25 abril 2013

LA CASA LARGA Y ANCHA DE CARMEN WAUGH


Se quedan cortos quienes, con justificado cariño y gratitud, ven en Carmen Waugh a una galerista pionera y la constructora del Museo de la Solidaridad. Fue aquello y mucho más: una imprescindible para muchos que hoy son destacados artistas y para la cultura democrática chilena. Pienso particularmente en su rol en los ochenta, de la mano de su emblemática Casa Larga.

Pionera en el barrio Bellavista, Carmen se instaló en una antigua casona que resultó premonitoria del desarrollo cultural que tendría el barrio cuando terminó la dictadura. Acogió exposiciones variadas, desde muestras de afiches sobre el medio ambiente a pintores consagrados, talleres permanentes de artes plásticas y una librería.

Desde esa instalación, convocó a los artistas plásticos para ilustrar el libro Porqué NO con que el comando respectivo quiso dar a conocer las razones del voto NO de decenas de escritores y artistas. Desde allí, Carmen, la gran convocante, colaboró y participó activamente en la construcción programática del futuro que, luego del plebiscito, inexorablemente vendría. 

La Casa Larga fue sede natural de innumerables reuniones con que el mundo de la cultura preparaba lo que serían las políticas en esta área de los gobiernos de Aylwin en adelante. Allí  presentamos, el 12 de junio de 1989, como lo recogió el diario La Época, con Carmen, María Maluenda, Eduardo Carrasco, Beatriz Ramírez y Jessica Ulloa los lineamientos del Programa cultural del PPD, partido entonces instrumental que reunía a la mayoría de los artistas y creadores que habían insuflado la Campaña del NO.  

Por ello, no extrañó que una vez recuperada la democracia e instalada la Corporación Cultural de la Estación Mapocho, fuera convocada a integrar su Directorio junto a el músico Jaime de Aguirre, el arquitecto del equipo de la remodelación Ramón López, el escritor Antonio Skármeta, la historiadora Lucía Santa Cruz, el Ministro de Educación Ricardo Lagos y el Alcalde Jaime Ravinet.

En recuerdo y gratitud a esa colaboración directiva, el Centro Cultural Estación Mapocho la propuso como candidata para ser homenajeada el Día Nacional de las Artes Visuales 2008, "por su imprescindible aporte al desarrollo y difusión del arte y los artistas chilenos e iberoamericanos, como también a la promoción de las artes visuales de América Latina en el mundo". Fue elegida por votación de sus pares para ser homenajeada, y la Ministra Paulina Urrutia la reconoció públicamente el 26 de septiembre de 2008.

Carmen siempre apoyó "casas" para  la cultura. A inicios de los 90, cuando comenzó a armarse el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, con Carmen Waugh a la cabeza, la periodista Yenny Cáceres en revista Qué  Pasa escribió "esta reconocida galerista conversó con Roberto Matta sobre el destino de los óleos que cedió a la Unctad. "Seamos salomónicos. Que uno se quede en el Bellas Artes y el otro pase al Museo de la Solidaridad", le dijo el pintor. Así fue como "Hagámonos la guerrilla interior para parir el hombre nuevo" (200 por 490 cm, 1970) pasó a formar parte, en calidad de préstamo, del Museo de la Solidaridad,  

Bien podía gestionar el destino de un Matta, como recomendar un buen grabado de Antúnez al amigo que buscaba un regalo de matrimonio. Y también ocuparse de incorporar esculturas a los patios del Palacio de La Moneda. 

Tampoco olvidaba detalle cuando se trataba de agasajar a un ser querido, como cuando "dateó" a quienes organizaban un masivo cumpleaños de su yerno, Ricardo Nuñez, en el sindicato de la ETC, de la pasión del político por las motos. Sorprendió a todos el ingreso de Nuñez, en plena dictadura, montado en su moto y luciendo una pertinente chaqueta de cuero.

La verdad es que recordaré a Carmen siempre dispuesta y disponible para escuchar, compartir y acoger. Sobre todo acoger en espacios amplios, largos, anchos y altos. Un mujer que acogía en tres dimensiones.

Y sin necesidad de anteojos especiales.

22 abril 2013

"¿Y LOS INFANTES DE TANTAUCO, QUÉ SE FICIERON?"



