20 diciembre 2022

ROBIN HOOD, ENTRE DICTADURA Y PANDEMIA



CENTRO CULTURAL ESTACIÓN MAPOCHO, UN CASO DE GESTION CULTURAL AUTOFINANCIADO 1990/2020

Ponencia para el seminario "Cases for Culture", 2 y 3 de diciembre 2022 en DRCLAS de la Universidad de Harvard.


El plebiscito del NO , en octubre de 1988, en Chile marcó no solo el final de la dictadura de Pinochet, sino también el regreso del protagonismo del mundo cultural en la Democracia que se avecinaba.  

El gobierno del Presidente Patricio Aylwin quiso reconocer el aporte de la gente de la cultura a su campaña y al anterior referéndum, recuperando la abandonada estación Mapocho y convirtiéndola en un importante centro cultural.  

La situación económica del Chile de los 90 no era buena. La dictadura había privatizado todo lo que pudo y las arcas fiscales estaban muy deterioradas, por lo que el gobierno decidió invertir USD 10 millones en remodelar en la estación y esperar que ésta auto financiara su operación como espacio cultural.  

Para ello, entregó su administración a una corporación sin fines de lucro, creada para tal efecto, en la que había participación del gobierno nacional (ministerio de Educación), el municipio de Santiago y entidades culturales permanentes de la república (Universidad de Chile, Fundación Neruda, Teatro Municipal, entre otras).  

La gestión estaría a cargo de un equipo muy reducido (un poco más de una decena de personas) dependiente de esa corporación, que tendría por misión mantener el edificio remodelado, difundir la cultura, sin recibir aportes públicos.  

Ese modelo, novedoso y arriesgado, funcionó durante 30 años bajo una orientación que Doris Sommer califica como de Robín Hood: “obtener recursos de los ricos para servir a los pobres”. Es decir, arrendar el monumental espacio para actividades comerciales (ferias, congresos, seminarios) a buen precio y re invertir esos ingresos en actividades artísticas y culturales (ferias del libro y la música, festivales de cine y teatro, residencias artísticas, conciertos, exposiciones de artes visuales).  

Destacan reuniones internacionales como Letras de España (1993); Expo Cumbre, durante la Cumbre de las Américas (1998); Cena de gala de la 21º reunión de líderes  de APEC (2004); ¡Culturas en el aire! experiencias de radios de pueblos originarios con DRCLAS (2005); Cuarta reunión de la red de Centros Culturales de América y Europa (2005), y la Sexta Cumbre Mundial de las Artes y la Cultura de IFACCA (2014). 

Algunos shows: Monsters of rock (1994); Orquesta Filarmónica de Israel conducida por Zubin Mehta (1997); Davis Copperfield (1997 y 1999); Serrat sinfónico (2004), y Los náufragos de la loca esperanza, del Thèâtre du Soleil, dirigida por Ariane Mnouchkine (2011).

Y las conferencias de Steven Hawkins (1997) y la premio Nobel Nadine Gordimer (1998).

En 2009, el centro cultural recibió el Premio Reina Sofía de Patrimonio y difusión cultural.

Todas las actividades entre 1996 y 2020 pueden revisarse en estacionmapocho.cl/memoria-anual/


El largo éxito del modelo -expuesto en múltiples seminarios y conferencias internacionales- se debió, entre otras, a la estabilidad de su política; el estudio permanente de sus públicos; la sobriedad de sus gastos; la fortaleza de sus comunicaciones, y la habilidad de su programación, muchas veces simultánea de actividades artísticas y comerciales, lo que enriquecía culturalmente a los visitantes de ferias comerciales e interesaba a sus productores.  

La auto sustentabilidad se mantuvo hasta finales de 2019, cuando un estallido social perjudicó gravemente a muchos espacios culturales, incluso quemando algunos, y atemorizando a organizadores y productores que debían arrendar la estación. La crisis se profundizó con la pandemia mundial, así el 17 de marzo de 2020, el centro cultural se vio obligado a cerrar sus puertas. Con ello no había actividades ni ingresos posibles. 

El directorio hizo gestiones con el ministerio de las Culturas y la Presidencia de la República, para recibir, por primera vez, una subvención estatal para, al menos mantener el edificio. La respuesta fue negativa y la administración debió reducir salarios, dejar de pagar gastos mínimos y endeudarse: sobrevivir dificultosamente con préstamos con garantía estatal a Pymes. A diciembre de 2021 la deuda con personal, proveedores y la banca bordeaba el millón de dólares.  

Esta situación provocó daños sicológicos y físicos al personal y un acelerado deterioro al edificio.  Hoy, el centro cultural apenas sobrevive y espera que las nuevas autoridades, finalmente logren incorporarlo a una subvención permanente a través del presupuesto nacional, lo que al menos no se alcanzó para 2023. 

Durante 30 años, las flechas disparadas a la manzana sobre la cabeza de Robin Hood hicieron blanco en la fruta. La envenenada flecha del COVID, acertó al corazón del modelo de autofinanciamiento del centro cultural.  

Habrá que buscar otro camino. 

Muchas gracias.









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