04 octubre 2008

PROPIEDAD INTELECTUAL Y PATRIMONIO CULTURAL

Conferencia en el SEMINARIO INTERNACIONAL DE PROPIEDAD INTELECTUAL 2008 organizado por la PDI. 3 de octubre 2008.

Agradecimiento y confesión. En primer lugar, debo agradecer la Invitación de la Policía de Investigaciones de Chile a este Seminario y confesar que mi presencia aquí se debe fundamentalmente a la sorpresa grata que me provocó, hace dos meses, la aparición pública de la Brigada de Propiedad Intelectual de Investigaciones.


Me sorprendió que su Jefe reconozca en Artes y Letras del 3 de agosto que, hasta su creación, sólo se castigaba “la flagrancia” ya que “por tiempo y capacidad operativa” no se abarcaba el círculo completo de la piratería.
Qué ingenuos los legisladores que creyeron que endureciendo las penas a los piratas en la Ley del Libro se acabaría con el mal. Hay que crear leyes, pero también ocuparse de su “gestión”, dar recursos para que se cumplan.
Tanto, que me inspiró un sentido texto que publiqué entonces en este mismo blog: Libros, piratas y policías: http://arturo-navarro.blogspot.com/search?q=piratas+polic%C3%ADas

En segundo lugar, debo reconocer que el tema en el que se me solicitó participar, me pareció irresistible. Me llevó mentalmente y sin transición a la Universidad de Harvard, específicamente a la Widener Library (en la foto), dónde hace un par de años disfruté de una beca para escribir un libro, tiempo durante el cuál pude reflexionar sobre éste y otros temas, pero sobretodo, sobre la relevancia que tiene el conocimiento para el desarrollo de la humanidad y lo distantes que estamos nosotros ya no de un país, sino simplemente de una de las universidades destacadas de un país, en el terreno del conocimiento y la necesidad de preservarlo, protegerlo y estimularlo.




Desde los inicios de la humanidad, Bibliotecas y laboratorios son la única forma de generar conocimiento.
Y el conocimiento es botín de guerra…
Los países estimulan la investigación en centros universitarios y de otro tipo para ganar la carrera del conocimiento. Muchas veces no lo liberan hasta que ya se ha desarrollado un nivel superior (Internet fue primero de uso militar).
Los ejércitos victoriosos suelen llevarse cautivos los conocimientos de los derrotados. Lo hicieron los Estados Unidos con científicos alemanes que contribuyeron a la Bomba Atómica.
Lo hicimos los chilenos con la Biblioteca, laboratorios y otras especies científicas luego de la ocupación de Lima durante la guerra del Pacífico.


Pero, aún así, el desarrollo del conocimiento es DESIGUAL. Y se generan BRECHAS entre países desarrollados y países más pequeños que son muy difíciles de salvar.
De modo que los países más pequeños deben luchar no sólo con la ausencia de Investigación académica, la ausencia de profesionales capacitados sino también hacer esfuerzos para no profundizar tales BRECHAS del conocimiento. O, al menos reducirlas o intentar mantener su dimensión.

Por tanto, es necesario PROTEGER el conocimiento generado.
Sin embargo, existe un conocimiento que no se deriva SÓLO de la investigación o las lecturas y estudios, sino también de otros aspectos más misteriosos como el talento de los creadores, la generosidad de la naturaleza o las culturas ancestrales.

Ello explica, por ejemplo, los dos chilenos Premios Nobel de Literatura, las Torres del Paine o la riqueza de la cosmogonía mapuche.

Mistral y Neruda usaron bibliotecas; los naturalistas que descubrieron la Torres se documentaron para estudiar su fauna, flora y clima, los antropólogos compararon la mapuche con otras cosmogonías para analizarla.

Este conocimiento, que no está sujeto a la BRECHA derivada de la investigación científica, constituye un patrimonio del país y genera una IDENTIDAD. La que, paradojalmente, está basada en la diversidad.

Lo que nos une es la IDENTIDAD.
La identidad de un país es todo aquello que lo hace diferente a los otros. Lo que inequívocamente nos hace distinguirnos de otros como chilenos y no suizos ni nepaleses.
Es decir, si queremos tener una “imagen país” primero hay que tener país.

Lo que nos distingue es la DIVERSIDAD.
La diversidad es un elemento presente en todos los países en el mundo global.
Chile es multicultural. Ya no hay casi sectores mono culturales en el mundo, homogéneas. Todos somos al menos hijos de dos culturas. Los hispanos en EE.UU., los turcos en Alemania, los marroquíes en España… Los hijos de la TV e Internet en Chile.

Con mayor razón entonces debemos proteger este conocimiento identitario y diverso.
Julio Cortázar lo graficó maravillosamente en un comic en el que un héroe como Fantomas debía luchar contra un maligno que pretendía quemar todas las bibliotecas del mundo, así podría dominarlo, porque perdería sus raíces y se desintegraría.
Porque además, este conocimiento identitario es valioso y en ocasiones IRRECUPERABLE.

También suele ser ENDÉMICO, es decir, permanente y exclusivo de un sector o una cultura. Que no se da en otras circunstancias, al igual que ciertas especies vegetales, como la Palma chilena.