No sólo fue Mario Vargas Llosa, adalid cultural de la campaña de Sebastián Piñera quién recientemente se desmarcó calificando de "patético" a su antiguo candidato. Su Ministro Presidente del CNCA recibe propuestas para postularse como Senador y dar así comienzo a una expectante carrera política. En general, a quienes aparecieron como figuras del programa cultural de los grupos Tantauco para las elecciones de 2009, ya no se los suele encontrar en los pasillos de Ahumada 11, décimo piso, sede santiaguina del Consejo, ni menos en la que debiera ser su casa principal, en Plaza Sotomayor de Valparaíso. Casi como una negra premonición, el 27/F, la revista Qué Pasa publicó un reportaje sobre ellos titulado "El mapa cultural de Piñera", ilustrado por los mismos rostros que encabezan esta revisión, hecha más de tres años después.

La primera baja fue la gestora cultural Drina Rendic, a quién la revista daba como una de las personas más influyentes en esta área gubernamental; conocedora del Consejo desde su Directorio Nacional, donde fue designada inicialmente por el Presidente Ricardo Lagos y ratificada por la Presidenta Bachalet, se fue distanciando de Cruz Coke debido a la intención de éste de promover la creación de un Ministerio de Cultura, aunque no formaba parte del Programa de Gobierno. Franca, transversal y directa, Rendic se convirtió en tenaz defensora del modelo británico de Consejo o Arts Council.

Pocos meses -menos de tres-  duró Nicolás Bär, el primer Sub Director del Consejo, que salió de la noche a la mañana, por determinación del Ministro, alcanzando a refugiarse temporalmente en la DIBAM para luego anclar como Agregado Cultural en Washington.

Cerca de ahí, está el escritor Roberto Ampuero, otra de las caras del mundo artístico que apoyó a Piñera, instalado como Embajador en México, donde le correspondió acoger la muestra chilena que se envió a la FIL de Guadalajara y ver alejarse de la Embajada a otra ex Directora Nacional del CNCA, Cecilia García Huidobro, de quién se esperaba tuviera un destacado rol en el gobierno de la centro derecha.

El  narrador Jorge Edwards, al igual que Ampuero, alcanzó a ser designado como miembro de ese Directorio Nacional, al que ambos renunciaron, antes de ser enviado como Embajador a Francia.

El segundo Sub Director nombrado por Cruz Coke, Gonzalo Martin, dejó su cargo en diciembre de 2011, luego de que un informe de la Contraloría lo sindicara como responsable de las irregularidades en la contratación sin licitación de un consultor; ya estaba complicado por otro informe que estableció que Galia Díaz, una de las víctimas del accidente aéreo en Juan Fernández, no debió viajar a la isla porque estaba con fuero maternal.

El arquitecto Juan Lund, uno de los fundadores del grupo Tantauco de cultura, impulsor de la invitación a diversos agentes artísticos, patrimonialistas y gestores -partidarios o no de Piñera- para ser escuchados por el grupo programático, ocupa un discreto segundo plano en el área de infraestructura del Consejo, de la que fuera jefe a inicios de este gobierno.

Dos jóvenes gestoras que menciona QP, Tatiana Acuña y Alejandra Valenzuela, tuvieron un paso breve por el Consejo. La primera fue removida de su cargo de Secretaria Ejecutiva del Consejo del Libro por desafortunadas declaraciones en tuiter respecto de la dirigente estudiantil Camila Vallejo ("muerta la perra, se acaba la leva"), el 4 de agosto de 2011. Valenzuela, historiadora de la Universidad de Los Andes, fue removida de su responsabilidad en la organización de la presencia chilena en la FIL de Guadalajara y terminó apoyando dicha participación como Agregada Cultural en México, desde agosto de 2012.

Justo Pastor Mellado a quién, según QP, el propio Cruz Coke pidió "que escribiera una carta a El Mercurio anunciando públicamente su apoyo a Piñera: la nota fue publicada un día antes de la segunda vuelta y comentario obligado en el ambiente cultural". Después de ser mencionado como uno de los candidatos para suceder a Milan Ivelic en el Museo de Bellas Artes, finalmente asumió la Dirección del Parque Cultural de Valparaíso, dónde ha desarrollado una interesante gestión.

Magdalena Krebs, otra Tantauco, permanece como Directora de la DIBAM hasta dónde llegó por Concurso de Alta Dirección Publica luego de que fuera designada interinamente a inicios del gobierno. Sus antecesoras Nivia Palma, Clara Budnik y Marta Cruz Coke duraron, a lo menos, un periodo presidencial.


