El merecido Premio Revista de Libros a la memoria testimonial "Prefiero Chile" de Hernán Rodríguez Fisse, no solo ha relevado la historia de una familia de inmigrantes judíos sefarditas desde Turquía a contar de los años treinta, sino también ha puesto en evidencia las diferencias entre aquellas migraciones asociadas al "Si vas para Chile" y lo que acontece hoy en que el tema, de una masividad inédita, lleva incluso a revisar la legislación existente al respecto.
Jacques Rodríguez, el protagonista y tío del autor, definitivamente prefirió nuestro país que lo acogió dandole oportunidades de trabajo para luego traer a su familia desde una Europa que se convulsionaba cada vez más. Salvo algunas precarias y vergonzantes manifestaciones de nazismo local, el país acogió con cariño a los Rodríguez, quienes se han insertado exitosamente en la sociedad chilena.
Sin embargo, la actual realidad de una inmigración masiva pone en duda no sólo el romanticismo bucólico del "Si vas para Chile" sino también la capacidad que tienen -o no- los nuevos migrantes para expresar el "Prefiero Chile".
La inmigración hoy -básicamente de colombianos, haitianos, peruanos y venezolanos- se dispersa por todo el territorio y, muchas veces, se esconde en viviendas improbables y condiciones laborales injustas.
Es corriente escuchar a extranjeros que se quejan de la recepción que les damos y discriminaciones cotidianas que pasan casi inadvertidas.
El tema es complejo y de solución incierta. Es probable que, de cara a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias, surjan planteamientos que más que conservar la perspectiva de izquierdas y derechas, sean transversales debido a que precisamente son los sectores populares quienes están recibiendo mas fuertemente el impacto migratorio.
Por ello, como sociedad, debemos hacer un gran esfuerzo por advertir las múltiples bondades que puede tener el aporte de los migrantes y preparar para ellos -como ya se ven algunos- programas de inserción en educación, cultura, salud, vivienda y empleos.
En otras palabras, para que ellos también, como los Rodriguez, puedan preferir Chile por sobre otras posibilidades y entregarnos la riqueza de su trabajo, su diversidad, su cultura y, porque no, miles de potencialidades positivas que aún desconocemos.
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