¿CÓMO PROTEGER ESTE PATRIMONIO?
Los países para ello se dan leyes, en nuestro caso:
Las Definiciones de Política Cultural 2005-2010
El Proyecto de Ley que crea el Instituto del Patrimonio
La Ley de Fomento del Libro y la Lectura (1993), que pecó de una gran INGENUIDAD. Estableciendo penas para los “piratas” del libro pero sin establecer un organismo policial que las investigara y persiguiera. Olvidó que el hombre es un “animal económico” que justificaría la piratería por el menor precio. No hemos sido capaces –gestores culturales y policías- de instalar en el imaginario colectivo la condición delictual que implican la piratería editorial, fonográfica y audiovisual.


Se requiere entonces, para protegerlo, una doble acción:
1. Comunicacional : Muchas veces se trata de una acción contra intuitiva: convencer de algo que lógicamente no calza como comprar más caro; pagar por algo que ha sido gratis.
Es más fácil prohibir en la Biblia comer cerdo que explicar que la triquinosis puede matar.

2. Policial: Investigar el verdadero origen de la piratería y llegar al capitalista y al cerebro de la operación más allá del vendedor que es el último eslabón de la cadena y que muchas veces es protegido por los propios consumidores que lo ven como un asalariado que les permite escuchar música barata.


La complejidad de Internet.
El mundo virtual ha generado una nueva complejidad a la defensa de la propiedad intelectual. Hoy toda la información está prácticamente disponible y mucha gente aspira a que sus contenidos sean leídos. Se ha producido una REVOLUCIÓN del conocimiento y el problema es más bien ordenar, seleccionar, priorizar, sistematizar la información para poder utilizarla: “separar la paja del trigo”.
La sensación es que en una buena biblioteca (real o virtual) puedo escribir casi cualquier libro de casi cualquier tema.
Entonces se hace complejo también delimitar lo que es Propiedad Intelectual y lo que es Patrimonio.
Se produce el fenómeno de creación de un valor de conocimiento agregado, que tiene que ver con la capacidad de ver lo que otros no captan y de agregarle CREATIVIDAD: VAC (valor agregado de creatividad).


Los creadores y el VAC.
En este terreno, los artistas, los creadores (hombres de ocio), tienen ventajas comparativas respecto de los hombres de neg-ocio (el trabajo es la negación del ocio).
Tienen desventajas en cuánto suelen no ser capaces de valorizar su aporte al neg-ocio y por tanto ser minusvalorados por el hombre de negocios.
Por ello, surge la figura profesional intermedia del GESTOR CULTURAL, un hombre de acción que actúa como hombre de creación y viceversa.
Cada vez los artistas son más demandados por los empresarios (diseños de vasos de COPEC hechos por Mario Toral, por ejemplo). Necesitan de su creatividad porque ya todo se puede producir y a bajos costos (los productos son semi desechables). Lo que no se puede producir en serie en la creatividad también llamada innovación.

Defender la propiedad intelectual.
Por ello se hace indispensable defender esa capacidad intelectual de creación, no sólo para dar sustento a quienes trabajan en ello, sino para evitar copias, robos de ideas, plagios, suplantaciones, etc.
Incluso eso puede, en algunos casos, ir más allá de la voluntad de dejar su “propiedad libre” de algunos creadores. Es la sociedad la que debe velar porque estos procesos estén regulados.
En este plano propiedad intelectual y patrimonio se identifican. Ambos deben ser protegidos por el Estado


Cinco cosas que el estado debe hacer para proteger el patrimonio.
El fallecido profesor Mark J.Schuster (Preserving the built heritage. University press of New England. Hanover and London. 1997) plantea que hay cinco y sólo cinco cosas que el gobierno puede hacer –cinco diferentes herramientas que pueden usar- para implementar sus políticas de diseño urbano, incluyendo sus políticas de preservación del patrimonio inmobiliario. La intervención del gobierno en la preservación y uso sustentable del patrimonio continúa siendo una actividad necesaria en un mundo dependiente del mercado para la iniciativa y la inversión.


Reflexión final sobre las comunicaciones.
Cuando se descubre un acto de piratería, los medios suelen mostrar el decomiso, la destrucción de las especies, los volúmenes incautados.
No se informa sobre el daño individual que cada pieza pirata puede provocar: libros que se desarman al abrirlos, letra ilegible, textos incompletos, papel de baja calidad, CDs que dañan equipos reproductores, información equivocada en las carátulas. Tampoco del daño económico que causa al autor o editor que deja de percibir sus derechos.

Cuando se trata de robo de obras de arte, se suele mostrar sólo a sus “cuidadores” (particulares o responsables de museos) quienes por cierto amplifican o exageran el daño de cara a los seguros, reclamos al Estado, etc. Además, para demostrar que lo que ellos cuidan es de gran valor (y que son mal pagados, disponen de poco presupuesto)
Éstos, además prefieren acusar a “mafias internacionales” o “robos por encargo” para justificar más fácilmente negligencias de seguridad o descuidos funcionarios. Es más glamoroso que reconocer que quién robó fue un simple estudiante o un ladrón cualquiera.
Es necesario INVESTIGAR periodísticamente y no quedarse con las primeras versiones de los directamente afectados.

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