Con este panorama, no es extraño que poco o nada quede del Programa inicial de gobierno y la tensión existente explique el porqué se estén dando mini crisis como la publicación de la Comisión Fílmica sobre sindicalización de cineastas, los aportes del Consejo a un proyecto educacional privado como el del Palacio Iñiguez o los cierres de espacios teatrales.

Toda crisis es una oportunidad y ésta es una excelente ocasión para que el Directorio Nacional del Consejo de la Cultura y las Artes resalte su existencia y ponga mano firme al timón. Finalmente, la política cultural de Estado debe continuar, aunque los "infantes de Tantauco" ya no estén.

Y el rey don Juan se vaya quedando solo.

TEATROS CERRADOS: ¿A QUIENES INTERPELAN.?


Recientes anuncios de cierres de salas de teatro en Santiago, han despertado una - muy necesaria- inquietud en el mundo artístico. Dicha incomodidad parece ir más allá de la mera perdida de espacios y se ha llegado a clamar por una nueva política cultural.


En efecto, si de protestar por pérdida de espacios artísticos escénicos se trata, hace tiempo que debiera haberse incendiado la pradera que circunda al CNCA y a su Presidente, responsables directos de la postergación indefinida de la gran sala de artes escénicas y musicales del GAM; del prolongado cierre por licitación defectuosa del Teatro Oriente;  de las turbulencias de la sala principal de Matucana Cien debido al consistente recorte presupuestario público a dicha Corporación; de la demora en aprobación de los fondos regionales del Teatro del Bío Bío, por deficiente negociación con las autoridades de la zona, y alguna otras obras más anunciadas que concretadas.

Por ende, si la solicitud, expresada en reuniones masivas, redes sociales, agrupaciones gremiales y sueltos de prensa apunta a razones más de fondo, es necesario discriminar hacia quien o quienes va dirigida la demanda, a quien se apela.

Año electoral, al fin, es evidente que la apelación escapa meramente a las autoridades vigentes, más aún si consideramos que los últimos dos ministros presidentes del CNCA provienen precisamente del mundo del teatro, son actores.

De lo escuchado, se desprende que existe una apelación a los posibles responsables de las políticas culturales en el gobierno que vendrá, los que indudablemente prestarán oídos raudos al clamor, más aún cuando varios de los voceros gremiales ya han expresado su simpatía legítima por una candidatura, la de Marco Enríquez.

Otra apelación, un poco curiosa, es a quienes les va bien en el mundo de las tablas: los actores y actrices de la televisión abierta y aquellos que verano a verano reflejan un mundo teatral pujante y diverso: financistas, organizadores y participantes de FITAM.

Sin embargo, la interpelación más certera va dirigida al FONDART, expresada en una frase de Alfredo Castro "yo me pregunto para qué el FONDART me da plata para armar este centro si después me dice que no hay plata para sustentarlo. Es absurdo y significa no entender lo que son las políticas culturales". Y otra de Marco Antonio Coloma: "Más formación de público y menos fondartpendencia".

Es una crítica con domicilio conocido. Y responsables legales: la ley que creo el CNCA entrega a su Directorio Ncional la principal autoridad para determinar los ítems que los fondos concursables preferirán y lo constituye en tribunal supremo para las apelaciones a los concursos realizados.

Es ese Directorio el que debe responder a la pregunta de Castro y, si la estima pertinente, modificar los criterios de asignación de recursos, entregando montos superiores a quienes deben mantener una estructura que se fundó con esos mismos fondos en años anteriores.

Afortunadamente, este Directorio no termina su mandato el 11 de marzo de 2014 y tiene entre sus integrantes a personas representativas de la sociedad civil que deberían asumir las demandas de la misma.

Mecanismos hay varios, el más inmediato, la Convención Nacional de 2013, en la que se espera sean superadas las  "asimetrías" denunciadas al culminar la Convención de Valdivia, en agosto 2012. Es decir, que las autoridades -y no sólo el Ministro Presidente- estén presentes y se hagan cargo de las propuestas que afectan a los fondos concursables.

Otra instancia es la postulación de personas al Comité Consultivo Nacional, que están abiertas. Finalmente, queda la posibilidad de postular a miembros para el 50% del Directorio que se renueva en 2016. Es decir, las instancias de participación están abiertas. La pregunta es por que no se utilizaron antes.

