31 julio 2024

GESTIÓN CULTURAL EN VENEZUELA DURANTE PANDEMIA


 

El 11 de agosto de 2021, en plena pandemia, tuve una conversación por zoom, sobre gestión cultural en su país, con Régulo Pachano Olivares, ex Presidente del Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (CAMLB). Pachano, por órdenes de la Gobernación del Zulia, fue destituido de su cargo el miércoles 17 de mayo de 2018, después de décadas de intenso trabajo cultural en esta institución. Al momento del encuentro se desempeñaba, como exiliado, en el Teatro Colón de Buenos Aires.


El diálogo, de alrededor de una hora, versó sobre la vinculación cultural entre Venezuela y Chile, desde Andrés Bello a Gustavo Dudamel, pasando por el exilio chileno en su país; artistas plásticos como Jesús Soto; el Ministro José Antonio Abreu y el desarrollo del Sistema de Orquestas Juveniles, llevado a Venezuela por discípulos del maestro Jorge Peña Hen, entre otros.

Es interesante, en momentos que se vuelve la mirada hacia Venezuela, repasar este documento, en el siguiente enlace:



29 julio 2024

EL 5 DE OCTUBRE 1988 Y EL 28 DE JULIO 2024



Duró poco el "estado de gracia" en que nos dejó (a muchos) la inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024. Bastaron 48 horas para que, desde Venezuela, llegara un sabor amargo. Muy amargo y lleno de reminiscencias respecto del final de la dictadura que asoló Chile desde 1973, caída que se iniciara el 5 de octubre de 1988. Con una urna electoral y un lápiz.



Hasta determinada hora de la noche, justo cuando cerraban las transmisiones desde los Juegos Olímpicos, en Chile y Venezuela, se esperaba que la elección presidencial fijada para "el día del cumpleaños de Chávez" marcara el inicio del final de la dictadura de Nicolás Maduro.

Solo que Maduro no corrió solo, como Pinochet, sino que enfrentaba a un candidato opositor muy fuerte, al que los primeros datos daban una cómoda ventaja de dos a uno. Tampoco el sistema electoral es el mismo, el venezolano tiene un componente electrónico que permite que el "poder electoral" pueda acusar un hackeo . Mismo poder que carece de autonomía del gobierno y obedecer sus dictados.

Aproximadamente una hora antes de la medianoche se fue instalando la idea que venía el fraude. Frente al cual los resguardos de vigilancia de los votos organizados por el comando opositor, fueron inútiles. 

La felicidad de los venezolanos no fue un anuncio de que "ya viene" como en el octubre chileno sino que estalló antes de los cómputos. Millones de nacionales de Venezuela, en todo el mundo, salieron a la calle y expresaron su alegría por lo que parecía ser el final de un período oscuro. Algún canal de tv sumó en pantalla alrededor de cinco ciudades chilenas donde hubo celebraciones masivas y... anticipadas.

Por el contrario, los chilenos, en 1988, nos fuimos tranquilos y temprano a casa y desatamos la felicidad la mañana del 6 de octubre, cuando la victoria del NO ya estaba confirmada por nuestro Servicio Electoral y el Subsecretario del Interior del régimen, Alberto Cardemil.

Así, el lunes 29 de julio de 2024, tuvo un amanecer de tristeza y preocupación. Desfilaron por la pasarela de los recuerdos, venezolanas y venezolanos que ya se han hecho cotidianos en mi vida: el panadero que hornea la masa madre como si fuera su hijo; la amable vendedora de la panadería que persuade como nadie de la bondad de los productos que ofrece; los vocingleros "maracuchos" de la feria libre de Bilbao que ya habían anunciado que el martes 30 no trabajarían por estar celebrando la victoria del candidato opositor; las decenas de conductores de aplicaciones que interrumpían la siempre alta música radial de su auto para confesar su voto, en fin, todo tipo de prestadores de servicios que habían puesto en alerta su esperanza. El lunes 29, los productos por entrega llegaron con retraso... "hoy, los venezolanos no fueron a trabajar", explicó un repartidor chileno.

El martes 30 parecía que el tiempo retrocedía a 1983, año de las primeras protestas en Chile, que los venezolanos habían perdido el miedo y salían masivamente a la calle y derribaban los símbolos del chavismo para protestar por un evidente fraude. 

El mundo se alineó rápidamente entre países de gobiernos autoritarios, por un lado y aquellos que viven la democracia y exigen una explicación al gobierno venezolano y a su Consejo Nacional Electoral. 

La oposición a Maduro, segura de su triunfo en las urnas, actos en mano, comenzó a difundir sus resultados y el gobierno inició la represión, en las calles y a domicilio. 

Si quisiéramos mantener la similitud con nuestro 5 de octubre, diría que está aconteciendo lo que ese día temíamos y afortunadamente no llegó a ocurrir: un escamoteo de los votos y un auto golpe que prolongaría la dictadura, sin plazo.

Esperamos que, el meticuloso trabajo de formación de testigos, un sistema de conteo y transmisión rápida y verosímil de resultados que organizó el Comando de Edmundo González, rinda sus frutos tal como ocurrió en Chile.

