23 diciembre 2016

LAS TESIS EN CULTURA Y EL NUEVO MINISTERIO


Una calurosa mañana del primer día del verano de 2016, la sala Eloísa Diaz de la Casa Central de la Universidad de Chile fue testigo de la premiación de las mejores tesis en cultura del año y una pequeña sala -la número 8- del Senado de la República, en Valparaíso, presenció la aprobación en general del proyecto de Ministerio de las Culturas por parte de su Comisión de Educación. Ambas sesiones fueron solemnes, con menos asistentes de los que deberían -la de la U de Chile- pero con un paralelo que debiera llevar a ambos a un encuentro feliz, para el buen futuro de la cultura nacional.


Mientras los cinco senadores aprobaban por un unanimidad el proyecto, el Ministro Ernesto Ottone daba a conocer su felicidad por las redes sociales. Ahora corresponderá a la Sala pronunciarse en general y a la Comisión, en particular al respecto. Se estima en el CNCA que durante el primer semestre de 2017, la Ley estaría aprobada.

A espaldas del monumento a Andrés Bello, siete investigadores chilenos recibían sus distinciones, los tres primeros por tesis doctorales, las agradecieron desde la distancia por sendos vídeos o imagenes transmitidas por skype. Señal de modernidad y a la vez de que en universidades de otros países hay más espacio para estos investigadores que debieran aportar al desarrollo de nuestra cultura, ojalá en Chile.

La danza, el pueblo mapuche y el patrimonio de Valparaíso ocuparon la atención de tres candidatos a doctores. Tres tema de indudable preocupación para nuestras políticas culturales. Mientras los estudiantes de magister escogieron las estéticas del exilio, en particular del teatro; el maltratado patrimonio del arte popular que descansa en el MAPA de la Universidad de Chile, y la participación de las audiencias relacionada con el consumo cultural. Tres enfoques que las políticas al respecto no deben descuidar.

Llamó la atención un premio adicional, a una estudiante de urbanismo, que fijó su atención en el patrimonio hidráulico del Chile central y su relación con la sociedad y la cultura. Una mirada transversal de un bien tan escaso como necesario.

Las intervenciones de cada uno de los galardonados fueron precisas y seguidas con mucha atención por un grupo formado por varias decenas de colegas, familiares y otros investigadores.

Fue ocasión propicia también para apreciar el despliegue coordinado del departamento de Estudios del CNCA, que a contar de estos trabajos debiera comenzar a plantearse cómo estos crecientes aportes de la academia deben dialogar con las políticas publicas y en particular con el nuevo Ministerio.

De la relación fructífera entre la academia y la institucionalidad que viene debieran surgir las nuevas políticas culturales, no olvidemos que corresponde, en 2017, renovarlas. También, como año electoral, y previo a un cambio de gobierno, estos estudios debieran nutrir además los programas culturales de los diferentes candidatos.

No faltaron, en el estudio sobre Valparaíso patrimonial, los guiños al nuevo alcalde porteño Jorge Sharp y lo que significó el movimiento ciudadano que lo elevó a la casa de calle Condell.

Tal vez estemos cerca de recuperar el diálogo que solía acontecer en el Chile pre dictatorial en que las universidades y sus centros de pensamiento eran decisivas en los programas de gobierno.

Ojalá esto sea más que un buen propósito de fines de año.

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