Por ejemplo, por que los gremios artísticos no hicieron oír su voz -en 2012- cuando el actual Directorio fue integrado sólo por hombres y poco se veía entre ellos una sensibilidad hacia las demandas que hoy expresan dramáticamente -cerrando espacios- actores y administradores de los mismos. Quizás podrían reponder por la confianza que les daba el hecho de tener un actor como Presidente del CNCA o porque la misma autoridad se comprometió con ellos en la incierta aventura de incorporar a las Pymes culturales entre los beneficiarios de la Ley de Donaciones.

A la luz de los resultados, podemos ver que la frustración por lo anterior agudiza el tema de las salas cerradas. Si sumamos lo del año electoral, tendremos un panorama más que movido.

Y no sólo en artes escénicas. Hay temas patrimoniales que no dan más -Palacio Iñiguez, por dar un ejemplo- y que requieren de una normativa que no puede esperar el largo debate del eventual Ministerio de Cultura, que, a juzgar por lo trascendido, tiene mucho de saludo a la bandera, cumplimiento de promesa electoral y liberación del Ministro Cruz Coke para que pueda enfrentar sus ya inocultables aspiraciones políticas.

En consecuencia, parecen estar dándose las condiciones -como en los noventa- para que la discusión sobre políticas culturales provenga desde las bases del mundo de la cultura, y sean estas las que lleven sus aspiraciones hasta los Programas Electorales, el Parlamento y las futuras autoridades.

Sin dudas, y arriesgo un juicio discutible, estas políticas, como en otras áreas que ya se expresan - salud, educación, ciencia-  demandarán una mayor cuota de Estado y de financiamiento público, sin arriesgar las amplias cuotas de participación que lograron las movilizaciones de artistas y gestores en los noventa.

Como entonces, no hay otra senda que discutir, discutir y discutir... Hasta lograr los consensos que permitan pasar a una etapa superior del desarrollo cultural chileno.

15 abril 2013

CRISIS, FUSIONES Y DIVERSIDAD EN EL MUNDO EDITORIAL


Debido al impacto del libro digital y, sobretodo, a la crisis europea, se anuncian nuevas fusiones o simples adquisiciones en las principales editoriales del mundo, de habla inglesa –quedaran cinco grandes- y castellano¿cuántas quedarán? El mapa editorial se re ordenará como el de los bancos, los supermercados… todo lo demás. Tendremos a unos pocos grandes, cada vez más grandes, y unos muchos, cada vez más, chicos que expresarán la diversidad que una industria cultural, por definición, debiera promover. El tema es cómo sobreviven los pececillos en un mar de tiburones. Mar que además comenzará a llenarse de muy pocos autores con enormes tiradas y aplastantes campañas de marketing. 


¿Quiénes perderán? La primera pérdida podría ser la diversidad, la multiplicidad de enfoques, creaciones y pensamientos que solían expresar las editoriales.

¿Cómo se evita la pérdida de aquello? Lo primero que se nos viene a la mente es evitar que los autores se entreguen a los cantos de sirena de los grandes editores. Pero ¿cómo podemos exigir a Simonetti, Edwards, Ampuero, Serrano, Allende, Rivera que no firmen suculentos contratos con los que han soñado toda una vida? ¿Podemos sugerirles siquiera que rechacen la gigantografías a tamaño natural que adornaran las librerías, o los afiches desproporcionados en el metro y grandes tiendas?

Pienso que sería más adecuado pedir esta cruzada a los otros posibles derrotados, los lectores. ¿Cómo?

Primero, que así como se está pidiendo cuotas de pantalla para el cine chileno, prefieran las editoriales nacionales, obviamente porque éstas han desarrollado un amplio catálogo, con temas cercanos y autores relevantes que parecen invisibles para las transnacionales (o sea, que no venden cifras con más de tres ceros).

Segundo, que no se pierdan en campañas engañosas y estériles como la eliminación del IVA. Hay demasiados estudios serios que demuestran que la ausencia del impuesto no afectaría los niveles de venta de libros, por el contrario, los recursos que por él se recauden, pueden ir a esta cruzada de defensa del editor nacional. Comparen los precios de los libros de las transnacionales y de las pequeñas editoras chilenas. Allí está la diferencia, en el sello, no en el IVA.

Un mercado dominado por un par de grandes grupos de publicaciones sólo fomentará a las pequeñas editoriales, los blogs, las redes sociales, las fotocopias, los libros de farándula, autoayuda y otros pilares sordos de este mundo.