Que está en el disco duro de nuestro país y nos permite solidarizar con los habitantes de Venezuela, expresar cariño a los exiliados que temen ver alejarse el ansiado retorno y apoyar al Presidente, Gabriel Boric, asumiendo un liderazgo internacional que vuelve a enorgullecernos. 

Como esa noche del 5 de octubre.

27 julio 2024

PARÍS 2024: DEPORTES Y CULTURA


 

Las electrizantes más de cuatro horas de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos 2024, en París, no sólo me mantuvo "permanentemente al borde del asiento" como muy bien describió una presentadora mexicana de televisión. También dejó una inquietud: ¿cuál es la relación entre deportes y culturas? Y ¿cómo ha evolucionado esta vinculación -si la hay- a lo largo del tiempo?



Sería simple decir que es una paridad que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Bastaría recurrir a que los primeros juegos nacieron en Grecia y tenían un contenido cultural innegable y concluir que los últimos, los actuales de París, también derrocharon, en su inauguración, incontables muestras de cultura y arte.

Lamentablemente no es así. Mi experiencia demuestra que ambas disciplinas se han ido alejando, al menos en nuestro continente y país. 

Ya en mi formación escolar, la educación física contaba con distinciones respecto de los ramos artísticos como artes plásticas, literatura o educación musical. Desde luego, un simple justificativo maternal aludiendo un improbable resfrío, posibilitaba ausentarme de dichas clases, lo que terminaba en bajas calificaciones y el consiguiente descenso en el promedio final. -Ah, tienes cinco en gimnasia, no importa. Al final se mejoraba la calificación con una discutible evaluación del "esfuerzo", es decir, demorar, en las clases finales, menos en la vuelta al patio, que lo alcanzado al inicio del año escolar. Así, se consagraba un alejamiento de la actividad física, sin mayores consecuencias.

En esa misma época, los clásicos universitarios eran conformados por dos bloques, uno cultural: las barras de cada universidad que competían en ingenio y creatividad, y el partido de fútbol propiamente tal. Incluso se decía que quien ganaba en las barras, perdía en el partido y todos felices. 

Por los sesenta, también, llego la televisión a Chile y el gobierno entregó su concesión a universidades, debido al innegable aporte cultural que harían a través de sus pantallas, la U de Chile; la UC; la UC de Valparaíso; y la U del Norte. Lo que obviamente no impidió que la verdadera extensión del nuevo medio de comunicación a lo largo del país, se lograra gracias al Mundial de Fútbol de 1962.

Nuevamente cultura y deporte, de la mano, aportaban a la sociedad, Incluyendo varias universidades que competían con sendos equipos en los campeonatos profesionales de futbol y otros deportes.

Pero la "profesionalización", introdujo la relevancia del dinero en el deporte. Los jugadores se comenzaron a "vender", incluso algunos destacados, al exterior; más de algún empresario o publicista descubrió que poner su marca en las camisetas aumentaría sus ganancias. De ahí a las casas de apuestas auspiciando equipos y hasta selecciones nacionales, hubo solo un paso. Y se llegó a organizar un mundial de fútbol en Qatar, con un clima infernal y un estadio desarmable, hecho de contenedores.

La última perla fue, en la reciente Copa América de fútbol, introducir directamente un show, un espectáculo televisivo en el entretiempo de la final, diletando al doble los tiempos habituales del descanso entre los primeros y los segundos 45 minutos. E introduciendo un factor disruptivo en el tiempo exacto que los aficionados usamos para alimentarnos, refrescarse y atender necesidades biológicas.

En esta vertiginosa danza de millones de dólares en los que bailan derechos de transmisión televisiva; arriendos de camisetas; corrupción de dirigentes... la cultura no llegó a competir. Y siguió por caminos muy alejados del deporte.

Es evidente que un actor, shakesperiano o no, se resistiría a poner un logotipo comercial un su vestuario; o que una orquesta no introduciría un jingle de Coca Cola entre el primer y segundo movimiento de una sinfonía. Tampoco que un escritor redactara, por encargo, una novela exaltando los beneficios de una pasta dental.

Pareció que la vieja sociedad de deporte y cultura se dio por perdida, incluso, en la construcción de una institucionalidad cultural, a inicios de siglo, se optó por el modelo británico de los consejos de las artes, sin siquiera considerar que la secretaría de Estado que los rige en Gran Bretaña, es la misma de los deportes y las comunicaciones.

Sin embargo, París 2024 vuelve el alma al cuerpo. La feliz integración de la historia de Francia; los símbolos urbanos (torre Eiffel); los grandes edificios culturales (museos, bibliotecas); destacadas artistas (Lady Gaga, Cèline Dion); notables elencos (orquesta y ballet nacional, bailarinas del Moulin Rouge), en la ceremonia inaugural mostró al mundo que el ensamble de cultura y deporte es posible y deseable.

La gran pregunta es la habitual: ¿Quién paga? Porque el deporte es capaz de generar recursos millonarios y la cultura apenas se sostiene con financiamientos mixtos entre Estado, privados y las audiencias. 

Quizás sea el momento de volver la vista atrás y recuperar para el beneficio ciudadano los aportes que en este matrimonio tan provechoso como necesario hicieron las universidades, la televisión y el Estado con sus diversas caras como infraestructura; patrimonio material; compra de obras de arte y ejemplares de libros; junto con una gestión dinámica y liviana aprovechando las ricas experiencias en ese terreno que acumulan diversos gestores culturales que han sido capaces de sostener grandes edificios -como en Francia- combinando recursos mixtos y sosteniendo elencos estables o temporales.

