18 agosto 2015

JUAN DOMINGO MARINELLO, FOTOGRAFO Y TESTIGO


Foto revista Qué Pasa

Durante la Unidad Popular, Juan Domigo Marinello, fue de los pocos fotógrafos nacionales que pudo despachar fotografías a color a medios extranjeros. En nota reciente -de revista Qué Pasa- recuerda que Chile se había convertido en una suerte de punto de turismo político al que venían muchos periodistas de otros países. Así surgió la posibilidad de trabajar para Hero Buss, corresponsal de la revista Stern; colaborar en La Revista del Domingo y en otras como Ramona (publicación juvenil del Partido Comunista, dirigida por Carlos Berger), Eva y Paula. De su paso por Ramona, se acuerda de la foto que le tomó a Roberto Matta mientras pintaba el mural El primer gol del pueblo chileno en La Granja, en 1971,  junto a la Brigada Ramona Parra. Ese registro, anota, “se convirtió en prueba ineludible para la señora de Matta, que siempre negó el mural que hizo su marido, no sé por qué razón”.


El episodio recuerda que el mismo Marinello fue protagonista y testigo de la Inauguración, en 2002, de la Sala de Fotografía Joaquín Edwards Bello del Centro Cultural Estación Mapocho, una de las primeras especializadas en ese arte de nuestro país, con la muestra Fotodigrafías de Identidad.

Lo que motivo, entonces, las siguientes palabras:

Cuando, hace algunas décadas, llegué a la escuela de periodismo, Marinello ya estaba.

Aunque tan joven como quienes venían de la otras escuelas a iniciar una segunda carrera, era uno de esos viejos sabios de la tribu.

Hablaba en fácil y enseñaba fotografía con el injusto título de ayudante, mientras quienes ostentaban el carácter de profesores, justificaban religiosamente cada semana su inasistencia.

Contaba historias de un probable hermano piloto de helicópteros y otras nacidas en inverosímiles reportajes, como los zapatos de cuero de pescado o las bondades de la quínoa y el lupino, que compartimos.

Admirado por sus alumnas sólo sucumbió a los encantos de una escolar con la que bailó ininterrumpidamente varios días seguidos en un matrimonio de esos de campo, en Molina.

Luego, con el primer once de septiembre, vimos juntos como uno a uno iba desgranándose esa pléyade de profesores de la escuela, como si alguien hubiese sacado, en palabras de Marinello: “el tapón de la artesa”.

Sin tapón, pero con sabiduría y prestigio, Marinello permaneció formando periodistas fotógrafos o fotógrafos periodistas, ya como profesor titular.

A ese destacado profesional y amigo recibimos (el 30 de abril de 2002), con admiración y cariño en este Centro Cultural Estación Mapocho que lleva años de experiencia en la gestión cultural, promoviendo las artes a través de aportes privados.

Con esta muestra también hicimos realidad la Sala de Fotografía Joaquín Edwards Bello, luego de un largo proceso en el que muchas personas y empresas estuvieron involucradas, lo que hoy nos permite avanzar un paso más en nuestra política de destinar espacios preferentes para las distintas expresiones artísticas.

Es un orgullo inaugurar esta sala con la muestra Fotodigrafías de Identidad de Marinello, fotógrafo y periodista.

Antecedente no menor en el sentido de que el periodismo es un ámbito que intenta reflejar o por lo menos acercarse a aquello que llamamos "realidad".

Sin embargo, o tal vez justamente a causa de esos coqueteos con la inasible realidad, es que Marinello echa mano de imágenes reales guardadas en archivo, para transformarlas en identidad subjetiva. Para lograrlo hace uso de la tecnología, del artilugio digital como puente entre apariencias que se encuentran en orillas opuestas. "Las herramientas digitales permiten unir las imágenes, recreando un tiempo y espacio propios del fotógrafo", en palabras del autor. 
 

Cuando hace unos años, mi hija Catalina llegó a la escuela de periodismo, Marinello ya estaba.

No me sorprendería que cuando alguno de esos esquivos nietos llegue a la escuela de periodismo, Marinello ya estaba.

Por ahora, mientras eso ocurre, disfrutemos de su arte.

1 comentario:

  1. Arturo, muy lindo ese texto, muy radicalmente cierto. Yo tendría una historia similar que contar, porque también cuando llegue a primer año de la Escuela de Periodismo de la UC, Marinello ya estaba.

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