13 noviembre 2017

ADMINISTRACIÓN SOSTENIBLE Y ESPACIOS CULTURALES




"Resulta inquietante que la administración de algunas instituciones culturales se contente con estándares de gestión mediocres. Es estéril el paternalismo de algunos gestores que se quejan por la falta de recursos, lamentando la escasa filantropía en nuestro país o los limitados recursos públicos que reciben del Consejo de la Cultura, de la Presidencia o de municipalidades. En vez de quejas, se requieren esfuerzos sistemáticamente enfocados en estructurar instituciones regidas por el criterio de sostenibilidad" señala Thomas Yaksic, en carta a El Mercurio del 13 de noviembre 2017.


Tal como sus colegas de Theatre Projects lo hicieron en los 90, cuando encabezados por Brian Hall (sí, se apellida así), asesoraron el proyecto del Centro Cultural Estación Mapocho, Yaksic hace un aporte, sugiriendo que "no pocas corporaciones públicas y privadas -que reciben aportes del Estado o donaciones particulares-, con nobles objetivos culturales, se han mantenido al margen de una positiva crítica social que exige transparencia, eficiencia y responsabilidad. Esta discusión resulta especialmente necesaria en el marco de la implementación del nuevo ministerio".

Es que el nuevo Ministerio dejó pendiente la propuesta hecha en la Cámara de Diputados, de crear un Consejo Nacional de la Infraestructura y la Gestión, que habría ido en la dirección que señala Yaksic, estimulando con los propios actores temas de financiamiento mixto o compartido, mantención, intercambio de experiencias y otros relacionados. Porque lo único que no puede perder la nueva institucionalidad es su carácter participativo.

Si bien es cierto que "las grandes instituciones culturales no subsisten sólo con recursos estatales, la filantropía funciona en EEUU por su idiosincrasia pero fundamentalmente por el resuelto incentivo tributario a empresas y particulares, y aun así, las instituciones con altos costos, como las casas de ópera, continuamente amenazan quiebra, o la sufren". Curioso lo que acontece en Chile al respecto pues en los últimos tiempos se ha creado casas de ópera en Rancagua, Frutillar, Temuco... Quizás detrás de ello está el silencioso aporte que hace el CNCA desde 2016, asegurando financiamiento casi una decena de orquestas profesionales a lo largo del país.

Su diagnóstico que, en Chile, "la solución que estas instituciones buscan a su problema real de financiamiento es pedir más dinero al Estado y rogar para que privados se conviertan en auspiciadores", es certero. No es posible dejar de recordar, con vergüenza, que los chinos (no se aclaró más) debieron donar recursos para pintar el MAC pues no los dispone ni su dueño, la Universidad de Chile, ni el Municipio. El tema causó escozor en un reciente seminario en la Universidad de Buenos Aires, donde expertos analizaban la relación cultural entre la Comunidad Europea y América Latina y el Caribe. Fue claro que, mientras Europa sigue discutiendo, China ya está actuando en nuestro continente, en el terreno cultural.

Se queja el articulista que "ni órganos fiscalizadores ni la sociedad civil ni los medios ni las propias instituciones quieren ver las ineficiencias en que se incurre, con la mejor buena fe. ¿Por qué no podemos exigirles más?", se pregunta. Para luego recomendar "una administración sostenible, que entienda la particularidad artística del funcionamiento diario de cada institución y lo utilice como fortaleza para crear prácticas de eficiencia, sostenibilidad, transparencia, accountability y compliance, es a lo que debemos aspirar; instituciones que compitan entre ellas, elevando el nivel artístico y seduciendo a las audiencias".

Cuidado con aquello de la competencia. Ella ha llevado a una crisis a TVN que, siendo canal público, se lo obligó a competir con canales privados, debiendo recientemente vivir un acalorado debate sobre una urgente recapitalización de su dueño: el Estado.

Si algo existe, para bien, en el mundo cultural es la cooperación, no así la competencia. La experiencia del CCEM así lo enseña: frente a una exhaustiva demanda para todo tipo de manifestaciones, en los noventa, la existencia ahora de lugares de exposición como el CCPLM; artes escénicas como el Centro Gabriela Mistral; música popular como la Arena Santiago y tantos otros espacios recientes, han ayudado a especializar el espacio concebido para exposiciones, ferias y festivales culturales, consolidando sus fuentes de financiamiento, basado principalmente en la ciudadanía y la renta de espacios.

Recordando tal vez su pasado reciente por el Teatro Municipal, Yaksic acota que "vender espumante y sándwiches en los intermedios no soluciona ningún problema financiero", medida que se tomó  luego del cambio de dirección general de la Ópera Nacional.

Ello, para recomendar la creación de un área de negocios -existente en el CCEM desde 2007- que se enfoque en generar recursos. "Un ejemplo de la experiencia internacional: crear microbarrios culturales, en que la institución está rodeada de edificios residenciales, comerciales y de oficinas que le pertenecen y que, al arrendarse, la convierten en rentista, atrayendo, además, a sus habitantes como audiencias".

Plan que se consideró, en 2009, para el GAM, incorporando a su proyecto la vecina torre de 23 pisos que formaba parte del complejo UNCTAD, que contribuiría al financiamiento del centro por la vía de arriendos a un hotel tres estrellas y oficinas. Razones burocráticas retardaron su desocupación por parte del Ministerio de Defensa y la falta de visión del Ministerio de Hacienda, que no consideró el ahorro futuro que implicaría, en unos pocos años, dejar de transferir recursos al GAM si invertía en el reciclaje de la torre para tales usos, en un lugar cuyo plan regulador no acepta ahora más de tres pisos.

Señala Yaksic, "ideas hay muchas, pero ninguna funciona si la gestión interna no está en manos de un grupo altamente especializado, capacitado y orientado al fin último de hacer que estas instituciones sean extraordinarias". Aborda la formación de gestores culturales de nivel, tal como lo pretendió el seminario de Alta Gestión Pública en Cultura que organizaron el CNCA, la Universidad de Valparaíso, Goberna y el CCEM a comienzos de 2017.

Una misión conjunta para universidades, el nuevo ministerio y los propios espacios culturales que requerirán de esos especialistas.

Manos a la obra.

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