Cuando se vivía la euforia de la Enciclopedia de la Juventud, mi padre llegó un día con una colección de libros "que es mucho mejor" (y seguramente más económica). Se trataba de los 23 tomos de narraciones dirigidas a los adolescentes, escritas por el genio brasileño, Monteiro Lobato. Los devoré y aprendí Gramática, Historia, Literatura, Geografía... y sobre todo, a amar a personajes entrañables, niños, un abuela, una sirvienta de color, una muñeca llamada Emilia y al Vizconde de la Mazorca. Los ejemplares permanecieron en la "Biblioteca ANC" (así identificada con un timbre creado con un juego de imprenta especialmente solicitado) durante toda mi vida, con dudosas intenciones de hijas, hijos y otros potenciales lectores, hasta que, ya con 70 años en el cuerpo, un lunes 10 de mayo de 2021, la cama de mi nieta Matilde amaneció -como indica la fotografía- con pequeños trozos de papel. Había ocurrido el milagro y la noche anterior había iniciado la lectura del primer tomo de Monteiro Lobato. Proceso que simultáneamente iba deshaciendo, en fragmentos esa lectura maravillosa. Se sellaba así un pacto entre nieta y abuelo. Seríamos el primero y la última lectores de Naricita.
Mis padres tambien me compraron los 23 tomos de Noricita y recuerdo que eran de color rojo. Me encantaron y tambien aprendi historia, geogrfia u otros tems. Los lei mas de una ves y los recuerdo con carino. Preciosos recuerdos de ninez y juventud. Gracias por compartir.
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