El tema es pertinente en el Chile de hoy. La opinión pública y sus voceros lo han abordado recientemente con algunas piezas de antología como: OVNIS EN VALPARAÍSO, de Pablo Allard, referido al proyecto-regalo de Niemeyer para el Centro Cultural de la ex Cárcel de ese puerto. Y otras de menor creatividad como el calificativo de “elefante blanco” que se han ganado (con más o menos méritos y en orden de aparición) el Teatro Pencopolitano de Concepción; el Centro Cultural de la sede del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en Valparaíso, y el Centro Cultural Palacio de La Moneda.
En lista de espera y con mote anunciado está el Centro Cultural Gabriela Mistral a lo que la autoridad ha contribuido, convocando a un concurso de arquitectura y declarándolo luego desierto, por estar en elaboración un Plan de Gestión para el mismo.
Mirándolo en positivo, esta exposición pública connotada críticamente denota aunque por ausencia o, como en el cacho, pidiendo “por abajo”, la existencia de otros grandes centros culturales que realizan su trabajo silenciosamente (desde el punto de vista de la crítica) y con resultados que pueden ser calificados de eficientes. Me refiero a Matucana 100; Balmaceda 1215; Biblioteca de Santiago; Teatro del Lago de Frutillar; Teatro Regional de Talca; Bodegón Cultural de Los Vilos; Aldea Intercultural Trawü Peyum de Curarrehue; Centro Cultural Estación Mapocho y algunos otros, de regiones, que se me escapan.
Qué tienen en común estos últimos que podría servir para que otros no comentan los mismos errores:
1. Lo primero es haber dispuesto ANTES de trazar siquiera una línea de su arquitectura, de un Plan de Gestión de lo que allí ocurrirá: Cuál es su misión; qué ocurrirá; cómo se financiará; cómo se mantendrá en el tiempo; cuales son sus públicos o audiencias a los que servirá y cuales son los intereses de dichas audiencias;
2. Lo segundo es resolver cómo se coordina con otros espacios existentes o proyectados; cómo se inserta en la Política Cultural del Estado de Chile. Cuál será la RED de apoyos en que se sustentará.
3. Lo tercero es prever su institucionalidad. De quienes dependerá, cómo se asegura la presencia en esa institucionalidad de sus audiencias, de sus financistas, de los creadores, de las agrupaciones culturales vecinas. En rigor, cómo se asegura institucionalmente una entidad permanente que pueda trabajar en el tiempo y proyectarse más allá de las autoridades que lo generaron o construyeron.
¿Cuáles son las Oportunidades?
- Una creciente conciencia nacional respecto de la importancia de la infraestructura cultural.
- Un Consejo Nacional de la Cultura y las Artes que puede apoyar proyectos de esta naturaleza a través de sus órganos directivos participativos y de sus funcionarios.
- Una Política Cultural y Programas de la misma orientados a la creación de centros culturales.
- La existencia de grandes audiencias o públicos huérfanos de espacios culturales para convertirse en audiencias permanentes de un espacio nuevo.
- La fuerza de autoridades locales conscientes que son la base desde la cuál se generarán este tipo de proyectos.
- La necesidad de tratar éste como un proyecto de desarrollo urbano, que abarca más que un centro cultural, sino constituye un impacto urbano en un sector abandonado y que lo convertirá en un polo de atracción y desarrollo.
- La oportunidad del Bicentenario.
¿Cuáles son los Riesgos?
- Los “starchitect” o arquitectos estrella no siempre son una idea brillante. Se les debe invitar cuando tengamos todo claro. “No hay arquitectos geniales, sin clientes geniales” (Frank Gerhy, autor del Guggenheim de Bilbao)
- La megalomanía. El proyecto no puede ser la pirámide de un faraón, por meritorio que éste sea en otras áreas.
- El multipropósito. El proyecto no puede satisfacer TODAS las necesidades. Hay que priorizar en base a los intereses del público y de las redes existentes.
Don Arturo, somos un pequeño grupo de personas interesadas en el arte y la gestión cultural (no todos artistas), deseamos crear una empresa cultural para fomentar el arte y cultura en nuestra zona y apoyar a nuestros artistas en sus diferentes expresiones, cuáles serían sus consejos para lograr constituir una empresa que pueda elaborar proyectos artístico-culturales y acceder a fondos y fuentes de financiamientos? en otras palabras cuál es la figura legal más propicia?
ResponderBorrarTenemos una gran inquietud pero nuestros recursos no son muchos. Sí están todas las ganas y el espacio físico, para trabajar por la cultura de la región.
atentamente, Cris Ogalde