El inicio de la campaña electoral para la primaria del oficialismo del próximo 29 de junio, marca también el inicio de las propuestas para quienes ocupan el próximo gobierno 2026-2029. La cultura no escapa a este comienzo. Aunque con diferente énfasis según cada candidatura.
Antes de analizar lo que vendría desde el actual oficialismo, es preciso fijarse lo que podría esperarse desde la actual oposición, en caso de imponerse.
La derecha, post dictadura, no ha tenido una propuesta global para esta área. Recordemos que la largamente estudiada institucionalidad cultural que prepararon los mandatos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei y concretó Ricardo Lagos con su asesor presidencial, Agustín Squella, no tuvo oposición parlamentaria y se aprobó prácticamente de manera unánime el participativo Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Sin duda, a esta aprobación contribuyó el que el organismo máximo del CNCA, su Directorio Nacional, debía incluir entre sus integrantes, al menos a dos representantes de la oposición: uno de ellos debía ser aprobado por el Senado como parte de un par que obviamente sería solo uno de gobierno. El otro surgiría de la necesidad que hubiera dos rectores universitarios, uno de las casas de estudio públicas, otro de las privadas.
Es decir, el espíritu de esta institución fue ser representativa de la totalidad de la sociedad, no solo de la cultura, las artes y el patrimonio -cinco personas de esos mundos- sino también de los Premios Nacionales, las universidades y los organismos estatales vinculados al tema como los Ministerios de Educación, Relaciones Exteriores, presidido por un ciudadano/a con rango de ministro.
Toda esta cabeza, descansaba sobre una exhaustiva pirámide de participación con consejos regionales y sectoriales. Todos, todos, con mayoría de la sociedad civil. Y dos características notables:
1. Los designados de la sociedad civil, no podían ser removidos por la autoridad política que los nombra.
2. Los acuerdos consagrados en Directorio y una obligatoria Convención Nacional, eran vinculantes.
Un ejemplo es el actual Centro Cultural Gabriela Mistral que surgió como centro nacional de artes escénicas y musicales en una Convención celebrada a finales del gobierno de Lagos y que la Presidenta Bachelet y su ministra de cultura, Paulina Urrutia, cumplieron rigurosamente.
La obra, desarrollada durante Bachelet, fue inaugurada por el Presidente Sebastián Piñera, a inicios de su mandato, dando testimonio de una política de Estado.
Tal característica fue continuada por el ministro Luciano Cruz Coke.
Sin embargo, hubo dos hechos que la pusieron en cuestión:
1. La necesidad de fortalecer a un ascendente posible candidato presidencial oficialista, Laurence Golborne, entonces Ministro de Obras Públicas, hizo que el gobierno traspasara la responsabilidad de construir la gran sala del Centro (entonces apocopado en GAM) desde el CNCA a Obras Públicas. Con la desventaja de ponerla en la fila de la enorme lista de obras públicas, con prioridades y urgencias regionales, políticas y de emergencias, abandonando la vigilancia permanente que sobre ella mantenía el Directorio del GAM y -a través de él- del CNCA, que había tomado a buen puerto la primera parte de la edificación, encabezada por un comité interministerial presidido por Paulina Urrutia al que el MOP solo respondía como secretaría técnica a través de su Dirección de Arquitectura.
2. Desde el mismo gobierno se fue imponiendo la idea de que el CNCA no dialogaba adecuadamente con la DIBAM, servicio público de igual rango, y que la Ley incitaba a coordinarse, como efectivamente ocurrió a nivel del Directorio Nacional donde participaban tanto la dirección de DIBAM como directores representativos del mundo del patrimonio. Una antigua idea en DIBAM -fundada en 1929- afirmaba que ella debía ser la cabeza natural de
la institucionalidad cultural, compartida con la Universidad de Chile, como efectivamente ocurrió hasta la dictadura. Lamentablemente, se optó por la creación de un ministerio como única forma de coordinar ambas instituciones.
Este camino fue continuado por el segundo gobierno de Bachelet que, once días antes de entregar el mando, dejó aprobado el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, sin reglamento ni lineamientos claros respecto a sus promesas como, por ejemplo, evitar duplicidades o reencasillar a los funcionarios que venían de servicios diferentes.
Desafortunadamente, tales falencias no han sido superadas por los seis ministras y ministros que lo encabezaron en los gobiernos Piñera 2 y Boric.
Ese es el escenario en el que llegamos a esta nueva oportunidad de establecer políticas culturales.
De lo expresado, se desprende que la responsabilidad en retomar esos virtuosos años 1990/2018 recae principalmente en los sectores que hoy se agrupan en la candidatura de Carolina Tohá.
