordando esas visitas que -al llegar a Santiago desde la provincia- hacía a esa querida tía que daba clases en la Escuela de Química y Farmacia, en ese mismo punto de la ciudad, que el 10 de julio de 2025 se volvió inmortal.
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