Incluso se podría soñar con recuperar ríos que, como el Sena, recorren la capital y otras ciudades, uniendo destinos monumentales. 

Pero eso, es "agua de otro costal".







09 julio 2024

QUIMANTÚ Y LA REVISTA QUE NUNCA EXISTIÓ





Despertó tanta curiosidad que terminó exhibida en la muestra "Cómo diseñar una revolución, la vía chilena al diseño", atracción final del gran muro que mostraba la totalidad de las portadas de libros y revistas que Quimantú editó entre 1971 y 1973. Es la maqueta de la "Revista de los jóvenes trabajadores" cuya única diferencia con otros números cero es que fue impresa, en algunas pocas decenas de ejemplares. Que se perdió en el tiempo, dado que la revista nunca llegó a publicar su número uno.


Es que al ser sometida a los Comités de producción de la empresa, despertó dudas, tanto por el alto costo que implicaban las cuatro tapas a todo color, como por la extraña definición de que debía tener algunos artículos escritos a mano pues la letra de imprenta era vista, por algunos, como ajena a los jóvenes trabajadores.

Se quería una publicación juvenil diferente a la "burguesa" revista RITMO, de Lord Cochrane -editorial de Roberto, el hermano de Agustín Edwards, propietario de El Mercurio- y distinta de ONDA, la respuesta de Quimantú dirigida al mismo público, con algunas temáticas similares pero sin perder Ritmo en portada, con una comprometida historieta cuyo guión fue encargado al escritor mapucista Carlos Olivárez y el diseño de portada al artista Carlos Rojas. Su lema: "Hoy es el primer día del resto de tu vida". 

Para graficar el proyecto del área de publicaciones infantiles y educativas se resolvió imprimirlo. En total había máquinas en cantidades y qué mejor que mostrar el producto final. En esas discusiones estábamos los trabajadores de Quimantú, cuando bajo nuestras narices, es decir en nuestras impresoras comenzó a aparecer RAMONA, revista juvenil del Comité Central de las Juventudes Comunistas. Que reunía varias de las premisas que se esperaban de la Juvenil Obrera. Como tantos sueños editoriales, el proyecto no avanzó ni se supo más de él, 

Hasta que el diligente arquitecto Hugo Palmarola, una de las cabezas creativas de "Cómo diseñar una revolución..." se empezó a obtener un ejemplar para su exposición, que permaneció varios meses en el Centro Cultural de La Moneda durante 2023, convirtiéndose en una de las muestras más relevantes de la conmemoración de los 50 años del golpe militar.

Se enteró, Hugo, que entre mis archivos reposaba un ejemplar. Ni corto ni perezoso llegó hasta mi casa y respetuosamente lo solicitaré ofreciendo el contrato y seguro correspondientes, como en las exposiciones internacionales; muy bien ejecutados por los eficientes equipos del CCLM.

Visité varias veces la muestra completa, siempre finalizando en el último de los impresos de la gran sala poniente, que ocupaba un lugar de honor. En uno de esos recorridos, me asaltó la pregunta: ¿Y después de esto? ¿Qué? 

Difícil imaginar un destino para una revista "estrella" tan poco conocida como reveladora.

Recordé que, en 2022, había donado parte importante de los documentos de mi trabajo como gestor cultural y elaborador de políticas culturales, al Archivo Nacional, los que fueron recibidos con entusiasmo pues, para mi sorpresa, no existía en el allí una sección de Cultura, debido a la ausencia de un órgano de la administración dedicado a ello, o sea, un ministerio (  https://arturo-navarro.blogspot.com/2022/06/el-dulce-encanto-de-donar.html  ).

Esperaba entonces que, a fines del verano recién pasado, me llegaría, cuidadosamente forrada en papel seda, el ejemplar famoso y lo ofreció a las gentiles profesionales del Archivo Nacional.

Por cierto, había que programar una cita formal, para hacer entrega, firmar el Acta de Recepción y relatar la trayectoria de éste sin documento.

Lo que ocurrió al mediodía de un frío martes 9 de julio de 2024, cuando me dirigí -Metro mediante- a Miraflores 50 a depositar la revista, en el mismo inviolado envase en que me la entregará el CCLM.

La recibió la archivera Geraldine Aracena, no sin antes enfundar sus manos en teniendo guantes celestes.

Los mismos que no le impidieron redactar, con respeto y devoción, el solemne acto que dejaría para siempre la revista que nunca existió en poder del Archivo Nacional de Chile, "institución pública del Estado, creada en 1927 con el fin de reunir y conservar los archivos de los Departamentos de Estado y todos los documentos y manuscritos relativos a la historia nacional, y atender a su ordenación y aprovechamiento".

Otro vestigio de la historia de una empresa de propiedad de sus trabajadores que aportó a nuestra cultura más de una década de millones de ejemplares de libros y revistas, en solo tres años de vida.


