03 octubre 2013

MICHELLE Y EL SUEÑO DE LA IGUALDAD


Foto: Arturo Navarro

La pugna entre igualdad y libertad ha recorrido la historia del mundo. La Revolución Francesa, en 1789, intentó unirlas y sumarle el utópico concepto de fraternidad. Sin embargo, los porfiados hechos nos recuerdan aún que la máxima ausencia de libertad que vivimos bajo dictadura, en Chile, fue acompañada de una desmedida libertad en lo económico para montar un sistema que desconoció por completo las nociones de igualdad y fraternidad. Es por ello que, a 25 años del colapso dictatorial, resuena fuerte que el sueño de la candidata Michelle Bachelet en su programa cultural haya puesto definitivamente el énfasis en la igualdad, después de más de dos décadas en que primó la reinstalación de la libertad perdida.

Lo primero, en la misma terraza del cerro Santa Lucía que homenajea a Caupolicán y vio explosionar las Décimas de Roberto Parra a la negra Ester, fue reconocer la cantidad de ciudadanos y ciudadanas -más de 500- escuchados en cabildos, diálogos, encuentros, debates y comisiones que participaron en la elaboración de las medidas.
Luego, el reconocimiento que "la gran herida de Chile ha sido la desigualdad".
Para continuar con las acciones que aterrizarán el sueño, por la vía de la duplicación de los recursos para mejorar el acceso a la cultura, como la creación de veinte centros -cinco de los cuales ya existen-, que estimularán el desarrollo artístico de excelencia en todo el territorio. Se refería al trabajo realizado, desde 1991, por la Corporación Cultural Balmaceda y sus cinco Directores Ejecutivos -José Weinstein, Gonzalo Vio, Alejandra Serrano, Marcia Tolosa y el actual, Felipe Mella- que ha atendido, en su obra de extensión y docencia, a más de un millón de jóvenes con talento artístico.

Agregó la necesidad de que se ocupen a plenitud los centros culturales construidos desde el 2000 en un programa fuertemente estimulado en su gobierno, mantenido por la actual administración. Resaltó la importancia de bibliotecas regionales, comunales y escolares, junto a un Plan nacional de lectura que habría que revisar en detalle para verificar que supere los inconvenientes de iniciativas anteriores, que quedaron en el papel -y no en los estantes- o en un discutido maletín.

Entre las sorpresas más esperadas, valga la contradicción, el anuncio de una nueva política de museos que introduzca en aquellos pertenecientes al Estado, la gestión y posibilidades de financiamiento más allá del Presupuesto Nacional.

La formación artística desde el nivel Pre escolar es un anuncio en la línea de acercar cultura con educación y de facilitar así el acceso a todas las formas de cultura, una manera de igualdad desde la temprana infancia, complementada con  la propuesta de mejorar los currículos escolares de enseñanza de las artes.

Anunció además la revisión de los fondos concursables para que continúen aportando al mundo de la cultura como lo han hecho y “establecer programas de financiamiento directo para iniciativas locales que no podían acceder a ello”.

La revisión alcanzará también a la institucionalidad, afirmando la creación de un Ministerio de Cultura y Patrimonio, en las antípodas del proyecto hoy en debate parlamentario: con especial énfasis en el desarrollo cultural local y que promoverá “la cultura y las artes en la educación y la interculturalidad que Chile tiene”.

Pareciera ir en igual sentido el anuncio de un Programa de recuperación regional patrimonial emblemática, considerando especialmente el casco histórico de Valparaíso.

Pero, "la noticia" fue que "vamos a tener una televisión pública de verdad, de calidad, con contenidos culturales y que refleje el país que tenemos”, un mensaje dirigido al corazón de TVN y que probablemente tendrá también un impacto en el CNTV. La experiencia reciente en la que programas de televisión pusieron en la agenda temas desatendidos largamente, augura que esta medida se llevará recursos que escapan largamente a los destinados a cultura y probablemente convocará voluntades y dineros de otros sectores. Fue una buena noticia para creadores, a quienes se abre un nuevo espacio de difusión de sus obras, y para las audiencias que debieran acceder a cultura de calidad en las pantallas.

Quedó claro que lo que viene es la igualdad y que la cultura, por tanto, pasará a constituirse en un derecho ciudadano que el Estado debiera preservar, tal como la propia Bachelet anunciara en su discurso del 11 de septiembre en el Museo de la Memoria.

En más de algún lugar de su pensamiento, cultura, memoria e igualdad, se entrecruzan para dar curso a la superación del "momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse" del discurso final de Allende. Recogiendo su legado a los trabajadores: "sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

Si, el participativo "abrirán" no el pasivo "se abrirán" como aclaró María Inés Silva, dos días antes de los anuncios comentados, en un foro con representantes de candidaturas presidenciales, realizado en una sala del GAM que lucía amparada por dos obras recuperadas para ese espacio, un óleo de Matta y un tapiz de Gracias Barrios, ambos concebidos por creadores que trabajaron a la par con los obreros que construyeron el edificio en 1972 y que cobraron su mismo jornal. 

Un homenaje a la igualdad. 

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