Si es así, las editoriales pequeñas, deben perseverar en publicar cada vez más títulos, cuidar las tiradas, agudizar su difusión por redes sociales, motivar a sus autores que participen del debate nacional, aliarse con universidades, centros de pensamiento y otros lugares de creación de ideas para nutrirse. Prefiero el editor que fustiga al autor remolón, antes que el que persigue al autor vendedor.

Si ha existido un boom de pequeñas editoriales, es por “Fuenteovejuna, señor”. Porque son necesarias y porque las grandes se han trasformado en un embudo donde cada vez salen menos autores.

Es evidente que restringir el número de autores editados no lleva a la extinción del escritor, por tanto, cada vez habrá más presión para que otros cumplan con el papel de quienes no lo están abordando. La fuerza de la creación literaria y de no ficción se desviará, evitando esta compuerta transnacional hacia pequeños arroyuelos locales.

No creo que el editor como profesional haya sido el capital de las editoriales. Siempre su capital ha sido su fondo bibliográfico, aquellos títulos que han sido escogidos y publicados gracias al trabajo de este profesional, que no es capital, sino asalariado al servicio de un emprendimiento, para multiplicar su valor.

En este escenario, cada vez será más tenue la diferencia entre el autor y el editor, así como más insalvable le brecha entre las transnacionales o multinacionales y la editoras locales.

Digo tenue porque las necesidades de grandes capitales para la edición son cada vez menores, los procesos de composición se han abaratado, las inversiones en papel se han acotado, el costo de difusión tiende a cero… el trabajo del profesional editor es cada vez más parecido al del autor: es un creador, que imagina un producto u obra, que motiva al autor a desarrollarlo, que lo acompaña en su proceso, que sugiere aspectos, que aporta investigación…

Por tanto, apuesto a la existencia de alianzas autor/editor, que imaginen obras, postulen a fondos concursables, sueñen circuitos de difusión y circulación… Es similar a lo que ocurre en otras áreas de la gestión cultural, las duplas de arquitectos/gestores que apoyan las obras de infraestructura; los dramaturgos/directores que conciben obras de teatro; los directores/productores que encabezan producciones audiovisuales… en fin, se abre una nueva manera de desarrollar una industria editorial.

Dentro del drama de la crisis europea, el “colonialismo” está de baja y han vuelto a mirarnos como hijos pródigos de los cuales sacar más tajada. Nuestra fortaleza de “colonizados” está en habernos forjado en la pobreza y no el despilfarro, por tanto, nuestras recetas son el auto financiamiento  las eloisas cartoneras, la gestión eficiente y no los territorios de ultramar desde dónde sacar oro.

Pero ojo, que tampoco vale pensar a la inversa, no es el momento de ir a hacerse la América a Europa. Ellos se van a recuperar y ojalá, para ello, sirvan nuestras experiencias y al final del túnel –si es que la crisis no es una realidad permanente- podamos establecer una relación equilibrada entre nuestras editoriales locales y aquellas locales que puedan surgir en la nueva realidad post crisis.

¿Qué ocurrirá con los gigantes de las publicaciones? ¿Con los que queden luego de esta guerra por devorarse mutuamente?

Habría que ver cómo reaccionan ante esta nueva realidad. Si la comprenden y destinan parte de sus utilidades a publicar autores locales, de pequeñas tiradas, es decir, reconvierten en cultura lo que excede de sus resultados comerciales, podrían conservar un espacio en el panorama de la cultura nacional, si no es así, debieran asumir su real estatus e identificarse como industrias del espectáculo y la entretención. Pero de editores de contenidos estimulantes y partícipes de la historia del pensamiento de la humanidad… Que eso lo dejen a quienes comienzan a hacerlo.

Una nota sobre la coyuntura chilena.

Si este es el escenario, si esta transición hacia el empoderamiento inevitable de las pequeñas editoriales ya comienza, Chile, como país, debe tomar medidas para acompañar, con políticas adecuadas, este proceso: más recursos para autores/editores que se inician; más estímulos para llegar a los lectores actuales y potenciales; más formación académica para los gestores editoriales que el sistema requiere; más apoyo las ferias del libro y que éstas se vuelvan más atractivas, en diseño, programa cultural y accesibilidad.