 

24 junio 2024

GESTION CULTURAL ABRE CAMINOS EN LA ACADEMIA


Tendrían que pasar casi tres décadas para que, con no poca satisfacción, quienes buscan investigar en gestión cultural a nivel universitario en Chile pudieran ver resultados de sus empeños, bellamente impresos en papel. No podía ser menos que ello aconteciera en la sede central de la Universidad de Chile, casa de estudios que -como en otras disciplinas-, ha encabezado la profesionalización de variados oficios.

La tarde del 19 de junio de 2024 no fue cualquier tarde. Se respiraba tensión. El ingreso a la casa central, estaba dividido en dos caminos, a la izquierda, una mesa ocupada por estudiantes que desconocían antecedentes de la presentación en la sala Enrique Sazíé y pretendían registrar a quienes se dirigían al patio ocupado Ignacio Domeyko. A la derecha del invitado, el registro habitual de ingreso a la universidad, con el grabado electrónico del carnet de identidad, que recibía amablemente a las decenas de gestores culturales que deseábamos ansiosos tener en nuestras manos la anunciada revista.

En la sala Sazié, un nervioso director de la revista y director de Extensión de la Universidad, Fabián Retamal, recibía con amabilidad a los que seríamos público y a las presentadoras: Regina Rodríguez y Nivia Palma. Dos gestoras con vasta experiencia, que calibrarían, desde ella, los contenidos de la publicación.

Bien escogidas, Regina hablaría desde sus experiencias como gestora tanto en España como en Chile, en la actualidad dirigiendo con acierto uno de los más potentes centros culturales del país: el del Palacio de La Moneda. Nivia, desde su doble condición de elaboradora de políticas culturales y gestora cultural pública tanto en Fondart como en la DIBAM.

Una mesa con una treintena de ejemplares de la revista guiñaba el ojo a los asistentes que seguíamos con atención a las presentadoras. Hasta que, en el patio vecino, estalló una ceremonia mapuche que contaminó acústicamente las intervenciones y -curiosamente- trajo a la memoria de los mayores, algunos episodios similares de los cabildos culturales que convocaba Claudio Di Girolamo desde su entonces posición como Jefe de la División de Cultura del Ministerio de Educación, antecedente del Consejo Nacional de la Cuiltura y las Artes.

Nivia tuvo la delicadeza de mencionar a cada uno de los redactores de los doce artículos de la flamante revista comentando lo, que a su juicio, era lo más relevante. De pronto, deslizó una pregunta que impactó: ¿Cuántos de los estudiantes que se han formado en el Magister en Gestión Cultural que celebramos, tienen trabajos en lo que fueron formados? 

La respuesta de los asistentes no fue positiva pero constituyó a la vez un desafío para la siguiente década. Ojalá coronada por publicaciones impresas tan cuidadas como la que se presentaba.

Sin embargo, motivó también una necesaria distinción entre las tres corrientes que han caracterizado el desarrollo de la gestión cultural chilena, desde su aparición en los años 90.

La primera es que, en estas más de tres décadas, son muchos los que han trabajado en gestión de la cultura -en espacios y organismos tanto públicos como privados-, haciendo de la experiencia en ello, un relevante aporte. La que hace falta también darse a conocer, sin desmerecer que el factor experiencial puede contribuir a la segunda corriente, la académica; que es la que mayoritariamente nutre la publicación presentada.

Y la tercera corriente, quizás la más importante y necesaria, es la de los elaboradores de la política a seguir en cultura, los policy makers, en su versión en inglés.

Destaco su necesidad pues nos enfrentamos a una inédita coyuntura en la que se abre una perspectiva de ampliación sustantiva del financiamiento público a la cultura, sin que exista claridad sobre el destino de tales recursos, con el severo riesgo de seguir la inercia de "más de lo mismo".

Cabe entonces convocar a una gran discusión en la que tanto los académicos como los gestores experienciales y los interesado en formular políticas, resuelvan el futuro.

No es difícil encontrar en la historia reciente, ejemplos al respecto. El primero, cronológicamente, fue el caso de la profesión de Periodista, cuyo camino se inició desde la práctica, pasó a agrupaciones gremiales, luego a escuelas de formación universitaria y, finalmente, a facultades más complejas, de Comunicaciones.

En nuestra propia área, el caso del Encuentro de Políticas Públicas, Legislación y Propuestas Culturales en el Congreso Nacional, a fines de los 90, fue una práctica en que parlamentarios y varias centenas de creadores, gestores y patrimonialistas forjaron las bases del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, política pública que también requiere una académica evaluación.

En síntesis, una revista que llena un vacío y abre perspectivas y proyecciones, como lo señala su  atractiva portada.


01 junio 2024

CUENTA DE BORIC EN CULTURA: 1% = 100%



Un fantasma recorre el mundo de la cultura, desde hace años, sin respuesta. Fue reiterada por el Mensaje Presidencial del 1º (otro uno) de junio de 2042, fijada a las 11 horas (dos unos más). Se trata de insistir en que la solución a todos los problemas de la cultura se resolverían con una glosa presupuestaria equivalente a una centésima parte de lo que gasta anualmente el gobierno de Chile.

Hace algunos años, hacia fines de la dictadura se instaló en este mismo mundo otra cifra: la del IVA. Que si se eliminara el impuesto al libro se resolverían los problemas del sector editorial y Chile volvería a ser el país lector de los buenos tiempos de Quimantú.

