09 agosto 2013

EL MUSEO HISTÓRICO NACIONAL Y LOS GUIONES


La determinación del Director del Museo Histórico Nacional, elegido por concurso de Alta Dirección Pública, de llamar a la participación ciudadana -tan de acuerdo con la historia que vivimos hoy como sociedad- para elaborar un nuevo guion para el museo ha despertado aplausos, curiosidad y fuertes reacciones en contra. Se ha llegado a plantear que el relato en proceso, atentaría contra la presencia en nuestra historia de la "monarquía hispánica", en beneficio de los pueblos originarios.


De ser así, no se cumpliría más que con un acto de justicia: cuando los conquistadores llegaron a este territorio que se llamaría Chile, ellos ya estaban. Cuando sus tercios fueron expulsados, con la heroica colaboración del general José de San Martín, los indígenas permanecieron. Por simple magnitud temporal, los pueblos pre hispánicos merecen más espacio en nuestra historia, en especial aquellos que sobreviven y buscan integrarse al Chile del siglo XXI, esta vez con creciente simpatía ciudadana.

Tampoco es novedosa la forma de elaborar el guión. Hace pocos años, el Museo de Historia Natural de Concepción, sometió al escrutinio popular tres opciones diferentes de museología, que habían sido elaboradas por especialistas con el apoyo de la recordada Fundación Andes. El Estado de Chile, a través de la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural, no hizo más que apoyar con recursos la instalación de la museología preferida por los futuros usuarios del museo.

El propio Museo Histórico Nacional nació de las donaciones que la población hizo, en 1910, ante la convocatoria oficial de la comisión que celebraba los primeros cien años de la Independencia de la República, para la Exposición Histórica del Centenario. Es decir, su guión estuvo fuertemente influenciado por lo que los habitantes estimaron digno de ser exhibido. Sin duda, muchas de las piezas donadas -armas, condecoraciones, estandartes, insignias- provenían de familias de soldados chilenos que combatieron a esa misma monarquía hoy supuestamente amenazada.

Por tanto, no cabe llamar a rebato por este gesto modernizador del Museo, que debiera ponerlo a la altura de otros como el Nacional de Historia Natural, recientemente reinaugurado luego de sufrir los avatares del sismo del 27/F, o del Museo Pre Colombino, que renueva y amplia afanosamente su local. Dimensionando voces como la del historiador Sergio Villalobos que cree "de temer que se exagere la importancia de las culturas autóctonas, cuya presencia ha sido muy débil en el trayecto del país, en que la cultura dominante ha conformado de manera unitaria el ser nacional".

Peligrosa afirmación que da por sentado que aquello que hemos conocido como cultura dominante, lo es por aceptación de la ciudadanía y no por imposición de las élites; situación que es afortunadamente desmentida por muchos, entre otros, el reciente debate en la Cámara de Diputados, a propósito del eventual Ministerio de la Cultura, en el que crece la convicción de que deberíamos avanzar a reconocernos como una sociedad multicultural y por ende, con un Estado que trate con los diferentes pueblos que nos conforman -por origen, inmigración o conquista- con una institucionalidad de las Culturas.

Lo lógico sería que nuestro Museo Nacional llegue a ser un reflejo de lo mismo, sobre todo si se ha planteado incorporar a la DIBAM, actual responsable de dicho Museo, a ese Ministerio.

El debate recién comienza y el guión redacta su primer borrador.

02 agosto 2013

MINISTERIO DE CULTURA: EL PROYECTO EN SU LABERINTO

El lunes 29 de julio de 2013, la historia del posible Ministerio de Cultura de Chile pudo haber sufrido un vuelco, que lo catapulte a concretarse durante la próxima administración o que lo descarte por muchos años. Ocurrió en la  sala de sesiones de la antigua Cámara de Diputados y fueron protagonistas media docena de diputados, un nuevo Presidente del CNCA y un centenar de personas representativas del complejo mundo de la cultura, incluyendo a creadores, funcionarios, gestores y patrimonialistas, muchos de ellos venidos desde regiones. El tono lo puso un entorno tan solemne como incitante al diálogo.

El Ministro Roberto Ampuero, dio el vamos señalando "concibo mi gestión escuchando, en diálogo permanente con órganos colegiados y los diputados de la comisión de cultura". El desafío, agregó, es dar un segundo salto institucional, garantizando el libre desarrollo de todas las disciplinas artísticas, aceptando la multiculturalidad que nos une transversalmente. Valoró que el CNCA sea capaz de fijar políticas públicas con horizonte de cinco años, pero que, sin embargo, tiene carencias estructurales que se trata de perfeccionar pues sus políticas no son vinculantes para la DIBAM ni CMN. Señaló que el objetivo del Proyecto es construir una institucionalidad más sólida con participación de la sociedad civil en la formulación de políticas culturales. Comprometió que se les dará garantía a los trabajadores: "No podrá haber supresión de cargos, ni cese de servicios ni perdida de empleo ni pérdida derechos profesionales, ni cambiará lugar de residencia". Anunció que en todas la direcciones regionales se realizarán reuniones participativas, "hoy es el momento de la participación".

