Revista editada especialmente con motivo de la Expocumbre de las Américas en abril 1998 |
Prontos a insertarnos, como país, en las grandes ligas internacionales como anfitriones de APEC2019 y COP25, conviene dar una mirada a los esfuerzos previos de diplomacia cultural, realizados con motivo de otras reuniones internacionales. Diplomacia cultural es la acción, muchas veces espontánea y aparentemente desorganizada, mediante la cual creadores, gestores culturales y corporaciones colaboran en el acercamiento de los pueblos, según conceptos de Steve Reifenberg, Profesor Asociado de la Práctica de Desarrollo Internacional en la universidad de Notre Dame, que incluye a la diplomacia cultural en su definición de "diplomacia de los pueblos".
Artistas y gestores son los llamados a desplegar esta diplomacia, pues, en general el arte no reconoce fronteras, por lo que muchas veces, su propia sensibilidad e intuición, los dirigen a grandes acciones.
Hay casos, los menos, en que es el Estado quién promueve una acción de este tipo (El gobierno boliviano, en el caso de Bolivia, la magia de su diversidad; el de Chile, en los casos de Expocumbre de las Américas de 1988, y País invitado de Honor a FIL 1999). Otros en los que alguna corporación privada sin fines de lucro toma la iniciativa (Encuentros de centros culturales de América y Europa; encuentros binacionales de gestores Chile-Bolivia y Chile-Perú). Obviamente los de más impacto son cuando convergen ambos empeños, de gobiernos y sociedad civil en conjunto.
Con ellas se logró, por ejemplo, acercamientos con el pueblo de Bolivia en momentos que las relaciones formales pasaban malos momentos. La primera autoridad ministerial chilena que recibió el recién electo, por primera vez, presidente Evo Morales, en La Paz, fue Paulina Urrutia que asistía a una reunión binacional de gestores culturales, organizada con la Cinemateca Boliviana, que tuvo por resultado un convenio de colaboración entre las cinetecas de ambos países.
En Chile, se logró una relación de colaboración entre el Centro Cultural Estación Mapocho con autoridades de la Cancillería, a nivel Canciller, Vicecanciller y Director de relaciones bilaterales. De ella surgió la organización de una reunión similar con gestores del Perú, dónde lideró el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Por iniciativa solo de centros culturales, se logró, luego de una convocatoria de la Casa de América de Madrid, en 2002, la constitución de una perdurable red de gestores y centros culturales de Europa y América. Que ha seguido intercambios y compartiendo buenas prácticas por años.
Ante la pregunta de si existieron actores del sector privado que apoyaron estas iniciativas culturales para fomentar el intercambio cultural entre Chile y otras poblaciones, es preciso responder que fueron muy escasos. Se recuerda más apoyo privado desde México a la nutrida presencia chilena en la FIL de Guadalajara.
En Chile, se carece de un hábito filantrópico en general y hasta 2004, cuando se creó el Consejo Nacional de la Cultura, no existía una instancia pública encargada de apoyar y recibir muestras extranjeras en el país. Pasamos vergüenza buscando dichos apoyos en el gobierno de Chile, por ejemplo, para la muestra que tuvo dos versiones en Santiago, de Bolivia, la magia de su diversidad. A la postre, el único apoyo chileno fue el espacio expositivo del Centro Cultural Estación Mapocho, mientras el gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada enviaba una delegación en un avión especial con exposiciones y artistas, en una oportunidad encabezada por su vicePresidente y en la otra, por la primera dama.
Pensando en la diversidad cultural chilena, y si sus comunidades indígenas, tuvieron alguna presencia en esta iniciativas internacionales, hubo una iniciativa de los profesores de la FAS de Harvard, Doris Sommer y Luis Cárcamo Huechante, con los que se organizó un encuentro de radios indígenas desde Canadá al extremo sur de Chile. Con notables resultados, con ausencia de entidades estatales y empresas privadas. La diversidad de idiomas se superó con sendos videos de sus trabajos radiales.
Sin duda, el mayor esfuerzo nacional en este terreno, fue el decidido aporte de la Presidencia de Frei Ruiz Tagle; su Cancillería; Pro Chile; DIBAM -que editó la edición especial de su revista que ilustra este artículo- ; la SCD; Achiga; Ticketmaster y el anfitrión Centro Cultural Estación Mapocho para la Expo Cumbre de las Américas, que permitió a más de 250 mil personas conocer muestras culturales de primer nivel de todos los países asistentes a la Cumbre de las Américas, que movilizaron a más de 500 artistas americanos.
Es de esperar que las reuniones que vienen en los próximos meses, puedan contar con sólidos aportes desde el mundo de la cultura.
Hay muchos dispuestas a emprenderlos.
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