Las autoridades de la época resolvieron de raíz la campaña que ya se hacía molesta: No se suprime el IVA al libro porque ello traería complicaciones al sistema impositivo imperante, dijo el Ministro de Hacienda, Alejandro Foxley. De acuerdo, dado que el IVA al libro no constituye una cantidad significativa de los impuestos, ¿lo devolverías para crear un Fondo de fomento a la lectura?, dijo el Ministro de Educación, Ricardo Lagos.

Santo remedio. El equivalente a la recaudación fiscal por IVA al libro se traspasó a un flamante Consejo Nacional del Libro, de composición transversal y representativa del sector que adjudicaría los recursos a quienes, mediante proyectos concursables, lo solicitaran.

Así, escritores, libreros, editores, profesores, bibliotecarios, distribuidores, importadores y un (otra vez el 1) representante del Presidente de la República reunidos en Consejo Nacional asignarían fondos a sus pares, girando contra un Fondo Nacional del Libro y la Lectura, creado por Ley. 

Del llanto de eliminar el IVA, nunca más se supo y el sector se llenó de iniciativas de fomento lector; concursos de escritura; creación de bibliotecas; ferias de libros, y cuánta idea naciera del creativo mundo editorial.

Hasta que una honrosa invitación a la principal feria mundial, la de Frankfurt, cayó en manos de una autoridad y no del Consejo del Libro. Y el propio Presidente de la República debió salir a reparar el pecado de ignorancia de su secretaria de Estado.

Para evitar un bochorno similar, aún es tiempo de determinar, participativa y transversalmente, a qué se destinaría la eventual triplicación -en menos de dos años- del presupuesto cultural de Chile.

El Presidente lanzó dos ideas:

"Entregar financiamiento directo a ferias, festivales y agrupaciones de trayectoria probada, como la Orquesta de Niños del Altiplano en Antofagasta, el festival de Jazz en Valparaíso, la Bibliolancha en Chiloé, la Furia del Libro en Santiago, Cielos del Infinito en Magallanes, Teatro Puerto en Coquimbo, o el Festival Internacional de Cine de Valdivia". Responde a la demanda por aportes directos a iniciativas de más de diez años de existencia.

"Un pase cultural ... al cumplir 18 años y personas mayores que tienen la PGU al cumplir 65 años, de 50 mil pesos para utilizarlos en salas de cine, teatro o librerías". Un aporte que puede ser significativo para las industrias culturales.

Sin embargo, el uso del 1% requiere de más análisis y la participación de los incumbentes que definió el propio Boric: 
"las y los artistas, cultores y gestores culturales que trabajan por mantener viva nuestra cultura, en conjunto con el apoyo del Estado y la sociedad civil en todas sus formas".

No pongamos la carreta delante de los bueyes, o, como dijo Bárbara Negrón, el 2 de junio, en El Mercurio: "se requiere terminar de implementar la institucionalidad para poder recibir estos recursos y rindan lo que tienen que rendir. Si no, el ingreso de recursos puede mas bien desestabilizar".

Además del 1%, el Presidente anunció la recuperación de dos medidas nacidas en administraciones anteriores:

Completar el Centro Cultural Gabriela Mistral "como fue ideado e iniciado durante los gobiernos de la Presidenta Bachelet... un gran centro nacional de excelencia para las artes escénicas y musicales... tal como fue concebido durante el gobierno del Presidente Allende en 1971". Reconocimiento a quienes lo antecedieron con un plan que, como muchos países avanzados, destinan edificaciones inicialmente para relevantes eventos mundiales, que luego van a fortalecen la infraestructura cultural. Proyecto retomado en 2006 por la Presidenta Bachelet que implica instalar el Centro Nacional de Artes Escénicas y Musicales aprobado por la Convención Nacional de Cultura, cuando ésta tomaba decisiones vinculantes.

Y agregó una iniciativa que, desde los noventa, apoyó una veintena de producciones cinematográficas nacionales:"El Fondo de Banco Estado para el Fomento del Cine Chileno que se extenderá por primera vez al teatro". 

Anunció el envío de dos proyectos de ley: un necesario aporte a TVN, a través de un "Fondo de reserva para la modernización del canal estatal, fortalecer sus centros regionales, su canal cultural e infantil y su señal internacional, junto a la creación de una radio pública y desarrollo de su formato multi plataforma". Y una nueva legislación de beneficios tributarios, "a empresas extranjeras para posicionar a Chile como un lugar atractivo para las producciones y coproducciones audiovisuales".

Una Cuenta al país que deja tareas y esperanzas al mundo de la cultura, con una clave: el 100% de las preocupaciones seguirá siendo ese 1%.

Hasta que deje de ser un fantasma y se convierta en una feliz realidad.

13 mayo 2024

AHORA EN eBOOK E IMPRESION BAJO DEMANDA


 

El modelo chileno de desarrollo cultural. Un texto único en su género, que explica cómo Chile es pionero en América de una institucionalidad que se basa en los consejos de las artes del mundo sajón, sin descartar lo interesante del modelo francés y buscando aplicar  aspectos relevantes del sistema existente en los Estados Unidos.