Raúl Allard, cabeza de la comisión que elaboró el Proyecto de Instituto del Patrimonio en el gobierno Bachelet, se manifestó de acuerdo con la idea central de la creación del Ministerio de Cultura, señalando sus complejidades: "Esta es un área que en su dimensión de creatividad y de las artes y del folclore y múltiples manifestaciones florece y se desarrolla por sí misma, es un área que requiere de fuerte apoyo y no de dirigismos, este es un valor que hay que preservar, al tiempo que hay que ampliar y profundizar la atención pública a la cultura. Paralelamente, en su dimensión del patrimonio cultural, material e inmaterial, la situación es diferente y sí requiere de una fuerte presencia e intencionalidad del Estado, junto a comunidades, regiones, sociedad civil para realizar acciones efectivas de intervención y protección, conservación y difusión". Premonitoriamente, agregó: "hay un patrimonio que está en peligro y periódicamente se producen destrucciones que lamentar. El Proyecto dispone que el Director del Patrimonio Cultural deberá “denunciar el daño, destrucción y tráfico ilícito de los bienes de valor cultural protegido”. Está muy bien pero no es suficiente. Para esta situación debería haber recursos no concursables, alrededor del 15 al 20% de los recursos en el Fondo del Patrimonio Cultural que puedan destinarse en caso de urgencias comprobadas". El nuevo incendio de la Iglesia de San Francisco, en Valparaíso, refuerza su siguiente propuesta: "incluir dentro del marco de las responsabilidades de la institucionalidad patrimonial una preocupación especial por los sitios declarados como Patrimonios de la Humanidad como es el caso de Valparaíso que por su topografía y escasez de recursos no tiene, por ejemplo, el tipo de atención que reciben la Habana Vieja y la ciudad amurallada de Cartagena de Indias".

El ex Senador José Antonio Viera Gallo -"me alegra la creación de un ministerio"- planteó que se debe mejorar el proyecto, definir mejor ámbito de influencia, formuló dudas de su constitucionalidad y pidió explicitar más claramente la independencia con que hoy son administrados los fondos. Aclaró que en la legislación chilena, el concepto de sistema no existe, hay servicios, no sistemas. También falta, a su juicio, afinar el "pasarán a depender" y ajustar el ministerio a la ley de bases del estado.

Nivia Palma, ex Directora de la DIBAM, apuntó que "además de ser un ministerio pequeñito y sin capacidad y facultades para "ejecutar políticas y programas", el órgano colegiado de participación ciudadana denominado CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y EL PATRIMONIO es un espacio peligrosamente restrictivo y no participativo. En efecto, de 11 miembros solo 4 son personas destacadas "de las áreas de la cultura y del patrimonio", debiendo una de ellas estar vinculada al patrimonio cultural y otra a las artes e industrias culturales, nombrados por el (la) Presidente(a) de la República, CON ACUERDO DE LOS 3/5 del SENADO. Obviamente un Senado elegido en un sistema electoral binominal – el cual genera distorsiones tan graves en la efectiva representación de la ciudadanía- y un quorum tal alto como éste obligará a "consensuar" estos 4 nombres asegurando presencia de Gobierno y Oposición en igualdad de proporción, sin considerar la votación mayoritaria del país y llevará al examen de qué personas "son aceptadas" por el Senado para poder nombrarla. De ahí a la obsecuencia de creadores, cultores y especialistas con el poder hay un paso".

Óscar Acuña, ex Secretario Ejecutivo del CMN, agregó que cuando se fusiona DIBAM y CMN se comete una aberración jurídica de fundir un ejecutor con un contralor y advirtió "una asimetría en salarios entre quienes trabajan en DIBAM y CNCA".

José Cortés, de Anfudibam, pidió una larga discusión, sin urgencia, del proyecto denunciando un perfil privatizador en artículo 46 y se pregunta ¿quien fija la política cultural, el donante privado? planteando su rechazo del proyecto por insuficiente. Manon Herrera, de Anfucultura, resumió la postura de los trabajadores con un "sí al ministerio, no al proyecto actual" que no contó con participación activa, sólo informativa. Planteó la necesidad de un Ministerio de las Culturas. No hay efectiva participación ciudadana, ni de pueblos originarios, ni de las regiones. Ve indispensable un proceso de diálogo nacional, propiciado por la comisión, en las 15 regiones del país. Mientras Raúl de la Puente, Presidente de la ANEF, declaró importante tener un ministerio, pero ¿como lo construimos? Con trabajo decente, con remuneración digna y protección social. Mantener los derechos actuales es mantener precariedad. La mayoría son empleos a honorarios, sin derecho a la salud ni la previsión. "¿Porque no lo hacemos bien?".