Es decir, una férrea alianza entre editores, lectores y políticas públicas para defender el papel que la industria del libro debe jugar en todo país civilizado.

11 abril 2013

LOS PRIMEROS PASOS DE UNA CAMPAÑA SOBRE CULTURA

El inicio de la campaña presidencial, con todos los actores y actriz presentes en el territorio nacional, ha provocado a lo menos un ritmo diferente en el debate cultural, hasta ahora un poco remolón. Una información del Observatorio de Políticas Culturales, publicada en El Mercurio el  lunes 8 de abril, reveló que un 80% de los proyectos de leyes culturales estaban incumplidos. De inmediato, se encendieron las alarmas en el CNCA para, al menos, destrabar la modesta aspiración del gobierno Piñera de dejar como legado un par de proyectos de ley presentados, no necesariamente convertidos en Ley. 

Pero el panorama no es halagador: la sala de diputados amplió el debate sobre la Ley de Donaciones Culturales al pedir incorporar en ella también el patrimonio natural. Resultado: comisión mixta y más demora. Mientras los artistas agrupados en la UNA alegan que aún esperan que el Ministro explique por qué "después de solicitar nuestra ayuda en el proyecto de donaciones culturales, de la noche a la mañana, cercenó parte importante de la propuesta. Recordemos que el gobierno retiró del proyecto de ley que modifica las donaciones culturales el artículo que iba a permitir a las Pymes artísticas presentar proyectos susceptibles de acogerse a este beneficio tributario. La UNA, que había trabajado en función de ver aprobado el proyecto, se enteró a través de la prensa del abrupto cambio del ejecutivo".

Tal vez, el día siguiente podría  ser mejor. El martes comenzó con un madrugador incendio en un edificio patrimonial, que poco a poco, en medio de las llamas fue develando a la opinión pública su verdadera identidad: no era sólo el espacio donde funcionaba la Confitería Torres, sino el Palacio Iñiguez, una edificación patrimonial de propiedad de una entidad educacional, el DUOC UC que lo tenía abandonado por tres o cuatro años, a pesar de múltiples notificaciones de ese impresentable estado, hechas por la Municipalidad de Santiago.

No se habían apagado aún las llamas cuando apareció el Ministro de Cultura en televisión revelando que había un proyecto público de inversión en dicho inmueble. Según la página web  del consejo: "se estaba terminando la etapa de arquitectura, restauración e ingeniería. Al finalizar este proceso se iban a mandar los expedientes al Consejo de Monumentos para comenzar las obras cerca del mes de julio. El monto aportado por el Consejo de la Cultura fue de $ 119.880.000 y el valor total invertido fueron $239.760.000. Se estimaba que las obras de reconstrucción del frontis estarían listas en aproximadamente 9 meses". Al calor de las cenizas y las cámaras, el ministro agregó que "se iniciarán un conjunto de análisis para determinar cómo se seguirá protegiendo el inmueble y ver si se deben aumentar los actuales fondos disponibles -240 millones de pesos- para reparar el palacio".

No sólo nos enteramos que hay fondos de todos los chilenos para restaurar un edificio patrimonial de propiedad de un instituto de formación técnica privado, que lo destinará inequívocamente a desarrollar su negocio educacional. Además, se estudiará, sin que nadie lo solicite, la ampliación de dichos recursos públicos. No se conocen planes de gestión del inmueble ni cómo se compensará a los chilenos por la inversión realizada. Tampoco cuál será la comisión que resolverá tal aumento, sólo se sabe que será tarea de "los equipos técnicos del Consejo Nacional de la Cultura, junto con la gente del DUOC UC y la Fundación Pro Cultura".

Se omite que existe una serie de instancias colectivas de participación en cultura para asignar los recursos y que esa discrecionalidad se toleró debido al terremoto del 27/F pero nada aconseja mantenerla. Tampoco se considera que existen muchos otros proyectos que requieren apoyos públicos y que no cuentan con el respaldo de una institución como el DUOC UC, que compró y recuperó el edificio Luis Cousiño en Valparaíso.

Parece que el cemento y los fierros de construcción despiertan un especial interés a la autoridad. El mismo día, se calificó como "histórico" un acuerdo muy anunciado del CORE del Bío Bío para continuar la construcción del Teatro Regional, proyecto que tiene más de quince años y que ha tenido sus últimos retrasos por el poco manejo de autoridades nacionales y regionales que no negociaron oportunamente con los consejeros regionales las necesidades de otras obras de la zona. Es decir, se aplicó una política de infraestructura exitosa de gobiernos anteriores, a una velocidad ralentizada por la escasa sensibilidad para recoger las demandas locales.