13 enero 2024

"YO FUI UN INSTRUMENTO DE LOS CONSEJOS DE TODOS LOS COMPAÑEROS DE QUIMANTÚ"




 

PERIFÉRICA internacional, revista de la Universidad de Cadiz, publicó, en su edición número 24, del 10 de enero de 2024, una extensa entrevista, realizada en 2023, por la profesora chilena Ignacia Saona, coordinadora de proyecto “Red en Artes y Humanidades” de la Universidad de La Frontera, que me dio la oportunidad de compartir mis casi 50 años de experiencias en gestión cultural con sus lectores.


Particularmente aquellas en la Editora Nacional Quimantú; en el Centro Cultural Estación Mapocho; en la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, junto con analizar la situación y las complejas perspectivas actuales del Ministerio de las Culturas.

 
Pueden acceder a su versión completa en el siguiente vínculo:





Que la disfruten.

13 noviembre 2023

QUEMA DE 15 MIL LIBROS DE GGM, EN LA TV EUROPEA




El canal europeo ARTE emitió recientemente -en francés y alemán- un reportaje, sobre el luctuoso episodio de la quema, en noviembre de 1986, de 15 mil ejemplares del libro "Miguel Littin clandestino en Chile" de Gabriel García Márquez editado por Oveja Negra y enviado entonces por mar a su representante en Chile.

En medio de hermosas imágenes de Valparaíso, la periodista Laure Philipon reconstruye, en siete minutos, lo entonces acontecido:  https://www.youtube.com/watch?v=athgL6l9uBw

El reportaje fue grabado el 20 de febrero de 2023 por un equipo de http://arte.tv/ enviado especialmente a Chile, en el muelle Prat, la Plaza Sotomayor, y el Café La Rotonda.


08 noviembre 2023

CENECA O CÓMO INVESTIGAR LA PRENSA EN DICTADURA

 

Foto UNAB



Quiso INCOM Chile, la AG de los investigadores en comunicaciones, conocer, en la inauguración de su noveno Congreso, la experiencia chilena de investigación en el rubro entre 1973/1984. Para ello quiso centrarse en la experiencia del CENECA. A continuación, el texto completo de la charla inaugural del 8 de noviembre de 2023.


En primer lugar, agradezco esta honrosa invitación de los investigadores en comunicaciones y manifiesto mi alegría de volver a la UNAB, donde hice clases, de “libro periodístico” cuando esta escuela recién nacía, a inicios de los noventa. Me veo en la obligación panamericana de señalar que ese particular ramo se basó principalmente en un libro que acababa de editar, en Editorial Planeta: “El caso Rojas” de dos jóvenes periodistas deportivos que comenzaban su carrera: Marco Antonio Cumsille y Harold Mayne-Nichols. .


Esta charla está basada en la experiencia personal entre los años 1973 y 1984, que implicó investigar, obviamente sin una posición académica ni rentada, compartiendo tiempo  con mis trabajos en el Comité Pro Paz, la Vicaría de la Solidaridad, APSI, radio Cooperativa, editoriales. Andina y Oveja Negra.

Por ejemplo, una hepatitis rigurosa que me obligó a guardar casi un mes de cama, me permitió escuchar, identificar en el dial y sus horarios, a todos los informativos radiales.

Un trabajo de control de circulación en editorial Andina, permitió acceder a cifras relevantes de venta de revistas.

El rol de delegado de APSI en la Asociación Nacional de la Prensa permitió conocer a los representantes y características de la propiedad de la prensa regional.

La experiencia previa en Quimantú me facilitó reproducir el cuadro de diarios y revistas que - en su totalidad- participaban de la llamada lucha ideológica de la época de la UP, situación más que obvia debido a la reforma constitucional de multas de 1970 que aseguro que los Los partidos políticos eran propietarios de medios escritos de comunicación.

Por ello, me parece indispensable comenzar por hacerles una breve síntesis de cómo funcionó el sistema de prensa hasta el 11 de septiembre de 1973.

En primer lugar, existía libertad para emitir, sin censura previa, opiniones y noticias a través de cualquier medio de comunicación social. No era delito sustentar ninguna idea política.

En segundo lugar, los partidos políticos y las universidades tenían preferencia para poseer medios de comunicación, sin perjuicio de que se garantizara por igual ese derecho a cualquier persona natural o jurídica. El estado y las universidades eran los únicos titulares del derecho a manejar estaciones de TV.

Esto generó una proliferación inédita de revistas y diarios que colmaban los kioscos y, a la vez, permitían, de una ojeada no solo informarse sino conocer la postura de todos los actores políticos respecto de un tema determinado.

Para no entrar en detalles les recomiendo un cuadro que elaboré en 2000 para una mesa redonda en la UAH, que copio de un artículo de este mismo blog titulado: "La prensa chilena en tiempos de cólera".




En medio de esta multitud de portadas, las tiradas de los impresos partidarios del gobierno superaban levemente a aquellos de oposición. Por ello no es casualidad que uno de los primeros objetivos de la dictadura, al asumir, fue clausurar toda la prensa vinculada a partidos y quemar (si, quemar) libros de Quimantú (uno de cada dos libros vendidos en Chile llevaba ese sello). 

Además de intervenir militarmente las universidades, lo que le permitió controlar todos los canales de TV pues TVN era por definición, gubernamental.