Claudio Lillo, de Vilcún advierte que la matriz ideológica del proyecto se basa en la industria cultural y consagra una ideología de consumo, pide respetar al país multicultural. Bárbara Negrón, del Observatorio de Políticas Culturales, planteó la necesidad de debatir con calma recordando que existe una deuda con las artes visuales y escénicas.

Ignacio Aliaga, Director de la Cineteca Nacional, habló de un segundo salto en la cultura, preguntándose cómo damos bien ese salto. Sugiere que el par de vectores centrales son el reconocimiento del multiculturalismo y la diversidad cultural desde las regiones. Ve necesario proteger las lenguas originarias del país. Como se relacionan cultura con educación y el rol del arte en la educación. También que el CNTV sea parte de esta estructura, lo que fue reiterado por el productor audiovisual Fernando Acuña y la periodista cultural Vivían Lavín, quién agregó que los derechos de los canales son bienes de toda la sociedad chilena sin embargo, hay carencias importantes en la difusión de la cultura chilena, que debe llegar a todos los ciudadanos.

El abogado Fernando Silva ve un avance en la misión de preservar los derechos de autor pero advierte que el Proyecto no crea un órgano dedicado a ello. Sugiere que el departamento de Derechos Intelectuales del Mineduc se convierta en ese órgano.

Rosario Carvajal, dirigente del Barrio Yungay, manifestó preocupación por la ausencia de participación vinculante y la existencia de una deuda de apoyo a quienes habitan zonas patrimoniales. Mientras Marianela Riquelme, ex dirigente de Anfucultura, reforzó que Valparaíso debe seguir siendo sede de la nueva institución. El actor Jaime Mondría, destacó la necesidad de incentivar la actividad artística en regiones y recordó la falencia existente en la acreditación de carreras artísticas.

El diputado Marcelo Schilling, reconoció que no fue suficiente esta convocatoria, aclarando que muchas de las observaciones deben transformarse en sugerencias escritas, en formato indicación. Su colega Ramón Farías, señaló que es posible darse tiempo e ir a algunas regiones. "No podemos olvidar lo que se ha hecho antes, la historia".

Roberto Ampuero -"he escuchado también como escritor"- manifestó al cierre su satisfacción por todo lo ganado en ideas e inquietudes, "soy de regiones, el primer ministro que ejerce desde Valparaíso, pertenezco a a diáspora de Chile". Me alegra que hemos coincidido en la necesidad del Ministerio, un anhelo que ha venido desde distintas autoridades y diferentes orientaciones políticas. Se debe nutrir de la con una participación importante que garantiza la pluralidad. Los consejos deben ser enriquecidos por la presencia de la sociedad civil. Este es un país multicultural, con fuerte presencia de pueblos originarios y de la presencia de afro-descendientes, somos un país marcado por inmigraciones y porque siguen llegando comunidades de inmigrantes. "Me voy revitalizado con alegría y vitalidad, me llevo sobretodo lo que nos une".

El Presidente de la Comisión, diputado Víctor Torres, destacó el respeto y la tolerancia para cohabitar "quienes construimos esta nueva institucionalidad cultural, señal de perderle el miedo a la democracia".

La pregunta que nos llevamos de esta sesión es cómo se continúa. 

Lo que queda es que nadie -ni siquiera el nuevo Ministro- defendió el Proyecto tal cómo fue presentado, la gran mayoría de asistentes y diputados planteó un tiempo amplio para discutir y grandes acuerdos sobre la necesidad de profundizar la participación e incorporar miradas ausentes como la de las regiones, los pueblos originarios, los inmigrantes y los funcionarios, además de los sectores permanentes del mundo de la cultura como son los creadores, gestores y patrimonialistas, que promovieron la institucionalidad actual de un Consejo Nacional. Éstos, estarán disponibles para avanzar hacia un Ministerio en la medida que se entienda como una entidad superior, que refuerza la presencia del estado en cultura para preocuparse de las más débiles, defender el patrimonio y asegurar los derechos culturales a toda la ciudadanía, pero a la vez garantiza plenamente la libertad de creación, sin dirigismos de naturaleza alguna, reuniendo en instancias participativas y vinculantes a todos los protagonistas de la cultura. 

Existe un compromiso de la comisión parlamentaria de votar el proyecto, en general, el 4 de septiembre. Ello permitiría que se apruebe la idea de legislar. Y quede, para la próxima administración, la presentación de una nuevo proyecto, sustitutivo que refleje lo que se escuchó, por fin, el 29 de julio. Que, después de todo, no fue un mal día.