Sin embargo, ello no significa simplemente regresar a la situación pre ministerio, pero, al menos, recuperar la condición vinculante y participativa de la institucionalidad cultural.
Además, haciendo una lectura de las nuevas condiciones que afectan al mundo cultural desde 2019 en adelante.
Desde luego, la insurrección de noviembre de ese año, dejó una deuda enorme y nueva con la infraestructura y el patrimonio material. Se requiere entonces una política de emergencia hacia espacios como el Museo Violeta Parra o el Cine Arte Normandie y el área patrimonial de la ciudad de Valparaíso.
La pandemia también dejó un daño a las audiencias culturales, deteriorando fuertemente la asistencia a los espacios culturales más relevantes del país. Se propone la creación de un Consejo Nacional -a semejanza de los del libro, la música o las artes visuales y de la representación- de la Infraestructura y la gestión donde se reúnan, coordinen y fijen políticas comunes los grandes edificios del SERPAT (MNBA, MNHN; MHN) con los grandes centros culturales de alcance nacional (CCPLM, GAM, CCEM...), museos temáticos (Derechos Humanos, Violeta Parra, MAC, MIM, Pre colombino...), teatros regionales (Maule, Bio Bio...), teatros municipales (Santiago, Iquique, Viña del Mar, Las Condes...), espacios privados (Teatro del Lago, Nescafé de las Artes, Corpartes...).
Hay tres fenómenos que convocan masivamente a los públicos en los últimos años en los que es necesario poner atención y proponer políticas:
1. Los conciertos, básicamente de música, desarrollados en estadios, arenas, casinos y salas convocan a muchas personas -particularmente jóvenes- que son de interés para estimular hábitos de consumo cultural. Se debe estudiar fórmulas de presencia en esos espectáculos de promoción de museos, bibliotecas, galerías de arte, teatros. Es posible combinar estos eventos con los trámites que los productores de espectáculos deben cumplir ante las autoridades públicas. (Se ha visto, por ejemplo, presencia del Museo de la Memoria en Lola Palloza).
2. Los edificios patrimoniales. La exitosa experiencia de los días del Patrimonio aconseja que el público que se restó en pandemia, mantiene e incrementa su interés por visitar -en horarios diurnos y con estímulos comunicacionales adecuados- espacios patrimoniales que bien podrían ser coordinados y distribuidos en turnos (como antaño las farmacias) a lo largo del año y conforme a la época del año. Es un tema de Programación que puede ser encabezado por la institucionalidad cultural, recurriendo a la asesoría de los avezados programadores de los grandes centros culturales. También es aconsejable proponer asociación de pares de elementos; por ejemplo, el T. Municipal con una biblioteca rica en libros de ópera, ballet, conciertos o de una galería de arte con el MIM. El Presidente Boric, en su Cuenta anual 2025 esbozó la posibilidad de un segundo día del Patrimonio para el mes de febrero 2026, el último mes de su mandato.
3. La literatura infantil y juvenil. Ha sido posible apreciar el surgimiento de editoriales especializadas, aumento de publicaciones, cuenta cuentos, lugares para dibujar y pintar, ferias, etc. Crear Espacios lectores -como ejemplo el que existe en el CCPLM- donde se pueda leer, pintar, escuchar cuentos, apreciar ilustraciones, es un aspecto programático importante. Ello por el impacto que la existencia de estos lugares puede tener sobre la delincuencia juvenil, en términos de ocupar tiempo libre y de estimular tempranamente la lectura. Oportunidad inmejorable es la invitación a nuestro país a la Feria de Frankfurt 2027, para llevar originales de libros infantiles traducidos al inglés o alemán, para que sean publicados en el exterior.
En síntesis, se requieren medidas de:
1. Intervención inmediata en espacios culturales de barrios y sectores vandalizados en el estallido social.
2. Programas de retorno de las audiencias a los espacios patrimoniales, artísticos y culturales a través del método de creación de nuevos públicos a partir de los intereses existentes (fomentar, por ejemplo, la lectura, entre asistentes a conciertos o el cine entre públicos de las bibliotecas).
3. Proyecto de Ley de Consejo Nacional de Infraestructura y gestión (esto toma app tres años legislativos, por lo que debe presentarse al inicio del mandato). Lo que no impide que desde la autoridad se convoque a un consejo provisional desde los primeros meses.
4. Creación del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.
5. Convocatoria, a través del Fondo del Libro, de proyectos para la creación de Espacios lectores.
6. Elaboración de un Calendario Patrimonial a contar del segundo semestre 2026.
Esta lista puede y debe complementarse.
¡Adelante!
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