Así, a fines de 1974, el sistema de prensa se simplificó quedando solo medios del gobierno (La Nación, Gabriela Mistral, Ed Jurídica); de empresarios privados afines al gobierno (El Mercurio, Copesa, Ercilla, Lord Cochrane y Qué Pasa), y prensa de iglesia (Mensaje).

No obstante, esta “pacificación” de los medios, sólo duró hasta 1976 cuando aparecen -a pesar de las dificultades que la autoridad imponía para su creación- medios no oficialistas como el Diario de Cooperativa; APSI; Solidaridad y HOY.


Muy pronto, se crea también el primer centro de estudios de la cultura y las comunicaciones:
 “El Centro de Indagación y Expresión Cultural y Artística (CENECA) que fue una institución de investigación sin fines de lucro cuyo propósito fundamental fue reunir a una serie de profesionales —sociólogos, comunicadores, antropólogos, historiadores, animadores socioculturales y literatos— para reflexionar e investigar los procesos culturales y de la comunicación que estaban surgiendo durante los años posteriores al golpe de Estado de Septiembre de 1973”. (ver www.Archivoceneca.cl )

Fue conocido como la “EAC en el exilio”, expresión que merece una explicación.

La reforma de la Universidad Católica iniciada el 11 de agosto de 1967 había permitido la creación de nuevas unidades académicas y centros de estudios en diversas áreas (CEREN, ciencias sociales; CIDU, urbanismo; Escuela de Artes de la Comunicación.


Obviamente, el rector delegado por la dictadura revirtió estas iniciativas del rector elegido, Fernando Castillo Velasco y los académicos desvinculados se fueron agrupando en ONG fuera de la universidad.


CENECA, que se inició bajo la protección del Cardenal y su Academia de Humanismo Cristiano, convocó a profesionales y académicos que aportaron sus proyectos y apoyaron la obtención de recursos básicamente en el exterior.


Ello implicaba que muchas de las fuentes de financiamiento, vinculadas a partidos políticos en su mayoría europea, requerían el respaldo de partidos políticos locales.

Así, se fue posicionando como “el” centro donde la oposición a la dictadura -más cercana al MAPU y la IC- iba a desarrollar las políticas comunicacionales y culturales que algún día, cuando la dictadura terminara, podrían ser aplicadas. Compartía esa condición con centros como ILET vinculado al PS y CED, cercano a la DC.


CENECA tuvo muy tempranamente una impronta institucional como entidad abierta y auto exigente.

Entonces comenzó una serie de seminarios de democratización de la cultura, con los socios mencionados, bajo la premisa de recorrer tres etapas: investigar, discutir y formular políticas.

Dado que tenía un sustrato político muy fuerte, por ejemplo, en una entrevista con Tomás Peters que se puede encontrar en la página del Centro para las Humanidades de la UDP, la socióloga María de la Luz Hurtado confiesa que el mismo día en que se le ofreció la secretaría ejecutiva de CENECA, se la invitó a militar en el MAPU.

En esa misma entrevista, Hurtado reconoce que el trabajo en CENECA debía ser a la vez “creativo e integrador”.

Yo agregaría, productivo, ya que llegó a tener 120 publicaciones en su modesta presentación a mimeógrafo y portadas similares, muchas veces corcheteadas por los propios investigadores. 

Todo, incorporado al mundo virtual gracias al trabajo del sociólogo Tomás Peters, en Berlín. 


Debo reconocer que el primer texto para mi investigación en CENECA, nació a altas horas de fin de festival de la canción de Viña, en una madrugada de verano de 1974 cuando en humorista Bigote Arrocet, arrodillado en el escenario, cantó Libre...

Me pareció tan grotesco el gesto que comenzó a escribir sin destino imaginado, la suerte que habían corrido los medios de prensa luego del golpe militar, lo que se convirtió más tarde en el capítulo “El desmantelamiento de la prensa política” al que siguió “La necesidad de una prensa no oficialista” y luego, ya refiriéndome a 1976, los primeros medios no oficialistas.

De este modo, revistas como APSI, HOY o Solidaridad, nacen un año antes que CENECA pero cubriendo un ámbito ideológico muy similar: el espíritu de la reforma universitaria de 1967, su inspirador en Cardenal Raúl y su rector, Fernando Castillo Velasco, junto a una pléyade de arquitectos que lo secundaban (Ricardo Jordán, Eduardo Cuevas, Eduardo San Martín, Víctor Gubbins y otros) y un sociólogo y dramaturgo, David Benavente.

Es decir, como respuesta a dos clausuras tanto en la universidad católica -EAC, Ceren, CIDU- como en el sistema de prensa.

En ese contexto, y compartido con la experiencia de trabajo periodístico en APSI y Solidaridad, fue posible continuar la inspiración/indignación que debo a Arrocet, que finalmente se convirtió en investigación, debate y propuesta de políticas de comunicaciones para el retorno a la Democracia.


Una gentil invitación de la dictadura a dejar la dirección de APSI, bajo amenaza de ser expulsado del país, en agosto de 1981, me llevó a ser acogido por un buen amigo, en Editorial Andina, líder en revistas femeninas (editaba cinco) y venta de publicidad para ellas; de modo que pode conocer por dentro el sistema de distribución de publicaciones tanto a nivel nacional como internacional.

