A partir del conocimiento de algunas ideas de programas culturales y de declaraciones de candidatos que aún no los esbozan, ha surgido la inquietud de que, una vez más, la cultura haga un esfuerzo por juntarlas todas, independientemente de quien gane la elección. Es evidente que todas las propuestas tienen un sustento común, que son las Políticas Culturales 2017/2022, en discusión en estos mismos momentos, que a su vez se basan en aquellas 2011/2016 y así sucesivamente hacia atrás, hasta 2004, cuando se crea el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Por tanto, el país tiene acuerdos básicos como crear primero un Consejo Nacional y ahora un Ministerio de las Culturas y que éste contenga –en dos subsecretarías- las dos temáticas centrales del área: patrimonio y artes.
Resuelto el problema de una institucionalidad dispersa, cabe ahora extender la influencia del sector cultura a otros ámbitos de la sociedad:
Primero, hacia regiones, estableciendo Seremías y Consejos Regionales capaces de formular políticas, asignar recursos y escuchar a la ciudadanía en todo el territorio.
Segundo, hacia un tratamiento multicultural de las tradiciones y usos de los pueblos indígenas y migrantes.
Tercero, hacia la natural relación que deba tener la institucionalidad consensuada con los medios de divulgación de las artes y el patrimonio sean estos canales de TV, radios u otras formas de comunicación virtual.
Cuarto, hacia establecer una forma de organicidad –léase un Consejo Nacional de Infraestructura y Gestión- de quienes constituyen el principal activo del desarrollo cultural mixto, público/privado, como son las corporaciones y fundaciones sin fines de lucro.
Quinto, generar condiciones de autonomía de los alcaldes de turno a los cuerpos culturales locales, incrementando la participación ciudadana en su gestión, disfrute y mantención, en esa dirección parece interesante la idea de presupuestos participativos de la candidatura de Beatriz Sánchez.
Lo anterior no es incompatible con legislaciones complementarias como una ley única de donaciones; la ya avanzada ley del teatro o modificaciones del IVA, ni con proyectos de infraestructura que sigan simbolizando cada mandato presidencial, como se está haciendo tradición.
Respecto del canal cultural de TV, es verdad que todo medio de comunicación tiene obligaciones respecto de la cultura, pero también es cierto que la gran cantidad y calidad de la producción artística nacional –estimulada grandemente durante más de veinte años por fondos concursables y diversos subsidios- merece y requiere de un medio público para divulgarse y cerrar así el ciclo de producción, divulgación y disfrute por sus destinatarios. En ese esquema se incluye el tema de la TV cultural pública que, por lógica, debe volver a ser un proyecto que se relaciones con el gobierno a través del Ministerio de Culturas y no a través de un ministerio político, como se ha intentado, hasta ahora, sin éxito.
Carolina Goic hizo hace pocos días, un gesto, en la Peluquería Francesa, respecto del mundo del patrimonio, mencionando que el Consejo de Monumentos Nacionales debiera ser regionalizado. Obviamente debe ser así. El proyecto de Ministerio de Culturas incluye al CMN y la DIBAM, crea el Servicio Nacional del Patrimonio y contempla su regionalización a través de las Seremías. El punto por resolver son las atribuciones de aquellas secretarías regionales y sus respectivo consejos para tomar, a nivel regional, decisiones, que hoy se toman centralizadamente.
De Alejandro Guillier, aparte de anunciar el fin del IVA al libro, poco se ha escuchado al respecto, pero su soterrado combate contra las elites -donde ha dado y recibido por igual- hace prever que no tendrá un programa afín a ellas, sino uno con énfasis en lo ciudadano y la descentralización territorial, que por lo demás, ha sido el permanente clamor del mundo de la cultura en las recientes Convenciones Nacionales.
¿Señal de aproximación?
Respecto del canal cultural de TV, es verdad que todo medio de comunicación tiene obligaciones respecto de la cultura, pero también es cierto que la gran cantidad y calidad de la producción artística nacional –estimulada grandemente durante más de veinte años por fondos concursables y diversos subsidios- merece y requiere de un medio público para divulgarse y cerrar así el ciclo de producción, divulgación y disfrute por sus destinatarios. En ese esquema se incluye el tema de la TV cultural pública que, por lógica, debe volver a ser un proyecto que se relaciones con el gobierno a través del Ministerio de Culturas y no a través de un ministerio político, como se ha intentado, hasta ahora, sin éxito.
Carolina Goic hizo hace pocos días, un gesto, en la Peluquería Francesa, respecto del mundo del patrimonio, mencionando que el Consejo de Monumentos Nacionales debiera ser regionalizado. Obviamente debe ser así. El proyecto de Ministerio de Culturas incluye al CMN y la DIBAM, crea el Servicio Nacional del Patrimonio y contempla su regionalización a través de las Seremías. El punto por resolver son las atribuciones de aquellas secretarías regionales y sus respectivo consejos para tomar, a nivel regional, decisiones, que hoy se toman centralizadamente.
De Alejandro Guillier, aparte de anunciar el fin del IVA al libro, poco se ha escuchado al respecto, pero su soterrado combate contra las elites -donde ha dado y recibido por igual- hace prever que no tendrá un programa afín a ellas, sino uno con énfasis en lo ciudadano y la descentralización territorial, que por lo demás, ha sido el permanente clamor del mundo de la cultura en las recientes Convenciones Nacionales.
¿Señal de aproximación?
1. Cultura es todo aquello que es obra de los seres humanos. En este sentido, cualquier limitación a ese concepto es indebida y perjudicial: su colmo es aquello de “dar a los animales u otros un trato humano”, como si todo lo humano fuera en sí mismo bueno.
ResponderBorrar2. Respecto del país:
a) Él debe orientarse a su desarrollo mediante una científica y democrática Estrategia Nacional de Desarrollo, instrumento público que elaborado por el Ejecutivo armonice todas las principales líneas del desenvolvimiento del país, que conocido y discutido amplia y objetivamente sea aprobado por el Congreso Nacional e incluya la forma de su evaluación y rectificación con total transparencia, gobierno a gobierno. En este ámbito, entender la práctica y productos científico-técnicos como componente culturales de la mayor importancia.
b) Decisivo es que tal estrategia considere el conjunto del territorio nacional y población actual con sus sólo seis regiones geográficas y (culturales) –y no las por ahora quince-, para empeñarse en el desarrollo de cada una de ellas, necesariamente desde y al servicio de la estrategia nacional.
c) Entre otros, este enfoque debe asumir los diversos grupos humanos y correspondiente cultura existentes en cada una de sus auténtica regiones geográficas.
d) Para administrar el desarrollo de su territorio así entendido, es que el país debe dotarse recién del aparato administrativo necesario y suficiente.
3. Puntualmente y por ahora, es necesario levantar más arriba aún el cine y producción televisiva nacional; levantar al menos una radio de cobertura nacional.
Gracias Samuel por tus aportes. Creo que el tema de las "auténticas regiones" es de máxima relevancia y debiera incorporarse en cualquier plan futuro, tal como ya ha salido en la Convención Nacional del Consejo Nacional de la Cultura en 2016.
ResponderBorrarUn abrazo,