Alberto Jarpa, uno de los consejeros de Ñuble que inicialmente votó en contra del proyecto, sostuvo que "solicitamos postergación de la votación al intendente, pues todavía teníamos consultas a alcaldes y concejales, respecto de si estaban dispuestos a concentrar una importante suma de nuestro presupuesto en una sola obra. El intendente no lo estimó conveniente, pensando que tenía los votos”.

Hechas las consultas a los Alcaldes, hubo un “memorando de entendimiento”, donde se comprometieron dineros "para cuatro obras clave en Ñuble: los mil millones de pesos que faltan para una nueva licitación del Teatro Municipal de Chillán, el soterramiento de la vía férrea camino a Parque Lantaño, una tercera vía en la Ruta N-59 y el término de varios edificios consistoriales de la provincia”.

A pesar de ello, el ambiente electoral generó la alegría desbordante de las autoridades, que llevará a que (nuevamente) se ponga la primera piedra del proyecto. La verdad es que sólo se hizo la pega. Bien por el Bío Bío que tendrá su teatro regional después de los mucho más significativos retardos que implicó la insistencia en un proyecto previo, conocido como el Pencopolitano, que se resistió a morir, enamorado de un improbable diseño arquitectónico de Borja Huidobro.

En este ambiente pre electoral, ese mismo día, las tintas de impresión jugaron su rol. El sindicato de trabajadores del cine dio a conocer una carta en que denunciaban a una publicación financiada por el CNCA, prologada por el Ministro que dice que lo bueno de filmar en Chile es que «los productores y técnicos no están sindicalizados». Se trata del libro Shoot in Chile, un volumen publicado en inglés, editado por la oficina encargada de promocionar a nuestro país como locación privilegiada para filmar producciones internacionales, películas y comerciales.


Una avergonzada Comisión Fílmica salió a aclarar que "cuando el texto menciona que los trabajadores chilenos son “non-unionized” tuvo como intención aludir a que a dichos trabajadores no se les aplica el sistema de contratación norteamericana. Ante la falta de precisión, asumimos el error en la redacción y atendiendo a la inquietud que ha planteado al Sindicato de Técnicos de Cine (SINTECI) con quienes sostenemos un trabajo constante, informamos que realizaremos las gestiones necesarias para precisar y rectificar esta información en el libro”.

Es decir, que vengan tranquilos porque los sindicatos chilenos no tienen la fuerza de los estadounidenses... "no me ayude compadre".

Mientras eso ocurría, el mismo martes, al atardecer,  los integrantes del coro del Teatro Municipal cantaban su huelga en las calles.

Que la cultura está movida, es verdad, pero ésto sólo está comenzando..

01 abril 2013

SUGERENCIAS PARA UN PROGRAMA DE CULTURA


Estación Mapocho, sede votaciones mujeres 1964.
Foto Luis Ladrón de Guevara


Se acercan elecciones presidenciales en Chile y, con ellas, un importante paso previo: que los diferentes postulantes elaboren sus Programas de Gobierno. Tal tradición se ha cumplido hasta ahora en sendas comisiones que, alentadas por los partidos políticos, reunían a personas más o menos versadas y -más que menos- militantes, para escoger cuales serían las principales metas que se ofrecerían en cada área, al electorado. Una sabia lectura de la realidad social ha aconsejado que tales procesos se desarrollen esta oportunidad en discusiones abiertas, lejos de las habituales "cuatro paredes". Como lo que se critica son tales cenáculos y no la tradición de formular ideas para constituir un Programa, van aquí algunos esbozos de sugerencias para que las candidaturas las discutan y las tomen... o las dejen.

Todo gobierno que se inicia debe contar con las carencias de su antecesor. Y en cultura, el panorama del necesario "control de daños" es abundante. Por consiguiente, quién sea Presidente (palabra neutra que, según la RAE, puede ser ocupada como femenino o masculino), deberá: completar la segunda etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral, inexplicablemente demorada; reponer la glosa presupuestaria correspondiente a los centros culturales Matucana 100 y Balmaceda Arte Joven, que han debido padecer injustamente reducciones considerables; re establecer recursos e institucionalidad adecuada para el Plan Valparaíso, también interrumpido sin razones válidas; recuperar la diversidad del Directorio Nacional del CNCA, escuchando cuando corresponda, el 2015, sugerencias de la sociedad civil para que se incorporen a él una significativa cantidad de mujeres y representantes de las culturas indígenas.