Incluido el entonces misterioso sistema de venta de libros en kioscos, sea de manera autónoma o complementando revistas, como ocurrió con una fina colección de libros de alto valor literario que regalamos con revista Vanidades, gracias a un proyecto de Jorge Barros, editor de Pehuén.

Antes, había aprendido una lección de un ex "quimantusino" que ahora trabajaba como gerente en distribuidora Continente, a quién recurrí cuando comenzábamos a publicar, en APSI, temas nacionales y la crisis económica nos llevó a pensar en la distribución a kioscos de la revista para complementar las suscripciones y reemplazar los casi inexistentes avisos, cuestión, muy compleja por la alta tirada -y el correspondiente alto costo que implicaba- que el colega solucionó con una frase: ¿dónde saca más votos el partido socialista? – Iquique, Antofagasta, Punta Arenas... comencé a recordar

-Entonces haremos un tiraje corto, para esas localidades.

Simple, con una tirada no superior a los tres mil ejemplares, cubrimos los kioscos de esos reductos.


A poco andar, Continente -vinculada a Zigzag- se asoció con los otros grandes editores de revistas: Lord Cochrane y Andina y crearon Alfa, que se convirtió casi en monopólica.

Allí partía semanalmente, a verificar las ventas de Vanidades, Buenhogar, Ideas, Tú, The Ring, Harper ́s Bazar y algunas más. Por cierto, aprovechaba de tener largas conversas con el gerente de Alfa, Arnoldo Croxato, y de participar de sendas reuniones habituales con kiosqueros para tomar el pulso a la exhibición, ventas y sobrantes...

Gran negocio, los sobrantes. Lo que no se vendía en Chile, partía a Uruguay, Paraguay y Bolivia. Al final, de las revistas de Andina no quedaba nada.

Como tampoco quedó nada de revista TÚ (dedicada a las lolas) cuando fui enviado a Punta Arenas a hacer un plan piloto de promoción con el regalo de un sobre de Sarah Key, que muy económicamente nos vendía un declinante (entonces) Panini.

¿Porqué Punta Arenas? Por dos razones, era exactamente el 10% del mercado nacional de venta de revistas (no de la población, que es bastante menos, sino por tener menos horas de luz solar, se lee más que en localidades más asoleadas) y había un solo gran distribuidor para toda la provincia: el refugiado republicano español Florentino Fernandez, dueño además del cine y padre del ministro del interior, Sergio Fernández.

Lo de Sarah fue un éxito y desde esa prueba, TÚ comenzó a circular con sendos sobres adheridos a la portada. 

Nada ha cambiado mucho ¿conocen el álbum del mundial de futbol, no? También de Panini.

De Punta Arenas salté a Uruguay, Paraguay y Bolivia, lugares de reciclaje de revistas de devolución. La misión era que no quedase ejemplar alguno.


Los buenos resultados, llevaron a que desde otra empresa en la que participaba Andina, me contrataron para circular en Chile “La máquina del cuerpo”, libro del famoso doctor sudafricano, Cristian Barnard, el de los transplantes de corazón. Tampoco quedó ni la muestra: primero circulamos por kioscos del 1 al 16; luego, con los sobrantes, circulamos del 16 al 1.


El prestigio y conocimiento del sistema de prensa llevó a que apareciera por Andina, el dueño de la famosa editorial Oveja Negra de Colombia, Vicente Katarain, precedido de la fama que era la editorial que publicaba a García Márquez, el que se rumoreaba habría sido uno de sus fundadores.


El proyecto era mayor: distribuir libros y solo libros en kioscos, en colecciones de cien títulos.

Así fue como me encargué, primero de promocionar -con un suplemento exclusivo en El Mercurio- los cien Best sellers ("Tiburón", por ejemplo) y luego las cien Grandes aventuras.


La aventura terminó con otra: “La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile” y 15 mil ejemplares quemados en Valparaíso, en noviembre de 1986. 

Pasó que Katarain me ofreció quedarme como representante de la Oveja en Chile e instalé tienda propia, abandonando Andina en la que aprendí mucho y me dio, además, tiempo para escribir el estudio para CENECA que nos ocupa.


Lo que no pensó mi nuevo jefe fue que al dictador no le haría gracia que enviaran desde Colombia, a mi dirección, comercial y particular a la vez, miles de ejemplares de ese libro que Littin narró al Gabo y que éste no vaciló en convertirlo en novela, como tampoco Katarain lo pensó dos veces y me endilgó, por barco, los 15 mil ejemplares.

Por cierto, no consideró que estábamos en Estado de sitio y que la autoridad militar de Valparaíso -el almirante Hernán Rivera Calderón- ordenara incautar la correspondencia dirigida a este servidor y luego, quemarla.


Me extendí en los años solicitados y llegué hasta 1986... cuando comenzaba a florecer el proyecto de diario La Época, que llegó a los kioscos en marzo de 1987, junto con Juan Pablo II, el Papa.


Allí seguí aprendiendo, llegando a ser editor de la revista semanal, gerente comercial y editor del suplemento Literatura&libros.


En este apasionante mundo del sistema de comunicaciones, nunca se termina de aprender. Lo bueno, que agradezco, es que ahora puedo compartir la experiencia con estudiosos como ustedes.


Quedo a vuestra disposición por si algo de ella les parece de interés.