Otra norma no escrita aconseja enviar proyectos de ley al inicio de los mandatos pues tienen un largo proceso legislativo. Enviar nuevos y/o asumir algunas de las iniciativas en curso. En este plano, debates recientes indican que se hace indispensable una legislación de apoyo al cine chileno, que atraviesa una etapa especialmente fructífera, aunque no todavía un despegue -a juzgar por los resultados de una encuesta de este mismo blog. Por ende, debiera legislarse para que se formen públicos para apreciar en sala  las creaciones nacionales. Caminos hay los tradicionales de constituir audiencias, como ocurrió con el teatro, o alguno más estricto como asegurar, por ley, cuotas de exhibición de películas chilenas.

Un camino semejante deberá seguirse para alimentar de públicos a la infinidad de centros culturales que, desde el año 2000 se vienen edificando en todo el país. Tres gobiernos construyendo con una misma perseverancia aconsejan que ha llegado el tiempo de enfatizar el uso de tales edificaciones tanto desde el punto de vista de su administración y gestión como del punto de vista de la creación de audiencias fieles y diversificadas. No se ha descubierto mejor estímulo a ello que la participación social, por tanto, debiera analizarse cómo se asegura la presencia de las audiencias en la manera cómo se gestionan los espacios que reciben fondos públicos.

El mismo criterio debiera comenzar a aplicarse en los recientes planes de recuperación patrimonial que -por ejemplo en iglesias- entrega recursos públicos sin solicitar planes de gestión ni menos organizaciones participativas que los gestionen.

Dónde tiene mayor visibilidad este principio es en los espacios municipales, que se han reforzado como aquellos de mayor cercanía con la gente, lo que han destacado alcaldes y alcaldesas elegidos por primera vez, que integraron a la cultura como una de sus áreas prioritarias. Una preocupación del futuro gobierno será la relación con el Teatro Municipal, dado que la Alcaldesa Tohá ha sido clara en señalar que se trata de una organización de alcance nacional, lo que debiera dar a la autoridad central atribuciones y nuevos requerimientos financieros.

Es efectivo que esa cercanía entre gente y cultura se va esfumando mientras más se asciende en la escala administrativa. Sin embargo, algunos gobiernos regionales y CORES han demostrado recientemente, como en el Bío Bío, que se interesan en tener una voz en la asignación de recursos para las artes en su región. Es probable que esta tendencia se mantenga e incremente.

Lo que no debiera permitir distracciones a nivel central es la designación, por parte del gobierno, de los directores regionales o del Sub Director Nacional del CNCA (tres o cuatro personas diferentes en gobiernos de cuatro años, en los últimos dos casos). Lo mismo debiera ocurrir en la designación de autoridades vecinas a las artes, como son las del patrimonio, para evitar que se vean a sí mismas como competidoras y no complementarias de la autoridad máxima de la cultura, instalada por ley en el CNCA. 

Más allá de aspirar a la armonía interna del aparato público en el Ejecutivo, que se ha pretendido sin éxito lograr a través del Legislativo, lo que corresponderá a un mandatario (a) alejado de las cuatro paredes, será reforzar todas las instancias participativas que, como en ninguna otra área de la administración pública, existen desde hace una década en cultura.

Por lo mismo, deberá ajustar su agenda legislativa a esa realidad y no a los deseos de determinadas autoridades. Tal como la realidad enseña que, en lo relativo a donaciones culturales, se está logrando un amplio consenso respecto de una legislación única en el país. No advertirlo llevó a una innecesaria enemistad pública entre los gremios artísticos y el Ministro, con alcances hasta ahora desconocidos. Sincerar el tema de las donaciones será de prioridad alta pues cada nueva demora se puede medir en cantidades de recursos privados que dejan de llegar a las artes.

Finalmente, como en los presupuestos más modestos, el o la Presidente que elijamos los chilenos deberá contar con un ítem de imprevistos -como fueron el 27/F y la tragedia de Juan Fernández en el mandato que termina- y por tanto, en un área como ésta, una buena dosis de creatividad y capacidad de reacción ante la adversidad debe formar parte del Programa que comenzamos a barruntar.